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Viernes, 29 de marzo de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

La fragata “Libertad” de la Armada Argentina vuelve a Buenos Aires

Tras meses de recorrer miles de millas náuticas por buena parte del mundo, el buque de instrucción de la Armada Argentina, la Fragata ARA “Libertad”, retorno a su apostadero natural, la ciudad de Buenos Aires. En una ceremonia que encabezo el Presidente de la Nación, Mauricio Macri, junto al Ministro de Defensa, Julio Martínez, regresaron al país 315 marinos, entre ellos  117 futuros guardiamarinas, de las promociones 144 y 145  de la ARA, en un periplo que se inició el 23 de abril y que tocó los puertos de Recife, Baltimore, Norfolk y New York, Ámsterdam, Brest, Dublín, El Ferrol, Toulon, Civitavecchia, El Piero, Cádiz, Río de Janeiro y Montevideo.

En el año del Bicentenerario del país, el buque volvió a navegar libremente, sin temor a embargos o dificultades como las vividas en 2012 cuando estuvo retenida 77 días en el puerto africano de Ghana por los reclamos judiciales de un fondo buitre norteamericano. Desde su primer viaje, en 1953, la fragata escuela recorrió más de 800.000 millas náuticas alrededor del planeta, equivalente a once años de navegación sin tocar puerto.

Más de once mil marinos argentinos se formaron bajo los palos y velas de un buque que tiene 104 metros de eslora, 14,3 metros de manga para un desplazamiento de 3.635 toneladas y una superficie de velamen de 2.662 metros cuadrados. La embarcación cuenta con tres  palos de acero, el mayor de cincuenta metros y un velamen compuesto por 27 velas cuchillas.

A lo largo de su historia, el buque conquisto  en nueve oportunidades (1966/1976/1982/1987/1992/1998/2000/2007) el premio Boston Teapot, que anualmente otorga la Seal Training Association al velero que  con más del cincuenta por ciento de su dotación en instrucción, recorre  la máxima distancia en 124 horas de navegación a vela. La institución naval argentina forma parte de aquellas armadas que consideran que el joven cadete debe adiestrarse  en la mar, utilizando veleros desde el comienzo donde gana confianza, capacidad, amor al océano  y obtiene los conocimientos que lo llevaran a lo largo de su carrera, a convertirse en un buen marino. (Luis Piñeiro, corresponsal de Grupo Edefa en Argentina)


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