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Viernes, 29 de marzo de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

Reforma del sector de seguridad: la nueva misión española en Cabo Verde

Por Alberto Bueno*

En su comparecencia del pasado mes de julio ante la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados, el ministro de Defensa español, Pedro Morenés, destacaba una vez más la vital relevancia que tiene África para nuestro país en términos de seguridad y defensa.

Dicha relevancia y la consecuente influencia, tanto directa como indirecta, se ve reflejada en la implicación sobre el terreno de las Fuerzas Armadas (FAS) españolas en distintas misiones internacionales bajo el paraguas de la Unión Europea, las Naciones Unidas y/o la OTAN, amén de apoyos puntuales y concretos a países aliados (recordemos la operación francesa en Mali a comienzos de 2013, por citar tan sólo un ejemplo). Prácticamente insignificantes en número han sido las acciones unilaterales o bilaterales que ha desarrollado España en este sentido. Por éste último dato tiene especial significado el inicio de la misión española en Cabo Verde, resultado del acuerdo marco de cooperación técnico-militar suscrito de forma bilateral por ambos Estados.

A mediados del mes de septiembre, militares españoles se desplazaron hasta la pequeña república insular de Cabo Verde para comenzar esta nueva training mission. Su objetivo viene a encuadrarse dentro de las denominadas operaciones de "reforma del sector de seguridad" (RSS), donde se pretende el asesoramiento y adiestramiento de militares caboverdianos para la creación del núcleo inicial de la que será su futura "Unidad de Operaciones Especiales".

Los dieciséis militares de los Comandos y Servicios de las Fuerzas Armadas caboverdianas seleccionados serán los instructores de esta nueva unidad, conformando así su centro orgánico, cuyo alcance de capacidades operativas se espera para el año 2015. El propósito de esta cooperación militar es la creación de una "unidad de intervención rápida que sea capaz de actuar en cualquier escenario y en cualquier punto del país", constituyendo de tal modo una "unidad modular, flexible y rápidamente proyectable", en palabras del Coronel Jorge Martins, jefe de la Guardia Nacional caboverdiana.

Se pretende, por tanto, contar con una pequeña fuerza que se amolde al actual contexto de inestabilidad en la región, protagonizado por grupos terroristas o bandas criminales dedicadas al tráfico de drogas o de personas, sin olvidar el preocupante auge de la piratería en aguas del Golfo de Guinea, actividad criminal que ya supera las cifras registradas en aguas del Cuerno de África y del Océano Índico.

Miembros de la Fuerza de Guerra Naval Especial durante una visita del entonces Príncipe Felipe al buque Patiño desplegado en el Océano Índico

La misión se desplegará por un período inicial de dos meses y se desarrollará en la Escuela militar "São Jorginho" de Praia, capital del país. El destacamento español está compuesto por doce efectivos de la Armada: ocho miembros de operaciones especiales de la Fuerza de Guerra Naval Especial, dos Operadores EOD (siglas de Explosive Ordnance Disposal, esto es, militares artificieros con el cometido de la neutralización de explosivos) del Tercio de la Armada, y dos efectivos más de la Fuerza de Protección de la Infantería de Marina. La instrucción se centrará sobre todo en el asesoramiento a las autoridades locales militares, así como en la instrucción a estos ya citados dieciséis componentes del ejército caboverdiano en tareas de búsqueda y localización de explosivos, protección y seguridad de instalaciones y personalidades, además de en técnicas de operaciones especiales, quid de la misión.

Importancia geoestratégica de Cabo Verde y cooperación hispano-caboverdiana

Para comprender el porqué de la puesta en marcha de esta nueva misión internacional por parte de las FAS españolas hay que considerar la situación geográfica de Cabo Verde. En efecto, un mapamundi nos permite visualizar de manera nítida la posición geoestratégica que dicho Estado posee: situado a unos 1.000 km. al suroeste de las Islas Canarias y a apenas 450 km. frente a las costas de Senegal, este pequeño país es una plataforma geoestratégica clave en el tráfico marítimo entre África del Sur y Central con Europa, así como entre éstas dos regiones y América del Sur. Además, es la puerta de entrada al Golfo de Guinea, cuya importancia estratégica, a todos los niveles, queda exenta de duda: una zona marítima objeto de atención preferente en los últimos tiempos por lo comentado en líneas anteriores.

