El Día de la Victoria, que se celebra los 8 de mayo (o 9 de mayo en algunos países, como Rusia), conmemora la rendición de la Alemania nazi en 1945, poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial en Europa. Es una fecha de enorme simbolismo en naciones como Reino Unido, Francia, Estados Unidos y Rusia, donde se celebran ampliamente ceremonias, desfiles y homenajes a los veteranos y víctimas del conflicto.
En Brasil, sin embargo, la fecha pasa casi desapercibida y los homenajes a nuestros “soldados” de la Fuerza Expedicionaria Brasileña (FEB), que lucharon valientemente contra el nazifascismo, son raros y se limitan a pequeños círculos, como museos militares, asociaciones de veteranos y algunas ceremonias locales. Esta falta de reconocimiento refleja una desconexión histórica y cultural que merece ser explorada y, más importante aún, superada.
Brasil jugó un papel relevante en el conflicto, aunque a menudo subestimado. La Fuerza Expedicionaria, compuesta por unos 25.000 hombres, fue enviada a Italia en 1944 y participó en batallas cruciales, como la toma de Monte Castelo, Montese y Fornovo di Taro. Los soldados enfrentaron condiciones adversas, incluido el duro invierno italiano y un enemigo bien atrincherado, lo que contribuyó significativamente a la victoria aliada en ese teatro mediterráneo. Además, la Marina brasileña protegía el Atlántico Sur, esencial para las rutas de abastecimiento de los aliados, mientras la Fuerza Aérea Brasileña realizaba misiones de patrullaje y combate.
Fuera del ámbito militar, Brasil sufrió pérdidas importantes debido a los ataques de submarinos alemanes a buques mercantes. Alrededor de 36 barcos fueron hundidos, lo que provocó aproximadamente 2.000 muertos, muchos de ellos civiles. Estos ataques, que conmocionaron a la población brasileña de la época, fueron uno de los principales motivos de la declaración de guerra contra el Eje en agosto de 1942. Sumando las bajas militares (alrededor de 1.200) y civiles, se estima que entre 2.700 y 3.000 brasileños perdieron la vida en el conflicto.
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¿Por qué Brasil no honra a sus soldados?
1. Discontinuidad en la memoria histórica: Después de la guerra, Brasil experimentó cambios políticos importantes, como el fin del Estado Novo de Getúlio Vargas en 1945 y la redemocratización. La narrativa de la FEB, que podría haber sido utilizada para construir un sentimiento de orgullo nacional, se vio eclipsada por disputas políticas internas. Durante el gobierno militar (1964-1985), la Fuerza Expedicionaria Brasileña fue mencionada ocasionalmente en la propaganda oficial, aunque de manera instrumentalizada, lo que alejó a parte de la sociedad civil de abrazar esa memoria.
2. Centrarse en la narrativa pacifista: Brasil se proyecta como un país pacífico, con una identidad diplomática centrada en la resolución de conflictos sin participación militar. Esto puede haber conducido a una devaluación cultural de las hazañas militares, incluso en un contexto heroico como la lucha contra el nazifascismo. La Segunda Guerra Mundial, al ser un conflicto geográficamente distante, no se incorporó al imaginario nacional como en los países directamente devastados por la guerra.
3. Falta de educación histórica: La enseñanza sobre la participación de Brasil en la Segunda Guerra Mundial es superficial en las escuelas. El énfasis en el currículo recae a menudo en otros períodos, como la colonización, la independencia o, de manera peyorativa, los gobiernos militares. La historia de los soldados, cuando se aborda, se trata brevemente, sin resaltar el impacto humano y estratégico de sus acciones.
4. Falta de una cultura de memoria cívica: A diferencia de países como Estados Unidos, donde el Día de los Caídos y el Día de los Veteranos son ampliamente celebrados, Brasil no tiene una tradición consolidada de honrar a sus veteranos en fechas específicas. El Día del Soldado (25 de agosto) y el Día de la Victoria (8 de mayo) no tienen resonancia popular y pocas ciudades celebran eventos importantes.
