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¿Cómo ha evolucionado la Fuerza Aérea de Chile?

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(Revista Defensa 383, marzo 2010) La modernización de la Fuerza Aérea de Chile (FACh) avanza a pasos agigantados con la incorporación de nuevo material aéreo, que se traduce en nuevos desafíos tecnológicos y profesionales. El salto generacional ha sido drástico y las fechas así lo corroboran. El 19 de Abril de 1995 se realizaba el último vuelo de cuatro gloriosos Hawker “Hunter” del Grupo N° 8. Tan sólo una década después, el 14 de abril de 2005, tenía lugar la salida de fábrica del primer F-16C “Block 50” en la planta de Lockheed-Martin. Estos diez años son ejemplo del desafío que se ha puesto la Institución, que hoy opera sistemas de armas al mismo nivel que sus homónimas de la OTAN, pudiendo operar, según se comprobó en el ejercicio “Salitre II”, a la par.

En 2006, el recién reactivado Grupo Nº 3 de Iquique recibía los primeros F-16C/D Block 50. Los nuevos Fighting Falcon eran más que un avión: la Fuerza Aérea incorporaba un sofisticado sistema de Armas. Están dotados con el motor General Electric F110-GE-129 de nueve etapas, que proporciona 29.000 libras de empuje y tiene un 81 por ciento de piezas en común con el F110-100, el propulsor por excelencia de la US Air Force. El radar es un Northrop Grumman APG-68(V) XM, que opera en las bandas I y J y tiene un alcance máximo de 300 km. Ofrece diversas funciones, dentro de las que se incluyen el enganche automático para blancos aire-aire, la apertura sintética con resolución de alta definición, el mapeo de superficie, búsqueda de superficie y marítima de blancos en movimiento y telemetría aire-superficie.

Los seis F-16C y cuatro F-16D de Iquique disponen del sistema de defensa electrónico AIDEWS (Advanced Integrated Defensive Electronic Warfare Suite), específicamente el AN/ALQ-211(V)4 desarrollado por la empresa ITT, que proporciona una protección amplia en ambientes fuertemente saturados de ECM y ECCM, estando asociado a un perturbador (jammer) electromagnético de amplio espectro de frecuencias de radar RF (Radar Frequencies), un receptor de alerta RWR (Radar Warning Receiver) pasivo y un sistema lanza señuelos y bengalas (chaff y flares) ALE-47. También se ha confirmado que cuentan con sistemas Northrop Grumman Litening II, barquillas (pods) de guerra electrónica ALQ-131 y ALQ-184 y el piloto el casco JHMCS (Joint Helmet Mounted Cueing System) desarrollado por Elbit/Vision Systems International, que permite la designación de blancos aéreos con el simple movimiento de la cabeza del piloto.

Un año antes de la recepción de los F-16C/D, la Fuerza Aérea concretaba, en octubre de 2005, el reemplazo de los Mirage 5M Elkan con un paquete holandés compuesto de once F-16AM Block 20MLU y siete F-16BM Block 20MLU, que llegaban en vuelo a partir de 2006 e iban a equipar el Grupo No 8 de Cerro Moreno (Antofagasta). Pese a ser aviones usados y diferentes a los C/D, igualmente quedaba clara la nueva tendencia institucional y ya se preveía la posibilidad de formar un tercer grupo con F-16. Todos los F-16AM y BM en servicio con la KLu (Fuerza Aérea holandesa) fueron elevados al estándar MLU (Mid-Life Update) de modernización de media vida. Dicho programa contempló dejar la cabina al nivel del modelo Block 50, con dos pantallas planas a color de cristal líquido de Honeywell, instrumentos compatibles con sistemas gafas de visión nocturna NVG (Night Vision Googgle) y un HUD (Head-Up Display) de gran ángulo, además de un INS (Sistema de Navegación Inercial) y GPS. El propulsor pasaba a ser el mas eficiente Pratt & Whitney F100-PW-220 y el radar se llevaba al estándar AN/APG-66(V) 2A.  Previo al programa MLU, los F-16 fueron capacitados para portar el misil AIM-120C5 AMRAAM (Advanced Medium Range Air-to-Air Missile).

