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Viernes, 19 de abril de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

Las Fuerzas Armadas colombianas y venezolanas ante la crisis migratoria de Venezuela

El hundimiento de la economía venezolana está provocando una auténtica crisis humanitaria que afecta especialmente a Colombia y, en menor medida, Brasil. A la búsqueda en la vecina Colombia, con camino de ida y vuelta, de alimentos, medicinas y pertrechos básicos inexistentes hoy en Venezuela, se suman los miles de venezolanos que, directamente, salen para no volver, emigrando de un país que bate record de inseguridad y desabastecimiento y en el que no hay esperanza ninguna, a corto ni medio plazo, de salir del negro agujero en que se haya sumergido económicamente.  

 

 

En 2017, el número de venezolanos instalados en Colombia pasó de unos 350.000 a más de medio millón en seis meses. El pasado miércoles, el jefe de las Fuerzas Armadas colombianas, general Alberto Mejía, informó que ya hay unos 3.000 efectivos militares controlando  el incesante  flujo migratorio. “Nosotros tenemos 2.200 kilómetros de frontera. Es una frontera muy grande y difícil y se caracteriza por tener muchas trochas (caminos sin pavimento). Es muy importante ejercer un control y eso es lo que estamos haciendo; evitar cruces de vehículos ilegales con gasolina y carne”. Santos quiere que su país sea solidario con los venezolanos necesitados, pero controlando el fenómeno migratorio para que sea legal y seguro.​Las Fuerzas Armadas brasileñas asisten  a los refugiados venezolanos en Roraima


El presidente Michel Temer firmará una medida provisional estableciendo la forma de apoyo que el gobierno brasileño dará a los refugiados venezolanos y al estado de Roraima. Las Fuerzas Armadas pasarán a coordinar toda la acción del gobierno federal en Roraima, y ​​el efectivo militar local para apoyar las cuestiones humanitarias será duplicado, pasando de 100 a 200 hombres.

Otra medida informada por el ministro de Defensa, Raul Jungmann, fue el envío de un hospital de campaña al estado con salas de atención y cirugía para dar refuerzo en el área de salud. El ministro de Defensa agregó que se crearán más puestos de control en el interior de Roraima y será ampliado el control de la frontera en la ciudad de Pacaraima. "No vamos a quedarnos sólo en la frontera. También vamos a colocar personal y control en el interior para hacer ese proceso de clasificación, de apoyo a lo que se está haciendo ", dijo.

Desde la cartera de Justicia, el ministro Torquato Jardim explicó que el objetivo de las medidas no es prohibir la entrada de venezolanos en Brasil, lo que sería contrario a los tratados internacionales de derechos humanos de los que el país es signatario. "Sería hacer una selección para saber quién está llegando y qué tipo de ayuda cada uno necesita. Unos necesitan ayuda médica, otros, ya estarían más calificados para conseguir un empleo ", explicó.

El ministro del Gabinete de Seguridad Institucional de la Presidencia, Sérgio Etchegoyen, informó que todavía hay un trabajo de inteligencia en asociación con otros países para identificar los flujos de migrantes-también existe tránsito de cubanos hacia Uruguay y Argentina a través de este estado y, en mucho menor grado haitianos y dominicanos, la intensidad y el resultado de las políticas que se adopten. "Uno de los propósitos es proteger a nuestra población sin descuidar la gravísima tragedia humanitaria que tenemos hoy en nuestra frontera", dijo Etchegoyen.

 Además de los ministros de Defensa, Justicia y Gabinete de Seguridad Institucional de la Presidencia, también participaron en la reunión con el presidente Temer los ministros de la Secretaría General de la Presidencia de la República, Wellington Moreira Franco, y de la Casa Civil, Eliseu Padilha.

En los últimos meses, aumentaron los casos de conflicto entre brasileños y venezolanos en Roraima. Los episodios de xenofobia en la región preocupan a la policía. Desde 2016, la migración de venezolanos ha aumentado de forma significativa. Según cálculos del Ayuntamiento de Boa Vista (capital de Roraima), los venezolanos ya corresponden a casi un 12 % de la población local, de unos 330.000 habitantes.

La inmigración afecta a los servicios de salud y educación, que están sobrecargados, según las autoridades locales. Los datos de la Secretaría de Salud de Roraima apuntan que en 2014, 760 venezolanos fueron atendidos en la red pública de salud. Tres años después ese número saltó a 15.055. En la única maternidad del estado, fueron más de 340 partos de mujeres venezolanas en 2017. En Boa Vista hay tres refugios para inmigrantes. Dos están superpoblados y, juntos, todos tienen capacidad para un máximo de 2.000 personas. También hay miles de venezolanos en situación de calle y una parte mucho mayor de inmigrantes dividiendo alquileres. (Javier Bonilla, Corresponsal del Grupo Edefa en Río de Janeiro)

 


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