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Sábado, 20 de abril de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

Los combatientes europeos del Daesh: ideología, perfil y motivación

Análisis GESI

Introducción

El DAESH[1] es el grupo terrorista más violento y más solvente económicamente de la historia. A finales de 2015, 30 grupos habían declarado su afiliación formal con el DAESH y otros 12 habían expresado su apoyo a dicha organización terrorista.[2] El DAESH ha sido capaz de capitalizar el miedo y el resentimiento árabe suní contra los gobiernos alauí y chiita en Siria e Iraq respectivamente[3]. La polarización identitaria y sectaria en ambos países y el vacío de poder en amplias regiones de su territorio han ofrecido las condiciones perfectas para el establecimiento del DAESH en ambos países, y esa presencia será difícil de eliminar.[4] Tras la toma de Mosul por parte del DAESH el Ayatollah Ali Sistani, el clérigo chií más popular en Iraq y probablemente en el mundo, emitió una fatwa  urgiendo a los chiitas a unificarse y unirse a las fuerzas gubernamentales que luchan contra la organización.[5] Por su parte el DAESH ha absorbido a pequeños grupos radicales sunitas, pobres en recursos, muchos de los cuales no tenían ninguna otra alternativa que aceptar su autoridad.[6] El odio inter-sectario en Iraq y el miedo que Sadam Hussein contribuyo a crear continúan dividiendo a la nación y ha contribuido a que DAESH consiga el apoyo de una parte de la población sunita.[7]

Parte de la estrategia del DAESH es atraer a combatientes extranjeros que les proporcionan además de nuevos soldados, mano de obra y conocimientos y capacidades técnicas que necesita la organización. En el año 2013, artículos periodísticos aseguraban que el número de estos combatientes en Siria alcanzaba ya varios miles, sobrepasando con creces el número de ellos durante los momentos de más crudeza del conflicto en Iraq. En diciembre de 2013 el International Centre for the Study of Radicalisation and Political Violence (ICSR) afirmaba que el número de estos combatientes extranjeros superaba ya los 8.500.[8] Este número duplicaba el que reflejaba un informe previo de la misma organización de abril de 2013, destacando un aumento notable entre los no-árabes, especialmente los occidentales. El abanico de naciones de origen era impresionante: catorce países europeos; de Chechenia, China, Norte de África y los Balcanes; de países de Oriente Medio y de continentes tan distantes como Norte-América u Oceanía. Según el ICSR, los europeos occidentales suponían el 18 por ciento de los combatientes extranjeros en Siria, la mayoría de ellos provenientes de Francia, Reino Unido, Alemania, Bélgica, y Países Bajos. En cuanto a volumen de población los países más afectados eran Bélgica, Dinamarca, Suecia, Noruega y Austria.[9]

El número de extranjeros que se unían a organizaciones terroristas que combatían en Oriente Medio ha continuado ascendiendo. En junio de 2014 el  Soufan Group emitió un informe en el que se aseguraba que el número de estos combatientes, provenientes de 81 países, alcanzaba ya los 12.000.[10] Otro informe de enero de 2015 afirmaba que el número de combatientes extranjeros superaba los 20.000, de los que casi un quinto procedían de países de Europa Occidental.[11]

Otro informe del Soufan Group de diciembre de 2015 aseveraba que, a pesar de los esfuerzos internacionales para detener al DAESH y reducir el número de los combatientes que se desplazaba a Siria e Iraq, su número se había duplicado, alcanzando una cantidad entre 27.000 y 31.000, procedentes de al menos 86 países. Este crecimiento no era uniforme en todas las zonas del mundo. En el caso de los europeos occidentales había pasado de 2.500 en junio de 2014 a más de 5.000 en diciembre de 2015. De ellos, 3.700 provenían de solo cuatro países: Francia (1.700), Reino Unido (760), Alemania (760) y Bélgica (470).[12]

El objetivo fundamental del DAESH es atraer a musulmanes de todo el mundo a las zonas que ha ocupado en Siria e Iraq, donde el grupo ha centrado la mayor parte de sus esfuerzos y recursos para consolidar y expandir su territorio. Sin embargo en su revista online  Dabiq, DAESH solicita a los musulmanes de Occidente “atacar, matar y aterrorizar a los cruzados en sus propias casas y en sus propias calles.”[13] El primer objetivo del grupo en los países occidentales es la desestabilización de los sistemas y regímenes políticos actuales. Para lograr dicho objetivo, DAESH anima también a los musulmanes radicalizados en Europa a permanecer en sus países de origen o adopción, ya sea para llevar a cabo ataques terroristas o para reclutar a nuevos miembros para la organización. Estos actos terroristas tienen el fin último de polarizar las sociedades occidentales con el fin de interrumpir los ataques contra objetivos del DAESH en Irak y Siria[14] y aumentar el prestigio y la imagen del grupo como el actor más poderoso e importante de la escena yihadista mundial.

 

El DAESH tratará de consolidar y de ampliar su califato en Siria y en Iraq, y para ello  para ello continuará reclamando a los musulmanes de todos los lugares del mundo emigrar a los territorios ocupados en Oriente Medio, a la vez que los ataques continúan en suelo en europeo. Este articulo pretende profundizar en la ideología que apoya la campaña del DAESH,  así como de su narrativa propagandista, factores ambos esenciales en su labor de captación y posterior reclutamiento. También se hará un análisis de las motivaciones y los perfiles de los jóvenes de origen europeo que se han visto atraídos por este grupo terrorista. El estudio y conocimiento de estos factores es vital a la hora de diseñar una estrategia multidimensional para disminuir la capacidad de reclutamiento del DAESH, requisito imprescindible para conseguir su derrota.

 

La ideología del DAESH

La ideología es un factor determinante en cualquier organización terrorista y  juega un papel fundamental en la captación, reclutamiento y en la posterior motivación de sus miembros y de sus simpatizantes. La propaganda del DAESH recurre a terminología y conceptos teológicos que aparecen en varios periodos de la historia del islam y que son familiares para una gran parte de los musulmanes de todo el mundo, tales como la umma, o comunidad islámica global, la sharia, o ley islámica, o la yihad, o guerra santa.

Cualquier tipo de terrorismo alude a una particular justificación ideológica y trata de conseguir unos objetivos que están directamente asociados e influidos por dicha ideología. Para lograr dichos objetivos, todos los grupos terroristas adoptan una estrategia de lucha que requiere una estructura organizacional determinada y unos medios y procedimientos específicos para cada meta, objetivo y situación. DAESH y otros grupos terroristas anteriores a él han basado y justificado su estrategia en una interpretación extremista y sesgada del concepto de la yihad o guerra santa. Estas organizaciones terroristas manipulan y tergiversan términos y conceptos religiosos en aras de conseguir dos de sus principales objetivos: el apoyo de amplios sectores de la población musulmana y la legitimidad y justificación para sus acciones. Dentro de un contexto de violencia y confrontación, la connotaciones de una “guerra justa” contra una supuesta opresión y persecución es un factor a tener en cuenta a la hora de analizar la actitud y la narrativa de dichos grupos terroristas y su efecto en la población de la que esperan conseguir apoyo y entre los potenciales reclutas que intentan sumar a la organización.[15]

El DAESH pretende crear una conciencia y una sensibilidad musulmana global que pueda ser explotada de acuerdo a sus objetivos. La creación de esa identidad común, que el grupo trata de influir con su mensaje político e ideológico, pretende incrementar el apoyo de la población musulmana a sus actividades a nivel global y regional.

A lo largo de la historia ha sido común entre los grupos terroristas utilizar una narrativa de victimismo para manipular frustraciones profundas de la población, especialmente durante crisis políticas y económicas. Al Qaeda es un buen ejemplo de esa dinámica. Desde el principio, Osama Ben Laden enfatizó “la humillación de los musulmanes a manos de los opresores occidentales y llamo a sus seguidores a reclamar la dignidad del pueblo elegido por Dios”. El DAESH ha apelado a temas similares en Iraq, explotando la ira sunní contra del gobierno chiita de Bagdad. De esta forma también han conseguido atraer a una parte de la población que buscaba remarcar su identidad y reforzar su propia autoestima.[16]

La ideología es también fundamental a la hora de moldear las percepciones de la sociedad, construyendo una narrativa que se adapte y acerque a las circunstancias y a la problemática de cada área determinada, ya sea en Europa o en Oriente Medio. Desde esta perspectiva, el objetivo es el de expandir el alcance del movimiento a escala global, a la vez que se mantienen y explotan las características y necesidades específicas de cada área de operaciones. Esta capacidad de compatibilizar lo global con lo local, ha sido una de las claves del éxito del DAESH.[17]

La ideología del DAESH puede ser definida como una interpretación radical del salafismo[18], según la cual, una sociedad regida por los principios de la Sharia  según el modelo de las primeras comunidades musulmanas, debe ser reestablecida mediante la yihad en su más violenta concepción, que incluye el uso del terror.