Segundo lote de F-16 holandeses

Mientras en 2007 se daban de baja los Mirage 50CN Pantera del Grupo No 4 de Punta Arenas y se aproximaba la fecha de la baja de los A-37B del Grupo No 12, la Fuerza Aérea negociaba favorablemente un segundo lote de F-16 en Holanda a un precio de 270 millones de dólares. Ahora se trataba de 18 ejemplares monoplazas Block 20MLU elevados al nivel Tape 4 y, por ende, de capacidades superiores a los anteriormente adquiridos. Estos ejemplares se incorporarán en el transcurso de 2010 e irán a equipar el Grupo No 7 de Cerro Moreno, que, tras 34 años, se desprenderá de los F-5E/F Tigre III. Con la baja, en noviembre de 2009, de los A-37B, que en al menos dos ocasiones fueron objeto de un estudio para extender su vida operacional, incluyendo una modernización desarrollada en ENAER con cabina digital de cristal líquido, habría un vacío en la zona austral de Chile. Es así como los F-5 serán destacados en la Base Aérea de Chabunco, equipando al Grupo No 12. Se estima que unos doce ejemplares aún se encuentran operativos. En agosto de 2007 habían acumulado 50.000 horas de vuelo y la FACh ha invertido en su mantenimiento estructural en ENAER y en los motores J-85, por cuenta de la empresa suiza RUAG.

La baja firma radar y la maniobrabilidad del pequeño avión de Northrop y la dupla radar EL/M-2032B y casco DASH/misil Python IV hacen del Tigre III un activo aún muy útil y eficaz. Estos mismos aviones, que pronto defenderán la Zona Austral chilena, mostraron en pleno sus capacidades volando como agresores en el reciente ejercicio Salitre II sobre el desierto de Atacama. La operación del Grupo No 3, con los F-16C/D, y los MLU de los grupos No 8 y, pronto, No 7 ha consolidado una estandarización bastante más abordable tras las baja de la familia Mirage, compartiendo un nivel significativo de elementos y procedimientos logísticos, generando una racionalización muy necesaria en los grupos de Combate de la FACh. La llegada de los F-16 al Grupo No 7 permitirá hacer la transición a pilotos y técnicos en tres de los cuatro grupos en tiempos reducidos, gracias a la implementación de procedimientos estándar.

foto: Los F-16 C/D del Grupo Nº 3 constituyen hoy la punta de lanza de la FACh, gracias a su sofisticado sistema de combate y abanico de armamento (foto Cristián Marambio).

En lo que a armamento se refiere, la Fuerza Aérea está en proceso de integrar un amplio y avanzado abanico de sistemas, que complementarán a los actualmente en servicio. Cabe destacar la importancia histórica que la FACh le ha dado a los sistemas aire-aire, recordando que ya en 1976, y pese a los acontecimientos históricos de la época, lograba adquirir un centenar de AIM-9J para sus F-5E/F en proceso de entrega, bajo el programa Peace Llama I. Es así como hoy, a los misiles israelíes aire-aire Python III y IV y a los AIM-9P4 Sidewinder se han agregado los mas avanzados AIM-9L/M y los BVR (Beyond Visual Range) AIM-120C5 y C7, habiéndose formalizado en noviembre de 2009 ante el Congreso de los Estados Unidos un requerimiento por otros 100 ejemplares.

En lo que se refiere a sistemas aire-tierra, las bombas israelíes Rafael Opher y Griffin se han complementado con las GBU-10 y GBU-12 Paveway II y III, las GBU-31 JDAM (Joint Direct Attack Munition), misiles AGM-65F/G Maverick  y los AGM-84 Harpoon, que convierten al F-16 en un potente factor en misiones NavStrike. Existen también indicios que se ha adquirido un stock de bombas de guidado de precisión Rafael Spice (Stand-Off Precision Guidance Munition). Para designar munición inteligente, la FACh seleccionó el pod Litening. El paquete holandés también incluyó el GEC-Marconi Atlantic (Airborne Targeting Low-Altitude Navigation Thermal Imaging and Cueing), encargados por la KLu en 1999 y, gracias al FLIR (Forward Looking Infra Red), incluso hoy proveen buenas capacidades nocturnas y con mal tiempo para ataques en perfiles de misiones a baja altura y alta velocidad. La baja de los Pantera y Elkan y la incorporación del tercer Grupo de F-16 este año dejan a la Fuerza Aérea de Chile con cuatro de primera línea, con material tecnológicamente avanzado, pero sobre todo con niveles de estandarización y homologación históricamente elevados y eficientes.

