Francia, coincidiendo con la celebración de la conmemoración del 14 de julio, ha hecho público un detallado documento de cien páginas -el anterior de 2022 era de sesenta- que recoge, de forma especialmente detallada, sus voluntades en lo que se refiere a capacidades militares futuras.
Se trata de la última Revisión Nacional Estratégica francesa, la del año 2025. En su preámbulo, el presidente galo, Emmanuel Macron, detalla como en los últimos años se han acelerado las amenazas y que se requiere, en un espacio temporal que califica como brutal, para hacerles frente de una capacidad creciente en la que tendrá mucho que ver la Guerra Electrónica, la tecnología quántica, el espacio o la Inteligencia Artificial.
Se hace mención en la primera parte de esa guía a futuro de Francia, a la evolución que ha azotado el concepto estratégico desde la publicación del documento anterior. En solo tres años se han materializado realidades como que Europa deberá hacer frente sola a cualquier enfrentamiento, que el factor nuclear es especialmente relevante en las relaciones de poder, o que hay limitaciones en cuanto a las acciones, proyección o la libertad.
Según esta Revisión Nacional Estratégica se está produciendo un deterioro rápido en la seguridad global, se concretan presiones que afectan tanto a la estabilidad como a la solidaridad estratégica transatlántica -en referencia al mensaje que surge últimamente desde Estados Unidos- o que las áreas de conflicto se expanden y pueden dar lugar a varias crisis a la vez.
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Tras desarrollar el cazabombardero Rafale para su Fuerza Aérea y la Marine Nationale ahora surgen voces de que quieren abandonar el programa FCAS. (Octavio Díez Cámara)
Se requiere, según la reflexión de Francia, una serie de recursos que son ambiciosos. Se apuesta, desde los máximos órganos de gobierno galos, por conseguir una capacidad de disuasión nuclear robusta y creíble, apostar por un rearmamento moral de la ciudadanía que les una más y les haga más resilientes, preparar la economía del país para la guerra, obtener medios relevantes de ciber resiliencia, consolidarse como país aliado confiable en la zona euro-atlántica o que Francia sea conductora hacia una autonomía estratégica europea.
No acaban ahí las voluntades que propugnarán el trabajo de los próximos cinco años. En 2030, según se concreta en la Revisión Nacional Estratégica ahora hecha pública, tendrán que apuntalarse como socios confiables en soberanía con capacidad de proporcionar una seguridad creíble, deberán ser autónomos en la evaluación y tener garantizada la soberanía en cuanto a la toma de decisiones, habrán de ser capaces de defenderse y actuar en entornos y amenazas híbridas, y, sobre todo, deberán lograr resultados decisiones en aquellas operaciones militares en las que Francia, sola o con sus aliados, participe.
A lo reseñado añadir que apuestan por una excelencia académica, científica y tecnológica que apoye tanto la soberanía francesa como la europea. Para ello apuestan por tres líneas de acción: proteger la nación y fortalecer la cohesión y la resiliencia de los actores clave, fortalecer la autonomía estratégica y garantizar una capacidad de acción que se sea soberana y creíble, y contribuir a la seguridad europea e internacional. Son voluntades concretadas en la Revisión Nacional Estratégica de 2025 que requerirán de unas notables inversiones en cuanto a recursos económicos se refiere. (Octavio Díez Cámara)







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