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Sábado, 20 de abril de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

Compra de submarinos Scorpene para la Armada Argentina: ¿humo o realidad?

Información emanada de la propia cartera de Defensa en Buenos Aires menciona conversaciones con autoridades francesas sobre el interés en adquirir submarinos de la Clase Scorpene para la Armada Argentina.

Sabido es que tras la pérdida del ARA “San Juan”, en un aciago noviembre de 2017, la Armada argentina no tiene submarinos operativos y que varias administraciones políticas han manifestado la intención de recuperar las capacidades en esta especialidad. Aunque los ambiciosos planes de la fuerza indican la necesidad de poseer seis submarinos plenamente operativos, esto se estrella contra una realidad: el proceso inflacionario en el país y la problemática económica externa, que hacen inviable el costo de un programa de adquisiciones semejante.

Está claro, que el proceso de compra de navíos para una flota en envejecimiento rápido requiere de fondos extrapresupuestarios y de una financiación concreta, que solo puede obtenerse si el país ordena sus números y su posición ante los mercados financieros.

La realidad económica de argentina compromete la compra de submarinos para la Armada

El cierre de dichos frentes monetarios, obligó, por ejemplo, a posponer el programa de compra de helicópteros de rescate, ya que se cayeron las posibilidades de financiación hasta que Buenos Aires no regrese al mundo bancario y hablamos de un monto dinerario irrisorio. El necesario para la adquisición de submarinos es enorme, el costo de un solo Scorpene ronda los seiscientos millones de dólares, manejándose cifras para las cuales es necesaria asignaciones solo obtenibles por una ley de presupuesto extra, compleja de obtener en un Congreso Nacional con ciertos  resquemores hacia todo lo que huela a uniformes.

Próximamente, el ministro Jorge Taiana viajará a Francia para estar presente en la entrega del cuarto patrullero OPV en los astilleros de Naval Group y reunirse con las autoridades galas, entre ellas la ministra Florence Parly, donde se supone podrán tratar estos temas. La buena relación y el éxito del programa OPV, abren una cierta posibilidad -según funcionarios nacionales- para analizar la compra de algún submarino y obtener la imprescindible financiación para dicha adquisición. Políticamente se busca además dar un indicio que implique un gesto para la región y asimismo para el interior de la Armada argentina.

La relación de la ARA con los productos de la industria francesa ha sido ampliamente exitosa, suponiendo que esto puede cimentar la posibilidad de un acuerdo que afectara la actualización de los navíos Clase MEKO 360 -estudiada pero nunca llevada a cabo-, y de otros elementos de la flota nacional que rápidamente están quedando atrás tecnológicamente. Funcionarios del actual gobierno indican, quizás con mucho optimismo, que se están presentando las condiciones para un buen acuerdo con París.

Submarinos Scorpene ya se encuentran en el inventario de las flotas de las Armadas chilena y brasileña, con lo cual se podría buscar una sinergia entre las instituciones, en materia de adiestramiento y colaboración. Hoy día, gracias a acuerdos con Perú y Brasil, la especialidad submarina se mantiene viva con el envío a dichos países de marinos argentinos, pero esto no puede mantenerse indefinidamente.  Con un desplazamiento de 1.700 toneladas y una muy buena capacidad para torpedos y misiles Exocet, posee una electrónica superlativa, constituida por una dirección de tiro moderna más un equipamiento de navegación y material de guerra electrónica muy importante, representa un buen producto en el mercado específico.

El ministro argentino ha expresado en varias oportunidades, la” perentoria necesidad de disponer de submarinos ya que es una necesidad del país para hacer efectivo sus derechos sobre su propio territorio”, lo mismo expresaron ministros de otra administración sin llegar a nada. Los expertos navales indican que la reparación del submarino ARA “Santa Cruz” hubiera sido el método más rápido y menos oneroso para que la Armada volviera a tener medios de combate en vez de acumular óxido en los gigantescos galpones de los astilleros citadinos.

Lamentablemente, todo apunta a que este submarino está sentenciado, ningún político pondrá su firma para que este salga al mar sin garantías reales de su supervivencia y con la potencial repetición de un hecho dramático. Llevamos varios años con declaraciones de varios ministros de Defensa, de diversa extracción, sobre la necesidad de recuperar la capacidad submarina.

Nadie puede, a ciencia cierta, asegurar la marcha de este tema y de otros en danza tampoco. La volatilidad de los políticos nacionales, la falta de interés en la temática de la Defensa, la carencia de programas a mediano y largo plazo y la situación económica en una espiral ascendente inflacionaria nos indican una inestabilidad importante. Solo el tiempo nos marcara si tantos comentarios auspiciosos y dichos de los políticos, nos presenta un marco de concreciones o quedara en lo siempre…humo. (Luis Piñeiro)


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