(defensa.com) Un seminario organizado por el Centro de Estudios Estratégicos y Aeroespaciales de la Fuerza Aérea de Chile ha sido el marco para exponer el modelo, las capacidades y los medios con que cuenta la Fuerza Aérea para contribuir a paliar los efectos de las catástrofes naturales que afectan a la población de Chile. El modelo de respuesta ante catástrofes considera tres etapas: de Reconocimiento, en la cual se realizan tareas de despliegue de medios y recopilación de información; una segunda etapa de Reacción, en la que se efectúan operaciones de rescate y evacuación, y una tercera, denominada de Recuperación, en la que se materializa un puente aéreo de acuerdo a la magnitud del desastre. La dos primeras fases del proceso deben estar en pleno desarrollo antes de 12 horas de declarada la emergencia.
Los medios para las etapas de Reconocimiento incluyen la capacidad satelital, actualmente provista por el satélite FASAT “C”, cuya vida útil termina a más tardar en 2016; el apoyo del Servicio Aerofotogramétrico de la Fuerza Aérea y sus aviones y los UAV Hermes 900. La capacidad de rescate la proporcionan los helicópteros UH-1, que puede desplegar personal especialista en CSAR. Para evacuación y Puente Aéreo se cuenta principalmente con los C-130 más el apoyo de aviones Twin Otter y C-212.
Las experiencias de las operaciones ejecutadas en las recientes catástrofes que han afectado al país permiten establecer que el Transporte Aéreo Estratégico, operando desde el Grupo Aéreo N°10 basado en el Aeropuerto Arturo Merino Benítez de Santiago, cuenta con las tripulaciones, aeronaves y el apoyo logístico necesario para satisfacer las siguientes exigencias:
1. Efectuar 12 vuelos cada 24 horas, trasladando hasta 350 pasajeros y 130 toneladas de carga a una distancia máxima de 1.000 kilómetros.
2. Efectuar 8 vuelos cada 24 horas, trasladando hasta 350 pasajeros y 90 toneladas de carga a una distancia máxima de 1.800 kilómetros.
3. Efectuar 5 vuelos cada 24 horas, trasladando hasta 200 pasajeros y 65 toneladas de carga a una distancia máxima de 3.000 kilómetros.
Las cifras para las últimas catástrofes, ocurridas en 2014 en Iquique y en 2015 en Copiapó, indican que este ritmo de operación es una exigencia que se mantiene durante los 10 días siguientes a la ocurrencia de la emergencia y que a partir del día cinco empieza a decrecer significativamente en cuanto a carga. Respecto a los desafíos que la Fuerza Aérea debe enfrentar y que también se desprenden de las experiencias recientes, se encuentra principalmente la necesidad de aumentar la capacidad de operar con los restantes organismos de gobierno y entidades privadas que están involucradas en la superación de la emergencia. El Ejército, la Armada, Carabineros de Chile, Policía de Investigaciones, Cuerpo de Bomberos, Federación Aérea, Defensa Civil, Servicio Médico Legal, SAMU (Emergencias Médicas) y Corporación Nacional Forestal (combate de incendios forestales) son las organizaciones que, dirigidas por el Ministerio del Interior a través de la Oficina Nacional de Emergencias (ONEMI), interactúan con la Fuerza Aérea, ya sea para traslado de personal o carga, empleo de pistas aéreas u operar en el mismo espacio aéreo, todo lo cual requiere una capacidad de Mando y Control que excede el ámbito de acción institucional y cuyo marco legal está contemplado en el “Proyecto Ley Sistema Nacional de Gestión de Riesgos y Emergencias” que se encuentra en trámite en el congreso nacional desde el año 2014, el cual incorpora al Ministerio de Defensa y a las Fuerzas Armadas en forma específica dentro del Sistema Nacional de Gestión de Riesgos y Emergencias.
Infografía presentada durante el seminario: A la izquierda y en color rojo, el Puente Aéreo con motivo del terremoto del año 1960. A la derecha y en color azul el Puente Aéreo efectuado después del terremoto del año 2010. (Roberto Sandoval, corresponsal de Grupo Edefa en Santiago de Chile)
