La empresa Desarrollo de Tecnologías y Sistemas (DTS), filial de la Empresa Nacional de Aeronáutica (ENAER), ha dado un salto significativo al unirse como socio estratégico al proyecto "Antofagasta en Órbita", que busca desplegar el primer satélite regional dedicado a la vigilancia climática y territorial, un satélite de bajo costo pero alto impacto que promete monitorear en tiempo real fenómenos como sequías extremas o cambios en el uso del suelo en el norte del país.
El anuncio, compartido en redes por DTS, llega en un momento clave para la industria espacial chilena. Con el Centro Espacial Nacional, próximo a ser inaugurado en este mes de diciembre, donde se van a ensamblar y probar satélites nacionales como parte del Sistema Nacional Satelital (SNSAT), proyectos como este refuerzan la red de las futuras estaciones terrestres en Antofagasta y Punta Arenas.
El Sistema Nacional Satelital (SNSAT) es el encargado de posicionar al país como referente en capacidades espaciales, utilizando satélites para monitoreo territorial, defensa, gestión de emergencias, protección ambiental (glaciares, desastres) y desarrollo tecnológico (comunicaciones, ciencia, industria), apoyando políticas públicas y la autonomía nacional, con el Centro Espacial Nacional como su núcleo de construcción y desarrollo de satélites con talento chileno construyendo satélites mayoritariamente por manos chilenas en colaboración con universidades y la Fuerza Aérea. “Antofagasta en Órbita” encaja perfectamente en esta constelación, aportando datos locales para emergencias y planificación territorial, en un desierto que representa un gran porcentaje del territorio nacional.
El rol de DTS no será menor, aportarán su expertise en ingeniería para la construcción de satélites, desde la integración de componentes hasta las pruebas en laboratorios especializados y el seguimiento post-lanzamiento.
DTS ha tejido lazos en el ámbito espacial durante meses
Esta alianza no surge de la nada. En febrero pasado, DTS firmaba un memorando de entendimiento con Andes Aerospace para simular condiciones de lanzamiento y estabilidad orbital, un paso que ahora se materializa en Antofagasta en Órbita. Y si miramos un poco más atrás, en septiembre de este año, DTS fue protagonista en el workshop "SATCOM Inteligente para Chile: Integrando Tecnología Finlandesa en la Nueva Era Satelital", organizado por la Embajada de Finlandia. Allá, en un salón lleno de ingenieros y diplomáticos, Juan Carlos Sepúlveda Suárez, encargado de Desarrollo Espacial, y Álvaro Valenzuela, especialista en Guerra Electrónica y Asuntos Espaciales, expusieron cómo las comunicaciones satelitales pueden blindar la conectividad en zonas remotas como la Antártica o las islas. La embajadora Johanna Kotkajärvi aplaudió la visión chilena, y de ahí salieron ideas para integrar tech finlandesa en sistemas nacionales, un eco perfecto para lo que DTS trae ahora al CubeSat regional.
Lo que más llama la atención de todo esto es cómo estas colaboraciones van calzando piezas en un rompecabezas mayor. Chile no está solo mirando estrellas, está construyendo herramientas para defenderse del cambio climático, monitorear fronteras y hasta responder a desastres como los aluviones que azotan el norte. Con el Sistema Nacional Satelital (SNSAT) expandiéndose, empresas como DTS con raíces en defensa pero ojos en el futuro, están demostrando que la innovación no espera por presupuestos eternos. Este hito con Antofagasta en Órbita no solo fortalece las capacidades espaciales del país, sino que invita a más actores a sumarse: ¿quién dice que el desierto no puede ser el Silicon Valley del espacio sudamericano? (Luis Andres Lautaro)






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