Nuevos desafíos en entrenamiento

La llegada de los F-16 obviamente repercute en las nuevas necesidades de entrenamiento de la FACh. Es así como en esta área la institución también ha debido modernizar procedimientos y adquirir material nuevo. En la Escuela de Aviación Capitán Ávalos de El Bosque (Santiago), los futuros pilotos disponen de una veintena de T-35 A y B1 Pillan. Los alumnos de cuarto año vuelan algo más de 100 horas en este entrenador. Una vez graduados transitan al curso IFR (instrumental) que se imparte en los cuatro Cessna CJ-1 del Grupo No 5 de Puerto Montt. Acá también vuelan un número de horas en simulador. En esta base, y tras concluir el IFR, se definen las aptitudes de los pilotos y si volarán aviones de combate, transporte o helicópteros. Y es para el primer grupo donde se han generado cambios. Los futuros aviadores van al Norte de Chile, específicamente a la Base Aérea Los Cóndores de Iquique, donde transitan doce meses y realizan unas 100 horas en el CASA-ENAER A-36 Toqui operados por el Grupo No 1 en cantidad algo superior a diez ejemplares. Esta versión dispone de un cañón DEFA 553 de 30 mm. alojado en una barquilla central y seis pilones subalares, dos de los cuales han sido cableados para llevar los misiles aire-aire Rafael Shafrir II. Los Toqui disponen de un pequeño radar telemétrico, un HUD y un sistema de navegación y ataque de SAGEM, que le permite limitados niveles de autodefensa.

Es justamente el Grupo No 1 el que recibió hace pocos meses los primeros cuatro ejemplares de doce Embraer Super Tucano adquiridos. Estos fueron encargados en virtud de un contrato formado en agosto de 2008 para proveer el entrenamiento táctico de los pilotos de combate de la FACh. Vienen dentro de un paquete de soporte logístico integrado ILS (Integrated Logistic Support) y un avanzado sistema de entrenamiento y apoyo a la operación TOSS (Training and Operation Support System), abarcando no sólo la aeronave, sino también estaciones de apoyo en tierra, pues está compuesto por tres subsistemas: planificación de misiones de navegación y ataque MPS (Mission Planning Station); explicación de misiones MDS (Mission Debriefing Station); y simulador de vuelo. De alguna manera deberían suplir la baja de los últimos trece A-37B (en noviembre de 2009), donde los pilotos cumplían no menos de 40 horas antes de calificar. Los primeros 34 A-37B fueron entregados a partir de 1975 bajo el programa Peace Andes y un segundo lote con Peace Andes IV de diez OA-37B en 1992.

foto:  El ENAER T-35 seguirá siendo el entrenador básico de la Escuela de Aviación “Capitán Ávalos” (foto Cristián Marambio).

Habrá que ver cual será la ecuación ideal que satisfaga las necesidades del Grupo No 1 antes que los pilotos transiten a los F-16BM o F-5F. Considerando la adquisición de un simulador y el menor costo de la hora de vuelo del Super Tucano en comparación al A-36. Es muy probable la reducción de horas totales y un programa que contemple misiones mixtas en ambos aviones. Si el piloto opta por volar transportes tiene que aprobar el curso plurimotor de un año que se imparte en el Grupo No 5 con aviones DHC-6 Twin Otter. Sólo entonces pasará a operar en los grupos No 2, 5, 6 u 8. Tras unos cinco a seis años de experiencia podrá aspirar al Grupo No 10 de C-130 y Boeing. Finalmente, los pilotos de helicópteros cumplen más de 100 horas de instrucción en los tres Bell 206B del Grupo No 9. Parte de éstas pueden ser realizadas en UH-1H. Tras ser calificados irán destinados a los grupos No 2, 5, 6 u 8 y luego de 500 horas acumuladas volver al Grupo No 10.

