El proyecto de Ley de Finanzas de Marruecos para 2026 muestra claramente la apuesta por acelerar el ritmo de modernización de sus Fuerzas Armadas y el fortalecimiento de la base industrial de defensa local, asignando recursos históricos a la Defensa Nacional.
Cada año, las cifras presupuestarias no son meros datos contables, sino documentos estratégicos que revelan las prioridades profundas de los Estados y sus orientaciones futuras. En la región del Magreb, caracterizada por complejas interacciones geopolíticas, los proyectos de ley de finanzas para 2026 de Marruecos y Argelia ofrecen una visión clara de dos estrategias de defensa divergentes, cada una con su propia lógica, cargas económicas e implicaciones futuras. Mientras Marruecos continúa su senda de modernización cualitativa, unida a la construcción de una base industrial soberana, Argelia persiste en su enfoque de gasto cuantitativo masivo, que la sitúa en una categoría excepcional a nivel mundial.
Marruecos: Modernización cualitativa y una ambición industrial calculada
El proyecto de Ley de Finanzas marroquí para 2026 revela una filosofía clara basada en la continuidad y la planificación a largo plazo. Se han autorizado compromisos financieros futuros para la Administración de la Defensa Nacional por un valor de 157.170 millones de dírhams marroquíes (aproximadamente 14.700 millones de euros). Esta cifra, conocida como "créditos de compromiso", no representa el gasto real del año, sino el techo financiero permitido para cerrar contratos de armamento y modernización que se extienden a lo largo de varios años, además de una nueva enmienda para ampliar su alcance, integrando operaciones relacionadas con la construcción de las infraestructuras necesarias para las Fuerzas Armadas de Marruecos. Su importancia radica en ser un indicador del volumen y la calidad de los futuros programas de modernización que planean las Fuerzas Armadas Reales, registrando un notable aumento del 17,77% en comparación con el año anterior.
En cuanto al presupuesto real que se desembolsará durante 2026, conocido como "créditos de pago", asciende a 55.300 millones de dírhams (5.157 millones de euros). Este importe se destina a cubrir los gastos operativos corrientes, los salarios del personal, el mantenimiento de equipos, además de los pagos de las cuotas anuales correspondientes a contratos firmados en años anteriores. La gran brecha entre los créditos de compromiso y los créditos de pago refleja la metodología de planificación financiera marroquí, que distribuye el coste de los grandes contratos a lo largo de varios años para aliviar la carga sobre el presupuesto anual y garantizar la sostenibilidad de la financiación.
Los fondos se dirigen hacia dos objetivos paralelos
El primero es completar los programas de modernización cualitativa de las distintas ramas del ejército, mediante la adquisición de plataformas de combate modernas, tecnología avanzada y el desarrollo de infraestructuras. El segundo objetivo, cuya importancia crece constantemente, es apoyar y desarrollar la base industrial de defensa local. El objetivo ya no se limita a la compra, sino que ha evolucionado hacia la fabricación conjunta y, posiblemente más adelante, la transferencia de tecnología, en un esfuerzo decidido por reducir la dependencia externa y alcanzar un grado de autosuficiencia en áreas vitales como el mantenimiento de equipos, la producción de municiones y algunos sistemas menos complejos.
En el plano humano, esta orientación financiera respalda la creación de 5.500 nuevos puestos, una cifra inferior a los 5.792 del año pasado. Asimismo, el aumento del presupuesto, aunque modesto, para el Centro Real de Teledetección Espacial, subraya la creciente importancia estratégica de las capacidades de inteligencia, vigilancia y reconocimiento espaciales en la moderna doctrina militar marroquí.
Argelia: Continuación del enfoque de gasto masivo en defensa
Por su parte las cifras argelinas presentan un panorama completamente diferente. El proyecto de presupuesto para 2026 asigna al Ministerio de Defensa Nacional unos enormes créditos de pago (gasto real) de 3.205 billones de dinares argelinos (21.153 millones de euros). Los créditos de compromiso son de un valor similar, alcanzando los 3.305 billones de dinares (unos 22.800 millones de euros). La proximidad entre ambas cifras indica que una gran parte del presupuesto se destina a cubrir costes inmediatos y contratos a corto plazo, o a realizar grandes pagos por importantes acuerdos previos, lo que refleja la intensidad del gasto operativo y de mantenimiento de una fuerza militar masiva en número y equipamiento.
Se espera que, antes de fin de año, las bases aéreas acojan tres modelos diferentes de nuevos cazas rusos para la Fuerza Aérea de Argelia: 12 aviones de combate de quinta generación Sukhoi Su-57, 14 cazas de superioridad aérea Su-35, cuya entrega comenzó a principios de año, y 14 bombarderos Su-34 que actualmente están realizando sus últimas pruebas en Rusia.