5. Desvalorización de los veteranos en la posguerra: Tras el regreso de la FEB, muchos soldados afrontaron dificultades para reintegrarse a la sociedad. Algunos fueron recibidos con sospecha por el gobierno de Vargas, que temía que los ideales democráticos absorbidos en Europa inspiraran oposición al régimen. Además, la falta de apoyo económico y social a los veteranos ha contribuido a que sus contribuciones sean olvidadas.
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La importancia de honrar a los soldados
Rendir homenaje a los soldados, o al Soldado Brasileño, no es sólo una cuestión de reconocer su sacrificio, sino también de rescatar una parte fundamental de la identidad brasileña. La Fuerza Expedicionaria representó un raro momento en el que Brasil se involucró directamente en un conflicto global, defendiendo los valores democráticos contra la tiranía nazi-fascista. Este legado puede inspirar a las generaciones actuales a valorar la libertad, la solidaridad internacional y el papel del país en el escenario global.
Además, las historias de los soldados son ricas en humanidad. Eran hombres de distintos orígenes —campesinos, obreros, estudiantes— que se enfrentaron a lo desconocido en nombre de un ideal mayor. Sus cartas, memorias e informes revelan coraje, camaradería e incluso humor como la famosa mascota de la FAB, “Senta Pua!”, que se convirtió en un símbolo de la Fuerza Aérea Brasileña.
Conclusiones:
La falta de homenajes a los soldados en Brasil es una oportunidad perdida para celebrar un capítulo heroico de nuestra historia. En un mundo que todavía enfrenta amenazas a la democracia y la libertad, recordar el sacrificio de quienes lucharon contra el nazifascismo es más relevante que nunca. Recuperar esta memoria no significa glorificar la guerra, sino honrar los valores de coraje, solidaridad y defensa de la justicia que representaron los soldados.
Si queremos evolucionar como nación, necesitamos dar a nuestros héroes el lugar que merecen, no sólo en los libros de historia, sino en los corazones y las mentes de los brasileños. ¿Qué tal si empezamos el próximo 8 de mayo, convirtiéndolo en un día de reflexión y orgullo nacional?
Se estima que alrededor de 1.200 brasileños perdieron la vida durante la Segunda Guerra Mundial. Esta cifra incluye militares de la Fuerza Expedicionaria Brasileña (FEB), que operó principalmente en Italia, así como miembros de la Marina y de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB), además de algunos civiles. La FEB, compuesta por aproximadamente 25.000 hombres, luchó intensamente en combate, especialmente en la Campaña Italiana, y las bajas reflejan tanto muertes en batalla como accidentes y enfermedades relacionadas con el conflicto. Los datos precisos pueden variar ligeramente según la fuente, siendo este el número más usualmente aceptado.
Incluyendo las vidas perdidas en el hundimiento de barcos brasileños torpedeados por submarinos alemanes, el número total de brasileños muertos durante la Segunda Guerra Mundial se estima en alrededor de 3.000.
La Fuerza Expedicionaria Brasileña (FEB), que operaba en Italia, tuvo alrededor de 457 soldados muertos en combate, además de 188 soldados mutilados. La Marina de Brasil y la Fuerza Aérea Brasileña registraron pérdidas adicionales, totalizando aproximadamente 1.200 militares muertos en el contexto de operaciones directas.
Los ataques a buques mercantes brasileños, especialmente entre 1942 y 1943, provocaron pérdidas significativas de vidas civiles y militares. Submarinos alemanes, principalmente U-boote, hundieron alrededor de 36 barcos brasileños, entre cargueros y buques de pasajeros. Estos ataques causaron la muerte de aproximadamente 2.000 personas, en su mayoría civiles, pero también marineros mercantes y personal militar a bordo. Un ejemplo notable es el hundimiento del barco Baependi en agosto de 1942, que provocó más de 270 muertos.
La suma de bajas militares y víctimas de los hundimientos lleva a un total estimado de 3.000 brasileños muertos... (Por el Ingeniero Mecánico Mauro Beirão)
Nota: Mauro Beirão es actualmente Gerente de Marketing de AEL sistemas, al frente de cuyo departamento de Ingeniería Mecánica también supo desempeñarse, dentro de una trayectoria dedicada a la industria de la Defensa, además de una gran afición por los vehículos clásicos.





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