El salafismo es percibido en la actualidad por un gran número de musulmanes de todo el mundo, tanto entre comunidades de emigrantes en países occidentales como en las grandes ciudades de oriente medio, como una forma de reformar y revitalizar el islam en nuestros días. Resulta atractivo para muchos por su halo de autenticidad y por su literalidad, con  abundantes referencias a los textos sagrados, es decir, al Corán y a la sunna o tradición del profeta. Además ofrece una alternativa puritana y emocional a otras interpretaciones religiosas.  En los países occidentales muchos jóvenes musulmanes se enfrentan a una crisis de identidad al no identificarse con la sociedad en la que han nacido o crecido ni con la de origen sus padres o sus abuelos. Para ellos, el salafismo, que enfatiza la universalidad del islam, es una forma de diferenciarse de ambas sociedades y de adoptar una nueva identidad alternativa. En países musulmanes, por otro lado, el salafismo se está apropiando del papel tradicional de los partidos y movimientos seculares a la hora de defender frente a los poderosos a los política y socialmente desamparados.[19] DAESH ha tenido un gran éxito a la hora de explotar ambas situaciones con fines de reclutamiento, ofreciendo a esos jóvenes una oportunidad de éxito y de revancha.

 

Sin embargo, la relación entre la estrategia, la política y la ideología del grupo es compleja y entenderla es el primer paso para poder combatirle y derrotarle. El salafismo fue inicial y tradicionalmente un movimiento apolítico. Las ideologías políticas seculares, las naciones estado, y los partidos políticos eran considerados como no-islámicos, porque no fueron  autorizados expresamente por el profeta. Los conceptos de democracia y de soberanía popular eran calificados como heréticos, ya que el poder solo podía residir en Dios.[20]

DAESH ha conseguido convertir al salafismo en una ideología relevante a las situaciones políticas, sociales y económicas del mundo real. Ha descartado abiertamente la terminología política occidental, utilizando en su lugar ahadizes o dichos y hechos del Profeta, y pensamientos teológicos y postulados ideológicos de líderes religiosos pre-modernos, para apoyar el establecimiento de un sistema político de inspiración salafista. El éxito de este sistema dependerá de su fiel compromiso de crear y consolidar un estado teológicamente autentico y no uno meramente político.[21] A este movimiento, que aglutina los principios tradicionales del salafismo introduciendo conceptos políticos propios del islamismo le denominaremos neo-salafismo durante el resto de este artículo.

Según la narrativa del DAESH, los musulmanes han sido dominados por Occidente debido a que han abandonado el “verdadero islam”. Este y otros grupos aseguran que todos los hombres que viven fuera del mensaje y la voluntad de Dios, incluyendo la mayoría de los musulmanes de todo el mundo, se encuentran en un estado de yahilia u oscuridad e ignorancia, similar al que existía antes de la revelación del mensaje divino al Profeta. El DAESH considera que la sharia o ley islámica, según una interpretación totalmente literal y puritana, debe ser la base de toda legislación y los musulmanes deben retornar a las enseñanzas originales y a los modelos primigenios del islam.  Las influencias militares, económicas, políticas, sociales y culturales de corte occidental son consideradas como impías y deben ser erradicadas. Para alcanzar esta meta es esencial la creación, consolidación y expansión del Califato. La restauración y el triunfo de ese califato, y el restablecimiento de la hegemonía musulmana será una prueba irrefutable del apoyo de Dios a sus verdaderos fieles.[22]

Algunos devotos musulmanes demuestran cierta simpatía a los postulados ideológicos del grupo debido a otro importante factor: las similitudes entre mensaje del DAESH y algunas antiguas profecías islámicas, incluyendo un hadith, que vaticinan la llegada de un califato a la península arábiga al final de los días, tras la derrota de regímenes dictatoriales e impíos. La propaganda del DAESH habla acerca de una inevitable y apocalíptica lucha entre las huestes de un mesías islámico, que se cree que luchará bajo una bandera de color negro, y las fuerzas del anticristo. Esemalahim o Armagedón musulmán sucedería en la ciudad siria de Dabiq. [23] No es coincidencia que la revista online del grupo lleve ese mismo nombre. Este mensaje escatológico acerca del día del juicio final es de vital importancia, tanto en la estrategia como en la narrativa propagandística del grupo. Las acciones del DAESH deben ser analizadas en el contexto de un compromiso con el retorno a un sistema político, jurídico y social del siglo séptimo de nuestra era que protegerá a los musulmanes del apocalipsis.

El mensaje del DAESH a menudo recoge conceptos y alusiones religiosas e históricas que suenan extrañas y pasadas de moda a los oídos de los no occidentales, pero que hacen referencia a tradiciones y textos del islam original[24]. Una de las claves del éxito de su propaganda es la creación de su califato que es presentado ante los musulmanes de todo el mundo como una apocalíptica utopía neo-salafista. El mensaje del DAESH defiende que el conflicto en Oriente Medio es parte de una apocalíptica guerra sectaria, para la que el grupo y su califato son la única solución[25].

La narrativa del DAESH también incluye la violencia intercomunal y, además de las atrocidades cometidas contra cristianos, mazdeos, yazidies, chiitas y otras sectas musulmanas, los reclutadores y predicadores del DAESH han usado el antisemitismo para captar a mas acólitos y para justificar el uso de la violencia.[26]

La ideología del DAESH presenta numerosas similitudes con la de Al-Qaeda, no en vano en el pasado el grupo fue una franquicia de ésta en Iraq. Ambas organizaciones emergen de la corriente salafista del islam, persiguen la creación de un califato y justifican el uso indiscriminado de la violencia para conseguir sus fines[27]. Es posible asegurar que las similitudes ideológicas entre los dos grupos superan a las diferencias[28]. Ambos comparten los principios fundamentales establecidos por el fundador de Al-Qaeda, Abdullah Azzam, hace ahora tres décadas. En realidad una gran parte de las diferencias no son sustanciales y solo se sustentan en discusiones acerca del liderazgo del movimiento yihadista y en la forma de administrar el uso de la violencia[29].

El DAESH y al-Qaeda están compuestos de unas estructuras y de unas ideas. La estrategia de ambos y la narrativa que justifica sus acciones se basa en el postulado central de haber recibido un mandato divino para reformar las normas que rigen a la humanidad y establecer un nuevo orden social. Este nuevo orden debe basarse en una interpretación literal y ultraconservadora de la sharia. Ambos grupos defienden que la lucha para conseguir este objetivo es un deber individual y obligatorio para todo musulmán y están comprometidos con una ideología que se basa en una versión radical del salafismo y en el uso de la yihad. De forma general, podríamos aseverar que el DAESH acepta los fundamentos ideológicos,  los métodos y los objetivos estratégicos de Al-Qaeda, aunque discrepa en los plazos y la forma de implementarlos,[30] demostrando una brutalidad sin precedentes en sus acciones que ya en el pasado provocaron discrepancias entre los líderes de ambas organizaciones.[31]

Las victorias militares en Siria e Iraq incrementaron el papel del DAESH en el panorama yihadista internacional, disminuyendo el de Al-Qaeda. Al-Qaeda y sus aliados fueron capaces de conquistar, pero no de mantener y consolidar, territorios en Yemen, Somalia y el norte de Mali. Sin embargo, esos territorios no se pueden comparar, en tamaño y significado, con la región controlada por el DAESH en Siria y en Iraq. Se puede afirmar que, aunque Al-Qaeda inició el camino hacia el restablecimiento del califato, es el DAESH quien lo está realmente llevando a cabo.[32]

La idea del restablecimiento de un estado islámico se remonta a la abolición del califato en Estambul tras la Primera Guerra Mundial y el desmembramiento del Imperio Otomano, que supuso un auténtico trauma colectivo para muchos musulmanes en todo el mundo islámico. Esta idea es fundamental a la hora de entender el poder de atracción del califato proclamado por el DAESH para aquellos musulmanes que consideran que no pueden practicar y ser fieles a los preceptos de su fe en ningún país que no esté totalmente dirigido por los preceptos de la sharia. Ahora estos musulmanes tienen la posibilidad de abandonar todas esas sociedades laicas o seculares y emigrar, siguiendo el ejemplo de la hiyra  o marcha del Profeta de la Meca a Medina.[33]

Para aquellos que se encuentran en los márgenes de la sociedad, ya sea por razones sociales, económicas, políticas, culturales o religiosas, DAESH ofrece un auténtico y genuino estado islámico, plagado de oportunidades para aquellos que aceptan su autoridad. No es extraño, por tanto, que Dabiq, la revista online del grupo, publique continuamente fotografías y noticias del apoyo social del DAESH a sus súbditos, junto con historias de combatientes que murieron, supuestamente, en defensa de esos proyectos. El DAESH ofrece a los que se unen a sus filas recompensas físicas y espirituales; incentivos materiales (concubinas, dinero) e ideológicos (la promesa de una sociedad que supuestamente representa la visión del Profeta).[34]

El DAESH ha establecido tribunales, ha creado una policía, ha fundado instituciones sociales y ha proporcionado servicios esenciales con el objetivo de establecer un “contrato social”: un sistema basado en obligaciones mutuas en que se garantiza la protección y los derechos básicos de los ciudadanos, a cambio de su apoyo al califato en forma de impuestos o donaciones o de servicio militar. De esta manera, el DAESH intenta convencer a musulmanes de todo el mundo de que está estableciendo un estado islámico que emula el modelo de un califato del siglo VII de nuestra era. En el contexto de anarquía y vacío de poder una guerra civil, donde todas las opciones son malas, el contrato social ofrecido por el DAESH (inspirado profundamente en jurisprudencia social, militar, jurídica, económica, política, y religiosa medieval musulmana), es percibido por muchos como el mal menor.[35]

El éxito proporciona legitimidad. Durante los años 2013 y 2014 la principal táctica de Al-Qaeda para contrarrestar la creciente importancia del DAESH  fue la de deslegitimizar al movimiento utilizando las declaraciones de reconocidos líderes religiosos[36]. Sin embargo, el DAESH fue capaz de neutralizar esa campaña, con el apoyo de jóvenes líderes religiosos y de su activismo en las redes sociales. Jóvenes extremistas de todo el mundo comenzaron a percibir a Al-Qaeda como una organización “pasada de moda” y alejada de la realidad, mostrando su apoyo al DAESH y su embrionario califato, proporcionándole de este modo credibilidad y legitimidad.[37] Además, el líder del DAESH, Abu Bakr al-Baghdadi, es considerado por militantes en todo el mundo no solo como una figura religiosa, sino también como un combatiente y un estratega. Todo esto hace, junto con las victorias militares, que el DAESH sea más atractivo a los ojos de jóvenes radicales que Al-Qaeda, liderada por Ayman al-Zawahiri, “un mero teólogo islámico” “escondido en no se sabe bien qué parte del mundo”[38].

