Según los portavoces locales de Omnipol, tampoco se vendieron en los últimos años municiones para artillería autopropulsada de 122 mm, unidades también adquiridas al grupo en la República Checa, “probablemente” a sabiendas por parte de quien las encomendó en el ámbito castrense que se trataba de productos vencidos, los cuales originarían lógicas dificultades de uso por descomposición del propelente. Según los ejecutivos de Omnipol en Montevideo “podemos decir que hoy día, por el momento, no nos interesa vender ni municiones ni repuestos, ni prácticamente nada al Ejército Uruguayo, porque los procesos o encargados de compra actuales (no la institución) nos parecen muy cuestionables”. No obstante, la empresa no tiene inconvenientes, según lo expuesto por el portavoz, en continuar contactos con la Fuerza Aérea o la Armada.
Lo último que la firma centro-europea ofertó oficialmente al Ejército de Uruguay fue poner a punto 12 Vehículos de Transporte Blindado de Personal TBP - M/64/ M-93 de Caballería, de los más de 100 incorporados en los años 90, la inmensa mayoría con garantía de este distribuidor original autorizado (excepto una partida adquirida en unas muy objetadas y dudosas condiciones de otra fuente, destinada, hace un tiempo a reforzar la MINUSTAH), tras una completa revisión, renovación y la conformación de un apreciable stock de repuestos, por un precio menor a 785.000 dólares.
Estos 8 x 8 checos iban a ser posteriormente asignados a tareas de contralor fronterizo en el norte del país. Omnipol, poco antes, cotizó un mantenimiento mayor de los VCI/BMP-1 de Infantería a unos 3.700.000 dólares. Ambas posibilidades, debido a la reciente contención de los gastos de Defensa, quedaron absolutamente descartadas. (Javier Bonilla)