Guerra electrónica, transportes y helicópteros

La Guerra Electrónica no es nueva en Chile y la Fuerza Aérea hace más de tres décadas incursionó en este segmento modificando un tetramotor Douglas DC-6 a plataforma ELINT (Inteligencia Electrónica). Hoy dispone del Boeing 707 Cóndor, operado por el Grupo No 10 y equipado con el aun avanzado sistema AEW/ELINT/SIGINT (Alerta Temprana/Inteli­gencia Electrónica/Inteligencia de Señales) IAI Phalcon. Se trata del radar EL/M-2075 en banda L con funciones de alerta temprana, vigilancia táctica de blancos aéreos y de superficie e inteligencia. El radar usa el sistema AESA (Active Electronically Scanner Array). Ha sido objeto de modificaciones en sus sistemas electrónicos y debería en un futuro cercano recibir los nuevos motores JT8D, que remplazarán a los JT3D, hoy decididamente ineficientes, de mucho mantenimiento y poco ecológicos. En Iquique, operan con el Grupo No 2 los seis Beech Petrel Alpha y Beta, versión modificada con un poco conocido ELINT de desarrollo nacional denominado Itata. Se trata básicamente de un sistema para detectar emisiones de radares, localizarlos y analizarlos posteriormente, al disponer de un sistema de grabación de datos. Ha sido modernizado y digitalizado, habiéndose ampliado el espectro de cobertura. También disponen de un radar ventral Litton Canada AN/APS-500, que permite la busca activa de objetivos en superficie. Se especula que operan en duplas traspasando vía data link la información a los aviones en misiones NavStrike.

La componente de transporte pesado se encuentra basada en dos C-130H y un C-130B, además de un Boeing 737-58N y un -330QC (convertible a carguero), y del recientemente adquirido 767-300ER, todos operados por el Grupo No 10. Para el transporte VIP también se emplea un Gulfstream IV y  este mismo grupo igualmente utiliza un Beech 99A Airliner, un A100 King Air y un B200 CT Super King Air. Del mismo Grupo depende el KB-707-330 B Águila, único avión de reabastecimiento en vuelo en servicio, que ha sufrido la vejez y poca confiabilidad de los propulsores JT3D. Los Grupos No 2 y No 8 operan dos ejemplares cada uno de los CASA C-212-200 y -300, mientras que el Servicio Aéreo Foto­gramétrico (con dos Learjet 35A) y los grupos No 5, No 6 y No 19 comparten no menos de quince DHC-6-100 y -300. Con más de cuarenta años en servicio, pareciera ser que el único reemplazo del Twin Otter es el Twin Otter. A medida que cumplen sus inspecciones mayores en ENAER, estos transportes son prácticamente reconstruidos y llevados a cero horas. Para misiones de enlace, las bases aéreas cuentan de siete Piper PA-28-236 Dakota ensamblados en Chile.

La flota de helicópteros de la Fuerza Aérea de Chile también se encuentra en proceso de renovación. Si bien el No 9 es el Grupo equipado sólo con helicópteros, otros también lo hacen con los No 2, No 5, No 8, No 10 y No 19. A la fecha deberían existir unos quince Bell UH-1H, cuatro de los cuales adquiridos en 2006 a Northwest Helicopters. El grueso de este modelo está en el Grupo No 9 y cuatro ejemplares se encuentran en Haití bajo el mandato de MINUSTAH, resultando ser fundamentales en el reciente terremoto. Estos están siendo paulatinamente reemplazados por doce nuevos Bell 412EP, los que se van a sumar a los cuatro sobrevivientes adquiridos en el mercado de segunda mano. Una vez terminadas las entregas, la FACh dispondrá de una moderna y homogénea flota de 16 Bell 412EP, que reemplazarán a los UH-1H.

foto: Los tres C-130H/B serán sometidos en ENAER a un programa que modernizará sus sistemas e integrará instrumentos digitales (foto Cristián Marambio).

