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Viernes, 29 de marzo de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

El Ministro de Defensa uruguayo insta a la licitación de Patrulleros Oceánicos para la Armada y aeronaves de combate para la FAU

(defensa.com) El ministro de Defensa Nacional de Uruguay, Eleuterio Fernández Huidobro, compareció en la Comisión de Defensa del senado para exponer  las necesidades prioritarias para la defensa del país. En su exposición destacó la urgente necesidad, por parte de la Fuerza Aérea, de renovar la flota de aeronaves de combate, cuya vida útil se agotará irremediablemente a inicios de 2018, así como la necesaria dotación en la Armada de Patrulleros Oceánicos (OPV), que textualmente cifró en tres,  y de una red VTS.

Respecto a la prioridad de contar con esto último, destacó que  “si hay que entrar por canales peligrosos, en un estuario como lo es el del Río de la Plata –que debe ser de los más transitados del planeta–, con barcos comerciales de alto costo, y no hay –entre comillas– «policía caminera», los bancos mundiales que aseguran esas naves se van a poner duros con sus pólizas. Eso perjudica a nuestros puertos, a nuestra producción y a nuestras exportaciones e importaciones. La soberanía en el mar se asienta si se está; si no se está, se pierde”.

Tres OPVs
En referencia a la demanda de medios de patrulla oceánica para la Armada, Fernández Huidobro  recordó que: “las cuotas de pesca de Uruguay se pierden en el caso del atún si no pescamos, porque las distribuye la FAO en forma anual y se las da a otro país, aun dentro de nuestras aguas. Este es un fenómeno muy sugerente de hacia dónde va el concepto de soberanía en el futuro, porque mañana se podría aplicar el mismo tipo de razonamiento también en otras áreas que no sea la marítima. Este es un comentario personal que me surge por el temor que me provocan esos hechos. Pensamos que para patrullar y cuidar adecuadamente ese nuevo pedazo del mapa –que haría al Uruguay más grande en el área marítima que en la terrestre, sin contar a la Antártida– necesitamos tres OPV –por su sigla en inglés–, un tipo de buque de patrulla oceánica que es bien conocido entre marinos; no es cualquier clase de buque, ni más grande, ni más chico, ni con otra forma, es un buque muy versátil que puede servir tanto para actividades civiles como militares. Está armado, si se quiere, puede estarlo más todavía y su tripulación puede estar formada por muy poca gente; tiene un helicóptero abordo y también puede tener lanchas semirrígidas, puede llevar un contingente de operaciones para abordar buques y demás. A su vez, también tiene que tener espacio sobrante para traer gente enferma o víctima de incendios marítimos –piensen en las plataformas– y, al mismo tiempo, muchos heridos. Quiere decir que con esas características están hechos para esa cantidad de cosas, algunas de ellas nuevas como, por ejemplo, los compromisos que nosotros tenemos firmados contra la piratería.  Son  embarcaciones que salen a más distancia, tienen autonomía como para estar más tiempo lejos y llevan arriba un helicóptero que tampoco puede ser cualquiera, sino que tiene que ser capaz de cargar bastante gente.

En términos militares, se diría que tiene que ser un helicóptero mediano. ¿Por qué? Porque si mañana hay que rescatar del mar o de una plataforma donde hubo accidentes y hay gente para sacar de apuro, no solo el barco es el que los saca, sino que el helicóptero tiene la ventaja de que llega más rápido, los va sacando y llevando al barco. Está todo muy bien pensado y diseñado por ingenieros de todo el planeta, porque en todos los países hay y tienen, más o menos, el mismo diseño con pequeñas variantes. Aproximadamente –lo voy a decir abiertamente, porque es público y notorio– valen, como mínimo y sin contar con los helicópteros que van aparte,  USD 70.000.000 cada uno. Uruguay necesita tres”.

