En su discurso de despedida, el General de División José Vizcarra Álvarez fue enfático al expresar su malestar por su sorpresivo relevo como Comandante General del Ejercito del Perú al manifestar que “está el sinsabor que trae consigo un relevo inesperado, al menos para mi persona, a tres meses de haber asumido el comando, sin explicación alguna de parte de quienes tendrían la obligación y el deber moral de haberme comunicado oportunamente tal decisión”.
En relación a los Procesos de Ascensos, Vizcarra Álvarez dejo en claro que no se permitió injerencia alguna al señalar que “fue desarrollado con una visión estrictamente institucional no permitiendo en ningún momento ninguna intromisión de índole externa de ningún tipo; habiendo obtenido el grado inmediato superior, aquellos oficiales, técnicos y suboficiales que ocuparon una vacante en función a sus méritos y a la apreciación exhaustiva y responsable de los respectivos comités, en base a decisiones consensuadas y totalmente éticas y justas”.
Lo expresado por el General Vizcarra Álvarez, durante la ceremonia oficial de su pase a retiro, realizada en la sede del Cuartel General del Ejército, confirma que su relevo, y el del Comandante General de la Fuerza Aérea, General del Aire Jorge Chaparro Pinto, fue sorpresivo, no debidamente realizado y, como informamos previamente en defensa.com, poco usual, dado que ambos habían asumido sus cargos a inicios de agosto pasado, por lo que de acuerdo a la normativa vigente aún tenían dos años de gestión.
Más grave aún, ambos Comandantes General fueron relevados, de acuerdo a diversas informaciones, debido a que no estuvieron de acuerdo con la propuestas del Poder Ejecutivo, que trato de ejercer presión, para ascender por un lado a oficiales que no habían sido propuestos por las Juntas de Selección en los Procesos de Ascensos para Oficiales Generales y por el otro a evitar que ciertos oficiales fueran incluidos en la lista de pases al retiro, así como a que habrían expresado su disconformidad con la disposición de que las Fuerzas Armadas intervengan en apoyo a la Policía Nacional del Perú, con el objetivo de asegurar el control y el mantenimiento del orden interno, así como para prestar apoyo en la ejecución de operaciones policiales a las Regiones Policiales de Lima y Callao.
