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Martes, 30 de abril de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

Necesitamos subcampeones de defensa nacionales

Cada cierto tiempo reaparece el dilema de la estructura industrial nacional de defensa. La razón supongo que está ligada a que la actual presenta deficiencias, que deben ser corregidas de cara a que la soberanía industrial se incremente, o las empresas ganen más dinero, o que puedan exportar más. 

Para hablar de la necesidad imperiosa que tienen todos los países de disponer de competitivos subcampeones nacionales, que es mi tesis, es necesario con carácter previo delimitar el concepto y distinguirlo de los campeones nacionales y de la cadena de suministro, que serían los de la medalla de bronce y diploma. Estos últimos quizás no necesitan de mucha explicación, aunque son importantísimos, son casi el pulmón de la industria nacional de defensa.

Como nadie teoriza sobre qué es un campeón nacional, realizaremos una interpretación observable del fenómeno. Partimos de que solo hay un campeón nacional. Excepto Estados Unidos, nadie se permite el lujo de tener varios. ¿Quiénes son esas empresas que lideran la industria de defensa en nuestro entorno europeo?

  • BAE systems, que factura 26.000 millones de dólares en defensa, construye todo tipo de plataformas, sistemas y de conjuntos y diversas soluciones de software. Supone el 70 por ciento de la producción nacional, fabrica en Estados Unidos un tercio y exporta fuera de programas cooperativos un 35 por ciento.
  • Thales en Francia factura 10.212 millones de dólares en defensa y exporta un 35 por ciento de su producción y dispone de un quinto de su fabricación en Estados Unidos, con participación en empresas claves en espacio y el ámbito naval. Sus productos están presentes en todo tipo de plataformas y se benefician de los éxitos de Naval Group, Dassault y Airbus.
  • Alemania no tiene un campeón nacional en sentido estricto, ya que su mayor empresa, Rheinmetall, cuenta con una amplia presencia en el sector terrestre, pero supone menos del 30 por ciento de la producción nacional de defensa, sus exportaciones llegan a la mitad de su construcción y factura unos 4.000 millones de dólares en este campo, una parte muy sustancial en Estados Unidos.
  • Italia, con Leonardo, que factura 10.212 millones de dólares en defensa y con presencia en los sectores espacial, de misiles, terrestre y aéreo con plataformas propias. Un tercio de su producción está en Estados Unidos, después de la adquisición de DRS technologies. Exporta casi el 50 por ciento.
  • Suecia, donde Saab está presente como plataformista y sistemista, dominando el sector nacional con un 50 por ciento de la producción nacional de defensa y una facturación en este campo de 4.200 millones de dólares, la mitad en exportaciones.
  • Airbus, con una facturación en defensa de 13.000 millones de euros es el campeón de la UE, con presencia en plataformas aéreas y sistemas, misiles y espacio. El desglose por países de su producción en defensa es de unos 4.000 millones de dólares en España, unos 5.000 en Francia y 4.000 millones en Alemania, exporta el 45 por ciento de su producción y tiene una presencia activa en Estados Unidos.

El campeón nacional, además de ser único, su capital, ingeniería y producción han de ser españoles, circunstancias que coinciden en los enumerados campeones. En España esta circunstancia solo se daría en Navantia e Indra, de entre las 6 empresas grandes que suponen el 85 por ciento de la facturación. Así que una de estas dos o las dos unidas po-drían ser el campeón nacional.

Navantia tiene una facturación en defensa de unos 1.100 millones de dólares e Indra sobre los 750 millones. Navantia facturó 339 millones de euros al Ministerio de Defensa en 2020 y 92 millones Indra, por su condición de sistemista, pues el 75 por ciento de su producción en el sector tiene como cliente a otras empresas de defensa, particularmente plataformistas.

Navantia es un plataformista, lo que es obvio, que permite a sus clientes conformar la configuración de los equipos que se integrarán, lo que hace posible que sus fragatas equipen productos de Indra, Lockheed Martin o Thales, según las necesidades de sus clientes. Navantia exporta alrededor de un 30 por ciento de su facturación e Indra alrededor de un 10 de la de Defensa, entendiendo por exportación aquella que no está financiada por el presupuesto español, como ocurre con los programas FCAS, Eurofighter o A400M. Cada uno puede conformar la opinión que desee.

¿Quiénes son los subcampeones nacionales?

Empresas con producto propio, con ingeniería en España y con un alto nivel de exportación. Hay casos de éxito: ITP, sus turbinas de baja están en muchos programas aéreos civiles y militares y gestionan el mantenimiento de casi todos los motores en nuestras Fuerzas Armadas. Su exportación en el sector militar es casi en exclusiva en el marco de consorcios multilaterales.

Santa Bárbara Sistemas es plataformista de vehículos blindados con capacidad para integrar sistemas y soluciones según los requerimientos de sus clientes e incorporan distintas estaciones, transmisiones, electro-óptica, comunicaciones etc. Exporta más de la mitad de su producción con contratos actuales en Filipinas y en Reino Unido. Grupo Oesía, con presencia en todos los programas colaborativos y en las plataformas, con un ratio de exportación fuera de programas financiados por el Gobierno español por encima del 20 por ciento. Urovesa cuenta con presencia en 40 países, vehículos propios y capacidad para integrar diferentes sistemas.

Otras empresas también disponen de productos propios, participan en programas cooperativos y tienen un alto porcentaje de exportaciones, aunque sus volúmenes son inferiores. Casi no tienen fricciones entre ellas, lo que también ocurre a otros niveles, por lo que podemos concluir que en la industria española no hay duplicidades y esto conduce a pensar que no hay beneficio doméstico en promover esta idea del campeón nacional, siendo, además, seguramente pernicioso crear un monopolio frente al Estado, lo que no mejoraría la eficiencia de la gestión pública.

Podríamos decir que el tamaño es importante para vender fuera, pero nada soporta esta tesis. Aunque Indra o Navantia o cualquier otra asumieran la totalidad de la producción nacional de defensa, no llegarían a 5.000 millones de euros anuales, la mitad de la facturación anual de Thales y casi un tercio de la de Leonardo.

Lo relevante para ganar contratos y competitividad es comprar empresas en otros mercados, como hicieron todos los campeones nacionales citados, especialmente en Estados Unidos donde se encuentra el 60 por ciento del consumo mundial; lo es ampliar la cartera de productos, invirtiendo en innovación en cantidades que para nosotros son ciencia ficción y requiere productos propios y con un catálogo relevante para tener presencia en muchos sistemas y en el exterior muy relevante, que es como la prueba del algodón.

En conclusión, apoyemos a los subcampeones nacionales, porque de ellos será el reino de la defensa, y promovamos la creación de este tipo de empresas, que es donde España será más competitiva. Si nos empeñamos en correr contra los grandes sin tener el pulmón necesario, producto de un largo desarrollo industrial y tecnológico, no llegaremos a ningún sitio, así que más bien busquemos los nichos de carreras dónde podemos ganar y ahí están mis subcampeones nacionales. (Por Enrique Navarro / Presidente MQGloNet)

 


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