Como hemos señalado anteriormente, para el entrenamiento de pilotos se encuentran en servicio tres Bell 206B, mientras que cumplen el rol de transporte presidencial y VIP dos Eurocopter BK-117B2, que van a ser entregados a Carabineros de Chile. El Grupo No 9 es formalmente el encargado de la operación de los dos únicos Cessna O-2A Skymaster que se utilizan en misiones SAR y y de vigilancia en la Isla de Pascua. Tras la venta de los Bö-105CBS a un operador civil, sobrevive un único ejemplar asignado al Grupo No 19 en la Antártica. Cierra el capítulo un único Sikorsky S-70A39 Blackhawk, ejemplar que ha demostrado en reiteradas misiones sus excelentes prestaciones, habiendo volado en el Continente Blanco y realizado un vuelo a la Isla de Juan Fernández.  Cierra el material aéreo, y no necesariamente por inferioridad en prestaciones, los ahora seis Extra 300L de la patrulla acrobática Los Halcones.

Bases aéreas, artillería y defensa antiaérea

La Fuerza Aérea opera, aparte de dos casos específicos, áreas dentro de aeropuerto abiertos al tráfico civil. Es así como Los Cóndores (Iquique), Cerro Moreno (Anto­fagasta), Arturo Merino Benítez (Santiago), El Tepual (Puerto Montt) y Chabunco (Punta Arenas) son terminales civiles. Además, la FACh aun mantiene una guarnición en Maquehue (Temuco). Las excepciones resultan ser la Base Aérea El Bosque en Santiago, donde está la Escuela de Aviación, el Ala de Mantenimiento y, entre otras, ENAER; y la Base Aérea de Quintero, al Norte de Valparaíso. Esta base, que en su momento fue cerrada, ahora acoge al Regi­miento de Artillería Antiaéreo y de Fuerzas Especiales y está siendo sometida a una ampliación. Su antigua pista de 1.200 m. será reemplaza por otra de 2.240x30 m., que permitirá la operación de todos los aviones en servicio y podrá ser usada como alternativa al aeropuerto de Santiago. Com­plementan estas instalaciones al menos dos pistas de despliegue en el Norte de Chile.

foto: Un lanzador ASPIC con cuatro misiles MBDA “Mistral”: este sistema resulta fundamental en la defensa antiaérea cercana de las bases (foto Cristián Marambio).

Las bases aéreas cuentan con sus respectivos grupos de Defensa Aérea, con cierto número de sistemas Samantha/Mistral/ Migale, sobre camiones brasileros Mercedes Benz MB 1418 LAK, franceses ACMAT VLRA, alemanes Unimog 1300L y unidades de fuego ASPIC sobre vehículos 4x4 Peugeot P4 y radares TRS2620 Gerfaut. Además, hay un amplio despliegue de la versión MANPADS del MBDA Mistral. Estos se complementan con cañones de 35 mm. Oërlikon GDF-007 con munición AHEAD asistidos por centrales de tiro Skyguard y sistemas estadounidenses de 20 mm. remolcados M-167 y autopropulsados M-163A1, asociados a radares israelíes ELTA EL/M-2106 sobre vehículos M-113. Cabe destacar que dichos sistemas también cumplen roles de tiro terrestre.

El Regimiento de Fuerzas Especiales se encuentra desplegado en la Base Aérea de Quintero. Dentro del arsenal disponible se encuentran ametralladoras HK MP-5, fusiles Galil ARM, SAR y Sniper calibre 5,56 mm. y fusiles de precisión Barret M-82A1 con miras de Swarovski, además de, entre otros, lanzacohetes C-90. El casco estándar de la FACh sigue siendo el israelí Orlite OR-201 y el de presentación el Baselli M-2. En lo que se refiere a cobertura y detección en el espacio aéreo, existen grupos de Telecomunicaciones y Detección, que estarían enlazados al sistema de Mando y Control Zeus desarrollado por DTS, reemplazando al adquirido en Israel a finales de los ochenta. Tiene una arquitectura abierta que permite agregar nuevos componentes en el futuro. En lo que se refiere a los sistemas en si, dichos grupos operan una serie de radares de largo y mediano alcance de procedencia francesa e israelí, en coordinación con los operados por la DGAC (Dirección General de Aeronáutica Civil).

