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Jueves, 28 de marzo de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

Afganistán, el tortuoso camino hacia la transición

El impulso  dado por la  OTAN  a los denominados equipos operativos de Mentorización y Enlace (OMLT(2))   tenía como objetivo allanar el camino hacia una transición que debería materializarse en el progresivo traspaso de responsabilidades y poderes a favor de las Fuerzas de Seguridad Nacional de Afganistán (ANSF(3)).Culminado este proceso, sería posible la retirada de los contingentes internacionales que actualmente intentan proporcionar una cierta estabilidad al país.

El origen de esta iniciativa se remonta a la reunión de jefes de Estado y de gobierno de la OTAN celebrada en abril de 2009 en Estrasburgo-Kehl, donde se decidió la creación de la Misión de Entrenamiento de la OTAN en Afganistán (NTM-A). Con ella se pretende potenciar la constitución, preparación y acción autónoma de las ANSF para que éstas sean capaces por sí mismas de garantizar la seguridad y estabilidad del país y, por extensión, propiciar la retirada las fuerzas internacionales, cuya presencia ya no sería necesaria.

La NTM-A está acometiendo dos vías de actuación: la formación militar y policial del personal afgano encuadrado en las ANSF y el adiestramiento, control, supervisión y puesta en funcionamiento de las nuevas unidades, a medida que estas van constituyéndose. En este marco se han creado algunas instituciones docentes para la enseñanza y formación del personal autóctono. Sin embargo, el núcleo duro de la misión lo constituyen los OMLT. En nuestro anterior artículo nos centrábamos en el OMLT Logístico, ya que, durante algunos años, fue la única contribución española en este campo.
Sin embargo, tras la cumbre de Estrasburgo-Kehl, el gobierno español, atendiendo a los requerimientos de la OTAN, autorizó una mayor implicación en el esfuerzo común por potenciar la preparación y actuación autónoma de las ANSF, lo que a la postre se ha traducido en el envío de más OMLT.

Los OMLT: situación actual

 

 

 

Lo primero que debemos recordar es que la misión de los OMLT deriva lógicamente de la misión de la NTM-A; que la propia OTAN ha establecido en los siguientes términos: apoyar al Gobierno de la República Islámica de Afganistán en la generación y sostenimiento de las Fuerzas de Seguridad Nacional de Afganistán, preparar a sus mandos, y consolidar una capacidad institucional efectiva para posibilitar de forma constatable una seguridad gestionada por los propios afganos. Dentro de este marco general, los OMLT tienen como cometido específico la formación e instrucción del personal afgano, reclutado para constituir las nuevas unidades de las ANSF.
Hay dos categorías, los OMLT a secas, que se encargan de la preparación de las unidades del ejército (ANA), y los POMLT, que se ocupan de las unidades de la Policía (ANP). En ambos casos, una vez que la unidad mentorizada adquiere un nivel adecuado comienzan las operaciones reales, que al principio se ejecutan bajo el control y con el asesoramiento del OMLT/POMLT, que, además, sirve de enlace para coordinar con la cadena de mando y con otras unidades de la ISAF (International Security Assistance Force(4)). El proceso debería terminar cuando la unidad afgana se encuentra plenamente operativa y capacitada para realizar sus cometidos por sí misma.
Respecto a su organización operativa, un OMLT/POMLT es una pequeña unidad –equipo– de composición muy variable, según la misión que vaya a desempeñar. Los más pequeños cuentan con poco más de una decena de efectivos, mientras que los de mayor tamaño pueden llegar a los 60 ó 70 (estos últimos suelen encuadrar sus propios equipos de seguridad). En cuanto a su situación, hay que volver a insistir en que estas unidades han sido concebidas como herramienta fundamental para facilitar el traspaso de responsabilidades y el posterior repliegue de ISAF.

 

 


Por ello, en los dos últimos años su número se ha incrementado muy significativamente hasta alcanzar un total de 477 equipos procedentes de 24 naciones; de ellos 156 son OMLT (incluidas 76 ETT(5)) y 321 son POMLT (en el Cuadro 1 se especifican las naciones contribuyentes, así como el número de OMLT/POMLT que en cada caso aportan). El reto para el año 2011 era lograr que las ANSF alcanzaran los 205.600 efectivos. De este total, 171.600 corresponden al ANA, que con este personal debería constituir un total de 158 kandaks. Los otros 134.000 tendrían que cubrir las necesidades de los distintos cuerpos que componen la ANP: Policía Uniformada (AUP), Policía de Fronteras (ABP), Policía Antidisturbios (ANCOP) y Policía Antidroga (ACNP).
En relación al reclutamiento de personal, los objetivos se han ido alcanzando satisfactoriamente, ya que tanto en el Ejército como en la Policía el nivel de cobertura es superior al 90 por ciento, aunque las características y aptitudes del personal no sean en muchos casos las más apropiadas. En lo referente a las capacidades operativas, la situación no es de momento muy halagüeña (ver Cuadro 2, donde se especifica la situación operativa de las unidades de las ANSF). Hace algunos meses, tan solo había un kandak certificado para operar de forma autónoma y la situación en la Policía era aún peor, ya que no existía ninguna unidad o equipo con capacidad para desarrollar sus labores con total independencia. Aunque en estos últimos meses se haya conseguido certificar alguna otra unidad, lo cierto es que queda muchísimo por hacer.

