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Martes, 19 de marzo de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

La ignorancia política hunde a la Fuerza Naval de El Salvador

No es, como se ha publicado en algunos medios, la posible compra de un NCPV Defiant-85, sino la compra de un buque oceánico de nuevo requerimiento lo que ha causado controversia en El Salvador.  Rodolfo Parker, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), cuestionó los $13 millones que el gobierno de Nayib Bukele quiere destinar a la compra de un buque para la Fuerza Naval (FNES), reclamando ¿qué tiene que ver un buque en todo esto? … ¿Por qué? Un buque no tiene nada que ver con las pandillas, agregando que “no le vamos a dar juguetes al ministro Monroy”. El ministro de Defensa de El Salvador, René Merino Monroy, ha defendido la compra de un patrullero oceánico, de entre 50 y 78 metros de eslora y similar en concepto al OPV-62M de Honduras.

Los comentarios del diputado tipifican la indiferencia política por cuidar el mar territorial, el medio ambiente marítimo, los bancos de pesca, fisco y demás, un actitud política que ha prevalecido desde que se fundara la Marina Nacional en 1950, pues no se puede pelear contra el narcotráfico, el contrabando marítimo, la piratería, proteger la pesca, el medio ambiente marítimo, asumir tareas de búsqueda y rescate y vigilancia marítima en general, en alta mar, con 3 navíos de 19 metros, gastados y de características inadecuadas, como los que se tienen hoy día la Fuerza Naval de El Salvador (FNES). 

Los últimos navíos comprados directamente por el gobierno salvadoreño fueron tres modelos Camcraft, adquiridos en 1974 y 1975 (PM6, PM7 y PM8), tres transportes navales (Crewboats), y no patrulleros propiamente. Se suele ignorar que el territorio marítimo salvadoreño es más extenso que el insular.  El Salvador reclama 12 millas náuticas de territorio marítimos, 24 millas náuticas de zona continua litoral y 200 millas náuticas de zona económica exclusiva, teniendo una línea costera de 307km.  Claramente a los gobiernos salvadoreños poco les ha interesado el territorio marítimo y sus riquezas y nunca han entregado los fondos necesarios a la FNES para ejercer soberanía sobre sus aguas.

Efectivamente, la primera base naval, que funcionó desde 1949 hasta 1981 compartía el mismo muelle artesanal de Pueblo Viejo, tan pequeño que los asesores estadounidenses se alarmaron, y tomaron las riendas financiando una nueva Base Naval de La Unión y dotándoles de navíos de guardacostas (PM9, PM10 y PM11).  Pero la negligencia continuaría, descuidando esos materiales al punto que hoy solo tres navíos esta operacionales plenamente, el PM8, el PM13 y el PM14, y ninguno ha sido diseñado como patrullero naval, pues el primero es un ferry (transporte de tripulaciones crewboat), el otro un pesquero convertido a patrullero en 2016 y el tercero un yate científico/hidrográfico incorporado en 2017.  Los dos patrulleros PM10 y PM11 han necesitado un SLEP (reconstrucción necesaria cada 20 años para alargar la vida útil) desde el 2005.

Uno de los resultados de esta ignorancia y negligencia marítima ha sido la situación y disputa que hoy existe sobre la Isla Conejo en el Golfo de Fonseca, donde hay presencia militar hondureña desde 1986.  Otro asunto es que el territorio nacional marítimo era un colador de drogas. De admirar que la Marina pudo resolver la situación con los navíos de 19 metros, pero no puede hacerlo de forma indefinida con los recursos que tiene.

Los EE. UU entregaron una flotilla naval entre el 2001 y 2002, consistente en naves viejas ex-USCG.  Llega el BL-01 Arce[4], buque ex Madrona construido en 1943, también llega el PM12, un navío ex USCG modelo Point Stuart, con 34 años de uso, junto con 4 lanchas de salvamento.  Si no había dinero para nada, mucho menos para atender los delicados cascos de acero de las naves, por lo que probaron ser un problema logístico, así que el BL-01 Arce comenzó a tener una serie de liqueos, dado de baja descartado en 2007.  El PM12 sobrevivió operacionalmente hasta 2013, hoy se encuentra inutilizado e inservible en la Base Naval de La Unión.  

Nuevos navíos

Un antiguo navío de adiestramiento tipo YP-660 (modelo 1958) de 66 pies de eslora, que había sido vendido como exceso en EE. UU y usado como navío pesquero, fue modificado después de su captura por contrabando y donado a la Fuerza Naval como el PM-13 en julio de 2016.  El PM-14, un yate de la clase 65-Bering de 65 pies de eslora construido por la Duckworth seria transferido en 2017, e incorporado como patrullero[11].  Irónicamente, el PM14 es lo más nuevo que tiene la Fuerza Naval, pero no fue diseñado para patrullaje marítimo sino como buque oceanográfico.

