Japón: destructores o portaaviones. To be or not to be.
Revista Defensa nº 425, Septiembre 2013, Albert Campanera I Rovira
Albert Campanera I Rovira, 18 de junio de 2016
En 1945, con el fin de la SGM (II Guerra Mundial), la Nipon Kaigun, denominación oficial de la Armada Imperial Japonesa (1869-1947), había desaparecido. Solo un puñado de pequeñas unidades se mantenían a flote, entre ellas el portaaviones “Hosho” (Fénix Volador), el primero de su Clase proyectado a nivel mundial. Entró en servicio en 1922 y, por los avatares de la guerra, se convirtió en el último de las listas japonesas, siendo desguazado en 1947. Pero en 1940, Japón era, sin duda, la tercera potencia naval, por detrás de Estados Unidos y Gran Bretaña...
Desarrolló desde el fin de la guerra chino-japonesa de 1894-95 una política imperialista, para la cual era necesaria una Marina fuerte, basada en el capital ship, es decir, el buque acorazado, conseguida gracias a la interesada ayuda británica, que diseño y construyó las primeras unidades de esta Clase, los Fuji y Yashima, destinadas a contrarrestar la influencia de la Rusia zarista sobre el inmenso teatro del Pacífico. foto: El acorazado portaaviones “Hyuga” La Marina, teniendo muy en cuenta el creciente auge de la aviación, dio una especial importancia al poder aeronaval, desarrollando ambiciosos planes, construyendo portaaviones en lugar de acorazados, gracias a la valía del almirante Isoroku Yamamoto (1884-1943), uno de los pocos marinos destinados a sentar cátedra en la historia, junto a Nelson, Mahan y Togo. A lo largo de la SGM, la fuerza de los portaaviones japoneses se convirtió en una obsesión para la US Navy, en especial para los...
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