Esta participación no solo representa un hito en la cooperación militar entre El Cairo y Ankara, sino que también culmina un proceso de acercamiento político y diplomático que se ha acelerado en los últimos años, impulsado por una conciencia compartida sobre la magnitud de los desafíos que azotan a Oriente Medio, que han alcanzado su punto álgido con la confrontación directa sin precedentes entre Irán e Israel.
Según el Ministerio de Defensa de Turquía, el ejercicio "Águila de Anatolia", cuya planificación comenzó en 2024, tienen como objetivo elevar el nivel de preparación para el combate y fortalecer la interoperabilidad entre las fuerzas aéreas de los países participantes. En la edición de este año participarán 7 países como actores activos: Estados Unidos, Azerbaiyán, Catar, Hungría, Jordania y Arabia Saudita, junto con Egipto y Turquía, mientras que otros 5 países asistirán como observadores: Brasil, Bulgaria, Malasia, Malí y Nigeria.
La importancia de la participación de Egipto no radica solo en ser la primera de su tipo, sino en la naturaleza misma de los entrenamientos. Las maniobras simulan escenarios de combate complejos y realistas, que incluyen misiones aire-aire y aire-tierra simultáneas, entrenamientos de guerra electrónica, apoyo aéreo cercano y ataques a objetivos sensibles al tiempo, lo que proporciona una plataforma ideal para el intercambio de experiencias entre dos de las fuerzas aéreas más grandes y avanzadas de la región.
Del distanciamiento al acercamiento: reajustando la brújula
Este paso militar llega como la culminación de un delicado y complejo proceso de normalización política. Después de años de tensión tras 2013, los indicios de acercamiento comenzaron a vislumbrarse en el horizonte a partir de 2021, impulsados por el deseo de ambos países de "resetear" los problemas y centrarse en los intereses comunes.
Este cambio se ha manifestado en una serie de encuentros de alto nivel, el más destacado de los cuales fue el histórico apretón de manos entre el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdoğan, durante la Copa del Mundo de Catar en 2022. A este gesto le siguieron el intercambio de embajadores y visitas presidenciales mutuas, la última de las cuales fue la visita del presidente Al Sisi a Turquía, que consolidó el retorno de las relaciones a su plena normalidad.
Tanto El Cairo como Ankara se dieron cuenta de que las anteriores disputas ideológicas ya no servían a sus intereses en un mapa geopolítico cambiante. En Libia, ambos países pasaron de apoyar a bandos rivales a buscar una solución política conjunta. En el Mediterráneo Oriental, ahora se exploran las perspectivas de delimitación de fronteras marítimas y cooperación energética, en lugar de la competencia que casi enciende una crisis regional.
Desafíos comunes imponen nuevas alianzas
Quizás el factor más destacado que impulsa este acercamiento es la conciencia compartida de los riesgos circundantes. Las tensiones entre Israel e Irán, que han pasado de la sombra a la confrontación directa, han creado una nueva realidad de seguridad que obliga a las grandes potencias regionales como Egipto y Turquía a reevaluar sus alianzas.
Ambos países poseen extensas fronteras marítimas y aéreas, intereses estratégicos en el Mar Rojo y el Mediterráneo Oriental, y comparten la preocupación por la posible expansión del conflicto y la desestabilización de toda la región.
Desde esta perspectiva, las maniobras "Águila de Anatolia" no pueden interpretarse de forma aislada de este contexto. Son un mensaje claro de que las dos grandes potencias regionales están trabajando para fortalecer sus capacidades de defensa conjuntas y coordinar sus posturas para hacer frente a cualquier amenaza potencial.
Los aviones egipcios y turcos que volarán juntos en los cielos de Konya no solo pondrán a prueba sus capacidades de combate, sino que también dibujarán los contornos de una nueva arquitectura de seguridad regional, que podría ser más capaz de contener crisis e imponer la estabilidad lejos de las polarizaciones internacionales.
En conclusión, la participación de Egipto en "Águila de Anatolia 2025" representa más que un simple entrenamiento militar de rutina; es la encarnación práctica de un profundo acercamiento estratégico y el anuncio de la entrada de las relaciones egipcio-turcas en una nueva fase de asociación, impuesta por los imperativos de la geografía, la historia y los desafíos del futuro común.
Ejercicios navales conjuntos
Las relaciones entre Egipto y Turquía han experimentado una transformación radical en los últimos tiempos, pasando de una década de distanciamiento diplomático y tensión a una fase renovada de acercamiento y cooperación. Esta transformación, impulsada por dinámicas regionales cambiantes y necesidades económicas internas, se destaca particularmente en el ámbito militar.
