Colombia ha dado un paso decisivo en la modernización de su defensa aérea al cerrar el acuerdo con la compañía sueca Saab AB para la adquisición de 17 aviones de combate Gripen, un sistema de armas que representa un salto generacional en flota de la Fuerza Aeroespacial Colombiana. La decisión marca el fin de un largo proceso en el que el país evaluó varias opciones internacionales, incluyendo modelos norteamericanos y europeos, hasta inclinarse por una plataforma que combina costos operativos relativamente bajos, alta capacidad tecnológica y la posibilidad de participación industrial nacional.
El acuerdo consolida el inicio formal del programa que reemplazará a los veteranos IAI Kfir, aeronaves con más de cuarenta años de servicio que han alcanzado el límite de su vida útil pese a sucesivas modernizaciones. En total serán 17 aviones de combate Gripen, uno más de los contemplados inicialmente, con entregas programadas entre 2027 y 2032. El cierre de la negociación se hizo posible tras la obtención del aval de los bancos suecos para respaldar el esquema financiero del proyecto.
En total, el proyecto cuenta con una asignación de $16.5 billones de Cops, aproximadamente $4.300 millones de dólares, cifra que representa la inversión más importante en materia de defensa aérea en las últimas décadas en Colombia. La selección del Gripen sitúa a Colombia en un estándar tecnológico comparable al de las naciones que han renovado recientemente sus capacidades aéreas, al incorporar un caza de generación 4.5 que integra un radar AESA de última generación, aviónica modular, arquitectura centrada en software, sistemas de guerra electrónica de amplio espectro y una capacidad sobresaliente para operaciones de defensa aérea, ataque de precisión, vigilancia avanzada y combate más allá del rango visual.
Paquetes adicionales y proyectos de inversión social
La oferta de Saab, según se ha informado, contempla tanto la entrega de las aeronaves como un paquete de soporte logístico, simuladores, entrenamiento de pilotos y técnicos, y sistemas necesarios para el sostenimiento del programa durante su ciclo de vida. De igual forma, se ha planteado la posibilidad de que Colombia reciba transferencia de conocimiento e incluso participación industrial en el ensamblaje o producción de componentes, como ocurre ya con el programa Gripen brasileño, un modelo de cooperación regional que Saab ha visto con buenos ojos replicar en América Latina.
Uno de los componentes más llamativos del acuerdo es la intención a petición del presidente Gustavo Petro, de acompañar la venta de los cazas con proyectos de inversión social en Colombia, un enfoque muy poco común en contratos de defensa. La empresa sueca ha manifestado interés en apoyar iniciativas asociadas a energía solar, tratamiento de agua, infraestructura social, hospitales o pequeñas plantas productivas, lo que pretende generar un impacto positivo más allá del ámbito militar y facilitar la aceptación política y pública de la operación.
Gripen E/F
Este avión de combate está propulsado por un motor General Electric F414G, dotado de radar AESA Raven ES-05 y de sistema infrarrojo Skyward-G, lo que le confiere una gran conciencia situacional y capacidad para operar en entornos hostiles. Saab destaca su facilidad de mantenimiento y alta disponibilidad, no requiere instalaciones complejas ni el uso de herramientas especializadas. Se requieren únicamente un técnico y cinco mecánicos para realizar el turnaround en una misión Aire-Aire, en 15 minutos, según el fabricante. Además, su suite de guerra electrónica (EW) con cobertura esférica de 360° y capacidad de ataque electrónico (AE), le permite adentrarse en ambientes hostiles disputados y lograr la supremacía aérea. Se ha concebido con una arquitectura de aviónica abierta, que facilita la actualización de capacidades, ya que separa el software de vuelo crítico de la funcionalidad del sistema de misión. (Carlos Vanegas)







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