¿Desea recibir notificaciones de www.defensa.com?
X
Sábado, 20 de abril de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

López Obrador se enfrenta a una crisis de generales inconformes

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha salido al paso de un brote de inconformidades por parte de un grupo indeterminado de generales de División, de Brigada y Brigadieres en retiro, quienes se han ostentado como representantes o voceros de la milicia y criticado abiertamente las decisiones del mandatario y Comandante Supremo en materia de combate a la inseguridad,  aseverando que en el Ejército hay molestia e inquietud por el rumbo que lleva el país.

Dos generales de División en retiro –Carlos Demetrio Gaytán Ochoa y Sergio Aponte Polito– que tuvieron cargos y posiciones muy importantes, han alzado la voz para inconformarse con Obrador y advertir que a la milicia no le gusta cómo está gobernando. La crisis se ha desatado tras el fallido operativo de captura del presunto narcotraficante Ovidio Guzmán López, a quien fuerzas especiales del Ejército Mexicano localizaron y tuvieron de frente, pero no pudieron extraer de su casa en la ciudad de Culiacán, Sinaloa, por la violencia desatada por parte de sus sicarios al saber que estaba sometido por militares. Esto ocurrió el pasado 17 de octubre, mientras López Obrador daba el banderazo para el inicio de las obras en lo que será el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), a construirse en la Base Aérea Militar Número 1 (BAM-1) de Santa Lucía.

Ese mismo día, tras conocerse lo que ocurría en las calles de Culiacán, convertidas en campo de batalla desigual entre decenas de soldados y cientos de sicarios del Cártel de Sinaloa (CDS), el desconcierto y el azoro por lo que fue calificado como una apabullante victoria del narco dominaron las opiniones y el flujo de información en las redes y en los espacios noticiosos, saturados de numerosas versiones sin confirmar.

Desencuetros

De los dos generales en conflicto con el presidente, Sergio Aponte es el de mayor presencia en medios de comunicación, con los que estrechó relaciones cuando fue comandante de la II Región Militar en Baja California y encabezó numerosos operativos contra cárteles de la droga, se enfrentó a grupos de poder, a gobernadores y alcaldes y mantuvo una relación tirante con la prensa de la entidad.

Aponte ha escrito columnas de opinión en varios medios de comunicación regionales y nunca ha ocultado su animadversión hacia el presidente López Obrador. En abril de 2018, con el hoy presidente en campaña y de cara a las elecciones del 1° de julio, el general escribió una columna titulada “No apoyé ni apoyaré a AMLO”, en la que explicaba su rechazo debido a los constantes ataques del entonces candidato hacia las fuerzas armadas, culpándolas de masacres y violaciones graves a los derechos humanos. Aponte recordaba una entrevista televisiva en la que a López se le preguntaba qué iba a hacer con el Ejército ¿reducirle presupuesto o reducir su número de integrantes? Las dos cosas, contestó. Ya como presidente, en amplia entrevista con un diario nacional publicada en julio pasado, López Obrador dijo que si por él fuera desaparecería al Ejército y lo convertiría en Guardia Nacional.

Aponte advirtió sobre las decisiones del presidente López Obrador y su intención de ir suprimiendo a las Fuerzas Armadas a través de la Guardia Nacional. Al mismo tiempo, pedía a marinos y soldados en retiro unirse para fortalecer a la Sedena y a la Marina, “porque éstas son instituciones del pueblo, de un solo hombre”, señalaba. Pero las palabras que han cimbrado a la opinión pública, a los medios de comunicación y, aparentemente, a la milicia, fueron las del general Gaytán Ochoa, pronunciadas el 22 de octubre en un desayuno convocado por el general secretario para reunirse con alrededor de 600 generales en retiro para escucharlos  e informarles temas relevantes del país y de la secretaría.