Análisis de resultados
El documento Commander’s vision for 2011. Accelerating progress (Visión del Mando para el año 2011. Acelerando el progreso); emitido el 10 de febrero de 2011 por el comandante en jefe(6) de la  NTM-A en relación con el proceso de transición, establecía una serie de directrices agrupadas en cinco áreas de actuación:


1ª: La preparación de profesores e instructores afganos. El objetivo es acabar con la dependencia exterior en un área tan importante como la formación del personal. Se trata de preparar profesores e instructores afganos que puedan garantizar la continuidad del sistema. Para ello se está implantando el sistema train-the-trainers(7), que se centra en la formación de los futuros formadores.


2ª: Desarrollo acelerado del liderazgo en el seno de las ANSF. La falta de mandos –líderes– es uno de los principales problemas para la constitución y funcionamiento de nuevas unidades. Por ello se intenta potenciar la formación de mandos intermedios, seleccionados entre aquel personal que reúne mejores aptitudes. En el proceso de selección y preparación prima la rapidez, por lo que las deficiencias son notables y abundantes.


3ª: Alfabetización y especialización: En Afganistán, la tasa de analfabetos es extremadamente elevada y con la alfabetización se pretende que el personal que se incorpora a las ANSF adquiera, al menos, una educación básica. Con la especialización se quiere formar, valga la redundancia, personal especialista que cubra ciertas funciones específicas (logística, transmisiones, ingenieros, inteligencia, intendencia, asuntos legales…) necesarias para el funcionamiento de cualquier ejército o cuerpo de policía.


4ª: Gestión de los recursos: Su mala gestión (falta de control y cuidado en el mantenimiento del material, vestuario y equipo, pérdidas o incluso comercio ilegal) se ha convertido en un problema endémico de las ANSF. Uno de los esfuerzos formativos se centra en inculcar a todos los niveles, un adecuado sentido de la responsabilidad y preocupación por el control, conservación y cuidado del material y equipo.


5ª: Constitución de instituciones y sistemas eficientes: Los esfuerzos en este último campo de actuación se centran en la organización de una estructura que facilite las relaciones y garantice la coordinación entre los distintos elementos (ANSF y otros actores) implicados en la seguridad nacional.


En el propio documento se mencionan una serie de asuntos (la falta de instrucción, el elevado nivel de violencia y la deficiente gestión de recursos) que se califican como riesgos. A nuestro juicio, estos asuntos no constituyen un simple riesgo, sino una seria y preocupante realidad, que, a pesar de los esfuerzos, está lejos de resolverse. El abismo cultural y la deficiente educación de los jóvenes afganos hacen realmente difícil que exista una buena predisposición a aceptar y a adoptar valores y sistemas que se perciben como imposiciones de una fuerza de ocupación.