Esta posición geoestratégica, encrucijada entre tres Continentes, se ve acompañada de la soberanía de una vastísima extensión de agua, lo cual se traduce en un espacio marítimo de 700.000 km2, si sumamos su mar territorial, su zona contigua y su zona económica exclusiva. Sin embargo, la seguridad de este enclave geográfico y de su tan inmensa como vital área circundante se puede ver comprometida por la falta de medios y recursos de la Administración de Cabo Verde. Su defensa está a cargo de la Guardia Nacional y de la Guardia Costera, dividida ésta a su vez entre la Escuadrilla Naval y la Escuadrilla Aérea. En suma, los efectivos rondan los 1.200, para una población de algo más de 400.000 habitantes, según datos del Gobierno caboverdiano. Asimismo, el carácter insular y de archipiélago, fragmentado y disperso, dificultan enormemente las labores de vigilancia y de control efectivo del territorio.

No obstante, Cabo Verde puede ser un actor regional muy interesante, y erigirse, frente a la inestabilidad gubernamental del África Subsahariana, como aliado de confianza en corto y largo plazo: la República es considerada una referencia de normalidad democrática. Pese a las desigualdades económicas y sociales presentes, este país abandonó en 2007 la lista de "Países menos desarrollados" de Naciones Unidas, catalogándose en la actualidad como en vías de desarrollo, y su economía es apreciada como una de las más estables de todo el Continente. En este sentido, es interesante señalar cómo los contactos comerciales con España, muy especialmente con las Islas Canarias, son constantes y fluidos: nuestro país es uno de sus principales donantes y socios, tanto en términos de exportaciones como de importaciones, según datos de la Oficina de Información Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación Español.

Por todo ello, Cabo Verde en sí no entraña motivo alguno de preocupación para los gobiernos europeos. La inquietud viene dada por el temor a que el país pueda ser usado (y, por ende, también debilitado) como plataforma para todo tipo de tráficos ilícitos entre África, Europa y América: armas ligeras, drogas o personas, ante la incapacidad de las autoridades caboverdianas para controlar de manera efectiva su territorio, ‘concediendo’ este espacio de impunidad a criminales, o de no contar con los medios adecuados para hacer frente a tales amenazas. En relación con la inmigración, es importante señalar que Cabo Verde no es emisor en sí de inmigrantes irregulares, sino en relación a su posición como punto de salida hacia Europa o como escala hacia África para continuar el viaje hacia el Continente europeo.

Todos estos elementos convierte el país en una de las vanguardias de la lucha contra dichos fenómenos criminales, así como un área de necesaria estabilidad para el comercio mundial, incardinado como está en pleno corazón de las rutas atlánticas.

Ante tales coordenadas, la cooperación hispano-caboverdiana en materia de seguridad y defensa no es en absoluto nueva. El Gobierno de la República, consciente de su necesidad de mantener estrechos vínculos con sus vecinos dada la singularidad geográfica a la que ya nos hemos referido, ha potenciado y cuidado su política exterior. Gracias a ello mantiene estrechas relaciones de cooperación con la Unión Europea, con la que mantiene un acuerdo de Asociación Especial. España, por su parte, ha suscrito numerosos acuerdos en materia de migración, cooperación judicial internacional, ayuda al desarrollo o vigilancia conjunta de espacios marítimos con el Estado africano, en línea con algunas de las necesidades de seguridad comentadas en párrafos superiores. A través de diversos Memorandum of Understanding, y en lo tocante al ámbito de seguridad y defensa, se han suscrito numerosos acuerdos, donde cabe destacar las diversas reuniones celebradas en el marco de la Comisión Mixta de Defensa hispano-caboverdiana.

Podemos afirmar que las relaciones entre ambos países son excelentes, calificándose en numerosas ocasiones por parte de ambos Gobiernos que dicha relación es estratégica. Esta colaboración en materia de seguridad y defensa tuvo su episodio más reciente (amén de la misión objeto de este análisis) el pasado mes de junio, cuando el ministro Morenés visitó la República de Cabo Verde, tras su paso previo por Senegal (país donde tiene lugar la misión del ‘Destacamento Marfil’, cuyo objetivo es brindar apoyo a las misiones Africa-Led International Support Mission to Mali, AFISMA, y United Nations Multidimensional Integrated Stabilization Mission in Mali, MINUSMA).