En ese desayuno, el general Gaytán Ochoa dijo que todos los generales compartían el sentimiento de preocupación por lo que sucede en el México de hoy. Dijo que los militares se sienten agraviados como mexicanos y como soldados, habló de la mexicana como una sociedad polarizada, con una ideología dominante de izquierda y advirtió que no existen contrapesos a la figura presidencial, cuyas decisiones estratégicas no convencen a todos. Esto es lo que el general Carlos Demetrio Gaytán Ochoa leyó al secretario de la Defensa y a los generales reunidos:

“Se me ha concedido la palabra para expresar ante ustedes, algunas preocupaciones que, en virtud de la situación actual, sin duda, compartimos todos los aquí presentes. Nos preocupa el México de hoy. Nos sentimos agraviados como mexicanos y ofendidos como soldados. Pero es imposible olvidar las experiencias del pasado, porque en los eventos donde existió la unidad nacional, el país pudo ver sus aspiraciones satisfechas y se construyeron los objetivos nacionales. En aquellos eventos donde dicho valor estuvo ausente, se perdieron territorio y soberanía, el pueblo resultó lastimado, la economía entró en crisis, y el país tuvo que emprender su recuperación, casi desde cero.

Actualmente vivimos en una sociedad polarizada políticamente, porque la ideología dominante, que no mayoritaria, se sustenta en corrientes pretendidamente de izquierda, que acumularon durante años un gran resentimiento. Hoy tenemos un gobierno que representa aproximadamente a 30 (treinta) millones de mexicanos, cuya esperanza es el cambio. Un cambio que les permita subsanar lo que ellos consideran un déficit del Estado para dicho sector poblacional.

Respetando el pacto social, así llamado por el francés Juan Jacobo Rousseau, y respetando nuestra propia normatividad vigente, no podemos soslayar que el hoy titular del Ejecutivo, ha sido empoderado legal y legítimamente. Sin embargo, es también una verdad inocultable, que los frágiles mecanismos de contrapeso existentes, han permitido un fortalecimiento del Ejecutivo, que viene propiciando decisiones estratégicas que no han convencido a todos, para decirlo con suavidad.

Ello nos inquieta, nos ofende eventualmente, pero sobre todo nos preocupa, toda vez que cada uno de los aquí presentes, fuimos formados con valores axiológicos sólidos, que chocan con las formas con que hoy se conduce al país. Aquí no estamos soslayando la situación real. Pero estoy convencido que es mi deber, irrenunciable, mantener invariables los principios de honor, valor y lealtad para con el pueblo de México, si!, para con el pueblo de México.

Lo refiero porque más de uno quisiéramos soluciones mágicas, o peor, drásticas, ante un entorno histórico que lo que requiere a gritos, es pacificar, educar y mantener sano a México. Tarea verdaderamente difícil, titánica si me lo permiten. En medio de todo esto, se encuentran los soldados, que siguen ofrendando incluso el sacrificio máximo por México. Por ello reconozco que el alto mando sostiene hoy sobre sus espaldas, la muy alta responsabilidad de mantener cohesionado al país, de coadyuvar a su pacificación a la brevedad posible, de hacerlo todo con el menor costo social, y la mayor eficacia.

¿Quién aquí cree que ello es fácil?

¿Quién aquí duda de que se está realizando, desde el Ejército y la Fuerza Aérea, el mejor esfuerzo?

¿Quién aquí ignora que el alto mando enfrenta, desde lo institucional, a un grupo de “halcones” que podrían llevar a México al caos y a un verdadero estado fallido?

He hablado cuidando mis palabras. A pesar de los avatares mencionados, he tratado de mantenerme dentro de la disciplina a la que estoy obligado, y reitero mi lealtad irrenunciable a México. Para terminar, reconozco, que no soy quien para hacerlo. ya que están presentes también mis comandantes, mis maestros y mis antiguos.

Pero solicito a todos los presentes, el respaldo y la solidaridad para mi general secretario, Luis Cresencio Sandoval, y desde luego pongo a su entera disposición mis conocimientos, por pocos que sean, y mi experiencia acumulada durante 50 años de servicio, para lo que a bien tenga determinar”.

¿Quién es el general Ochoa?

