El secretario de Defensa de EEUU, Chuck Hagel, ha informado que en 2015 el país contará con un presupuesto de Defensa de 496.000 millones de dólares, que vendrá acompañado de una reducción del 13% en el número de efectivos del Ejército de Tierra, lo que dejaría el número de personal activo en los niveles previos a la Segunda Guerra Mundial, en el año 1941.
El objetivo es situar el número de efectivos del US Army entre 440.000-450.000, para lo que se necesita el consentimiento del Congreso de Estados Unidos, donde podría encontrarse con el veto de los sectores más conservadores.
La nueva política de reajustes implicaría el abandono del programa de los cazas A-10, aunque el funcionario norteamericano sí confirmó que se mantendrá el costoso y problemático programa de los F-35, así como que se incrementará el gasto destinado a los Comandos de Fuerzas Especiales, responsables de operaciones como la eliminación de Bin Laden en Pakistán.
El Pentágono vislumbra un futuro en el que la guerra convencional y sus grandes despliegues de efectivos pierden fuerza frente a nuevas fórmulas de combate, menos invasivas, y nuevas amenazas, como las cibernéticas: “nuevas tecnologías, centros de poder y un mundo que es cada vez más volátil, impredecible y en algunos casos más amenazador”, explicaba Hagel, aludiendo a los distintos peligros a los que tendrá que hacer frente Washington.
Es un hecho, además, que la Casa Blanca desplaza poco a poco el punto de mira desde Oriente Medio hacia la región Asia-Pacífico, el epicentro de la geopolítica mundial durante el siglo XXI. (J. Martínez)