En medio de un contexto geopolítico marcado por la creciente tensión entre Washington y Caracas, la fragata multipropósito HNLMS Van Amstel (F831) de la clase Karel Doorman (también conocida como clase M) perteneciente a la Marina Real de los Países Bajos arribó al puerto de Sint Annabaai, en Willemstad, Curazao, el pasado jueves 11 de septiembre. Este despliegue marca el inicio de su misión como buque de estación en el Caribe, en reemplazo del patrullero de alta mar HNLMS Friesland (P842) de la clase Holland, que regresa a los Países Bajos para mantenimiento programado.
La HNLMS Van Amstel (F831), en servicio desde 1993 en la Marina de los Países Bajos, es una fragata versátil equipada con sistemas de guerra electrónica avanzados de Thales Nederland, un cañón OTO Melara de 76 mm, ocho misiles antibuque UGM-84 Harpoon y un sistema de lanzamiento vertical (VLS) Mark 48 con 16 celdas para misiles RIM-7 Sea Sparrow y un cañón Goalkeeper CIWS de 30 milímetros. Su capacidad operativa incluye también un helicóptero NH90 NFH, lo que le permite realizar misiones de interdicción marítima, patrullaje, rescate y apoyo logístico en zonas de alta sensibilidad estratégica.
Por otra parte, la llegada de esta fragata no solo responde a la rotación habitual de buques en la región, sino que se produce en un momento particularmente delicado, en el que en las últimas semanas Estados Unidos ha intensificado su presencia militar en el Caribe, desplegando destructores clase Arleigh Burke y un crucero clase Ticonderoga, equipados con el sistema Aegis, frente a las costas venezolanas. Esta acción se enmarca en la campaña de la administración del presidente Trump contra el Cartel de los Soles, una red de narcotráfico que se vincula a altos mandos del régimen venezolano.
En este contexto, la presencia de la HNLMS Van Amstel (F831) en Curazao adquiere una dimensión geopolítica adicional. Aunque el ministro de Defensa neerlandés, Ruben Brekelmans, ha declarado que Países Bajos no participa en el despliegue liderado por Estados Unidos, y que no hay planes inmediatos de modificar sus operaciones en el Caribe, el arribo de una fragata en lugar de un patrullero sugiere una mayor capacidad de respuesta ante posibles incidentes en la zona.
Cabe destacar que la HNLMS Van Amstel ya tiene experiencia en operaciones en el Caribe, siendo su última misión en la región en 2017, despliegue en el que logró incautar cerca de 700 kilogramos de cocaína en dos operativos entre la Guardia Costera de Curazao y la Armada de Colombia. En su historial de operaciones también se incluyen acciones en el Golfo de Adén contra la piratería somalí y misiones humanitarias en el Caribe durante la temporada de huracanes, como fue el caso de su despliegue a la ciudad estadounidense de Nueva Orleans, luego de que esta fuera azotada por el huracán Katrina en 2005.
La decisión de La Haya de mantener una presencia naval permanente en el Caribe responde a la necesidad de garantizar la seguridad regional, combatir el narcotráfico y proteger sus intereses en las Antillas Neerlandesas. Sin embargo, en el actual clima de confrontación, cada movimiento militar es observado con atención por los actores regionales e internacionales, por lo que la llegada de la fragata HNLMS Van Amstel (F831) podría ser interpretada como una señal de respaldo indirecto a las operaciones de seguridad marítima de Estados Unidos en el Caribe, en un momento en que la región se convierte nuevamente en un tablero estratégico de disputa entre potencias. (Bernardo de la Fuente)
13 comentarios