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Sábado, 27 de abril de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

De aquellos barros estos lodos, algo de historia contemporánea del SEMAR de la Guardia Civil

Corrían los años 80 cuando las entonces Comandancias de Marina a pleno rendimiento observaban cómo aumentaban las denuncias por avistamientos de las primeras pateras con migrantes marroquíes llegando a nuestras costas, además de algunas con hachís, el contrabando de tabaco estaba en auge y las patrullas de tierra se limitaban a verlas desde el rabalaje mientras estas, impasibles, aguardaban al cambio de turno o la noche… en la mar salvo en el estrecho de Gibraltar que luchaba el Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) contra el contrabando de tabaco, y alguna de hachís, nadie acudía por estas incidencias que por aquel entonces y más adelante denominaron algunos como “problema policial”.

Había que ponerle un cascabel al gato ¿pero quién? Pues los de siempre, la Guardia Civil, se crearon las unidades de Marinos dependientes de las unidades de la Jefatura de Fiscal y Fronteras, jefatura últimamente codiciada por las altas esferas del cuerpo hermano y de los Mossos de Escuadra. Estos acudían a esos lugares donde la Armada española no podía llegar, primero porque no había patrulleros en toda la costa y segundo porque ya bien por el porte o porque era un “problema policial” no acudían.

Estas primeras patrullas de Marinos que vestían de azul con gorra de plato con el águila y la cruz de Santiago de Gules (ya que la Guardia Civil aún era parte de las Fuerzas Armadas), consiguieron sorprender a estos traficantes de mercancías y personas que no se esperaban ver a alguien acechándolos. También hacían rescates en la mar cuando no existía otro medio de salvamento y comenzaban las primeras inspecciones a buques, así como las conocidas visitas de fondeo. Tuvo tan buen resultado que había que crear una especialidad, y ahí hubo un pequeño recelo por parte de la Armada.

Los cambios

Ya a finales de los 80 y principios de los 90, La Guardia Civil pasó a separarse de las Fuerzas Armadas en virtud de la Ley Orgánica 2/86 de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, dependiendo únicamente del Ministerio de Defensa, es decir Fuerza Armada, en misiones de carácter militar, en estado de sitio o excepción, ascensos, recomendaciones, situación del personal, junto con el Ministerio de Interior en despliegue de la fuerza, acuartelamientos, armamento…

Pero no solo le ocurrió a la Guardia Civil… La Ley 27/1992, de Puertos del Estado y de la Marina Mercante, designaba en su artículo 88, a las Capitanías Marítimas como los nuevos órganos periféricos de la Administración Marítima. La Armada empezaba a perder protagonismo en tierra.

Volviendo a la Guardia Civil y en el Gobierno en su ánimo por aquel entonces de atajar en la medida de lo posible los problemas que había en la costa y con unas olimpiadas en Barcelona y una Exposición Universal en Sevilla a la vista, debía hacer algo. Y por Real Decreto en el año 1991 fundó el Servicio Marítimo (SEMAR) de la Guardia Civil para recelo de algunos. No obstante, las primeras promociones de patrones y marineros fueron formados con “Honor, Valor, Disciplina y Lealtad” en la escuela Naval Militar de la Armada en Marín.  Pero cómo encajaban esos primeros patrones y marineros a efectos de titulación marítima, por supuesto consultada la Armada que los formaba estos no acertaron más que a relegar en Marina Mercante este tema… aún chirría a ojos de algunos ver a un Suboficial o Cabo a los mandos de un patrullero.

Y el amor se acabó después de esas primeras promociones soltando la patata caliente al Gobierno de turno. Pero un año después de su fundación, en el año 1992 se creó la fantástica academia de Salvamento Marítimo de Veranes en Asturias, así como la Sociedad de Salvamento Marítimo dependiente del Ministerio de Fomento, formada por grandísimos marinos experimentados que pasaban a formar parte de sus filas.

