¿Desea recibir notificaciones de www.defensa.com?
X
Sábado, 27 de julio de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

¿Qué hará Israel después de la guerra en Gaza?

En los días anteriores a escribir este artículo se han producido dos interesantes comentarios sobre la guerra entre Hamas y el Estado de Israel, que nos plantean interesantes cuestiones sobre el futuro de la región. El ministro de Defensa de Israel en un comunicado público acusó a su primer ministro de no tener un plan, ni para ganar la guerra en Gaza y mucho menos para gestionar la posguerra.

Este comentario ha generado una gran ira en las filas del Likud, que apoya a Netanyahu, pero el planteamiento sigue siendo válido. ¿Para qué esta Israel en Gaza y qué va a pasar cuando se acabe la ocupación? El segundo comentario critico venía de la Autoridad palestina: el presidente Abas acusaba a Hamas de no tener un plan y de procurar generar violencia sin más objetivo político o estratégico. Las guerras hay que evaluarlas en términos de cuál era la misión.

¿Para qué Netanyahu ha enviado sus tropas a Gaza? Si la respuesta era eliminar la capacidad de combate de Hamas o, digamos en plata, destruirlo físicamente, por lo que sabemos todavía quedan batallones en activo, a los que hay que añadir los que suponemos que se han marchado para continuar su guerra en el futuro, así que, a pesar de todo el destrozo, Hamas continuará existiendo y en un año de reclutamiento habrá recompuesto sus fuerzas, voluntarios y apoyos no le van a faltar.

Si era recuperar a los rehenes vivos, tampoco se ha conseguido el objetivo; si era hacer una demostración de fuerza que atemorizase tanto al enemigo que nunca volviera a atacarle, tampoco parece que se haya conseguido. Es decir, no se ha conseguido nada positivo a futuro, salvo que el objetivo fuera la satisfacción personal por el castigo infringido, que al final parece que es el único resultado obtenido.

Pero, ¿qué queda después de la batalla, después del daño que se ha producido entre los dos bandos contendientes? ¿Qué ha ganado Israel en esta guerra y qué ha perdido?; y, asimismo, ¿qué ha pasado con Hamas y Palestina? Este es el análisis interesante de cara a futuro. Se trataría de averiguar si esta tragedia conducirá a un escenario más positivo, aun reconociendo lo complejo de este término en la zona, o a uno más negativo.

Israel puede tener dos objetivos alternativos existenciales a futuro. Sobrevivir en permanente estado de guerra contra sus vecinos, y para ello necesita a Washington y por supuesto una cierta solidaridad occidental, y que sus enemigos no se vuelvan más fuertes; o generar un cierto espacio de convivencia donde todo el mundo respete el derecho a existir del otro.

A día de hoy ambas posibilidades se presentan bastante inviables, lo que supone una tragedia para Israel, que tiene mucho más que perder, frente a los que han perdido casi todo. Es imposible entender todo este conflicto sin Irán, pero tampoco podemos caer en el error de pensar que todo lo que ha pasado alrededor de Israel en estos últimos cuarenta años tiene que ver con la acción terrorista de Irán.

Hay circunstancias que son producto de la irresoluble voluntad de ambas partes de prevalecer sobre el otro y esto hace inviable la paz y la seguridad. ¿Qué hace falta para que ambas comunidades desistan de sus diferencias, que los palestinos reconozcan el derecho de Israel a existir en sus territorios históricos y que los palestinos puedan existir sin necesidad de atacar Israel y tener un reconocimiento internacional? 

Seguramente la respuesta es que no hay respuesta. El reconocimiento de los territorios palestinos no solo es un gran error estratégico, sino que, además no va a traer más seguridad, pero es muy difícil luchar contra la televisión y la información o desinformación que se ha generado. Convertir a un enemigo, por muy malvado que sea, en un mártir no es una buena decisión.

Si no mantenemos firmemente que solo la paz y la seguridad pueden conducir a un reconocimiento oficial que debe ser mutuo, estaremos desprotegiendo a Israel, el Estado atacado. Es decir, no se puede reconocer Palestina sin que esta reconozca a Israel y viceversa, porque es a ellos a quienes más afectan estas decisiones y es en esta línea en la que Occidente debe trabajar. Lo demás daría a entender que se pone a un mismo nivel al terrorismo que inició esta guerra con un ataque atroz con el derecho de autodefensa que asiste a cualquier país.

¿Deberíamos sentir compasión por el régimen nazi cuando sus ciudades eran masacradas por los aviones aliados? Nadie dudaba de que la destrucción de Alemania era la única forma de ganar la guerra, pero si Roosevelt hubiera tenido enfrente la televisión y Twitter, con una adecuada manipulación de Goebbels, la situación habría sido muy diferente. Llegados a este punto, lo más importante es que los mensajes sean claros.

La guerra no ha sido exitosa, no ha conseguido sus objetivos, ni va a traer más paz y seguridad. Si Israel se queda en Gaza volverá a sufrir como en el pasado y si se retira tendrá a un territorio que solo ha acumulado más odio contra Israel y que encontrará apoyo para continuar su lucha. Es decir, el objetivo último de la misión no se va a conseguir.

El objetivo primario de recuperar a los rehenes hace muchos meses que pasó a segundo término, y es lógico, ya que la gran mayoría de ellos han sido asesinados. Se trata de evitar que algo así vuelva a repetirse. Necesitamos proveer seguridad a Israel, y a continuación a los territorios palestinos. Luego es necesario un acuerdo de territorios que posibilite el desarrollo económico y social de los territorios palestinos.

Sin desarrollo no hay futuro para nada más que la guerra. Nadie en Israel puede creer que este estatus se va a mantener siempre. Algún día Palestina será un estado e Israel debería prepararse para este hecho y ha de asumir que, por muy sólidos que sean sus cimientos, la multiculturalidad será cada vez mayor en el país. Es cuestión de tiempo, algo contra lo que no se puede luchar.

Por Enrique Navarro

Presidente MQGloNet


Copyright © Grupo Edefa S.A. Prohibida la reproducción total o parcial de este artículo sin permiso y autorización previa por parte de la empresa editora.