Mucho trabajo por hacer
La realidad es que el personal afgano que se incorpora a las ANSF en contadas ocasiones lo hace por convencimiento y vocación; en la mayoría de los casos huyen del desempleo y existen fundadas sospechas sobre la presencia de infiltrados (aunque es imposible hacerse una idea sobre la proporción que estos pueden representar). El caso es que el grado de confianza no es muy elevado. Un ejemplo muy ilustrativo es la costumbre adoptada por la mayoría de los contingentes internacionales en los ejercicios de tiro del ANA: los equipos de instrucción de ISAF se han visto obligados a situar, como medida de protección, a personal armado propio vigilando la línea de tiro, con la misión de evitar que alguno de los tiradores se vuelva y abra fuego contra sus instructores.
A pesar de los esfuerzos, si hacemos un repaso de algunas noticias recientes, podremos confirmar que la situación no puede considerarse bajo control. El 29 de octubre, las tropas americanas sufrieron en Kabul uno de los peores ataques de los últimos tiempos. Un autobús que transportaba militares estadounidenses desde Camp Julien, un centro de formación del ANA donde realizaban su trabajo como instructores, a Cam Phoenix fue atacado por un coche suicida, causando la muerte a trece ocupantes y heridas graves a otro (además de matar a cuatro civiles que circulaban por la calle). Según parece la información sobre el objetivo (vehículo, personal, ruta…) fue filtrada desde el propio centro de formación.
El mismo día, otro atentado tenía lugar en el interior del campo de entrenamiento de Tarin-Kowt (provincia de Uruzgan). En esta ocasión, un miembro del ANA, que además había sido ascendido a teniente hacía poco, abrió fuego contra un equipo de instructores, matando a dos militares australianos y a un intérprete e hiriendo a otros siete. El contingente español también ha registrado casos parecidos. Recordemos que hace algunos meses, el 25 de agosto de 2010, un policía afgano asesinó en Quala-i-naw (provincia de Baghdis) a dos oficiales de la Guardia Civil y a un intérprete que prestaban servicio en un POMLT y que hace menos de un mes, el 6 de noviembre –precisamente mientras escribíamos estas líneas– un sargento perteneciente a un OMLT fue abatido por la insurgencia cuando realizaba sus tareas de mentorización.


Estos casos ponen de manifiesto que la instrucción de las ANSF es una tarea complicada y arriesgada y evidencia que la existencia de infiltrados es un hecho, aunque no resulte posible saber si se trata de casos aislados, o si el grado de penetración es elevado. Según algunos analistas, cuya opinión compartimos, es posible que el anuncio de la transferencia de poderes, con el subsiguiente repliegue de ISAF para 2014, haya incentivado la infiltración de personal talibán en las ANSF. El objetivo sería instalarse en la propia estructura de unas fuerzas que, de momento, no brillan por su fortaleza y consistencia y posicionarse adecuadamente con la intención de hacerse, desde dentro, con el control de la situación cuando la fuerza multinacional se haya retirado.

Deserciones
Abundando en el tema de la lealtad y confianza, otro factor preocupante es el elevado grado de deserciones que se registra en las ANSF. Según la prensa estadounidense(8), en un informe del Pentágono enviado al Congreso se recoge este asunto. En él, las estadísticas de octubre reflejan un porcentaje de deserciones del 2,4 por ciento, tasa que confirma la media habitual, entre el 2 y el 3 por ciento, y que no resulta compatible con unas fuerzas de seguridad eficientes y fiables. Las razones son variadas y, entre otras, podemos citar la falta de adaptación a una vida dura y arriesgada, las amenazas y presiones sobre las familias de los militares y policías e, incluso, algunos que desertan simplemente para ir a trabajar en la recogida de las cosechas.


Entre las soluciones que se barajan se encuentran el aumento de los salarios y el ofrecimiento de unas condiciones de vida más cómodas y seguras (por ejemplo, mediante la construcción de viviendas militares para el personal). Pero en ambos casos la solución implica un incremento del gasto, lo que nos lleva directamente a otra cuestión. Según la mayoría de las estimaciones, el mantenimiento de las ANSF podría costar a partir del 2014 entre 4.000 y 4.500 millones de dólares al año. Desde luego, la economía afgana es incapaz de hacerse cargo de este presupuesto por lo que correspondería a Occidente, y en  particular a Estados Unidos, hacer frente a la mayor parte de este gasto.
En caso que el dinero no llegue, el desmembramiento de las ANSF estaría garantizado y no sería extraño que las unidades acabaran degenerando en bandas armadas territoriales, operando por su cuenta bajo la dirección de señores de la guerra. Por otra parte, y para finalizar, debemos hacer una breve referencia a la evolución de la opinión pública, que lógicamente va a influir en las decisiones que puedan adoptarse. En Estados Unidos, una reciente encuesta difundida por una conocida cadena de televisión mostraba que el apoyo popular a la intervención en Afganistán registra una sostenida trayectoria descendente y que muchos americanos comienzan a comparar esta guerra con la de Vietnam.


En España, en lo que a este tema se refiere, hasta la fecha la situación ha permanecido en relativa calma. Sin embargo, con el cambio de Gobierno no sabemos si el oportunismo político y la responsable oposición convertirán de la noche a la mañana lo que hasta ahora había sido una operación de apoyo y reconstrucción en pro de la alianza de civilizaciones(9) en una guerra intervencionista e imperialista; todo ello con la subsiguiente campaña del no a la guerra que a buen seguro contará con el incondicional apoyo –cuando así convenga y se lo pidan– de algunos artistas y profesionales que vienen haciendo de este apoyo su arte y profesión.