Ahí comenzó la gran aventura de la formación de los agentes del Servicio Marítimo, aunque faltaba algo. Esa formación no era específica para la labor policial que se desarrollaba en la mar, para esos “problemas policiales” que incluso en un principio Salvamento Marítimo afirmaba respecto de las pateras con migrantes.

Llegaron los primeros buques oceánicos “Río Miño” y “Río Tajo”, no por gusto, no por aparentar, sino porque la delincuencia se extendía más allá de nuestro Mar Territorial y la Audiencia Nacional y los tratados con otros países requerían soluciones. Para quien no lo sabe, en el Real Decreto fundacional del Servicio Marítimo se le otorga a la Guardia Civil las funciones de Seguridad Ciudadana y Policía Judicial en la Mar entre otras muchas, aparte de las misiones que los tratados del gobierno determine.

Y ya se lio de nuevo… ¿Había personal suficiente en Guardia Civil para llevar estos buques? Pues sí, pero volviendo a lo militar, si ya chirriaba ver a un suboficial de patrón de una embarcación ligera, imagínense un buque llevado por un Guardia Civil raso con título de Capitán de la Marina Mercante.

La Guardia Civil seguía así buscando padre para su especialidad Marítima, no se entiende el porqué de ese desamor e incluso rabia patente de algunos que no ven que todos los países alrededor tienen eso. Por ejemplo, Italia tiene su Guardia Costiera y su Guardia di Finanza, con su escuela de más de 40 años, los Carabinieri en la mar e incluso los bomberos tienen buques aparte de la gran Marina Militare. Francia con su Marina Nacional, su Gendarmerie en la mar y su Guardia Costera también. Portugal, Alemania y así todos.

Hubo que crear una escuela de formación específica para el Servicio Marítimo. Es sabido por todo conocedor de la norma que el sistema de enseñanza de perfeccionamiento debe ser autorizado en Guardia Civil por el Ministerio de Defensa, por ello se volvió a pedir que fuese la Armada quien llevase los buques, pero se cerró la puerta del todo. No será por no intentarlo, decían los que con gran amor a la especialidad después de más de 30 años han dado grandísimos servicios, sangre, sudor y lágrimas a España.

A día de hoy se siguen construyendo patrulleras para esta especialidad, para tranquilidad de los ahorradores, son financiadas por Frontex desde hace años, cierto es que hablar de la elección a concurso de estas empresas daría para escribir otro libro, pero sería interesante repasar algunas cosas. Ni que decir tiene que la Guardia Civil, como ya se ha comentado anteriormente, pasa automáticamente a depender de Defensa en diversos casos, y por ende el Servicio Marítimo y sus patrulleras y buques, además ipso facto.

El SVA, por increíble que parezca, sigue dependiendo del Ministerio de Hacienda y sigue teniendo sus embarcaciones y buques como auxiliares de la Armada y Salvamento Marítimo y su amplísima red de embarcaciones y buques que navegan en aguas internacionales. ¿Como quedarían? Quizás sería la única incógnita, evidentemente respecto de los medios materiales hablando.

¿Una Guardia Costera que englobe todas las funciones, militares y policiales?

Ese cuerpo de verde dependiente del Ejército fue creado para unificar los diferentes cuerpos existentes en todo el territorio nacional y proteger la seguridad ciudadana donde estuviese, aunque a día de hoy se le está echando de malas maneras de las Comunidades Autónomas independentistas.

En éstas se están creando cuerpos marítimos sin competencias, pero con gran influencia política y presupuesto, tapándole la boca a la Benemérita cada vez que observan que, pese a no tener esas competencias, hacen lo que quieren, no vaya a ser que moleste a alguien. Aquellos que la defienden y la quieren luchan por su cuenta hasta que se les releva de su puesto, viendo como unos y otros se quejan de su existencia y abrazan lo exótico de otros cuerpos que ni existen en otros países, ni tienen la tradición marinera que a lo largo de los años ha demostrado uno de los cuerpos policiales más eficaces del mundo: la Guardia Civil española. (Fernando R. Velas)


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