Modernización continua y metas nuevas

En lo que se refiere a la operación, la FACh está en proceso de integrar, absorber y operar el F-16. No cabe duda que Salitre II fue el escenario para evaluar las capacidades alcanzadas (Full Combat Readiness) por los grupos No 3 y No 8 y el paso hacia la anunciada participación de los F-16 de Iquique en el ejercicio Red Flag en Nellis AFB (Air Force Base), en el Estado de Arizona. En paralelo, prosiguen una serie de programas que apuntan a incrementar capacidades o reemplazar material. Dentro de las necesidades claramente definidas está el reemplazo del Boeing 707 Águila. Las negociaciones están muy avanzadas para incorporar tres KC-135E, que deberían recibir propulsores JT8D y así incrementar sustancialmente la capacidad de los tres grupos de F-16. Tras cancelar la carta de intención por el Airbus Military A400M, la Fuerza Aérea de Chile enfrenta la necesidad urgente de aumentar sus capacidades de transporte. La compra e integración del 767-300ER suple la baja de los antiguos, gastadores y poco bienvenidos en el extranjero Boeing 707, que requerían en reiteradas ocasiones permisos especiales para aterrizar en determinadas pistas, dado sus poco medioambientales propulsores JT3.

El Grupo No 10, con el aumento de misiones dentro y fuera de Chile precisa incrementar el número de C-130 y se evalúan células disponibles en el Reino Unido, Noruega y Estados Unidos. En paralelo, ENAER llevará adelante un programa de digitalización y estandarización de las cabinas. A mas largo plazo se plantea el reemplazo de los DHC-6 Twin Otter y luego los CASA C-212, existiendo varias opciones. Igualmente, la sustitución definitiva del C-130 podría ser el Embraer C-390, que podría ir de la mano con la fabricación de componentes en Chile. En lo que se refiere a la flota de helicópteros, la llegada de los Bell 412 EP, como reemplazo de los UH-1H, mejora sustancialmente la capacidad, pero la necesidad de un modelo táctico se mantiene. Este requerimiento sería solucionado con los cinco Mil Mi-17 negociados, aunque pareciera ser que la compra fue dilatada y la FACh continúa haciendo las evaluaciones técnicas de los helicópteros rusos y otros. Una opción también factible son helicópteros Blackhawk de segunda mano.

En un corto plazo, la Fuerza Aérea tendrá que evaluar y revisar las capacidades AEW (Airborne Early Warning) de alerta temprana, donde los candidatos potenciales son pocos y el Embraer EMB-145 es una buena opción. Debería ir de la mano con la compra de sistemas de aviones no tripulados UAV (Unmanned Aerial Vehicle), a la fecha aún inexistentes en la Fuerzas Armadas chilenas, varios de los cuales han volado en el Norte en evaluación. Respecto a los medios antiaéreos, resulta interesante recordar la reciente solicitud en los Estados Unidos de un paquete que incluye 36 Avenger con 378 misiles Stinger y seis radares AN/MPQ-64F1 Sentinel, además de todos los sistemas asociados y de apoyo, parte de los cuales serán operados por la Fuerza Aérea. Existiría una preacuerdo para la compra de Spada 2000 asociados al radar Ericsson Girafee AMB.

La Fuerza Aérea demuestra estar cumpliendo los programas de modernización a cabalidad y con mucha rigurosidad. Incorporar tres grupos de F-16 en cinco años es un reto tecnológico de gran impacto, que ha repercutido en la mentalidad de la Institución. Otros programas igualmente significativos, pero de menor impacto, seguirán e incluso se iniciará la evaluación del reemplazo de los F-5, quizás con un LIFT (Lead-in Fighter Aircraft) en unos cinco o seis años. La última década será recordada como el vuelco de la Fuerza Aérea de Chile, que hoy, sin lugar a dudas, se equipara con las más modernas del mundo.

Revista Defensa 383, marzo 2010, Christian Marambio


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