Conclusión
La verdad es que somos pesimistas sobre una posible transición en Afganistán en un futuro inmediato (en concreto el 2014 nos parece una fecha demasiado cercana), pero, además, es que tampoco somos muy optimistas en el largo plazo. No dejamos de reconocer los serios y sinceros esfuerzos que se están haciendo (en particular la NTM-A), pero también creemos que podría hacerse realidad el dicho aquel de la operación ha sido un éxito pero el paciente murió. El abismo cultural es demasiado profundo y va a resultar muy difícil –ahora y dentro de cien años– constituir unas fuerzas de seguridad con un personal que, desde su niñez, ha sido educado en una forma de vida y valores muy distintos, distantes y en ocasiones contrarios a los que Occidente representa.
La mayoría de los candidatos a incorporarse a las ANSF han interiorizado durante su infancia y adolescencia ciertas ideas y prejuicios en relación con lo occidental y su predisposición no es, en general, muy positiva. Por ello resulta ilusorio que, de buenas a primeras, vayan a defender a capa y espada los valores de igualdad (incluida de la mujer), democracia, orden e imperio de la ley que las, para la mayoría de los afganos, fuerzas de ocupación occidentales pretenden imponer. Probablemente, la solución, aunque utópica, no sea otra que la propia educación de la infancia y la juventud. Si hace diez años hubiese sido posible atender a la educación de los niños de ocho años, estos que ahora tienen 18 tendrían otras actitudes y aptitudes.
Somos conscientes de que esta cuestión resulta polémica y políticamente muy incorrecta, por aquello del respeto a las culturas y tradiciones, pero, como diría algún castizo, no hay más cera que la que arde. Para educar, no basta con construir edificios y darles la denominación de escuelas si luego no se controla su funcionamiento, sobre todo si existe el riesgo de que en algunos casos se acabe enseñando precisamente lo contrario de lo que se debía aprender. Y esta reflexión que ahora hacemos en relación con la situación en Afganistán podría ser aplicable a algún que otro caso mucho más cercano (la educación –aquí y allá– es un tema del que habría mucho que hablar). Comenzamos con una vieja cita de Quevedo y concluimos con otra todavía más antigua, pero igualmente llena de sabiduría, valor y vigencia. (Por Eva de Lezo Alvarado)

Adquirir desde jóvenes tales o cuales hábitos no tiene poca importancia: tiene una importancia absoluta.
Aristóteles (384-322 AC), filósofo griego.

(2) OMLT es el acrónimo inglés que corresponde a Operational Mentor and Liaison Team, expresión que puede traducirse al español  como Equipo Operativo de Mentorización y Enlace. Como ya se explicó en nuestro anterior artículo, el término mentorizar no aparece recogido en el Diccionario de la Lengua Española, aunque en ambiente militar se usa habitualmente como sinónimo de inspeccionar, supervisar, asesorar, corregir y dirigir la ejecución de una determinada actividad.

(3) ANSF es el acrónimo inglés que corresponde a Afghan National Security Forces. Se componen del ANA (Afghan National Army), Ejército Nacional Afgano, y de la ANP (Afghan National Police), o Policía Nacional Afgana.

(4) Fuerza de Asistencia de Seguridad Internacional.

(5) ETT es el acrónimo inglés de Embedded Training Team, que se traduce como Equipo Empotrado de Entrenamiento. Se trata de unidades proporcionadas por Estados Unidos con una misión y composición similar a la de los OMLT.

(6) Teniente general (tres estrellas) William B. Caldwell del Ejército de Estados Unidos.

(7) Puede traducirse como instruir a los instructores.

(8) USA Today; 1 de noviembre de 2011; pág. 1.

(9) Conviene recordar que el número de militares fallecidos en esta operación asciende 98, mientras que en Iraq solo se registró una baja mortal (bien es cierto que en Iraq se estuvo apenas un año y en Afganistán nos acercamos a la decena).

PIES DE FOTOS

Vigilancia desde los puestos de tirador.

Marcha motorizada: las tropas afganas usan vehículos tipo “pick up” adaptados para uso militar.

Un apretón de manos certifica la voluntad de cooperación.

Preparando las trincheras.

Preparativos en el campamento antes de una salida.

El tiro es un elemento muy importante en la instrucción.

Personal del OMLT y el ANA compartiendo una posición fortificada.

El movimiento siempre difícil a través de las complicadas rutas afganas.

Posición defensiva durante una detención.

Ejercicio de tiro con ametralladora pesada de 12,70 mm., en el cual el interprete (de blanco) juega un papel trascendental.

Aprendiendo los sectores de tiro.

Personal afgano recién encuadrado comienza su instrucción.


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