De perros y topos. Equipos cinológicos para la guerra subterránea.
Revista Defensa nº 545, Febrero 2016, Antonio Esteban López
Antonio Esteban López, 26 de julio de 2017
«En un entorno operativo como el actual, donde impera la guerra asimétrica y proliferan las actividades clandestinas, la amenaza subterránea no puede ser desestimada ni subestimada». Esta cita aparecía en un artículo que con el título “Guerra Subterránea: Unidades experimentales de la Legión”, se publicó en Defensa 445 (mayo de 2015). Efectivamente, el subsuelo constituye, por su propia esencia, un entorno ignoto, peligroso y de difícil control, donde es posible desarrollar actividades que pueden llegar a pasar totalmente inadvertidas.
La falta de información y el desconocimiento de lo que ocurre bajo tierra constituye per se una importante amenaza, que puede poner en peligro el normal desarrollo de la vida en superficie. Consta que algunos elementos hostiles (grupos terroristas y organizaciones al servicio del crimen organizado) se están especializando en la ejecución de ciertas acciones (tráfico de drogas, contrabando, infiltraciones e incursiones de elementos armados, movimientos clandestinos de personas…) a través de redes subterráneas excavadas al efecto. Los túneles entre Gaza e Israel o los denominados narcotúneles entre Méjico y Estados Unidos constituyen un ilustrativo y muy actual ejemplo. Con estos antecedentes y en este contexto, el Ejército de Tierra (ET) ha puesto en marcha un programa experimental de Preparación Integral para el Combate en Ambiente Subterráneo (PICAS).
Considerando que el dominio del subsuelo puede estar llamado a tener una cada vez mayor relevancia, hace un par de años el ET decidió impulsar la investigación y desarrollo de tácticas y técnicas relacionadas con la guerra subterránea. La responsabilidad de poner a punto...
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