En un paso que consolida décadas de compromiso con la exploración y la seguridad marítima en los confines más remotos del planeta, el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile (SHOA) ha lanzado la primera carta náutica electrónica en formato S-101 de la Antártica, un hito que posiciona nuevamente al país a la vanguardia de la cartografía global. Este avance, que llega en medio de un año marcado por intensas campañas de levantamiento hidrográfico, no solo actualiza herramientas esenciales para navegantes en el continente blanco, sino que anticipa los mandatos internacionales que entrarán en vigor en los próximos años.
Imaginemos por un momento el vasto silencio de la Bahía Chile, donde el hielo cruje bajo el sol perpetuo del verano antártico y las embarcaciones deben sortear fiordos traicioneros con milimétrica precisión. Ahí, en ese entorno donde un error de cálculo puede costar vidas o misiones enteras, el SHOA ha tejido una red de innovación que se remonta a 1947. Aquel año, cuando el mundo aún se recuperaba de la posguerra, Chile inauguraba su primera base permanente en el territorio helado, la actual Capitán Arturo Prat y el entonces Departamento de Navegación e Hidrografía publicaba la inicial carta de esa bahía. Casi ocho décadas después, esa misma carta renace en formato digital de última generación, adaptada a los rigores de la navegación moderna.
El proyecto, que nació en 2021 con una planificación meticulosa, cobró forma durante las campañas antárticas de 2022 a 2024. Especialistas del SHOA, a bordo de embarcaciones menores al principio y luego de la lancha hidrográfica "Orca" con su sistema multihaz portátil que amplió la cobertura batimétrica como nunca antes, recolectaron datos en Bahía Chile, Puerto Soberanía y las cercanas Ensenadas Rojas e Iquique. Para octubre de 2025, estos esfuerzos ya habían rendido frutos adicionales: una actualización preliminar de la Carta SHOA N° 14231 (INT 9122) incorporaba mediciones de profundidad refinadas gracias a drones subacuáticos probados en la temporada pasada, elevando la resolución a niveles que superan los estándares previos en un 25%, según reportes internos del servicio. Esta sexta edición se produce ahora en tres variantes, papel, S-57 y la innovadora S-101, garantizando una transición suave para usuarios que aún dependen de sistemas legacy mientras se abren puertas a lo que vendrá.
Pero ¿qué hace tan especial este salto al formato S-101? Para entenderlo, hay que retroceder al núcleo de la innovación: el estándar S-100, ese "idioma común" forjado por la Organización Hidrográfica Internacional (OHI) bajo las normas ISO 19100. Es como pasar de un mapa estático en papel a un ecosistema vivo de datos geoespaciales, donde módulos interoperables permiten integrar información en tiempo real, desde corrientes oceánicas hasta alertas de hielo flotante con plataformas de IA y sensores remotos. El S-101, su heredero directo, despide al veterano S-57 con capas filtrables, simbología más intuitiva y atributos detallados que transforman la visualización en una herramienta casi conversacional. En palabras de un navegante antártico que probó la beta el año pasado: "Es como tener un copiloto invisible que te susurra los peligros antes de que los veas". Para 2025, con la Organización Marítima Internacional (OMI) presionando por compatibilidad obligatoria en nuevos ECDIS a partir de 2026 y plena adhesión en 2029, este lanzamiento no es solo un orgullo nacional, es una jugada estratégica que alinea a Chile con el pulso global de la seguridad marítima.
Lee Truscott, coordinador de cartas náuticas antárticas de la OHI, se lleno de elogios en su declaración reciente: "El formato S-101 fija las bases para que los datos de navegación se integren y se actualicen con mayor precisión. Felicitamos al SHOA por encabezar este avance, especialmente en un año donde las campañas de 2025 han incorporado modelado 3D predictivo para rutas de evacuación". Esas campañas de este año, cerradas en marzo con el regreso de la "Orca" tras mapear extensiones previamente inalcanzables, han fortalecido la presencia chilena en el Territorio Chileno Antártico, un bastión de 78 años que ha visto desde investigaciones glaciológicas hasta rescates en tormentas polares. Hoy, con dotaciones navales que combinan expertise humana y algoritmos de vanguardia, Chile no solo cartografía el hielo, lo protege, lo entiende y lo navega con una maestría que inspira a potencias como Noruega o Estados Unidos.
En el SHOA, miembro fundador de la OHI, este logro es solo el comienzo de un plan más amplio: para finales de 2026, se prevé extender el S-101 a otras cartas antárticas clave, incorporando datos satelitales de la misión Copernicus actualizada. Es un recordatorio de que, en un mundo donde el cambio climático derrite fronteras invisibles, la innovación no es un lujo, sino una necesidad. Chile, una vez más, lidera el camino, no con fanfarrias, sino con la quieta determinación de quienes saben que cada línea trazada salva vidas en el mar. (Luis Andrés Lautaro)







4 comentarios