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Lunes, 29 de abril de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

Legión cortés, Legión valiente

La Legión: “lo cortés no quita lo valiente”

Repasando antiguos archivos fotográficos por mi trabajo, encontré una serie de imágenes de La Legión, algunas con el encanto del blanco y negro (arte y solera de la fotografía), que me trajeron a la mente aquello de “lo cortés no quita lo valiente”.  Este clásico y conocido refrán nos enseña que obrar con amabilidad, empatía e incluso sensibilidad no implica en absoluto fragilidad, mansedumbre o falta de valor. La máxima condensa en seis palabras dos sobresalientes aspectos de la idiosincrasia española: la cortesía y el valor. Más en particular, la escueta frase resume con distinción y precisión, el proceder y fama de los soldados españoles de todos los tiempos.

Los Tercios, que tanta gloria dieron a España allá por los siglos XVI y XVII, ganaron gran nombre, dentro y fuera de los campos de batalla, tanto por su bravura en combate como por su, en todo momento y lugar, honorable proceder: implacables y audaces en la guerra, magnánimos y espléndidos en la paz. El gran literato Pedro Calderón de la Barca, que luchó en Italia y Flandes a las órdenes de Don Bernardino Fernández de Velasco y Tovar (Duque de Frías, Conde de Haro y Condestable de Castilla), en una de sus obras, “Para vencer amor, querer vencerle”, glosó los valores de la profesión militar, con insuperables versos:

Aquí, en fin, la cortesía,

el buen trato, la verdad,

la fineza, la lealtad,

el honor, la bizarría;

[..]

fama, honor y vida son,

caudal de pobres soldados;

que en buena o mala fortuna,

la milicia no es más que una

religión de hombres honrados

(Pedro Calderón de la Barca (1654).“Para vencer amor, querer vencerle”)

Unos cuantos siglos después, allá por 1920, La Legión, nació heredera de aquellos gloriosos y ejemplares Tercios (no en vano ni por azar, fue su primer nombre “Tercio de Extranjeros”). Sus hombres, por serlo y merecerlo, recibieron el título de Caballeros Legionarios. Unos años más tarde, diversas reformas legislativas facilitarían la integración de la mujer en las Fuerzas Armadas, lo que propiciaría, allá por 1995, el encuadramiento de las Damas Legionarias con título de análogo orden y obligación que los varones.

Bosnia y Herzegovina (1993). El reparto de ayuda humanitaria era una tarea habitual para los legionarios de UNPROFOR.

Si, como estamos haciendo, hablamos de Caballeros y Damas, aventuras y hazañas, cortesía y valor, resulta obligado mencionar al fantástico y fantasioso Don Quijote de la Mancha, incomparable personaje fruto de la imaginación y experiencia de otro ilustre soldado y simpar literato de nuestro Siglo de Oro: Miguel de Cervantes. El de la triste figura, crisol de virtudes y espejo de caballeros andantes, se echó al raso declarándose socorro y amparo de necesitados y menesterosos. Las Damas y Caballeros Legionarios, siguen tan español y quijotesco ejemplo, y lo hacen de igual y generosa manera en las más diversas situaciones (en la guerra y en la paz) y variopintos escenarios (dentro y fuera de nuestras fronteras).

 

Terremoto de Lorca (2011). Damas Legionarias montan tiendas modulares para la acogida temporal de las familias damnificadas.

Decíamos que el militar español siempre se ha distinguido, dentro y fuera del campo de batalla, por su honorable conducta y recto proceder. Este artículo, de limitada ambición y extensión, no se ocupará de batallas y hechos de armas; se centrará en  exponer y poner en estima las acciones que, aunque no propiamente de combate, vienen adquiriendo un creciente valor. Se trata de ocasiones en las que las Fuerzas Armadas en general y la Legión en particular se ponen al servicio de la sociedad civil para aligerar sufrimientos y aliviar penalidades que derivan de emergencias (naturales o accidentales) o conflictos bélicos (las denominadas operaciones de paz). Comprobaremos como, en la actualidad, las Damas y Caballeros Legionarios son, como antaño el ingenioso hidalgo, socorro y amparo de necesitados y menesterosos.

 

Inundaciones de Vera (2012). Tras la riada se colaboró en la limpieza de las intransitables calles de Vera.

Finalmente y antes de entrar en materia, haremos una puntualización en relación con el material gráfico que, al fin y al cabo, ha inspirado este trabajo. Al objeto de no extendernos en demasía y facilitar una amena lectura, aplicaremos aquello de que una imagen vale más que mil palabras; así, añadiendo imágenes y ahorrando palabras, trataremos de dar un mayor valor al presente documento.  

Si hay que hacer frente a un incendio forestal: pico, pala y chapiri contra el fuego.

