El 1 de mayo de 2015 un helicóptero EC-725 Cougar de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) fue derribado en el Estado de Jalisco. La aeronave atacada llevaba la matrícula 1009, y había sido entregada a México apenas unos meses antes, en el año 2014, como parte del paquete de 12 unidades de helicópteros Cougar que adquirió México a Francia.
Tras recibir fuego de armas de alto y muy alto poder desde tierra (ametralladoras y lanzacohetes), el aparato del Escuadrón Aéreo 101 se precipitó a tierra en el municipio de Villa Purificación.
Aquel lejano día, hace 10 años, la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) había desplegado un potente operativo para detener a Nemesio Oseguera Cervantes, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), un objetivo de muy alto valor. La misión era tan secreta que la mayoría de los agentes participantes desconocían la identidad del objetivo que detendrían, el nombre de la misma era “Operación Jalisco”.
A bordo del helicóptero viajaban un total de 18 personas: 5 de ellas eran la tripulación, 11 eran operadores de fuerzas especiales del Ejército Mexicano y 2 eran agentes de la Policía Federal, ahora extinta. En la ‘Operación Jalisco’ participaban un total de 4 helicópteros de la FAM: el citado Cougar derribado, un Bell 412 (que trasladaría al objetivo una vez lo hubiesen capturado) y dos Black Hawk.
Con las primeras luces del amanecer, el Cougar 1009 de la Fuerza Aérea Mexicana inició un vuelo de reconocimiento en el que localizó un importante convoy de vehículos sospechosos en un camino rural de la zona, que con muchas probabilidades transportaban al objetivo. Sin embargo, al momento de aproximarse, el helicóptero recibió fuego desde los vehículos con armas de alto poder (ametralladoras pesadas) cuyos proyectiles penetraron el fuselaje de la aeronave, hiriendo de gravedad a algunos de los ocupantes. Instantes después, los criminales abrieron fuego con un lanzacohetes al helicóptero, impactando en su rotor y envolviéndolo en una nube de llamas. El helicóptero finalmente se estrelló, muriendo 8 de sus ocupantes en el acto y sin llegar a abrir fuego en ningún momento en contra de los criminales, según han confirmado supervivientes.
Tras el impacto en el terreno, los sicarios se aproximaron al helicóptero derribado con intención de rematar a los sobrevivientes, pero estos consiguieron escabullirse en el terreno y, finalmente, el fuego de las ametralladoras de otros helicópteros obligó a los criminales a replegarse. No obstante, los 9 militares y el policía federal que sobrevivieron al impacto sufrieron lesiones muy graves y quemaduras que les desfiguraron partes del cuerpo.
Este incidente tuvo un impacto significativo, pues fue la primera vez que el crimen organizado derribó una aeronave del Estado. Y no cualquier aeronave, los helicópteros Cougar eran en aquel momento (y quizá siguen siéndolo) la joya de la corona de la Fuerza Aérea Mexicana. En concreto, el Cougar derribado no tenía ni un año de haber sido entregado a México.
La flota estaba compuesta por 12 helicópteros: 11 de ellos (incluido el derribado) formaban el Escuadrón Aéreo 101, mientras otro pertenecía a la Unidad Especializada de Transporte Aéreo del Alto Mando (UETAAM). Por otro lado, la Armada de México también opera otras 3 unidades del modelo Cougar, aumentando hasta 15 los helicópteros mexicanos de este modelo.
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Otro helicóptero Cougar de la flota de la Fuerza Aérea Mexicana, en este caso el matriculado 1004. (foto: Esteban Maiza)
Tras el derribo, el helicóptero 1009 fue baja definitiva de la flota, pues quedó completamente calcinado. Años más tarde, llegó a México un helicóptero Cougar adicional para sustituir al derribado 1009. El sustituto lleva la matrícula 1020. Así, a día de hoy la Fuerza Aérea Mexicana sigue operando los 12 helicópteros Cougar, pero la herida dejada por la pérdida del 1009 y las vidas que se fueron con él es irreparable.
Diez años después, un asesinato que recuerda el poder del crimen organizado
Uno de los supervivientes al derribo del helicóptero fue el policía federal Iván Morales Corrales (la otra agente del extinto cuerpo murió en el acto), que se convirtió en un símbolo de valentía y superación en el país cuando recibió un reconocimiento público del entonces presidente Enrique Peña Nieto en el que dejó ver su rostro, muy marcado y desfigurado por las cicatrices de las quemaduras que sufrió. Este agente estuvo ingresado meses en el hospital con pronósticos de muerte que consiguió superar, según él, porque luchaba para conocer con vida a su hijo. Desde el día que recibió el reconocimiento se convirtió en un referente no solo en el ámbito de la Policía Federal, sino de todo el país.
Con el paso de los años, la justicia, que a veces en México parece no existir, llevó a prisión al objetivo de aquel día, y también al responsable del derribo del helicóptero, que era ni más ni menos que su hijo (también parte del CJNG). En 2020 fue extraditado a Estados Unidos y a finales de 2024 y comienzos de 2025 tuvo lugar un juicio en una corte federal, a raíz del cual fue declarado culpable por el derribo del Cougar 1009 en el lejano 2015.
Entre otros, el testimonio del agente superviviente de la hoy extinta Policía Federal Iván Morales Corrales fue clave para que el criminal fuese declarado culpable y condenado a cadena perpetua el pasado mes de marzo de 2025.
Pues bien, el pasado 29 de abril, Iván Morales Corrales fue asesinado en un atentado directo contra su persona junto con su esposa en Morelos (al sur de la Ciudad de México), cuando justo se cumplían 10 años del derribo del Cougar. Un crimen que parece ocultar una venganza del cártel, y que recuerda el poder y el alcance de los tentáculos del crimen organizado en México, que parece en ocasiones más fuerte que la fuerza del Estado para combatirlo. (Esteban Maiza)
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El agente de la Policía Federal Iván Morales Corrales, sobreviviente al derribo del helicóptero y asesinado hace unos días, recibiendo un reconocimiento del entonces presidente de México. (foto: presidencia de México)





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