Este volumen de gasto no es un hecho excepcional, sino la continuación de una política consolidada que ha convertido a Argelia en uno de los mayores importadores de armas de África y del mundo. Esta política se basa en una doctrina de defensa centrada en la disuasión a través de la superioridad cuantitativa y el mantenimiento de un gran ejército convencional con equipamiento pesado.
Análisis comparativo: Las cifras en su contexto económico
Al situar estos presupuestos en el contexto de la capacidad económica de cada país, las diferencias estratégicas se hacen más profundas. Basándose en las últimas estimaciones del Fondo Monetario Internacional para el Producto Interior Bruto (PIB) de 2025 y convirtiéndolas a euros (a un tipo de cambio aproximado), se pueden extraer los siguientes indicadores:
Para Marruecos, el gasto real en defensa de 5.100 millones de euros representa aproximadamente el 3,4% de su PIB previsto (154.000 millones de euros), y constituye el 7,66% del presupuesto general del Estado (66.600 millones de euros). Este porcentaje, aunque superior a la media europea, se mantiene dentro de un rango económicamente manejable.
En Argelia, sin embargo, el panorama es radicalmente distinto. El gasto real en defensa de 22.100 millones de euros se dispara hasta representar casi el 8,9% de su PIB (247 mil millones de euros). Además, este gasto absorbe el 15,1% del presupuesto general del Estado (146.300millones de euros). Un porcentaje del 8,9% del PIB sitúa a Argelia en una categoría excepcional de países, superando ampliamente la media de gasto de los países de la OTAN (alrededor del 2%), por encima de una gran potencia regional y petrolera como Arabia Saudí (7,3%), e incluso acercándose a los niveles de gasto de países en estado de conflicto casi permanente como Israel (alrededor del 9%). Incluso Taiwán, que enfrenta una amenaza existencial directa, apenas gasta el 3% de su PIB.
Prioridades nacionales: El equilibrio entre defensa y desarrollo
La asignación de recursos financieros es, en esencia, un ejercicio de establecimiento de prioridades nacionales. Al comparar el gasto militar con el gasto en sectores sociales vitales, la diferencia en la filosofía de gobierno se manifiesta claramente.
En Argelia, el presupuesto de defensa (22.100 millones de euros) supera la suma de los presupuestos de los sectores de Educación y Salud (alrededor de 18.500 millones de euros). Esta distribución revela que la seguridad, en su concepción militar tradicional, ocupa la cima de la pirámide de prioridades.
En cambio, el modelo marroquí refleja un equilibrio diferente. El presupuesto de defensa (5.100 millones de euros) sigue siendo considerablemente inferior al gasto destinado a los sectores de educación y salud combinados (unos 13.900 millones de euros). Esta distribución indica que el Estado, a pesar de ser consciente de los desafíos de seguridad y la necesidad de modernización militar, busca mantener un equilibrio entre las exigencias de la defensa y las prioridades del desarrollo humano y social, especialmente tras las recientes manifestaciones populares de la Generación Z que causaron la muerte de 3 manifestantes y dejaron decenas de heridos y detenidos entre los jóvenes que exigían mejoras en los sectores de salud y educación.
Dos visiones de la seguridad y el futuro de la región
En última instancia, los presupuestos de 2026 reflejan dos visiones distintas de la seguridad nacional. Marruecos adopta un enfoque que podría describirse como "Poder Inteligente" (Smart Power), donde el énfasis se pone en la modernización cualitativa, la tecnología avanzada en asociación principalmente con Estados Unidos e Israel, y la construcción de una autonomía industrial gradual en colaboración con India y Turquía. Es una estrategia de inversión a largo plazo tanto en las capacidades militares como en las económicas.
Argelia, por su parte, continúa apostando por una estrategia de "masa y disuasión", que requiere mantener y equipar constantemente una enorme fuerza militar, lo que se traduce en un gasto financiero masivo y continuo. Esta estrategia garantiza una clara superioridad cuantitativa sobre el papel, pero impone una carga económica formidable y hace que el presupuesto nacional sea extremadamente sensible a las fluctuaciones de los precios de los hidrocarburos, la fuente casi exclusiva de ingresos del Estado.
Los dos caminos elegidos por los países vecinos definirán no solo el equilibrio militar en la región en los próximos años, sino también la trayectoria del desarrollo económico y social de cada uno. La pregunta sigue abierta sobre cuál de estas dos estrategias demostrará ser la más eficaz y sostenible para hacer frente a los complejos desafíos del futuro. (Alex Ribeiro)







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