Las primeras manifestaciones públicas de preocupación las hizo el Comandante en Jefe de la FAU, Gral. del Aire Washington Martinez, de cara a programas a gestarse en los próximos meses, cuando su organización solicitó, además de aeronaves de combate, helicópteros Bell 212/UH1NH . La Armada está en proceso de análisis de navíos OPV y de radares costeros (con inclinaciones ministeriales por los Eltta 2226, pero también firmas de enorme prestigio como Signalis, Gem o Thales) y la Aviación Naval precisa con urgencia helicópteros medianos SAR, mientras el Ejército ya había suspendido conversaciones para una ligera modernización de los OT-64 con Omnipol y pospuesto su aspiración de adquirir radares de frontera, por ejemplo.
En el ámbito SAR, tanto en la Armada como en la Fuerza Aérea hay requerimientos urgentes debido al incremento del tráfico marítimo en la región y a las constantes prospecciones en búsqueda de hidrocarburos, amén de las actuales carencias al respecto, ya sea en superficie o en el aire.
Todo ello contrasta con las necesidades universitarias, que no se deben a nuevos programas de investigación ni de incorporación de alta tecnología, sino a problemas administrativos, que no impiden voluminosos gastos en temas no educativos, mientras aumenta el grado de politización de la casa de estudios y el ingreso indiscriminado de alumnos sin filtros académicos.
Las Fuerzas Armadas sostienen con recursos propios o de firmas privadas e institutos españoles algunos programas de investigación antárticos, así como, junto a la universidad privada ORT, la FAU hace lo propio en simuladores. Años atrás, el Ejército daba también el puntapié inicial a la investigación en materia de purificadores de agua, que hoy Uruguay exporta. (Javier Bonilla)