La semana pasada, tras asaltar una comisaría próxima a la frontera con Brasil, haciéndose de varios chalecos antibalas, una banda compuesta por delincuentes uruguayos y brasileños intentó robar en la Compañía de San Miguel (dependiente del Batallón de Infantería Nº 12) buscando armamento de cierto poder de fuego, como fusiles Steyr AUG, ametralladoras .50 y pistolas .45. Casi simultáneamente a la detención de los delincuentes, se radió un mensaje reservado enviado por jefes militares a sus unidades en la frontera con Brasil alertando sobre la situación.
Las armas, habría sido vendidas en territorio brasileño a la peligrosa agrupación narcotraficante paulista Primeiro Comando da Capital, cuyos tentáculos ya llegan a diversas fronteras sudamericanas- protagonizando diversos asesinatos y robos de armamento en Paraguay- dominando el comercio de crack, cocaína y marihuana en diversas áreas limítrofes uruguayo-brasileñas, notoriamente en la zona de Chuy (cuya tasa de asesinatos se ha octuplicado en los últimos 11 meses) y posiblemente esté avanzando dentro de Uruguay, a unos 25 kilómetros dentro de fronteras, contando con una organización y poder de fuego muy superior al tráfico local de narcóticos, además de hacer gala de una extrema crueldad.
Durante 2016, diversos, reiterados y conocida y llamativos episodios de ingreso y robo de armas a establecimientos castrenses y policiales determinó un aumento de la seguridad en los mismos, incrementando las tareas de inteligencia. (Javier Bonilla)