La idea sería contar en ese plazo temporal con el sustituto natural de las actuales lanchas de desembarco LCM-1E de las que la Armada operaría con 12 al haberse dado de baja las 2 primeras. Se trata de embarcaciones que desplazarían 110 toneladas a plena carga, tienen 23,3 metros de eslora y 6,4 de manga, pueden alcanzar con sus dos hidrojets velocidades máximas cargadas de 13,5 nudos y su carga máxima sería de unas 50 t.
Esos parámetros se quieren mejorar en los conectores buque-costa. Sabemos que se estaría ya definiendo sus características y que en ellas tendrán mucho que ver detalles como el tamaño de los diques inundables de los navíos L-51, L-52 y L-61, siendo el de este último de 69,3x16,8 m. Los dos primeros podrían llevar hasta 6 LCM-1 y 4 el último.
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La Armada ya tiene planificado complementar y sustituir a las actuales lanchas LCM-1E con los llamados conectores buque-costa de mayor potencial anfibio. Foto: Octavio Díez Cámara
En esa concreción de características, la Armada buscaría obtener nuevas capacidades: más velocidad con carga para disminuir el riesgo en los tránsitos hasta la costa, sobre todo en operaciones que se inicien más allá del horizonte; más capacidad de carga para mover el equipo pesado -desde blindados a obuses autopropulsados- en las primeras fases de los asaltos anfibios; menos personal conformando su dotación y más versatilidad para hacer frente a los futuros desafíos.
Aunando todas esas voluntades, los conectores buque-costa fueron identificados en la presentación al inicio reseñada con la imagen de un vehículo de colchón de aire LCAC (Landing Craft Air Cushion), opción que está siendo reemplazada por el similar SSC (Ship to Shore Connector). Esta última definición se enmarcaría con la que también usa la Armada para definir su voluntad, aunque parece que lo que aquí se buscaría es apostar por un concepto diseñado y fabricado en España.
Seguramente, el conector buque-costa que llegará en unos pocos años será de mayor tamaño que las actuales LCM-1E, buscando más prestaciones generales y más capacidades. Un ejemplo de hacia dónde podríamos avanzar lo encontramos en el modelo EDA-R (Engin de débarquement amphibie rapide) que ya usa la Marine Nationale francesa, nave tipo catamarán de 30 m que se impulsa con cuatro hidrojets para conseguir 20 nudos con una carga que se estima de 80 t.
Podría ser Navantia quien los diseñara y fabricase, aunque también hay otras firmas de construcción naval en España con capacidad y potencial suficiente como para abordar este interesante proyecto de la Armada. La previsión de 7 proyectores buque-costa podría estar dirigida a que cada uno de los tres buques anfibios actuales pueda llevar 2 de ellos y se mantenga 1 en reserva; probablemente, podrían operar unos años juntamente con alguna de las LCM-1E que fuese sometida a un proceso de actualización y mejora.







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