Estos desarrollos culminaron con la realización de un ejercicio naval conjunto entre el 27 y el 29 de mayo de 2025, en el que participaron la corbeta egipcia "ENS El Moez (981)" de la clase Gowind y la fragata turca "TCG Gökçeada (F-494)" de la clase Gabya. Este ejercicio no es un evento aislado, sino que forma parte de una serie de contactos militares de alto nivel que se han producido recientemente.
A principios de mayo de 2025, el Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas egipcias realizó una visita a Turquía, precedida por ejercicios conjuntos de fuerzas especiales en abril de 2025. Las discusiones sobre la cooperación en las industrias de defensa, especialmente en la tecnología de vehículos no tripulados, confirman que este acercamiento va más allá de los simples ejercicios para tocar aspectos estratégicos más profundos en el fortalecimiento de las capacidades militares de ambos países.
El acercamiento egipcio-turco no es solo una reconciliación diplomática, sino que representa una profunda transformación estratégica con grandes dimensiones geopolíticas. Las relaciones entre ambos países sufrieron una gran fractura después del derrocamiento del presidente Mohamed Morsi en julio de 2013, un paso que Turquía criticó duramente y consideró un "golpe de Estado", ofreciendo refugio a opositores egipcios.
Esta disputa llevó a una "guerra de palabras feroz" y a la reducción de la representación diplomática. Además, se resolvieron los puntos de disputa directos. Durante el período de distanciamiento (2013-2023), los intereses de ambos países chocaron en varios frentes:
Egipto apoyó al mariscal Khalifa Haftar, mientras que Turquía respaldó al Gobierno de Acuerdo Nacional reconocido por la ONU en Trípoli, lo que casi llevó a una "confrontación militar directa". Las tensiones también aumentaron sobre las fronteras marítimas y la exploración de energía, ya que Turquía firmó un acuerdo "provocador" con Libia, mientras que Egipto se alineó con Grecia y firmó su propio acuerdo de frontera marítima. Turquía también fue excluida del Foro del Gas del Mediterráneo Oriental (EMGF). Además, las posiciones ideológicas de ambos países chocaron, y Turquía apoyó a Qatar durante el asedio del Cuarteto Árabe, lo que intensificó el distanciamiento.
La transformación pragmática
Las variables regionales y las urgentes necesidades económicas y sociales de ambos países llevaron a una "transformación pragmática" que comenzó con hitos clave:
- Febrero de 2024: La histórica visita del presidente Erdoğan a Egipto, la primera desde 2012, puso fin de facto a una década de ruptura.
- 2024: Firma de 17 memorandos de entendimiento para impulsar el comercio y coordinar los asuntos regionales.
- 4 de septiembre de 2024: Reactivación del Consejo de Cooperación Estratégica Egipcio-Turco y celebración de su primera reunión en Ankara.
- 4 de febrero de 2025: Declaración conjunta de los ministros de Asuntos Exteriores que confirma la trayectoria positiva de las relaciones.
- Abril-mayo de 2025: Profundización de la cooperación militar a través de ejercicios de fuerzas especiales, visita del Jefe de Estado Mayor egipcio a Turquía y, finalmente, el ejercicio naval conjunto.
A la luz de estos últimos acontecimientos, es probable que veamos una profundización de la cooperación militar entre Egipto y Turquía, con más ejercicios militares conjuntos y visitas de delegaciones militares de alto nivel, además de una intensificación de la cooperación en las industrias de defensa, especialmente en el ámbito de los vehículos no tripulados, tanto terrestres como aéreos. Esta cooperación podría ir más allá del mero entrenamiento para incluir el intercambio de experiencias y tecnología, sentando las bases de una sólida asociación de seguridad.
Asimismo, el acercamiento militar podría conducir a una mayor coordinación de las posiciones políticas en asuntos regionales sensibles, como Libia, el Mediterráneo Oriental y el Cuerno de África. Esta coordinación podría contribuir a aliviar las tensiones existentes en estas regiones, pero al mismo tiempo podría crear nuevas alianades que preocupen a otras partes.
Este acercamiento también podría afectar a otras alianzas regionales, ya que podría llevar a Egipto a reevaluar sus relaciones con sus aliados tradicionales en el Mediterráneo Oriental (como Grecia y Chipre), así como con algunos países del Golfo Árabe, y podría llevar a Turquía a reevaluar sus relaciones con algunas partes de la región también. ¿Será esta transformación capaz de lograr la estabilidad deseada en la región, o añadirá una nueva capa de complejidad al panorama geopolítico? (Alex Ribeiro)
Foto: KC-135 Stratotanker repostando un B-737 AWACS con un F-16C Bloque 50M en primer plano






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