El DAESH ha adoptado también un enfoque más pragmático en su estrategia político-militar. Ha aceptado y adoptado preceptos y conocimientos en asuntos políticos y militares proporcionados por antiguos integrantes del partido Bath que se han sumado  a sus filas. Esto ha dotado al califato con una visión más realista de la situación y la región.[39] Dichos miembros del antiguo aparatobathista ocupan posiciones de alto nivel dentro de la estructura territorial del califato, como emires regionales o gobernadores provinciales, o son asesores directos del propio Al-Baghdadi. Esto demuestra la importancia que el DAESH ha concedido a aquellos con experiencia de liderazgo durante el régimen de Sadam.[40]

El simbolismo también juega un papel destacado a favor del DAESH, que se ha convertido en el icono global de la yihad. La creación del califato ha sido fundamental en ese proceso. Desde el momento que el DAESH comenzó a controlar físicamente un territorio y a proporcionar servicios básicos a sus ciudadanos, pudo presentarse como un “estado” en la práctica y no en la teoría, atrayendo la atención de jóvenes musulmanes de todo el mundo: “es mucho más excitante luchar por un califato ya existente, aunque sea embrionario, que por la promesa de Al-Qaeda de crearlo en un futuro”[41]. Además, según la propaganda del DAESH, “las fuerzas lideradas por Al-Baghdadi, 5.000 hombres, derrotaron a 90.000 soldados iraquíes en su camino hacia Baghdad, la capital del Califato Abasí durante 500 años”.[42]

Las conquistas militares del DAESH le permitieron aumentar su número de combatientes, su armamento y sus posibilidades de financiación, convirtiéndose de repente de un grupo terrorista en un verdadero ejército.[43] Ahora el DAESH funciona como un estado y controla grandes extensiones de terreno con una importante población y recursos energéticos, mientras que Al-Qaeda las posesiones territoriales de Al-Qaeda son sensiblemente menores en extensión y de mucha menos importancia estratégica[44]. En los territorios ocupados por el DAESH hay ciudades, carreteras, e infraestructuras, en una extensión mayor que algunos países. El DAESH tratará de consolidar y expandir sus posesiones, adquiriendo nuevos territorios que le proporcionen nuevos recursos naturales (principalmente campos d petróleo e infraestructuras hidrográficas que puedan ser usadas como medio de financiación o como arma de guerra), en extender su ideología y reforzar su posición privilegiada en el panorama yihadista mundial.[45]

 

Otra razón del éxito del DAESH es su explotación del sectarismo. La lucha del DAESH en Siria y en Iraq es percibida por algunos musulmanes como una extensión del cisma sunita-chiita.[46] La guerra civil en Siria atrajo combatientes de todas las partes del mundo desde su comienzo. Estos combatientes se sumaban a las filas de todos los grupos involucrados en el conflicto, incluyendo a organizaciones terroristas entre las que destacaban el Frente Al-Nusra, una filial de Al-Qaeda en Siria, y el DAESH.[47] El conflicto en Siria ha profundizado el tradicional enfrentamiento entre sunitas y chiitas, a pesar de que comenzó como una revuelta popular contra un dictador. Este fenómeno puede explicarse analizando tres factores principales: la radicalización de varios grupos sunitas de la resistencia, apoyados por varios países del Golfo; la intervención de Hezbollah, apoyado por Irán; y, finalmente, el desmoronamiento de la resistencia laica y democrática, privada del apoyo internacional. El conflicto en Siria se ha convertido cada vez más en una guerra sectaria. Esto es una consecuencia de las políticas identitarias que han dominado el país desde su creación tras la Primera Guerra Mundial y, especialmente, desde la llegada al poder de Háfez al-Ásad en 1970.[48] La identidad sectaria ha sido también el factor predominante en la sociedad iraquí durante décadas y se ha incrementado aún más desde el año 2003.[49] El DAESH ha explotado las tensiones entre la población de la minoría sunita contra el gobierno mayoritariamente chiita de Bagdad.[50]

El enemigo de la yihad ha cambiado con respecto a anteriores conflictos. La lucha es ahora contra otros musulmanes, no contra soviéticos, serbios, judíos o cristianos. Todas las facciones yihadistas que luchan contra los gobiernos de Iraq y de Siria, independientemente de sus diferencias ideológicas y estratégicas, comparten la misma visión de extender el conflicto al conjunto de la región, para de esa formar difuminar las fronteras delineadas por el  tratado de Sykes-Picot que dividió una gran parte de los territorios del moribundo Imperio Otomano entre los Imperios Francés y Británico tras la Primera Guerra Mundial.[51]

Aunque durante un tiempo el DAESH centró sus acciones y recursos a nivel local y regional, los recientes atentados en Europa sugieren que el grupo podría estar cambiando drásticamente su estrategia, adoptando un enfoque más global. En realidad, este es un proceso circular: cuanto mayor sea la amenaza asociada al DAESH, mayor será la importancia de los ataques de los países occidentales contra él. Como respuesta, el DAESH tendrá más razones para organizar más atentados en el territorio de esos países. Este enfoque global proporciona al DAESH más posibilidades de reclutamiento que el mero conflicto en Siria e Iraq. Los atentados en suelo occidental aumentan el prestigio del grupo y su poder de atracción entre jóvenes musulmanes de todo el mundo. Dichos ataques terroristas provocan muchos más titulares en la prensa que las acciones en los campos de batalla de Oriente Medio. Esta propaganda es impagable para los objetivos de reclutamiento del DAESH.[52]

 

Motivos y perfiles

El éxito excepcional del DAESH a la hora de atraer a combatientes extranjeros nos hace prestar especial atención a la motivación de estos jóvenes que se deciden a enrolarse en sus filas. Las razones más importantes inicialmente fueron: las atroces imágenes del conflicto en Siria; las noticias acerca de las atrocidades cometidas por las fuerzas gubernamentales; y la percepción de pasividad y falta de apoyo por parte tanto de Occidente como de los países árabes. En muchos jóvenes musulmanes de todo el mundo se generó o se reafirmó un sentimiento de pertenencia a una comunidad musulmana global o umma, definida por una identidad religiosa común. Una parte de ellos se sintieron obligados a defender a sus correligionarios en Siria. En muchos casos, estos individuos solo adoptaron una ideología y una doctrina religiosa radical tras llegar a la zona de operaciones y entrar en contacto con elementos y organizaciones neo-salafistas que operaban allí.[53] Debido a esto, es posible asegurar que, al menos en la fase inicial del conflicto, el proceso de reclutamiento del DAESH debe ser analizado en el contexto de la crisis humanitaria de Siria, aunque estas circunstancias cambiasen posteriormente con posterioridad.[54]

Un informe de diciembre de 2015 del International Centre for Counter-Terrorism (ICCT) asegura que las motivaciones específicas de cada individuo para desplazarse a Siria e Iraq varían, oscilando desde el altruismo y la solidaridad a razones mucho más prosaicas y egoístas.  Algunos intentan mejorar su situación social y económica, otros los hacen por razones identitarias, otros defienden posiciones religiosas radicales. Otros están motivados por una mezcla de estas tres razones.  Muchos partieron hacia Siria con el fin de apoyar y proteger a musulmanes que lo necesitaban. Sin embargo, las razones humanitarias han perdido poder de motivación a la hora de atraer combatientes extranjeros a las filas de grupos radicales en Siria desde la proclamación del Califato. Ahora muchos potenciales reclutas se desplazan con el anhelo de poder vivir en lo que consideran “una auténtica sociedad islámica”, quieren colaborar en la construcción de ese estado islámico y ser parte de una especie de renacimiento religioso. Para ello consideran que es un deber de todo musulmán defender a sus hermanos de fe y combatir a los infieles. Otros simplemente buscan aventuras e intentan vivir experiencias extremas. Otros buscan impresionar a sus familiares y amigos, convirtiéndose en héroes. En algunos casos son almas atormentadas, con problemas mentales y tendencias depresivas o suicidas, que quieren morir, pero de una forma “gloriosa”. En otros son atraídos simplemente por la posibilidad de poder actuar libremente empleando el máximo de violencia, denotando inclinaciones criminales o psicopáticas. Muchos otros son atraídos también por la perspectiva de camaradería, de lazos entre “compañeros de armas”. Para otros la causa es la voluntad de luchar y morir por una buena causa, animados también por un deseo de recompensa material o espiritual. Finalmente, cabe decir que los motivos aparecen mezclados y no hay una sola razón que anime a los combatientes a unirse al DAESH y a otros grupos radicales. La mayoría se desplazan en compañía de otros jóvenes que albergan los mismos sentimientos y motivaciones.[55]

