En un importante refuerzo a la seguridad en el sur de Colombia, llegó al aeropuerto Antonio Nariño, ubicado en el municipio de Chachagüí, un sistema de artillería de 155 mm que fortalecerá la “Operación Cordillera”, en el departamento de Nariño. Transportado en un avión C-130 Hércules de la Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC), tiene como objetivo aumentar las capacidades operacionales del Ejército Nacional de Colombia en la región.
La llegada de este sistema de artillería se da en un contexto especialmente crítico, marcado por la confrontación armada ilegal entre las disidencias de las FARC, conocidas como los "Franco Benavides", y el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Estos grupos armados se disputan el control de economías ilícitas, lo que ha generado una situación de violencia persistente que afecta gravemente a las comunidades en la región.
Con este despliegue el Ejército de Colombia refuerza su presencia en las zonas más afectadas por estos enfrentamientos, con el propósito de garantizar la seguridad y el control territorial. Este sistema de artillería de 155 mm permitirá una mayor capacidad de respuesta frente a las amenazas de estos grupos armados, mejorando la efectividad de las operaciones militares en la región.
En la actualidad, el Ejército Nacional de Colombia cuenta con un total de 13 obuses de 155 mm x 52 calibres APU SBT V07-10, piezas que fueron adquiridas en el año 2007 a través de una oferta presentada por General Dynamics Santa Bárbara. Estos obuses fueron fabricados en el año 2006, y su adquisición se formalizó tras una visita a la fábrica de la empresa y la firma del contrato en febrero de 2007.
Las pruebas de recepción de los obuses y la munición se realizaron en septiembre de ese mismo año, y las piezas fueron asignadas a partir de 2008 a diversas unidades militares, entre ellas el Batallón de Artillería No. 10 “Santa Bárbara”, el Batallón de Artillería No. 5 “José Antonio Galán”, la Escuela de Artillería “General Carlos Julio Gil Colorado” y el Batallón de Artillería No. 2 “La Popa”. Desde entonces, estos sistemas han sido desplegados a nivel nacional para apoyar estratégicamente a las distintas divisiones del Ejército comprometidas en el conflicto interno.
El refuerzo de la Operación Cordillera con este equipo militar demuestra la iniciativa del gobierno colombiano en la lucha contra la violencia y el crimen organizado en el país, especialmente en un departamento clave como Nariño, que históricamente ha sido una de las zonas más complejas debido a la presencia de grupos armados ilegales y sus vínculos con el narcotráfico. (Carlos Vanegas)







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