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OTAN y África: cuestión trascendental en Gales

Por el Teniente Coronel Jesús Díez Alcalde*

¿Dónde están las amenazas a la seguridad euro-atlántica y cómo reaccionar ante ellas? Estas son las dos cuestiones prioritarias que deben llevar marcadas en sus agendas los Jefes de Estado y Gobierno de los países miembros de la OTAN en la Cumbre de Gales, que se celebrará los próximos días en la ciudad de Cardiff. Como la mayor organización internacional de seguridad y defensa del mundo actual, la Alianza Atlántica debe tener muy presente que sus decisiones más trascendentales están determinadas por estos dos parámetros: amenazas y reacción. En tiempos tan convulsos como los que enfrentamos, el debate interno debe estar respaldado por una mirada intensa y equilibrada hacia el exterior, sin minusvalorar, pero tampoco sobredimensionar, problemas excesivamente coyunturales.

Hace apenas unos meses, en diciembre de 2013, los asuntos centrales previstos para la Cumbre consistían en evaluar la operación de Afganistán, ponderar la reorientación de Estados Unidos hacia el eje Asia-Pacífico, y abordar un mayor y más proporcionado compromiso financiero en el seno de la Organización. Sin embargo, la crisis de Ucrania ha modificado drásticamente la agenda inicial y, aunque este es un asunto extremadamente urgente e importante, la reacción de la OTAN ante lo acontecido en esta zona no puede convertirse en el asunto central de la mesa de negociaciones. Otros escenarios demandan la misma, cuando no mayor, atención: Siria, Irak o la franja de Gaza. Y también lo hace un continente que cada vez más, por solidaridad y por nuestra propia seguridad, exige el compromiso aliado: África.

«Toda nuestra atención en el Este –refería el ministro de Defensa Pedro Morenés ante en el Senado– no puede implicar que olvidemos el Sur. Más Este en ningún caso puede suponer menos Sur». Las amenazas que hoy enfrenta el continente africano, que también son nuestras, avalan esta certera reflexión. El terrorismo yihadista se expande con fuerza y rapidez hacia la franja subsahariana; el crimen organizado dinamita la precaria gobernabilidad de los países de la zona; y conflictos en Somalia, Mali o República Centroafricana han motivado la reacción de la comunidad internacional, con especial significancia de la Unión Europea. Sudán del Sur, lamentablemente, aún debe esperar.

Hoy, la OTAN está presente en el continente africano: dos operaciones navales y apoyo militar a la Unión Africana. Pero cualquier análisis certero señala que esta contribución no es proporcional a la inseguridad que, desde allí, puede llegar a golpearnos. Y hay que colaborar desde el convencimiento de que, por sí solos, los gobiernos africanos no pueden enfrentar esta amalgama de amenazas en sus espacios de soberanía, y mucho menos prevenirla. Por todo ello, sería muy recomendable consensuar una estrategia integral de seguridad que mire a África, porque allí perviven los problemas –suyos y nuestros– de más largo recorrido, más endémicos y, en consecuencia, más difíciles de afrontar. La Cumbre de Gales es el foro perfecto para abordar este compromiso, y resulta evidente la inconveniencia de retrasarlo más. Porque, quizás, ya se ha esperado demasiado tiempo.

*Jesús Díez Alcalde es Teniente Coronel del Ejército de Tierra y analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE).


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