Un informe del Soufan Group sugiere que la motivación de los jóvenes que se unen a estos grupos es de carácter más personal que político. La mayoría de la propaganda del DAESH busca atraer al califato a aquellos que buscan un nuevo futuro y no a los que tratan de encontrar venganza por actos pasados (estos últimos son más útiles para llevar a cabo actos terroristas en sus países de origen o de adopción). La búsqueda por una causa a la que dedicar la vida, la pertenencia a un grupo, la aventura y la camaradería, parecen ser las motivaciones más destacadas. Solo una pequeña proporción de ellos se desplaza a Oriente Medio para recibir entrenamiento y convertirse en terroristas en sus países de origen.[56]

En el pasado se consideraba que la mayoría de yihadistas se veían atraídos casi exclusivamente por una promesa de alcanzar una recompensa religiosa, como por ejemplo la entrada en el paraíso. Sin embargo, en la actualidad se considera que, aunque para muchos combatientes del DAESH las motivaciones puramente religiosas sean necesarias, no parecen ser suficientes para explicar la decisión de unirse a un grupo que predica y practica el uso indiscriminado de la violencia[57]

El DAESH atrae no solo a aquellos que persiguen una utopía religiosa. Este grupo encuentra a muchos de sus reclutas entre los que buscan aventura, promoción social, y sentimiento de pertenencia y de comunidad.[58] Un informe de marzo de 2015 de la organización libanesa Quantum Communications[59] proporciona información adicional acerca de las motivaciones de los combatientes que se desplazan a Siria e Iraq. Una mayoría de ellos, según dicho informe, buscan identidad y una mejora en su situación social, motivados por el deseo de bienes materiales o reconocimiento, por un lado, o por un sentimiento de pertenencia a una identidad transnacional, por el otro[60].

Dichas motivaciones también varían según el área geográfica. En el caso de los combatientes procedentes de países occidentales la segunda motivación es la búsqueda de aventuras. La primera y destacada es la identitaria.[61] Los jóvenes radicalizados en occidente buscan una identidad, un significado a sus vidas, un sentimiento de pertenencia, y el respeto de los que les rodean. El punto de partida para que estos jóvenes lleguen a convertirse a las ideas salafistas no es el propio proceso de radicalización, sino la desconexión social de estos jóvenes, un sentimiento de desafección y de resentimiento con respecto a la sociedad en la que han crecido. Es por ese motivo por lo que han rechazado la cultura, las ideas y las normas de los países europeos y buscan una visión alternativa del mundo.[62] Los asuntos identitarios han sido reconocidos como centrales en los procesos de radicalización y no son exclusivos de las comunidades musulmanas. Los motivos subyacentes son siempre la indignación, el desafío, un sentimiento de persecución y un rechazo a obedecer las normas.[63]

 

Algunos descendientes de inmigrantes musulmanes han experimentado problemas de integración en las sociedades occidentales. En algunos países de Europa se está creando una clase de trabajadores mal pagados que en muchos casos profesan la religión musulmana y que se sienten poco o nada identificados con las sociedades de acogida[64]. En esos países muchos descendientes de inmigrantes musulmanes sufren una crisis de identidad y no sienten identificados ni con las sociedades occidentales ni con los países de origen de sus padres. Para ellos, el adoptar una ideología que promueve una conciencia religiosa global es una forma de diferenciarse de ambas sociedades es una forma de lograr una nueva identidad.[65]

No es extraño que muchos de los combatientes reclutados por el DAESH en Europa sean conversos o musulmanes que descubrieron bastante tarde su religión[66]. En ambos casos el desencanto con todas sus experiencias vitales previas es lo que les ha llevado a aceptar un código moral inspirado por una interpretación radical de la fe musulmana.[67]Lo que unifica a ambos grupos no es el islam en sí mismo, sino un sentimiento de revolución generacional. Oliver Roy define esta amenaza no como una radicalización del islam, sino como una “islamización del radicalismo”: “Los terroristas no son una manifestación de una radicalización de la población musulmana. Son un reflejo de una revuelta generacional que afecta a una categoría especifica de la juventud”[68].  Según Roy, casi todos los yihadistas franceses pertenecen a una de estas dos categorías: o son franceses de segunda generación (nacidos o criados en Francia) o de origen francés convertidos al islam. Roy asegura que no existe una revolución del islam o de los musulmanes, sino un problema que afecta a dos clases específicas de jóvenes. La causa de esa revolución es la falta de transmisión de una religión de una religión integrada en el sistema. Estos franceses de segunda generación no se identifican con el islam de sus padres, rara vez tienen una historia de religiosidad previa y normalmente han vivido en los márgenes de la comunidad musulmana. Suelen estar ‘occidentalizados” y comparte la cultura de los jóvenes de su generación (incluyendo el uso del alcohol y las drogas, y el flirteo con chicas en los bares y discotecas). Muchos de ellos han pasado algún tiempo en prisión y, después, de repente, se (re)convierten, eligiendo el islam neo-salafista, “un islam que rechaza la cultura occidental y que engloba unas normas que les permiten reconstruir su “yo” interior. El neo-salafismo se ha convertido en un medio de rechazar la cultura occidental, así como la de sus padres. Los jóvenes conversos de origen también se adhieren a una forma puritana de religión, un islam de ruptura cultural y generacional.

La proximidad de Europa al conflicto en Siria, la facilidad de viajar a través de diferentes países de tránsito sin necesidad de visado, y el relativo bajo coste del viaje lo hicieron especialmente atrayente para los potenciales yihadistas, que podian desplazarse en avión o incluso en automóvil, por sus propios medios o con el apoyo de algunas organizaciones religiosas o humanitarias. Existen incluso foros en internet que recomiendan a los aspirantes a yihadista no desplazarse a Siria sin haber establecido conexiones previas con grupos operando en el terreno que les proporcionen un acceso seguro al área de operaciones. Hay evidencias también de que algunos combatientes en Siria y en Iraq están usando las redes sociales para contactar e incitar a familiares y amigos a unirse a la causa.[69] Viajar a Siria e Iraq se ha convertido en un objetivo bastante fácil de alcanzar. Los reclutas pueden viajar a Turquia (un fácil viaje en automóvil, tren o avión sin necesidad de visado para ciudadanos de estados Unidos y de la Unión Europea) y luego cruzar la “permeable” frontera con Siria. Las redes sociales también ayudan; DAESH y otros grupos radicales ofrecen un gran número de consejos en como contactar con elementos cercanos a la organización que pueden contribuir a facilitar este viaje.[70]

El alcance e influencia de la campaña de reclutamiento del DAESH se ha multiplicado gracias a una legión de especialistas en las redes sociales que operan en la red 24 horas al día. El efecto de esta labor es aumentado por un amplio círculo de voluntarios y simpatizantes que difunden sus mensajes y comunicados, intentando alcanzar al máximo número de potenciales reclutas.[71]DAESH se ha mostrado especialmente exitoso en el reclutamiento a través de las redes sociales, utilizando principalmente Twiter y Facebook en sus procesos de captación.[72]Es posible asegurar que DAESH ha adquirido un conocimiento extraordinario de cómo organizar una campaña de propaganda a través de las redes sociales, con el fin de lograr y mantener el apoyo necesario para su causa, obteniendo financiación y nuevos reclutas.[73]

Siria ha sido el primer conflicto en el que un gran número de combatientes occidentales han transmitido sus acciones en tiempo real y donde las redes sociales han jugado un papel fundamental como fuente de información e inspiración. Las redes sociales ya no son algo virtual, sino que se han convertido en una faceta fundamental de lo que sucede sobre el terreno. Un gran número de combatientes reciben información acerca del conflicto no a través de los canales oficiales de los grupos en los que están encuadrados, sino por operadores simpatizantes, pero sin afiliación directa con los grupos, que ofrecen apoyo moral e intelectual a los grupos terroristas en Siria y en Iraq. Aunque estos individuos están localizados principalmente en Occidente y nunca han puesto un pie en Oriente Medio, ejercen una influencia significativa en cómo se percibe el conflicto por aquellos que están directamente involucrados en el. El “International Center for the Study of Radicalization (ICSR)” ha informado acerca de la existencia de nuevas autoridades espirituales a los que los combatientes recurren en busca de guía e inspiración. Aunque no hay evidencias que sugieran que estos líderes religiosos estén directamente involucrados en facilitar el flujo de combatientes hacia Siria o Iraq, o que estén coordinando sus actividades con grupos terroristas, sus declaraciones animan, justifican y proporcionan legitimidad religiosa a la lucha en Oriente Medio y están jugando un papel importante in la radicalización de algunos individuos.[74]

Aunque no existe ningún perfil que englobe a la totalidad de los combatientes europeos que se desplazan a Siria e Iraq, hay algunas organizaciones que han encontrado algunas características comunes a un alto número de ellos[75].

