Su tripulación está integrada por 135 personas. Las armas están dispuestas y configuradas de suerte que pueda realizar las más diversas tareas que la misión requiera, tal como desplegar vehículos submarinos no tripulados (UUV) o poner a un equipo táctico SEAL (Sea, Air and Land) de operaciones especiales camino a su misión, sin salir a la superficie. Una peculiar característica de este submarino es que carece de periscopio, pues sus funciones son realizadas por un mástil fotónico, una pieza que casi parece de magia electrónica y que incluye video en alta definición e infrarrojo para permitir que el navío (el 12º de los submarinos de ataque de la Clase Virginia) vea sin ser detectado de una forma sin igual en los mares. La información en video se despliega en grandes pantallas en el centro de mando y todo se controla con un joystick.
La botadura se realizó antes de tiempo, sin exceder el presupuesto y con niveles de aptitud para el servicio más altos que los de cualquier submarino de la Clase. El costo es de unos 2,000 millones de dólares, menos de la mitad de lo que costó la predecesora Clase Seawolf, de la que inicialmente se hicieron sólo 3 ejemplares. Todavía permanecen en servicio 41 submarinos de la Clase Los Ángeles, que se estrenaron en 1976, pero están a punto de llegar al fin de su vida útil. Se espera que entre en servicio el año que viene.
Fotografías:
·Submarino de la Clase “Virginia”.
·Botadura del USS “John Warner”.