En dicho viaje, además de una reunión con el ministro de Defensa Nacional caboverdiano, Morenés visitó la policlínica militar puesta en marcha gracias a la contribución española. Una ronda que tuvo su prolegómeno en el año 2013, primera visita de Morenés al archipiélago, cita donde se subrayó la importancia de reforzar las relaciones de carácter estratégico (incluyendo la formación de las Fuerzas Armadas caboverdianas) y también industrial entre ambos países. Encuentros bilaterales que se retrotraen en el tiempo y que así mismo se han celebrado en España con la visita de sus homólogos.

Una nueva contribución a la RSS en África

Con la puesta en marcha de esta misión en septiembre en Cabo Verde, son 883 (sobre un total de 1.748) los efectivos de las FAS españolas desplegados en África (sumando los más de 250 militares que participan de los Standing Maritime Group de la OTAN en aguas del Mediterráneo).

Entre las distintas misiones desplegadas en el Continente africano, una parte muy sustancial y que ha cobrado evidente protagonismo son las misiones dedicadas al refuerzo de las estructuras de seguridad y defensa, tal es el caso de la comenzada en Cabo Verde. La conciencia de que sólo la estabilización y una efectiva RSS pueden llevar a mejores cotas de seguridad, ergo, de desarrollo y de gobernanza, es plena. No en vano, la proximidad de las costas caboverdianas con las senegalesas convierten al país en un importante apoyo para las acciones en el África Subsahariana, una región a cuya "innegable importancia estructural" para nuestro país, se le une la "coyuntura crítica que atraviesa".

La literatura académica especializada viene haciéndose eco desde hace años de los problemas, estructurales unos, coyunturales otros, por los que atraviesa la región y las fuertes implicaciones que éstos conllevan. Tanto la Estrategia Española de Seguridad de 2011, como la más reciente y en vigor Estrategia Nacional de Seguridad de 2013 hacían referencia ya a estas cuestiones: en primer lugar, zonas de interés prioritario para España (recursos energéticos y alimenticios; relaciones comerciales y económicas; desarrollo humano); en segundo, regiones cuya estabilidad y seguridad son claves para nuestra propia.

Quizás la Directiva de Defensa de 2012 es uno de los documentos de políticas públicas donde de forma más clara se menciona esta situación, al referirse al Golfo de Guinea como un área de atención preferente y al afirmar que "no puede descuidarse la vigilancia, prevención y actuación, a la hora de controlar los males endémicos que desde el África Subsahariana se proyectan hacia el norte de ese Continente y acaban por afectar a España".

Miembros de las FAS en misiones internacionales (septiembre de 2014)Por tanto, y así fue también expresado en dicha comparecencia en sede parlamentaria, la solución a dichos problemas pasa por "una estrategia integral a largo plazo". Y es aquí donde la RSS cobra una gran relevancia como catalizador de una mejora en la gobernanza política, económica y, claro es, de seguridad. Afirmaba el Ministro en referencia al Sahel y al Golfo de Guinea: "el principal problema [...] es la falta de unas estructuras de seguridad nacionales y regionales eficaces".

Así, buena parte de los esfuerzos discurren en la actualidad con esta idea como leitmotiv: dos de las misiones más importantes desplegadas hasta el momento, las European TrainingMissions en Mali y Somalia, respectivamente, están dedicadas al entrenamiento y asesoramiento de los ejércitos de estos respectivos países, mientras que la "Eucap Nestor" y la "Eufor RCA" tienen como meta el fortalecimiento de las capacidades militares (también marítimas) en los territorios de actuación.

La misión de carácter bilateral en Cabo Verde contribuye a dichos esfuerzos. Y resulta igualmente positivo que sea España quien actúe de forma independiente (por más que una implicación multilateral sea siempre más deseable, conviene recordarlo) en pro de la consecución de estos intereses compartidos entre Cabo Verde, los países del entorno, España y la comunidad internacional. La creación y reforma de estos sectores de seguridad son un importante paso en pos de una mejor gobernanza, actuando sobre  la raíz de los problemas y actuando sobre sus causas subyacentes.

 

*Alberto Bueno es ayudante de investigación del Grupo de Estudios en Seguridad Internacional (GESI) de la Universidad de Granada.


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