Cazas para la FAU
Durante su comparecencia, tras exponer  las necesidades navales, Huidobro  se refirió a la necesidad de cazas para la Fuerza Aérea Uruguaya:  “En este último caso tenemos otro problema porque en pocos años nos quedamos sin los A-37, que ya eran aviones de museo. En su oportunidad se compraron para pelear contra los guerrilleros en el Uruguay; los guerrilleros fueron presos y ahora son Ministros o ex-Presidentes, y seguimos con los A-37, que se usaron además en la Guerra de Vietnam. También hay que decir que ya no se consiguen ni repuestos para esos aviones porque las fábricas los discontinuaron. Lo mismo nos pasa con otros aviones que tenemos. Estoy hablando de combate porque en otros aspectos la Fuerza Aérea está muy bien. En combate llegamos a lo que se podía llegar y ya no se puede tirar más de esa piolita. Incluso ya es peligroso volar en esas aeronaves. De modo que tenemos que renovar esa flota y hoy se habla de cifras muy pesadas en relación con ese tema. No sé si todo esto siempre ha sido muy caro o si se encarece ahora por la tecnología, pero desde hace unos años, cuando se planificaron estas cosas y se discutieron en el naciente Estado Mayor de la Defensa, en la Armada  Nacional y en la Fuerza Aérea, entre otros, se vio que esto no podía ir al Presupuesto Nacional.  La presencia de los recursos   –es decir, tenerlos y que sean visibles– es un factor de disuasión para que ningún aventurero piense: «En Uruguay, con poquita cosa, puedo hacer estragos en su mar, en su territorio y también en su espacio aéreo». Estoy hablando de un particular; no pienso en una potencia extranjera.

Ahora bien- continuó-  no vimos nunca que esto pudiera ser incluido en un proyecto de ley de presupuesto. ¿Por qué? Porque cada empresa que nos ha visitado, que nos ha pedido audiencia, viene siempre con un banco atrás. En realidad, aunque esto lo digo exagerando un poco, lo que nos venden es un crédito. Estados Unidos y algunos países de Europa tienen sus astilleros medio parados. Tienen su clase obrera y sus técnicos desocupados y entonces hay voluntad de financiar al que compre para poner en marcha inmediatamente esos astilleros. Hacer un barco de estos lleva más o menos dos años, aunque algunos países nos ofrecen algunos que ya están hechos. Desde que se sabe –porque yo leo las revistas especializadas y los chimentos que salen en la prensa– que tanto dinero puede estar en danza se han despertado las lícitas y legales ambiciones de empresas y representantes, y comprendo que los señores Senadores hayan sido visitados en sus despachos y en la Comisión de Defensa Nacional.(…) hemos sido visitados y recontravisitados, tenazmente visitados, y eso demuestra cómo funciona la economía del mundo. Pensamos llamar a licitación y que en la redacción de los pliegos haya delegados de todos los partidos políticos, no solo del Gobierno.”

El ministro sorprendió, elogiando inesperadamente decisiones tomadas en temas semejante  por su archirrival político y casi histórico enemigo personal, el ex presidente Jorge Batlle:  “ Para que haya mayor transparencia en el caso de que podamos adquirir estas cosas, lo mejor es acudir al sistema que se usó durante el Gobierno de don Jorge Batlle porque de esa forma se garantizaría la ultra transparencia. Hablamos de un remate público a cargo de los corredores de Bolsa y de la Asociación Nacional de Rematadores, sin que hasta último momento se sepa a quién representa el corredor, cuando se abra el sobre. Además, que se trasmita por radio y televisión”. Recordando su pasado armado, e inclusive, recientes procesamiento de jerarcas por hechos fraudulentos, Fernández Huidobro expresó : “Yo ya estuve preso mucho tiempo y no quiero volver a ir preso por una licitación. Sería muy triste y esa cárcel no la soportaría porque estaría ahí por imbécil.”

Contestando a inquietudes del senador opositor Javier García, acerca del financiamiento de este paquete de, al menos, 500 millones de dólares, el jerarca expresó su voluntad de vender propiedades no esenciales del Ministerio de Defensa : “Hay que hacer un reordenamiento patrimonial, porque hay cuarteles que molestan a la ciudad que hoy los rodea y, a su vez, la ciudad no les permite desempeñar sus actividades porque, en su época, fueron construidos en las afueras de determinada localidad y hoy están dentro de ella. Tal vez convendría venderlos o cederlos a alguna intendencia para que les dé alguna utilidad y a cambio, construir un nuevo cuartel. Quiere decir que esto lo pensamos simplemente para un reordenamiento patrimonial de la Cartera. Si se trata de vender patrimonio, que se haga siempre y cuando sea para adquirir patrimonio adecuado que, de pronto, dentro de unos años, otra vez habrá que revisarlo porque el país se mueve y crece. Ese puede ser un origen de fondos. Otro, puede ser una partida presupuestal, pequeña, anual, que Uruguay siempre la da, durante equis años, para enriquecer un fideicomiso.”

El fideicomiso también se puede alimentar  con una parte de lo que paguen las empresas de prospección. Ante una pregunta del también senador opositor Germán Coutinho, acerca de cual sería el futuro del tema de no obtenerse todos los recursos,  el titular de Defensa admitió la posibilidad de hacer adquisiciones parciales o "asumir los riesgos" si ni siquiera se consigue financiar el arranque. (Javier Bonilla)


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