Gaytán Ochoa pasó a retiro al final del sexenio anterior, bajo el mandato del presidente Enrique Peña Nieto y con el general Salvador Cienfuegos Zepeda como secretario de la Defensa Nacional (Sedena). Fue precisamente en este último tramo de su carrera en el activo en donde escaló los puestos más altos de la estructura de la Sedena, pero no llegó a ser secretario. El general fue Subjefe Operativo del Estado Mayor de la Defensa Nacional en el gobierno de Vicente Fox (2000-2006). En el periodo de Felipe Calderón (2007-2012), el general fue designado Jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional (EMDN) hasta septiembre de 2010, cuando se le nombra Subsecretario de la Defensa Nacional.

En ese cargo dura hasta el 5 de diciembre de 2012, fecha en la que es removido y su lugar lo ocupa el general Virgilio Daniel Virgilio Méndez Bazán, militar del nuevo grupo en el poder. A Gaytán el nuevo secretario de la Defensa lo envía como director del Banco del Ejército y Fuerza Aéreas Mexicanos (Banjército), cargo en el que dura hasta febrero de 2015, cuando es relevado y pasa a situación de retiro.

De acuerdo con la Sedena, “su formación profesional incluye, Maestría en Administración Militar para la Seguridad y Defensa Nacionales en el Colegio de Defensa Nacional, Curso Superior de Guerra y Licenciatura en Administración Militar en la Escuela Superior de Guerra, Curso de Administración de los Recursos en el Fuerte Gulick, Panamá; Escuela de las Américas del Ejército de E.U.A.; Estudios de Formación Acelerada sobre Vehículos "PANHARD", París, Francia; Seminario para Altos Mandos “Los Derechos Humanos en el Nuevo Modelo de Procuración de Justicia de la Procuraduría General de la República”; Curso de Programación Presupuestaria en el Centro de Capacitación y Desarrollo de la Secretaría de Programación y Presupuesto; además de haberse desempeñado como Agregado Militar y Aéreo a la Embajada de México en Lima, Perú”.

Desde que se difundió la celebración del desayuno y se divulgo la carta del general Gaytán, el tema creció de manera escandalosa e inusitada hasta volverse trending topic, tachando a los generales de golpistas, de formar parte de una conjura o complot orquestado por la ultraderecha nacional –representada por empresarios y por los expresidentes Fox y Calderón–, en una verdadera guerra en redes sociales en la que los seguidores y simpatizantes del presidente han llamado a cerrar filas en torno suyo, a detener y juzgar militarmente a los generales y a quienes los apoyen o estén en contra del mandatario.

En tanto, el presidente Obrador mantuvo un discurso defensivo en el que, vía redes sociales o en algún acto de su gobierno, invocó una y otra vez al “pueblo” como un ente que impediría un posible golpe de Estado o golpe militar.

El mandatario jugó con esa idea hasta este fin de semana en el que elevó su discurso y aseguró que “la mayoría me respalda”, enfatizando que la gente que votó por él no permitiría un golpe de Estado. En todo este escenario de confrontaciones y desencuentros, el secretario de la Defensa Nacional es el único que no se ha pronunciado al respecto, mientras que el general Sergio Aponte le concedió una entrevista a un medio nacional en la que critica la torpeza con la que se hizo el operativo de Culiacán y asegura que en las filas del Ejército hay molestia y decepción por la forma en la que se está gobernando al país. Aponte señala que lo sucedido en Culiacán ha lastimado seriamente el ánimo de la tropa. Después de lo ocurrido, hay malestar, frustración y tristeza, asegura.

El Ejército mexicano revela el nombre del mando en la fallida operación Culiacán obedeciendo a López Obrador

El secretario de la Defensa Nacional (Sedena), el general Luis Crescencio Sandoval, dio a conocer la identidad del mando militar responsable del acopio de información para elaborar la inteligencia requerida en operaciones contra el narcotráfico en todo el país.Lo hizo en el contexto de las conferencias mañaneras en las que el presidente Andrés Manuel López Obrador se comprometió a contestar todas las dudas sobre el fracasado operativo en Culiacán, Sinaloa, en el que tropas especiales no lograron detener al presunto narcotraficante Ovidio Guzmán López, hijo del líder del Cártel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera.