La mayoría son jóvenes solteros de entre 16 y 29 años de edad[76]. Una gran parte de ellos son hombres y las mujeres, con niños o sin ellos, son una minoría dentro del grupo[77]: un promedio del 17% son mujeres[78].La mayoría de los reclutados en Europa son emigrantes de primera, segunda o tercera generación, o provienen de un matrimonio mixto en el que al menos uno de los padres es musulmán. Se ha confirmado la presencia de un número reseñable de conversos entre sus filas. En algunos procesos de radicalización se han detectado problemas mentales previos[79]. La mayoría de ellos proceden de familias de clase baja, pero se han detectado caso de combatientes provenientes de familias de clase media.[80]. Los niveles de educación varían según los países de procedencia, siendo en el Reino Unido mayores que en Alemania, y en Alemania mayores que en Francia, por ejemplo.[81]

Algunos de los combatientes son hijos de refugiados de conflictos previos (por ejemplo, en el caso de Austria, procedentes de Bosnia y Herzegovina y Chechenia) y un número minimo de ellos han estado  involucrados como yihadistas en conflictos previos.[82] Sin embargo, la mayoría de los combatientes no ha recibido entrenamiento militar en sus países respectivos antes de partir hacia Siria e Iraq.[83]

La marginalización social de algunas comunidades de emigrantes parece haber jugado un papel importante en los procesos de radicalización. Un alto número de los jóvenes de origen europeo que se han integrado en las filas del DAESH tenían antecedentes criminales en sus países de origen y una parte de ellos habían cumplido alguna condena en prisión[84]. Algunos también han sido adictos a sustancias ilegales antes de unirse al grupo y muchos han crecido en familias desestructuradas. Para ellos DAESH ofrece una atractiva alternativa de pertenencia, propósito en la vida, aventura y respeto. Uniéndose al grupo pueden acceder a una nueva identidad que no está ligada a su pasado sino a su potencial contribución al futuro de la organización.[85] De esta forma el DAESH ofrece a los marginados o inadaptados un nuevo hogar, un nuevo propósito y una nueva dirección a sus vidas[86]. Para lograr este objetivo DAESH ha creado una importante y compleja red de relaciones entre hermanos, compañeros de colegios, miembros de grupos de delincuentes juveniles, compañeros de reclusión, y mentores unos años mayores que la mayoría de los reclutas[87]

Con respecto a la duración de los procesos de radicalización, se ha constatado que son realmente cortos, llegando a durar en algunos casos no más de unas semanas.[88]

A la hora de confrontar la narrativa del DAESH hay que tener en cuenta que no nos enfrentamos solo a una ideología terrorista, sino también a una exitosa subcultura. La música, los gestos, los saludos, y las vestimentas son tan importantes (o incluso más) para el reclutamiento yihadista como los tratados teológicos o los argumentos políticos. En resumen, podríamos asegurar que el yihadismo ofrece a sus acólitos un rico universo cultural en el que pueden sumergirse. Este es una fuente clave de su poder de atracción. Además, DAESH brinda la posibilidad de combinar la yihad con el activismo contracultural. Muchos de los yihadistas occidentales que ingresaron en las filas de grupos terroristas tienen un pasado previo de actividades contraculturales.[89]

En cuanto al lugar de procedencia antes de viajar a Oriente Medio, hay que señalar que entre el 90 y el 100% proceden de áreas urbanas o suburbios periféricos. Muchos de ellos son originarios de los mismos vecindarios, lo que indica la existencia de redes extremistas operando en esas áreas, con grupos de amigos radicalizándose en grupo y decidiendo viajar juntos a Siria e Iraq, o reclutando a través de las redes sociales a miembros de su círculo más cercano una vez  desplegados en el área de operaciones[90]. La aparición de estos “viveros” de yihadistas (como el barrio de  Lislebyen, en la ciudad de Fredrikstad, en Noruega, o el barrio de Molenbeek en Bruselas) es el resultado  de la propia naturaleza del reclutamiento: un acto emocional, involucrando frecuentemente a un familiar o un amigo íntimo en el proceso de radicalización. En aquellos lugares donde se ha reclutado a alguien es muy probablemente que continúe el reclutamiento. En áreas marginales donde existen grupos de jóvenes fuertemente interconectados mediante lazos familiares o de amistad, frecuentemente sin ninguna esperanza o propósito en sus vidas, ni sentimiento de pertenencia fuera de su círculo más cercano, es donde se ha detectado un impacto mayor del reclutamiento terrorista. Dicho reclutamiento se expande de grupo en grupo a través de lazos personales. En países con un gran flujo de yihadistas hacia Siria e Iraq, el reclutamiento del DAESH se ha centrado más en ciertos barrios, jugando amigos y familiares un papel mayor.[91] Los jóvenes son radicalizados en un pequeño grupo de “colegas” que se reúnen en un lugar en particular, (ya sea en el barrio, en un gimnasio, en un bar o en prisión), donde recrean una “familia”, una hermandad[92].

El poder de las redes sociales es innegable a la hora de radicalizar y preparar el terreno para un posterior reclutamiento. Sin embargo, una vez que se han generado viveros de radicalización en diversas áreas urbanas de Europa, su papel comienza a ser menos importante que el contacto humano directo, ya que son grupos de amigos o vecinos los que convencen a los potenciales reclutas para emprender el viaje, individualmente o por separado, para unirse al DAESH.[93]En este entorno la justificación del uso de la violencia se debe en gran parte a dinámicas de grupo: el grupo proporciona significado a las vidas de sus integrantes, llegando a estar extremadamente cohesionado en situaciones de amenaza, real o percibida, y aislamiento.[94]

Otro factor a tener en cuenta es el de aquellos combatientes que retornan de los campos de batalla de Siria e Iraq. Estos veteranos pueden ser extremadamente útiles a la hora de reclutar, inspirar, entrenar y liderar a nuevos integrantes del DAESH en Europa.[95] El porcentaje de retorno de combatientes del DAESH en Europa es de entre el 20 y el 30%, suponiendo un importante desafío para los servicios de seguridad e inteligencia de dichos países.[96] Sin embargo, esta amenaza debe ser analizada más profundamente. Diversos análisis señalan que solo una pequeña parte de los combatientes retornados se han visto involucrados en actividades terroristas.[97]  Basándose en experiencias previas es posible afirmar que alrededor de un 10% de los combatientes retornados se vieron involucrados en actividades terroristas.[98] Un estudio reciente sugiere que de los ataques llevados a cabo en Europa desde 1994 solo en un 10% de ellos participaron antiguos combatientes.[99] La amenaza más inmediata a la seguridad interna de los países occidentales es la de personas radicalizadas en la propia sociedad que pueden llevar a cabo ataques indiscriminados para los que no se necesitan ni experiencia de combate ni entrenamiento militar, sino simplemente determinación para matar y sembrar el terror.[100]

Las derrotas sufridas por DAESH en Siria y en Iraq pueden forzar a la organización a aumentar el número de sus ataques en territorio occidental con el propósito de debilitar y romper la cohesión entre aquellos países que realizan operaciones contra los terroristas en Siria y en Iraq. Podemos dividir en cuatro grupos a las personas que pueden participar en estos ataques. En la primera categoría podemos incluir a aquellos elementos que han sido entrenados y enviados directamente por la organización desde Siria and Iraq. La segunda categoría es la de aquellos que mantienen contacto solo virtual con la organización y reciben instrucciones de ella a la hora de cometer atentados. En la tercera categoría incluimos a aquellos que, aunque están en contacto a través de la red con la organización, no reciben instrucciones de la misma a la hora de perpetrar sus ataques. Finalmente, en la cuarta, englobamos a los verdaderos “lobos” solitarios, individuos que no tienen ninguna relación con la organización, ni directa ni virtual, y que, como mucho, pueden recibir mera inspiración de ella a través de internet o de los medios de comunicación.[101]

Con cada uno de estos ataques, inspirado o cometido en el nombre de DAESH aumenta la polarización y la radicalización en las sociedades occidentales.[102] Los individuos implicados en estos atentados pueden ser personas que se encuentran en los márgenes de la sociedad, alineados, con pasados traumáticos y un pasado relacionado con las drogas y la delincuencia, “almas perdidas” que son un objetivo perfecto para los reclutadores terroristas. [103] Especial atención debe prestarse a aquellos elementos que han intentado desplazarse a Oriente Medio pero que no han conseguido llevar a cabo este proyecto. La frustración y la necesidad de demostrar en su círculo más directo su determinación y su compromiso con la organización los convierten en perfectos candidatos a llevar a cabo un atentado en suelo europeo.

