El largo viaje del carguero San Artemissio desde Paraguay con 23 toneladas de cocaína, incautadas a la postre en Alemania y Bélgica, escondidas en envases de masilla de la marca Fox Colors, producida en Paraguay, con ladrillos envueltos en cinta plateada y elementos que pudieran entorpecer el rastrillaje de perros antinarcóticos, tuvo escala en Buenos Aires el pasado 11 de enero.
El carguero recaló dos días en Argentina, sin que los sistemas de vigilancia detectaran las 23 toneladas de droga, en el mercado con un valor estimado de 600 millones de euros, de ellas 16 toneladas llegaron a Alemania y el resto a Bélgica. Es evidente que los sistemas de seguridad en América Latina han decrecido en su capacidad y calidad para detectar e interrumpir los envíos de estupefacientes hacia Europa, ya que en estos últimos tiempos se han interceptado varios cargamentos de gran volumen. (Luis Piñeiro)