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Domingo, 28 de abril de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

Las perspectivas del mercado mundial de la defensa

La evolución del gasto en defensa en lo que va de siglo, es una evidencia de un cambio geoestratégico muy evidente. Las democracias, incluso a pesar de los acontecimientos recientes de Ucrania, gastan cada vez menos relativamente y las naciones autoritarias cada vez más.

Si analizamos la evolución del gasto en defensa en lo que va de siglo veremos que China y Estados Unidos han continuado a un ritmo similar de crecimiento, pero debemos tener en cuenta que la capacidad real de compra de China no puede entenderse en términos de paridades de cambio. Asimismo, la composición del gasto es muy diferente.

Beijing ya gasta en paridad de compra más que Estados Unidos en defensa e invierte en modernización más que Washington, incluso a tipos oficiales de cambio, y la tendencia a divergir crece cada año, lo que conducirá a una clara superioridad china en equipamiento y tecnología al final de esta década.

Volveré a este cuadro al comentar la situación de España, el país de la lista que menos ha crecido en gasto en defensa en este periodo, a pesar del incremento de este último año. En lo que va de siglo, China ha multiplicado por 3 su gasto en Defensa; Rusia por 10, incluyendo en las cifras los gastos de la guerra en Ucrania; e Irán por 7; frente a multiplicadores inferiores a 2 en todos los países europeos, menos Polonia, que ya gasta en defensa 3 veces más que España, lo que viene condicionado por la certeza de la amenaza rusa sobre su territorio.

Como he venido argumentando desde hace más de diez años, la carrera entre Marruecos y Argelia sigue imparable. Argelia ha multiplicado por 8 su gasto en defensa y Marruecos por 11 desde comienzos de siglo, circunstancias a las que no podemos ser ajenos y que suponen una enorme llamada de atención.

Salvo una caída del régimen chino y del ruso actuales, lo que no parece muy previsible, asistiremos en los próximos años a un tensionamiento creciente en la esfera internacional, que se centrará en los mismos tres ejes de la II Guerra Mundial: Extremo Oriente, Europa y Norte de África y Oriente Medio.

El incremento del poderío militar de estos países y su creciente apuesta expansionista obligarán a Occidente a un refuerzo constante y creciente de sus capacidades hasta conseguir llevar al convencimiento a todos de que no existe una victoria en la guerra.

Sólo así conseguiremos evitar un estallido bélico de proporciones inimaginables. Los pasos en esta dirección son evidentes en la actualidad en Estados Unidos, Japón y en los aliados en Extremo Oriente y comienzan a vislumbrarse en Europa. Por tanto, la demanda de bienes para la defensa y, sobre todo, buscando la superioridad tecnológica, crecerá en cifras de 2 dígitos en lo que queda de década, al menos.

Sin embargo, los diferentes ratios de crecimiento del gasto militar por países tendrán una repercusión enorme en el desarrollo de sus industrias de defensa. Los estados que van a realizar esfuerzos extraordinarios para su seguridad van a acentuar las exigencias de contenido local en los contratos, por lo que veremos, como ya observamos en la actualidad, un desarrollo de las industrias de Extremo Oriente, India, Asia Central y en algunos países africanos, como Marruecos, Egipto, Nigeria, Etiopía y Angola, que ya están poniendo a punto nuevas políticas de compensaciones industriales.

Las industrias europeas reducirán su presencia exportadora, pero verán un crecimiento de la producción doméstica para atender las necesidades propias, por lo que, en función de la demanda de cada país en Europa, observaremos trayectorias diferentes en ellas.

Las del Este de Europa, nórdicas y Turquía verán crecer a sus empresas, alentadas por el crecimiento de sus presupuestos militares. El menor peso de Europa en el mundo tendrá repercusiones en todos los aspectos de la vida. Alemania pasará de ser la quinta economía del mundo a la novena en 2050, la británica de ser la novena a la décima, Francia de la décima a la duodécima, Italia del puesto 12 al 21 y España del 16 a 26.

Claramente el declive Mediterráneo en Europa será abismal en las próximas tres décadas. Debemos tener en consideración que la participación de la economía europea en el planeta será inferior al 10 por ciento en 2050. Iberoamérica cada vez será más irrelevante en el mercado de la defensa, a pesar de que Brasil y México serán en 2030, la octava y la novena economía más grandes del planeta, pero no existen razones de peso para un incremento del gasto militar, como sí veremos en otras regiones.

África

En el otro lado, el desarrollo económico del África subsahariana, donde viven 1.000 millones de personas, tendrá claras repercusiones en la adquisición de nuevas capacidades militares, especialmente en Nigeria, República Democrática del Congo, Etiopía y Tanzania, mercados que mostrarán una enorme pujanza. Según las proyecciones de PIB (Producto Interior Bruto) según paridad de compra PPA (Paridad de Poder Adquisitivo), la quinta economía del mundo en 2030 será Indonesia, con 5.424.000 millones de dólares y la cuarta economía mundial en 2050.

Cinco de los diez países más poblados del mundo en 2100 estarán en África, con Nigeria que alcanzará los 545 millones de habitantes. Pero los dos grandes ejes del mundo serán Asia y Estados Unidos. En 2050, Estados Unidos será la tercera economía mundial, con India y China por delante e Indonesia por detrás. El resto del mundo deberá adaptarse a esta nueva realidad, todo esto suponiendo que el gigante norteamericano no sufra una involución, como ya se pretendió en 2021, un escenario para el que nadie está preparado. Para 2024 observaremos ya claramente este tensionamiento de la esfera internacional.

Seguramente Rusia afianzará su presencia en el Este de Ucrania y habrá conseguido una pírrica victoria, pero quizás suficiente a la espera de que su gran aliado, China, alcance el papel de liderazgo militar en el mundo, lo suficiente para disuadir a Estados Unidos de intervenir en Europa.

Las industrias europeas se beneficiarán de esta coyuntura de mayor gasto en defensa, aunque estará por ver si esta corriente inversora se traduce en un proceso de consolidación y racionalización o simplemente será algo transitorio. El empuje alemán reforzará muchas de sus capacidades militares y seguramente su industria buscará nuevas adquisiciones para consolidarse como el líder de defensa en Europa a finales de la década. Por Enrique Navarro. Presidente MQGloNet


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