En territorio nacional

En muchas ocasiones, tal vez por su vistosidad y espectacularidad, tendemos a relacionar a las Fuerzas Armadas y muy en concreto a La Legión con actos castrenses, paradas militares y marciales desfiles (Día de la Fiesta Nacional, Día de las Fuerzas Armadas, Semana Santa, Juras de Bandera…). Igualmente existen algunas iniciativas que mediante la difusión de la cultura de defensa (publicaciones, cursos, seminarios, conferencias…) tratan de propiciar el conocimiento y acercamiento del mundo militar a la sociedad civil o viceversa. Estas manifestaciones de marcado carácter institucional, aunque muy importantes, no serán – al menos en este momento – objeto de mayor trato. Nos centraremos en otras situaciones que desgraciadamente resultan menos vistosas y festivas pero que inevitablemente ocurren, las situaciones de emergencia en las cuales las Fuerzas Armadas y la sociedad civil han de unir esfuerzos para hacer frente a la adversidad.

Inundaciones de Málaga (1989). Una unidad de la Legión cumple la misión de desatascar los vanos de un puente para permitir el paso del agua.

Las Fuerzas Armadas son una institución que por misión y vocación están al servicio permanente del ciudadano. Es cierto que su función prioritaria es la defensa militar de España para garantizar la soberanía, la integridad territorial y el orden constitucional. Sin embargo, ello no es óbice sino más bien razón para que las Fuerzas Armadas intervengan en aquellas situaciones de emergencia en las que las autoridades y medios civiles puedan verse desbordados. Tanto es así que, para cubrir esta necesidad de forma permanente, en 2005, se creó la Unidad Militar de Emergencias (UME) cuya misión, según establece la Orden de Defensa 1766/2007 en su artículo 2), es “la intervención en cualquier lugar del territorio nacional, para contribuir a la seguridad y bienestar de los ciudadanos en los supuestos de grave riesgo, catástrofe, calamidad u otras necesidades públicas”

Marea negra en Galicia (2002). El general de la Brigada de La Legión inspecciona la labor de sus unidades durante la limpieza de chapapote en las costas gallegas.

Pero… ¿Qué ocurría antes del 2005 cuando no existía la UME? Pues no había grandes diferencias, las unidades militares también acudían en auxilio de las personas que eran objeto de peligro o desgracia: incendio, inundación, terremoto, pandemias o análogas calamidades. La Legión siempre se ha presentado con rapidez y entusiasmo para prestar socorro en estas situaciones y su simple llegada a las zonas afectadas ha sido interpretada como señal de que el desastre estaba bajo control y en vías de solución.

Incluso ahora, cuando la Unidad Militar de Emergencias se ve desbordada en alguna ocasión especialmente grave o compleja, los protocolos de actuación contemplan el despliegue de unidades regulares en apoyo de los efectivos de la UME. Así las Damas y Caballeros Legionarios han sido, son y seguirán siendo vistos en incendios, inundaciones, terremotos, accidentes, pandemias… prestando auxilio y consuelo a los necesitados y contribuyendo a paliar los efectos de todo tipo de catástrofes y siniestros.

Operación Balmis (2020). Durante la pandemia del COVID-19 los legionarios equipados con trajes de protección NBQ  participaron activamente en la desinfección de hospitales, ambulatorios, residencias de ancianos y otras instalaciones públicas.

En la escena internacional

La guerra sea posiblemente una de las mayores calamidades que puede afectar al ser humano. Sin embargo, los conflictos siguen proliferando y no parece que su erradicación sea cosa de corto plazo. Decía el romano Séneca que “una era construye ciudades, una hora las destruye”; pero mucho antes el griego Homero constataba que “los hombres se cansan antes de dormir, de amar, de cantar y bailar que de hacer la guerra”. La historia da la razón a ambos pensadores y nos viene demostrando que ambas afirmaciones son ciertas. 

Bosnia y Herzegovina (1992). La Agrupación Málaga (UNPROFOR) fue la primera en llegar a esta zona y rápidamente se hizo con el cariño de la población local.

Para paliar los efectos de los conflictos la comunidad internacional diseñó las denominadas operaciones de paz que, en diversos formatos, tratan de imponer el cese de las hostilidades, proporcionar ayuda humanitaria y, a la postre, garantizar las condiciones de seguridad que permitan la vuelta a la paz. Desde que España se sumó a estos esfuerzos internacionales, La Legión ha sido una de las unidades que con más entusiasmo y eficacia ha contribuido a la organización y envío de los contingentes que se han integrado en las diversas operaciones de paz. Tomamos prestado un párrafo de un artículo publicado hace algunos años en la revista Defensa por Eva de Lezo (“La Legión, las operaciones y el eterno retorno”) donde se constataba tal hecho: “Con las operaciones de paz, los legionarios volvían a primera línea dando muestra de su valía en cualquier situación, demostrando a propios y extraños ser una fuerza polivalente que actúa con igual entrega y eficacia en todo tipo de operaciones y escenarios”.