 

Conclusiones

El éxito en los campos de batalla de Siria e Iraq, la declaración del califato y una fructífera presencia virtual en las redes sociales han permitido al DAESH una masiva campaña de reclutamiento de jóvenes provenientes tanto de Occidente como del Norte de África, Oriente Medio y otras aéreas geográficas. Dichos jóvenes ven al grupo como la más prominente organización yihadista a escala mundial. Numerosos grupos terroristas menos conocidos han declarado su lealtad al DAESH  en diversos lugares del mundo, reforzando su papel de liderazgo en el panorama yihadista internacional y constituyendo un importante éxito de propaganda.[104]

La popularidad del DAESH ha aumentado exponencialmente en los círculos radicales y esto se ha traducido en la llegada a sus filas de nuevos voluntarios, creando un peligroso circulo vicioso. Este modelo, real o percibido, de victoria permanente es vital para la propaganda del DAESH, pero requiere un éxito incontestable, continuo y duradero. El DAESH necesita seguir acumulando victorias para continuar siendo atractivo para sus potenciales reclutas, que observan continuamente sus acciones a través de los medios de comunicación y las redes sociales. Es posible asegurar que sus victorias militares y su capacidad de crear y expandir el califato han constituido el centro de gravedad de la estrategia del DAESH. El estancamiento y la derrota en Siria y en Iraq pueden afectar severamente su capacidad de atracción. El éxito del DAESH se basa principalmente en su capacidad de mantener y consolidar su  califato y contener ofreciendo su “utopía neo-salafista”[105].

Pero el DAESH está sufriendo una serie de derrotas militares y está perdiendo rápidamente su control sobre amplias zonas en Siria y en Iraq[106]. Esto puede afectar seriamente su capacidad de reclutamiento. Además, en un contexto de luchas por el poder, tensiones internas, deserciones y un aumento de bajas en combate, el DAESH está tomando medidas extremas para evitar las deserciones que se han incrementado durante los últimos meses. Además de ejecutar sumariamente, tanto a combatientes como a civiles sospechosos de deslealtad, el DAESH  ha comenzado a reclutar un alto número de niños soldados para completar sus maltrechas filas. Estos “Cachorros del Califato”, como les designa el DAESH, resultan más económicos e ideológicamente maleables que los adultos y han sido usados en el frente como auténtica “carne de cañón”, ya que carecen del entrenamiento y la experiencia necesarios para otro tipo de acciones. Además el DAESH ha reducido notablemente la duración de la instrucción, tanto militar como ideológica, de sus reclutas. También existen informes de que el DAESH ha reducido sus estándares de reclutamiento, lo que puede provocar que aumenten la indisciplina, la corrupción y el saqueo[107].

A la hora de impedir la consolidación y la expansión del califato, los países que luchan contra el DAESH deben continuar sus ataques en aquellas zonas geográficas de Siria e Iraq que son centrales para la narrativa apocalíptica del DAESH. Pero para contrarrestar la propaganda del DAESH y su explotación del conflicto entre chiitas y sunitas hay que involucrar a un amplio abanico de actores a lo largo del espectro étnico y religioso, no solo para apoyar su lucha, sino también para que puedan recuperar sus territorios y reconstruir sus infraestructuras.[108]

El DAESH, además de en sus operaciones militares, también ha centrado sus esfuerzos en gobernar y crear leyes. Para evolucionar de un grupo insurgentes a un estado soberano, necesita convencer a la población civil que su “contrato social” es algo más que retórica vacía. Por ahora, en ausencia de alternativas viables en algunas zonas, muchos civiles perciben el régimen del DAESH como la única opción.[109]

Para disminuir el reclutamiento no solo hay que contrarrestar la ideología del DAESH. También hay que su narrativa sectaria del conflicto en Oriente Medio, en la que el grupo aparece como la única opción viable para la población sunita de la región.  Las potencias locales y regionales deben intentar aupar al poder a actores locales que aboguen por construir estados estables y multi-confesionales y, al mismo tiempo continuar atacando y destruyendo las infraestructuras del DAESH y su capacidad de gobierno, deteniendo sus operaciones económicas  e impidiendo su acceso a recursos naturales.[110]

La propaganda del DAESH se apoya en textos y conceptos religiosos que pueden parecer arcaicos en nuestros días. Sin embargo, este grupo ha tenido la habilidad de adaptarlos a las circunstancias actuales a la hora de materializar su proyecto de materializar un estado islámico. La ideología y metodología yihadista deben ser tenidas en cuenta a la hora de comprender y combatir al DAESH, ya que el DAESH usa dicha ideología para conseguir el apoyo de algunos sectores de la población musulmana, para justificar el asesinato y la esclavización de inocentes, y para crear sus estructuras de gobierno en Siria y en Iraq.[111] El conflicto en Oriente Medio tiene profundas raíces ideológicas y la guerra de las ideas es una de las hay que librar.[112]

La lucha contra el DAESH se ha basado hasta ahora principalmente en los servicios de inteligencia, las fuerzas de seguridad y las fuerzas armadas. Pero a la hora de combatirle efectivamente para conseguir su debilitamiento y finalmente su derrota es también necesario deslegitimizar  su narrativa propagandística. Debe emplearse una contra-narrativa que, aunque basada en principios democráticos, se dirija a las audiencias musulmanas en sus propios términos e incluya referencias a las cosmologías, ideas y tradiciones políticas islámicas para contrarrestar la narrativa propagandística del DAESH.[113] La aparición del DAESH, como sucedió con Al-Qaeda con anterioridad, se ha debido en gran medida a la existencia en Oriente Medio de un discurso político radical sunita con respecto a otras religiones y confesiones. Deben realizarse esfuerzos diplomáticos para conseguir que esas voces sectarias sean menos influyentes en la escena política de los países de la región, disminuyendo la capacidad de atracción de organizaciones como el DAESH[114].

Lo que empuja principalmente a jóvenes de países de Occidente hacia la violencia yihadista es la búsqueda de algo difícil definir: identidad, sentido a sus vidas, pertenencia a un grupo, respeto, un nuevo futuro…El punto de partida para desencadenar un proceso que finalice en el reclutamiento por una organización yihadista es siempre alguna clase de discriminación, de marginación, de resentimiento, de venganza social. Los ingredientes son casi siempre los mismos: la indignación, el desafío, un sentimiento de persecución, y la resistencia y rebeldía a aceptar dicha situación. Muchos jóvenes de origen musulmán residentes en países occidentales sufren una crisis de identidad y no se identifican ni con la sociedad en la que han nacido o crecido, ni con la de origen de sus padres o abuelos. Para ellos, aceptar las doctrinas radicales del DAESH, que enfatizan la existencia de una comunidad musulmana global es también una forma de alejarse de ambas sociedades y abrazar una nueva identidad. Estos jóvenes son un perfecto objetivo para el reclutamiento por parte de organizaciones radicales.

El DAESH continuara conminando a los musulmanes para que emigren a Oriente Medio y se unan a su Califato, rememorando, según su propaganda, la hiyra o viaje del Profeta, abandonando las sociedades impías en las que viven en una situación de yahilia u oscuridad e ignorancia, como antes de la llegada del mensaje del Corán, Pero también convocaran a miembros y simpatizantes del DAESH a que ataquen en los países occidentales. La reciente ola de atentados en suelo europeo demuestra que el grupo probablemente ha cambiado su estrategia tras una serie de importantes derrotas militares, adoptando un enfoque y un alcance más globales, con el fin último de mantener una imagen de éxitos y victorias, esenciales para continuar manteniendo su capacidad de reclutamiento y atracción.

Los recientes atentados han provocado también una notable corriente de declaraciones en algunos países contra el conjunto de los musulmanes que viven en sociedades europeas, presentándolos en su conjunto como una amenaza contra la seguridad y la esencia y los valores de una Europa “homogénea y cristiana”. En un contexto de desempleo y pobreza, de personas que pierden sus hogares, y de creciente desigualdad no es difícil para algunos políticos populistas explotar y manipular la frustración y la ira de las clases más desfavorecidas y desviarlos en contra de emigrantes y refugiados. Los partidos centristas europeos han fracasado por su parte en encontrar respuestas convincentes y eficaces a asuntos como la globalización, la emigración y la integración. La izquierda juega la carta retórica de la inclusión sin condiciones y la derecha la de la seguridad por encima de cualquier otra consideración. La polarización en el debate ha provocado una falta de voces moderadas que puedan articular un debate lucido, pausado y equilibrado acerca de temas como el islam, los refugiados y la emigración, cuyo punto de partida debe ser la reafirmación y protección de los principios, derechos y deberes democráticos.[115]

Junto a medidas de carácter policial, jurídico y legislativo, una mayor inclusión social y económica reducirá la alineación de algunos sectores de la sociedad musulmana y disminuirá al mismo tiempo la efectividad de la ideología y la propaganda del DAESH y de sus capacidades de reclutamiento.

La radicalización es un fenómeno multidimensional e implica fenómenos relacionados con diferentes campos y disciplinas. Por eso, a la hora de diseñar estrategias para combatirla, hay que crear grupos de trabajos multidisciplinares, que incluyan entre otros a sociólogos, psicólogos, y líderes religiosos. Para derrotar a los terroristas es vital contrarrestar su ideología, un campo en el que durante mucho tiempo han tenido total libertad de acción, sin olvidar los procesos de des-radicalización. Para esto último es necesario prestar atención a la situación en las prisiones donde se encuentran recluidos miembros de la organización y que se han demostrado como unos de los lugares más proclives y fructíferos para el reclutamiento, adoctrinamiento y radicalización.

Para derrotar al DAESH Es necesario usar sus mismos métodos, siendo de vital importancia el conocimiento de la historia, la terminología y los conceptos religiosos del Islam.[116] Para ello también será importante contar con las experiencias y testimonios de aquellos integrantes del DAESH arrepentidos y desencantados con la organización.

