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Martes, 23 de abril de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

“Hasta aquí hemos podido llegar” con Turquía

“Hasta aquí hemos podido llegar” fue la frase que reflejaba la resignación y la impotencia de la ministra de Asuntos Exteriores española Arancha González Laya durante la rueda de prensa del pasado viernes en la que anunciaba que Turquía había requisado los respiradores comprados por España a una compañía turca. Se trataba de un pedido de respiradores encargados por las consejerías de sanidad de las comunidades de Castilla-La Mancha y Navarra que totalizaban tres millones de euros que ya se habían desembolsado a través del intermediario español.

Castilla-La Mancha había encargado 150 de estos respiradores a la empresa turca Okuman, de los que los 100 primeros estaban listos para su entrega, junto a otros 16 para Navarra según informó el diario El Mundo. Este pedido estaba retenido en la aduana turca hacía dos semanas pero cuando estaba ya pagado y listo para enviar, el gobierno turco decidió prohibir la exportación de estos dispositivos y apropiarse de ellos para atender sus propios enfermos de coronavirus.

Dado que como hemos podido saber, el problema de los respiradores turcos venía gestándose hacía tiempo, es fácil interpretar que la entrega de 25 toneladas de material enviado por Turquía mediante un A400M que llegó el pasado miércoles tuviera toda la intención de servir de bálsamo o compensación por lo que estaba por venir, si bien el importe económico de los respiradores y su importancia es mayor que la de los EPIs y productos higiénicos enviados.

Si la respuesta de la Unión Europea y de la OTAN a las peticiones de ayuda de países como Italia o España está siendo ya de por si realmente decepcionante, no es de recibo que un socio de primer nivel como Ankara “toree” al Gobierno español en un momento como este y opte por actitudes más propias de la piratería. Entendible sería que la fabricación de nuevos equipos sean destinados en primer lugar a las necesidades locales, pero no lo es que artículos pagados y listos para el envío (incluso cargados en el avión según algunas fuentes) sean secuestrados de esta manera.

El “hasta aquí hemos podido llegar” reflejaba la resignación de una ministra que finalmente ha podido avanzar en las gestiones con Turquía al punto de que el pasado sábado González Laya anunció a través de las redes sociales que Turquía permitirá la exportación de los respiradores. De la incertidumbre de que el material llegara “en unas semanas”, se ha pasado a esperarlos “en las próximas horas”.

En escasos días hemos pasado de agradecer la ayuda de un socio de la OTAN a tener que volver a plantearnos el por qué España es el único país de esa misma alianza que colabora con nuestros misiles Patriot en el sistema de defensa aérea turco, cuestión por la que nos preguntábamos recientemente. Desconocemos si este hecho habría sido usado por el Gobierno español como medida de presión pero se trata en cualquier caso de un argumento de peso que seguro habría inclinado la balanza en la decisión de Ankara. El Ministerio de Asuntos Exteriores se refería a las gestiones “discretas pero contundentes” que han motivado al Gobierno turco a permitir finalmente el envío. (José Mª Navarro García)

Fotografía: La ministra González Laya durante una reciente reunión telemática con los ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN (MAEC)


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