La Empresa Nacional de Aeronáutica (ENAER) de Chile, ha dado un paso significativo con el renombramiento y actualización del Pillán II, que ahora pasa a denominarse T-40 Newen, la evolución avanzada del veterano T-35 Pillán, y que dotará a la Fuerza Aérea de Chile (FACh). No se limita a una mera actualización de la aeronave, sino que se concibe como un sistema completo de instrucción de vuelo, incorporando subsistemas periféricos de última generación que preparan a los pilotos para los desafíos de aeronaves de cuarta y quinta generación.
El T-40 Newen representa un salto cualitativo respecto al Pillán original, manteniendo su esencia de confiabilidad y bajo costo operacional, pero incorporando mejoras sustanciales en todos los aspectos clave. Entre ellas destacan una aviónica de vanguardia suministrada por Astronautics, tal como adelantó defensa.com en su momento, un extenso uso de fibra de carbono en la estructura, un rediseño de las alas con winglets removibles, una nueva motorización y una relación potencia-peso optimizada. Estas modificaciones no solo elevan el rendimiento, sino que aseguran que el avión siga siendo un referente en eficiencia y durabilidad.
En un escenario donde las fuerzas aéreas modernas exigen tripulaciones familiarizadas desde el inicio con sistemas integrados y procedimientos avanzados, el T-40 Newen adopta el concepto de Sistema de Instrucción Primaria Integral. Esto implica no solo la producción de la aeronave, sino la integración de herramientas para la planificación, seguimiento y evaluación de vuelos, así como entrenamiento en tierra apoyado en realidad aumentada. De esta forma, el piloto-alumno progresa de manera lógica, acostumbrándose tempranamente a entornos similares a los de cazas de última generación, lo que reduce curvas de aprendizaje en etapas posteriores de su carrera.
El núcleo del sistema es la propia aeronave, pero su verdadero valor radica en los subsistemas periféricos que lo complementan, formando un ecosistema de bajo costo y alta efectividad.
El Simulador de Vuelo (SIM) ofrece un entorno inmersivo que replica con precisión la experiencia real de vuelo. Incluye una cabina de pilotaje, una estación para el instructor y un sistema visual de realidad mixta. Se integra directamente con el Subsistemas de Planificación de Misión (MPS) y con el Subsistema de Debriefing (DBS), permitiendo planificar y analizar misiones respectivamente.
Por su parte, el MPS es una herramienta informática multiplataforma basada en el motor geoespacial "Luciad", que facilita la generación de planes de vuelo y su carga directa en la aviónica del T-40. Esto agiliza la preparación operativa y asegura precisión en la ejecución.
El DBS, a su vez, sincroniza parámetros de vuelo, audio y video del HUD para un análisis post-misión exhaustivo. Presenta el vuelo en vistas 2D y 3D, junto con datos y grabaciones, lo que enriquece la retroalimentación y corrige errores de forma inmediata.
El Seguimiento en Vuelo (TRK) emplea software y hardware para monitorear en tiempo real la posición de las aeronaves desde estaciones en tierra, cubriendo todo el territorio nacional y mejorando la seguridad durante las prácticas.
En cuanto a la formación de personal, el SOM es un sistema de enseñanza asistida por computadora (CBT) que abarca hardware, software y metodologías para capacitar a pilotos, operadores y mantenedores de manera estructurada.
Finalmente, el Gestión de Órdenes Técnicas (SOT) digitaliza el manejo de documentos, permitiendo rastreo, almacenamiento y versionado de archivos, ya sean electrónicos o escaneados de papel, lo que optimiza el mantenimiento y la trazabilidad.
Heredero directo del T-35 Pillán
Un ícono con más de 30 años de servicio, miles de pilotos formados en ocho países de América y Europa, y más de 300.000 horas de instrucción acumuladas, el T-40 Newen perpetúa esos valores de eficacia y actualización constante. Fabricado íntegramente por ENAER, este desarrollo refuerza la soberanía tecnológica chilena en el ámbito aeronáutico y posiciona a la FACh a la vanguardia de la instrucción primaria en la región.
Con esta iniciativa, ENAER no solo renueva su legado, sino que adapta sus productos a las demandas globales de la aviación militar, asegurando que las nuevas generaciones de pilotos chilenos estén preparadas para el futuro desde su primer despegue. (Luis Andrés Lautaro)







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