Juan Carlos Antunez Moreno es un oficial del Ejército de Tierra que se encuentra ocupando una vacante como Analista Socio-Cultural en el Cuartel General de Fuerzas Conjuntas de la OTAN en Brunssum, Países Bajos. Anteriormente desempeño sus labores profesionales en la Unidad de Inteligencia de la Comandancia General de Melilla y en la División de Información y Análisis del Cuartel General de las Fuerzas de la Unión Europea (EUFOR) en Bosnia y Herzegovina.  Durante los últimos 15 años ha centrado su trabajo y estudios en los aspectos étnicos y religiosos de los conflictos armados. Actualmente está finalizando el programa de doctorado “Interculturalidad y Mundo Arabo-Islámico”, en la Universidad de Sevilla. Es antiguo alumno del Máster on-line en Estudios Estratégicos y Seguridad Internacional de la Universidad de Granada.

 

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[1] El acrónimo DAESH es una de las posibles transliteraciones del acrónimo árabe al-Dawla al-Islamiya fi al-Iraq wa al-Sham (siendo Al-Sham un nombre árabe que designa una región que se extiende desde el sur de Turquía, a través de Siria, hasta Egipto),   para  referirse al auto-declarado Estado Islámico (EI). Dicho acrónimo está sustituyendo a los términos como "Estado Islámico de Iraq y el Levante" (ISIL, en inglés) o "Estado Islámico de Irak y Siria" (ISIS). DAESH, término con connotaciones negativas en lengua árabe, es el término usado por la mayoría de   los países árabes para referirse al grupo yihadista que opera en Iraq y Siria. En septiembre de 2014, el Gobierno francés anunció que comenzaría a utilizar también ese acrónimo árabe. El acrónimo DAESH es también el usado por el ejecutivo estadounidense y muchos otros líderes políticos. El término “Estado Islámico’ esta especialmente desaconsejado por algunos autores porque “desdibuja las fronteras entre el islam, los musulmanes y los islamistas”. Además, diversas fuentes señalan que el término DAESH es detestado por dicha organización. La Vanguardia. Daesh, el nombre que odia el Estado Islámico. 10 de diciembre de 2014. Black, I. The Islamic State: is it Isis, Isil – or possibly Daesh?The Guardian, 21 de septiembre de 2014.

[2] Eleftheriou-Smith, L. Global Terrorism Index: Map shows where 42 different militant groups have pledged support to Isis. The Independent. 9 de diciembre de 2015.

[3] Terrill, W. A. Confronting the Islamic State: Understanding the Strengths and Vulnerabilities of ISIS.Parameters 44 (3) Autumn 2014.

[4] Ibid.

[5] Milani, M. Tehran Doubles Down: Iran’s Plan to Win Iraq’s Sectarian War. Foreign Affairs. 22 de junio de 2014.

[6] Yeginsy, C. From Turkey, ISIS Draws a Steady Stream of Recruits. New York Times. September 16, 2014.

 [7]Baram, A. Sadam and the Rise of ISIS. The faith Campaign’s Long Aftermath. Foreign Affairs. 5 de junio de 2016.

[8] ICSR Insight: Up to 11,000 foreign fighters in Syria; steep rise among Western Europeans.International Centre for the Study of Radicalisation and Political Violence (ICSR). 17 de diciembre de 2013.

[9]  Ibid.

[10] Barrett, R. Foreign Fighters in Syria. The Soufan Group. Junio de 2014.

[11] Neumann, P. Foreign fighter total in Syria/Iraq now exceeds 20,000; surpasses Afghanistan conflict in the 1980s. International Centre for the Study of Radicalisation and Political Violence (ICSR). 26 de enero de 2015

[12] The Soufan Group, Foreign Fighters: An Updated Assessment of the Flow of Foreign Fighters into Syria and Iraq. International Centre for the Study of Radicalisation and Political Violence (ICSR) 8 de diciembre de 2015.

[13] Dabiq. Revista online del DAESH. De la Hipocresia a la Apostasia. Número 7. 

[14] Lewis, J. y Gambhir, H. Islamic State’s Global Ambitions. ISIS—no longer a regional problem—is executing a complex strategy across three geographic rings. February 22, 2015. The Wall Street Journal. 22 de febrero de 2015.

[15] Antunez, J.C y   Tellidis (2013): The power of words. Critical Studies on Terrorism. 6 de abril de 2013.

[16] Mazarr, M.J. The Age of Grievance: How to Play Resentment Politics. Foreign Affairs.Snapshot. 3 de ulio de 2014.

[17] Cardash, S.L., Cilluffo, F.J. y Marret, J.L. Foreign Fighters in Syria: Still Doing Battle, Still a Multidimensional Danger. Fondation por la Recherche Strategique. Agosto de 2013.

[18] La palabra salafismo procede de la palabra arabe salaf  o antecesores. El salafismo, que apareció en la segunda mitad del siglo XIX, es un movimiento que predica un retorno a los usos, costumbres y preceptos religiosos primigenios de la fe islámica. Kepel, G.. 2006. Jihad: The Trail of Political Islam. 4th ed. Londres: I.B. Tauris (p. 219)

[19]Antunez.J.C., and Tellidis, I. (2013).

[20] Oliodort, J. What Is Salafism? How a Non-political Ideology Became a Political Force. Foreign Affairs. 24 de noviembre de 2014. 

[21] Ibid

[22] Rogers, P. The Islamic State and Its Potential. Global Security Briefing . Oxford Research Group. Octubre de 2014. 

[23] Chinyong Liow, J. ISIS Goes to Asia. Foreign Affairs. 19 de septiembre de 2014.

[24] Wood, G. What ISIS really Wants. Graeme Wood. The Atlantic. Marzo de 2015

[25] Oliodort, J. Theology in Foreign Policy.ISIS in Context. Foreign Policy. 29 de marzo de 2016.

[26] Klausen, J. Anti-Semitism and Terrorism. How the West Must Flisht Both. Foreign Affairs.10 de mayo de 2016. 

[27] Mendelsohn., B. Jihad’s Civil War. The Battle Between ISIS and al Qaeda Simmers on. Foreign Affairs. 16 de junio de 2016.

[28] Watts, C. Why ISIS Beats al Qaeda in Europe. A new Recruitment Strategy for a New World.Foreing Affairs. 4 de abril de 2016

[29] Hoffman, B. The Coming ISIS-al Qaeda Merger. It’s Time to take the Threat Seriously. Foreign Affairs. 29 de marzo de 2016.

[30] Habeck, M. et all. A Global Strategy for Combating Al-Qaeda and the Islamic State. American Entreprise Institute. Diciembre de 2015.

[31] Mendelsohn, B. Collateral Damage in Iraq: the Rise of ISIS and the fall of Al-Qaeda. Foreign Affairs. 15 de junio de 2014. Para mayor informacion acerca de la brutalidad del DAESH, consultar Kibble,D.G. Beheading, Raping and Burning: How the Islamic State Justifies Its Actions.Military Review. Marzo-Abril 2016.

[32] Mendelsohn, B. 15 de junio de 2015.

[33] Azinovic, V. and Jusic, M .The Lure of the Syrian War: The Foreign Fighters’ Bosnian Contingent.Atlantic Initiative. Sarajevo, 2015.

[34] Oliodort, J. The game Theory of Terrorism. How ISIS Radicalizes Others. Foreign Affairs. 10 de diciembre de 2015.

[35] Revkin, M. ISIS’ Social Contract. What the Islamic State Offers Civilians. Foreign Affairs. 10 de enero de 2016.

[36] La proclamación por parte del DAESH del califato fue criticada por Al-Qaeda, no solo como prematura, sino como ilegitima y perniciosa, ya que fomentaba la división entre los musulmanes y les privaba de su derecho a elegir al califa. Mendelsohn, B.  (16 de junio de 2016).

[37] Mendelsohn, B. (15 de junio de 2014).

[38] BBC News, Middle East Profile: Islamic State in Iraq and the Levant (ISIL). (11 de junio 2014).

[39] Habeck, M. et all. Diciembre de 2015.

[40] Raymond, R. Human Domain Mapping in 21st Century Warfare.Small Wars Journal. August 22, 2015.

[41] McCants, W.. State of Confusion.ISIS' Strategy and How to Counter It. Foreign Affairs. 9 de febrero de 2016.

[42] Mendelsohn, B. 15 de junio de 2014.

[43] Simcox, R. ISIS’ Western Ambitions: Why Europe and the United States Could be the Militant Group’s Next Target. Foreign Affairs. 30 de junio de 2014.

[44] Mendelsohn, B. 16 de junio de 2016.

[45] Mendelsohn, B.. ISIS’ gruesome gamble. Why the Group Wants a Confrontation with the United States. Foreign Affairs. 14 de agosto de 2014.

[46] Chinyong Liow, J. 19 de septiembre de 2014.

[47]. ICSR Insight. 17 de diciembre de 2013.

[48] See Van Dam, N. The Struggle for Power in Syria (London: I.B. Tauris Publishers, 1996), especialmente el capitulo 9. Recomendado  en Terrill, W. A. (2014).

[49] Haddad, F. Sectarianism in Iraq: Antagonistic Visions of Unity (New York: Columbia University Press, 2011), 89-116. Citado en Terrill, W. A. (2014).

[50] Visser, R. More than Mosul: Nuri Al-Maliki’s Plans for a Divided Iraq. Foreign Affairs. 13 de junio de 2014.

