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"Los astilleros de la Armada cobran en trueque porque desconfiamos del dinero" afirma el ministro de Defensa uruguayo

(defensa.com) El ministro de Defensa uruguayo, Eleuterio Fernández Huidobro, hizo esta reflexión al ser cuestionado por la oposición acerca de las razones por las cuales la petrolera estatal Ancap pagó con cemento y bitumen embarcaciones construidas por la Armada.

Fernández Huidobro intentó explicar en el Parlamento el contrato firmado tiempo atrás entre  la Armada Nacional con la empresa que centraliza la producción de hidrocarburos, cementos, azucares y alcoholes en Uruguay, tras ser convocado por la Comisión Permanente del Parlamento. El senador opositor Luis Alberto Lacalle  citó al ministro para consultarlo a propósito de los costos de las barcazas fluviales para transporte de combustible y el contrato que tiene la Armada Nacional con dos empresas privadas, Nitromar S.A y Galictio-Tiferey, un consorcio uruguayo-español.

El ministro respondió unas 15 preguntas, las más urticantes referidas  al contrato firmado con Ancap hace casi 5 años para construir tres barcazas aptas para el transporte de combustible y un remolcador/empujador. En 2011, la Auditoria Interna de la Nación había revelado irregularidades cometidas por el Servicio de Hacienda y Contabilidad de la Armada con respecto a ese contrato.

Tanto Lacalle como el también opositor  senador Ope Pasquet cuestionaron al titular de Defensa sobre este tema, aduciendo que el contrato no se había cumplido porque Ancap se negó a recibir el remocaldor Ki-Chororo de la propia Armada- cuya entrega, en 2013, derivó en una suerte de acto político a favor de la candidatura vicepresidencial del entonces presidente de la petrolera, Raúl Sendic Jr.- problema que resultó en la imprevista contratación de servicios privados.

Asimismo, la estatal pagó una parte de las obras con cemento y bitumen, lo que también fue cuestionado.A pedido del ministro, el director del Servicio de Construcciones, Reparaciones y Armamentos de la Armada, C/N (CIME) Gonzalo Leoni, expuso ante los legisladores que el remocaldor citado habría sido entregado en tiempo y forma en mayo de 2013, como lo establecía el contrato. “Hubo diferencias técnicas con ingenieros de Ancap  que no hacían a la imposibilidad de la navegabilidad del empujador /remolcador. Mediante pruebas el empujador fue aceptado y recibido”, afirmó Leoni.Las tres barcazas y el remolcador con una inversión estimada de 12,5 millones de dólares, terminaron costando 14, 8 millones. El contrato estipulaba que 150.000 dólares se pagaran en especies.

El proyecto insumió el equivalente a  479 toneladas de cemento y la Armada consiguió, en noviembre de 2012, que Ancap le abonara parte de esas toneladas en dinero, tratándose de una cantidad de material dificil de utilizar.No obstante, Lacalle dijo seguir “manteniendo esa curiosidad acerca de la utilización de especie (materiales) y no de dinero”. “Si hay alguien en Uruguay que tiene dinero es Ancap”, señaló el senador, tras responder días atrás el grupo un pedido de informes de gastos de una de sus subsidiarias azucareras durante los últimos  7 años, que se elevó a 700 millones de dólares. Fernández Huidobro justificó la decisión de cobrar con materiales, porque la economía camina  “hacia el trueque” por “dudas hacia el papel moneda que anda circulando por el mundo”.

No se descarta la posibilidad de tener que pedir más explicaciones al Ministerio de Defensa en el Parlamento, luego de que, fuertes pujas dentro del oficialismo hicieran que el Jefe de Asesores del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, el Lic. Andrés Copelmayer dirigera una carta abierta por redes sociales y publicada por la prensa, a sus correligionarios, reprochando a correligionarios  las acusaciones a su cartera y la de Economía por el escándalo Pluna en la propia interna gubernista , mientras esos ministerios y sus legisladores afines,  guardaron silencio durante la gestión del ex ministro Bayardi "cuando se destapó la olla en medio de gran corrupción interna", según el funcionario.

Se refiere, no solo a la  criticada compra de fragatas obsoletas portuguesas clase Joao Belo para la Armada- cuya comisión técnica la desaprobó- sino a la de una serie de lanchas livianas Boston Whaler para usar en la MINUSTAH al triple de su precio, objetada por otra firma licitante,  Rosoboronexport, y desconociendo al Tribunal de cuentas, en 2008, cuando también  estaba el almirante Fernández Maggio al frente de la Armada, luego procesado por corrupción, junto a parte de su staff.

Es la primera vez que desde el gobierno se admite corrupción dentro de un Ministerio de su mismo signo político. (Javier Bonilla)


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