Desarme y desarrollo
Revista Defensa nº 9, Enero 1979, Olof Palme
Olof Palme, 15 de abril de 2016
Nadie mentalmente sano desea que nuestra seguridad se vea socavada por una alocada carrera armamentista. Nadie entre nosotros desea verse subordinado a la cultura de las armas y de la violencia. Pero, ¿por qué entonces no hemos sido capaces de detener esas aspiraciones? ¿Es porque la moral del hombre se ha deformado en el curso del último siglo? Pienso que pocos son quienes apoyarían una posición de ese tipo. ¿Es entonces porque el progreso tecnológico en la esfera del armamento es una fuerza natural que el hombre no puede contener? Evidentemente, no. El problema básico es de índole política.
En las relaciones internacionales siguen imperando la desconfianza y la enemistad. La aparición de las dos principales potencias con sistemas antagónicos después de la Segunda Guerra Mundial ha tenido consecuencias importantes para el sistema internacional, puesto que desempeñarán un importante papel en la militarización del mundo. La rivalidad entre los Estados Unidos y la Unión Soviética ha afectado a la mayor parte del globo terrestre. Todo cambio sobre la escena mundial ha sido estudiado por las superpotencias como si de alguna manera influyera sobre su seguridad y en sus relaciones recíprocas. Han observado a otros países como representantes regionales, países protegidos, satélites, esferas de influencia o dominós en su juego. Hemos sido testigos de conflictos en los que cada superpotencia ha armado a una de las partes en conflicto. Pero el anhelo de influencia encontró modalidades más ingeniosas. En el último tiempo se han sostenido batallas entre bandos opuestos que habían...
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