El PM15, que llegará próximamente, es un navío de 85 pies (26 metros) de eslora, diseñado propiamente como guardacostas, pero no como navío oceánico.  Para eso se necesita al menos 40 metros, pues mar adentro la nave se encuentra a  merced del oleaje.  Es parte del programa NCPV de la US Navy, que consiste en que los países recipientes pagarán una prima de $1,8 millones, con los EEUU asumiendo los $4,2 millones restantes.  El programa NCPV prevé la construcción de 13 navíos para entregárselos a Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa Rica y Republica Dominicana (los confirmados), a un costo total de la orden de $54 millones[13].  Aunque solo se le ha asignado uno.  El Salvador necesita 3 de ellos para remplazar los PM6, PM7 y eventualmente el PM8.  Pero los PM10 y PM11 también ya están muy viejos y necesitan ser completamente renovados.  Además, se necesitan al menos dos navíos oceánicos para protección de la Zona Económica Exclusiva.  Tres serían óptimos para retener uno en mantenimiento, otro en entrenamiento/stand-by y otro en patrulla.

El ministro de Defensa, René Merino Monroy, proporcionó algunos detalles del navío que se busca a la prensa, indicando que se trata de un patrullero oceánico entre  50 y 78 metros de eslora y similares en concepto al OPV-62M de Honduras. Se ha alocado $13 millones para un buque de patrullaje oceánico, pero hay que considerar que el OPV-62M General José Trinidad Cabañas FNH-2021 de Honduras tendría un costo oficial de $54 millones, y los modelos OPV-80 en uso por Colombia tienen un costo entre los $60 millones y $80 millones.  Así que lo que buscan es algo mucho, mucho más sencillo.

Historial de naves

Los guardacostas GC-1 y GC-2 fueron adquiridos en 1949 para la constitución de la Marina Nacional.  Eran modelos de defensa de puerto y cazadores costeros de submarinos tipo HDML, excesos de la Segunda Guerra Mundial.  Los GC-3 y GC-4 eran donados por los EE. UU en 1963, modelos MK-IV ex USCG de 40 pies de eslora.  Además de su misión como guardacostas eran utilizadas como botes de pilotaje, para apoyo al Instituto Geográfico Nacional (IGN).  Su misión principal fue proteger el Puerto de Cutuco y el Caserío de Pueblo Viejo (Base Naval), en El Departamento de La Unión.  El GC-5, de 65 pies (19 metros) de largo, era donado en 1967, se trataba de la primera unidad nueva y de diseño moderno de la Marina de El Salvador, construida por el astillero Sewart. 

Los guardacostas GC-6, GC-7 y GC-8 (hoy PM6, 7 y 8) son ordenados en 1970 al astillero Camcraft de Nueva Orleáns.  Se trataba de tres navíos tipo ferry, propios de los cruceros de pasajeros de turismo y de transporte de tripulaciones a las plataformas petroleras (modelo Crewboat).  Comienzan a llegar en 1975, aparentemente entregados ya usados.  Se trata de las unidades más grandes usadas aun hoy por la Fuerza Naval, teniendo un casco de 100 pies (30 metros) de eslora. 

El GC-9 llegaba en mayo de 1983, una lancha de 40 pies de eslora y casco de duraluminio. Esta embarcación, desde el inicio de sus servicios, presentó fallas en sus máquinas, siendo reparada en forma provisional, dificultándose su empleo en patrullajes de mar, por lo que fue empleada en viajes administrativos hacia las Islas del golfo de Fonseca, y permaneció destacada en Puerto El Triunfo, para realizar patrullajes limitados dentro de la bahía de Jiquilisco.  En 1985 fue solicitada por el Instituto Geográfico Nacional (IGN) para efectuar operaciones de sondeo en las costas.  Sin embargo, el IGN no dotó la nave con el equipo necesario ni le asignó dotación por lo cual terminó por deteriorarse definitivamente. El GC-10 (hoy PM-10) arribó en agosto de 1984.  Trata de un navío de 65 pies (19 metros) de eslora y de casco de duraluminio.  Sería el segundo navío propiamente diseñado como patrullero adquirido nuevo de los astilleros Swiftships de Luisiana.  Le sigue el GC-11 (hoy PM-11), que llega en junio de 1985, y tratándose de un patrullero de 77 pies (21 metros) de eslora construido por la Swiftships. (Julio Montes, corresponsal de Grupo Edefa en Centro América)

Fotografía: El PM7 no es operacional (J   Montes)


El PM11 claramente en necesidad  de un SLEP (J  Montes)

El PM10 fue adquirido en 1984  donado por los EEUU (J  Montes)


El PM14.


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