[51] Klausen, J. They’re Coming. Measuring the Threat from returning Jihadists.Forein Affairs. 1 de octubre de 2014.

[52] Byman, D. ISIS’ Big Mistake. Why Going Global Might End Badly. Foreign Affairs. 15 de noviembre de 2015. 

[53] International Center for the Study of Radicalization (ICSR), “ICSR Insights: European Foreign Fighters in Syria” (2 de abril de 2013)

[54] Chinyong Liow, J., 19 de septiembre de 2014.

[55] Schmid.A.P. y Tinnes, J. Foreign (Terrorist) Fighters with IS: A European Perspective. International Centre for Counter-Terrorism.-The Hague. ResearchPaper. Diciembre de 2015. 

[56] The Soufan Group, (8 de diciembre de 2015).

[57] Stern, J. y Berger, J.M. ISIS and the Foreign-Fighter Phenomenon. Why do people travel abroad to take part in somebody else’s violent conflict?. The Atlantic (8 de marzo de 2015).

[58] Las acciones brutales y crueles del DAESH captan la atención pública, demuestran su poder y atrae a personas que buscan acción y violencia. El grupo opera en áreas urbanas y ofrece a los reclutas la posibilidad inmediata de entrar en combate. DAESH también proporciona favores sexuales a los miembros masculinos de la organización, proporcionados por mujeres que en algunos casos son voluntarias pero en la mayoría son obligadas a hacerlo. También hay que resaltar que hay algunos casos de adolescentes que se unen al grupo sin tener una idea clara acerca de la naturaleza real del mismo. Kurth Cronin, A. ISIS is not a Terrorist Group. Why Counterterrorism Won’t Stop the Latest Jihadist Threat. Foreign Affairs (Marzo/Abril 2015).

[59] Quantum Communications, “Understanding Jihadists in Their Own Words,” Issue 2: “The White Papers” (Marzo 2015).

[60] Revkin, M. y Ahmad Mhidi,A. Quitting ISIS. Why Syrians are Abandoning the Group. Foreign Affairs (1 de mayo de 2016).

[61] Tucker, P. Why Do People Join ISIS? Here’s What They Say When You Ask Them. Defense One (8 de diciembre de 2015).

[62]  Malik, K. Europe's Dangerous Multiculturalism. Foreign Affairs (8 de diciembre de 2015).

[63] Maher, S. The roots of radicalisation? It’s identity, stupid. International Center for the Study of Radicalization (ICSR), ICSR Insight (23 de junio de  2015). 

[64] Adida,C.L., Laitin, D.D. y Valfort, M.A. Don’t Fear Muslim Immigrants. They Aren’t the Real Problem. Foreign Affairs (26 de abril de 2016).

[65] Mazarr, M. J. (3 de julio de 2014).

[66]. Ibid.

[67] Malik, K. (8 de diciembre de 2015).

[68] Roy, O. France’s Oedipal Islamist Complex. Foreign Policy (7 de enero de 2016).

[69] Maher, S. ICSR: British Foreign Fighters in Syria. International center for the Study of Radicalization (15 de octubre de 2013).

[70] Byman, D. y Shapiro, J. Homeward Bound? Don’t Hype the Threat of Returning Jihadists. Foreign Affairs (Noviembre/Diciembre 2014)

[71] Callimachi, R. ISIS and the Lonely Young American. The New York Times (27 de junio de 2015).

[72] Banco, E. Why Do People Join ISIS? The Psychology of a Terrorist. International Business Times (5 de septiembre de 2014). 

[73] Feaking, T. y and Wilkinson, B. The future of jihad. What next for ISIL and al-Qaeda. Strategic Insights, Australian Strategic Policy Institute (ASPI) (1 de junio de 2015).

[74] Carter, J.A. Shiraz Maher, S. and Neumann, P.R. ICSR Insight: Who inspires the Syrian foreign fighters? International center for the Study of Radicalization (ICSR) (15 de abril de 2014).

[75] En el caso británico, por ejemplo algunos datos sugieren que muchos de los que viajaban a Siria eran: hombres jóvenes de alrededor de 20 años, de origen Afro-Asiático, con un nivel medio-alto de educación y con contactos con individuos o grupos con relaciones a nivel internacional. Maher, S. (15 de octubre de 2013).

[76] Según el informe de diciembre de 2015 del Soufan Group, la edad de la mayoría de los reclutas esta alrededor de los 20 años, aunque hay algunos mayores. The Soufan Group (Diciembre de 2015)

[77] Sin embargo un estudio que incluía a 474 combatientes europeos de 25 países europeo mostraba que uno de cada siete de ellos era una mujer. Bakker, E., Paulassen, C. y Entermann, E.Dealing with European Foreign Fighters in Syria: Governance Challenges & Legal Implications.International Center for Counter-Terrorism – The Hague, ICCT Research Paper (December 2013).

[78] Van Ginkel B. y EntenmannE. The Foreign Fighters Phenomenon in the European Union. Profiles, Threats & Policies, International Centre for Counter-Terrorism (ICCT) -The Hague. Research Paper (Abril 2016).

[79] Ibid.

[80] Algunos de los yihadistas son jóvenes que proceden de familias de clase media y que han recibido una educación superior. Generalmente han sufrido discriminación, real o percibida, a la hora de optar a un puesto de trabajo y se acercan a los grupos salafistas no por pobreza sino por frustración a la hora de cumplir sus expectativas. Después de iniciar este viaje no pueden volverse atrás y son susceptibles de llevar a cabo los mayores sacrificios por la organización, incluso la inmolación.   Adida,C.L., Laitin, D.D. y Valfort, M.A. (26 de abril de 2016).

[81] Van Ginkel B. y EntenmannE. (Abril 2016).

[82] Bakker, E., Paulassen, C. y Entermann, E. (Diciembre de 2013).

[83] Van Ginkel B. y EntenmannE. (Abril 2016).

[84] Casi la mitad de los identificados en conexión con los atentados de Paris y Bruselas, de noviembre de 2015 y marzo de 2016 respectivamente, tenían antecedentes penales previos por delitos tales como robos de coches o asaltos a bancos. Watts, C. 4 de abril de 2016. Buchanan, L. y Park, H. Uncovering the Links Between the Brussels and Paris Attackers. The New York Times (23 de marzo de 2016).

[85] The Soufan Group. Diciembre de 2015.

[86] Watts, C. 4 de abril de 2016.

[87] Klausen, J. y Johnson, A. Lone Wolves No More. How ISIS’ European Cells Really Operate. Foreign Affairs (29 de marzo de 2016).

[88] The Soufan Group. Diciembre de 2015.

[89] Hegghammer, T. The Soft Power of Militant Jihad. The New York Times (18 de diciembre de 2015).

[90] Van Ginkel B. y EntenmannE. (Abril 2016).

[91] The Soufan Group. Diciembre de 2015.

[92] Roy, O. (7 de enero de 2016).

[93] The Soufan Group. Diciembre de 2015.

[94] Kershaw, S. The Terrorist Mind: An Update. New York Times (9 de enero de 2010).

[95] Cardash, S.L., Cilluffo, F.J. y Marret, J.L. Agosto de 2013.

[96] The Soufan Group. Diciembre de 2015.

[97] Mallet, D. What does the evidence tell us about the impact of foreign fighters on home-grown radicalization? Radicalization Research (6 de julio de 2015).

[98] Hegghammer, T. Should I Stay or Should I Go? Explaining Variation in Western Jihadists’ Choice between Domestic and Foreign Fighting. American Political Science Review. Vol 107 (1). Paginas 1-15. (2013)

[99] De Roy van Zuijdewijn, J. The  Foreign Fighters’ Threat: What History Can (not) Tell Us.Perspectives on Terrorism. Vol 8, No 5 (2014).

[100] Lister, C. Returning Foreign Fighters: Criminalization or Reintegration? Brooking Doha Center. Policy Briefing. Agosto de 2015.

[101]  Gartenstein-Ross, D. y Nathaniel Barr, N. The Myth of Lone-Wolf Terrorism. The Attacks in Europe and Digital Extremism. Foreign Affairs. 26 de julio de 2016.

[102] Burton, F. The Psychological Battlefield. Stratfor Global Intelligence (11 August 2005).

[103] Kershaw, S. (9 de enero de 2010).

[104] Bouzis, K. The Self-Fulfilling Prophesy of ISIL Exceptionalism. The Huffingtonpost (13 de febrero de 2015).

[105] Oliodort, J. 24 de noviembre de 2014.

[106] Mendelsohn, B. 16 de junio de 2016.

[107] Revkin, M. y Ahmad Mhidi,A. (1 de  mayo de 2016).

[108] Oliodort, J. (29 de marzo de 2016).

[109] Revkin, M. (10 de enero de 2016).

[110] Oliodort, J. (10 de diciembre de 2015).

[111] Habeck, M. et all. (Diciembre de 2015).

[112] Kibble,D.G. (Marzo-Abril 2016).

[113] Antunez, J.C. y Tellidis, I. 6 de abril de 2013.

[114] Andrew L.y Peek, A.L. How Islamist Radicalism Ends. Ideology and Foreign Policy. Foreign Affairs (14 June 2016).

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[116] Ford,T. How Daesh Uses Language in the Domain of Religion. Military review. Marzo-Abril 2016.

 


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