El general secretario reveló el nombre del mando militar obedeciendo una orden directa de López Obrador, en tanto Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas del país.  La revelación causó reacciones de repudio, porque la experiencia de las fuerzas armadas en esta clase de situaciones es bastante negativa. En diciembre de 2009, en pleno auge de la guerra contra el narcotráfico ordenada por el presidente Felipe Calderón, fuerzas especiales de la Marina intentaron detener al narcotraficante Arturo Beltrán Leyva, líder del cártel de los Beltrán, quien vivía escondido en un lujoso departamento en la ciudad de Cuernavaca, en el sureño estado de Morelos.

El Jefe de Jefes o El Barbas, como se le conocía, habitaba en un piso del condominio Altitude, hasta donde llegaron unidades de elite de la Marina. La operación  se complicó, porque el narcotraficante contaba con varios escoltas y él estaba armado con fusiles y armas cortas.  El intento de captura terminó en un enfrentamiento que dejo varios sicarios muertos, incluido Arturo Beltrán Leyva. Por parte de la Marina falleció el Tercer Maestre Malquisedet Córdova Angulo, integrante de un escuadrón de la Unidad de Operaciones Especiales (UNOPES) naval.

Como se acostumbraba en los gobiernos anteriores, la Marina emitió un comunicado en el que informó sobre lo ocurrido dando a conocer el deceso del marino Angulo Córdova en el operativo. Melquisedet fue llevado a su tierra natal en el estado de Tabasco, en donde fue sepultado. Su familia estuvo en todo momento en los funerales que recibieron amplia de la prensa local y nacional. Una semana después del sepelio, un comando de sicarios del cártel de los Zetas –aliado momentáneo de los Beltrán– llegó al pueblo de Quintín Arauz, en el municipio de Paraíso, estado de Tabasco, para ejecutar en la madrugada del 22 de diciembre a la madre, a una tía y dos hermanos del marino caído en Cuernavaca.

Los asesinos fueron detenidos meses más tarde, pero a partir de ese hecho el gobierno federal prohibió a las fuerzas armadas dar a conocer la identidad de los militares muertos en acción. La última vez que se dieron a conocer estos datos fue en 2008, precisamente en el gobierno de Felipe Calderón, cuando la estadística de la Sedena señalaba que en ese año habían fallecido, hasta antes de diciembre, 25 elementos. El tipo de listado que se manejaba en esos años tenía el año, el grado y el nombre de los caídos.

Tras la revelación del nombre del encargado de la inteligencia antidrogas en el Ejército, las reacciones en contra del presidente López Obrador no tardaron en producirse, acusándolo de poner en riesgo la vida del coronel y de su familia por dar a conocer los datos que de otra forma hubieran sido negados por la Sedena a cualquier persona.

El ex presidente Felipe Calderón criticó la orden de revelar la identidad del mando militar y responsabilizó a López Obrador de lo que pueda sucederle al coronel y a su familia y exigió al gobierno federal protección para ellos. En la conferencia mañanera el presidente López Obrador rechazó que su gobierno reciba y siga órdenes del gobierno de los Estados Unidos para actuar en materia de seguridad y combate al narcotráfico, esto en respuesta a cuestionamientos sobre una posible presión de la casa Blanca para detener a Ovidio Guzmán, contra quien no existe orden de aprehensión en México pero sí en Norteamérica por delitos de narcotráfico.

Al mismo tiempo, la Embajada de los Estados Unidos en México rechazó que personal de su agencia antidrogas (DEA) haya participado de alguna forma en el operativo de Culiacán. (Jorge Medellín, corresponsal de Grupo Edefa en México)


Copyright © Grupo Edefa S.A. Prohibida la reproducción total o parcial de este artículo sin permiso y autorización previa por parte de la empresa editora.