Rasmussen ha vuelto a reiterar, como ya ha hecho en otras ocasiones, que este proyecto no tiene nada que ver, ni está dirigido contra Rusia, y que de hecho se va a proponer la construcción de dos centros, el DAM ruso y el de la OTAN “para que puedan intercambiar información, dedicarse a la preparación de maniobras conjuntas y el análisis de amenazas externas”. Por otra parte, el dirigente europeo explicó que hará todo lo que esté en su mano para que Rusia no tenga dudas del fin exclusivamente defensivo de este escudo antimisiles, además de valorar la relación entre ambos protagonistas como de una dimensión “nunca antes vista”, añadiendo que ambas partes han mejorado su colaboración “en la lucha antiterroristas y en el apoyo al Ejército afgano”.
Será en la segunda fase del despliegue, a partir de 2015, cuando se ponga en marcha una versión de los misiles SM-3 Block IB en Rumanía, mientras que la tercera fase arrancaría con la instalación de una base terrestre para los misiles SM-3 Block IIA.