Afganistán (2010). La asistencia sanitaria es una de los servicios que la población civil más necesita y agradece en zonas de conflicto.

Los legionarios en su periplo expedicionario a lo largo y ancho del orbe (Bosnia y Herzegovina, Albania, Kosovo, Macedonia, Irak, Afganistán, Congo, Líbano, Mali…) se han distinguido por su eficacia y valor, viéndose en ocasiones obligados a realizar acciones de combate que fueron resueltas con profesionalidad y solvencia. Sin entrar en profundidad en hechos de armas, que darían para escribir uno o varios libros, seguimos con el hilo de nuestro argumento y hacemos algunas reflexiones sobre la labor desarrollada en favor de la población local (civiles que se han visto afectados por el conflicto). 

La Legión, incluso en los más complicados escenarios, siempre actúa con extrema profesionalidad, solida firmeza e imparcialidad ejemplar

En las operaciones de paz, las Damas y Caballeros Legionarios han destacado por cumplir la misión asignada hasta sus últimos extremos, aún a costa de poner en riesgo su propia vida. Esta forma de proceder es esencial para generar un clima de seguridad y certidumbre que constituye la base para ganar la confianza y apoyo de la población autóctona. Pero, además, en la corta distancia las Damas y Caballeros Legionarios son personas entrañables, afables, sensibles, generosas y solidarias. Hace ya más de un siglo Millán-Astray en su libro La Legión los describía así: “Los hay perfectos caballeros, hombres de honor y gran bravura […] Bravos, caballerosos, pensando sólo en batirse, dignos en sus conductas, generosamente desprendidos, resistentes al dolor, eran a la vez alegres, decididos y altamente simpáticos

Irak (2004). Tierna imagen de un duro capitán - procedente de la desaparecida Escala Legionaria – dando la bienvenida a un recién nacido.

La profesionalidad de sus unidades y la humanidad de su personal son los dos ingredientes que han fraguado el prestigio de La Legión a nivel internacional. Ingredientes que no son sino reflejo de los rasgos que caracterizan la personalidad de los españoles en general. Así, no es raro que militares de otros países se vean sorprendidos por la forma en que los contingentes españoles consiguen establecer sinceras relaciones de respeto y cooperación con la población local, así como con sus líderes y autoridades. Por ello no es extraño que alemanes, británicos, franceses o estadounidenses pregunten por ese secreto o requieran su presencia en aquellas zonas donde se registra tensión o la negociación se antoja difícil.  

República del Congo (2006). Las Damas y Caballeros Legionarios hacen gala de una gran simpatía y muy especial empatía en su trato con la población civil.

Simpatía y empatía

Según la Real Academia Española de la Lengua, simpatía es la “inclinación afectiva entre personas, generalmente espontánea y mutua”, mientras que la empatía consiste en la “identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro”.  La simpatía se sustenta sobre una comunidad de sentimientos, un afecto natural, mutuo y espontáneo que se traduce en una permanente actitud positiva y proactiva a favor de la persona o comunidad por la cual sentimos simpatía. La empatía va un poco más allá, es algo más profundo, se trata de una habilidad tanto cognitiva como emocional del individuo que realmente tiene la capacidad de ponerse en el lugar del otro comprendiendo sus emociones, puntos de vista y objetivos.

Bosnia y Herzegovina (1993). Un miembro de la Agrupación Canarias (UNPROFOR) comparte su ración con los niños de Mostar.

La simpatía impulsa a compartir sentimientos; la empatía enseña a comprender sentimientos. La simpatía tiene un componente altamente emocional y subjetivo y representa el camino fácil, se aceptan las opiniones y posturas ajenas porque, en lo básico, coinciden con las nuestras. La empatía, por el contrario, obliga a superar prejuicios e ideas preestablecidas, representa una aproximación más objetiva que exige considerar y valorar las perspectivas ajenas incluso aunque, en principio, no cuadren con las propias.

Mali (2018). Dejad que los niños se acerquen a mi

En las situaciones de conflicto y en los procesos de negociación la simpatía es importante para romper el hielo, pero la empatía es esencial para llegar a buen puerto. Conocer los sentimientos y aspiraciones de las partes implicadas resulta esencial por varias razones; primero para evitar herir sensibilidades que arruinarían ab initio cualquier posibilidad de entendimiento y en segundo lugar para explorar aquellas vías que conduzcan a puntos de encuentro que allanen el camino hacia la solución. Las Damas y Caballeros Legionarios son implacables y audaces guerreros pero, a la vez, muy empáticos y aún más simpáticos seres humanos. En definitiva, en La Legión, “lo cortés no quita lo valiente”. (Eva Cervera)


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