Así lo adelantaron los principales responsables del Ministerio de Defensa Nacional, el Dr. Javier García y el Cnel. Rivera Elgue, fundamentando la decisión en los costos superiores al millón y medio de dólares por año en mantenimiento para un avión que costó poco más de un millón (aunque se estuvo a punto de vender al ex presidente José Mujica a 2.500.000 de dólares) y que, anunciado falsamente, como aeronave ambulancia- habiéndole debido incorporar una camilla escamoteable de 90.000 dólares a posteriori- sólo realizó unos pocos traslados aeromédicos, siendo el resto de su utilización como avión VIP, el cual ha volado con la Fuerza Aérea Uruguaya menos de 500 horas.
Su adquisición fue largamente sospechada de presiones indebidas del anterior gobierno a la FAU ya que, además de exigir una altura interna superior a 1,74 metros, requería que el aparato estuviese previamente registrado con matrícula uruguaya, lo que sólo era cumplido por el jet de una colateral del poderosos grupo local Autolider, que hacía años quería enajenarlo.
Presiones a la prensa nacional, juicios e interrogatorios policiales indebidos o inducidos por la empresa bajo falsas denuncias a cronistas y jugosas pautas publicitarias de la empresa vendedora-inmediatamente después de esta saga, vendida a un grupo británico- a ciertos medios, silenciaron la enorme oposición a esta compra, hasta que la campaña electoral pasada la reavivó , recogiendo el compromiso de ponerla a la venta e investigar al respecto. La fórmula elegida para deshacerse del reactor sería la de una subasta internacional o procedimiento similar.
Mientras tanto, la mayoría de los traslados sanitarios estatales en Uruguay, los realizan los C-212 de la FAU sin que la presnecia del Hawker alterara mínimamente el cuadro. (Javier Bonilla)
