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Torres medias de empleo remoto para vehículos blindados de infantería

(Revista Defensa nº 381, enero 2010) El actual panorama de conflictos asimétricos ha motivado una reestructuración en lo que al empleo de medios blindados se refiere. Mientras la Guerra Fría presagiaba enfrentamientos a gran escala de carros de combate apoyados por infantería mecanizada, los actuales escenarios bélicos (véase Iraq y Afganistán, principalmente) tienen por protagonistas a los dispositivos explosivos improvisados IED (Improvised Explosive Devices), los francotiradores, el despliegue de medios dentro de zonas urbanas densamente pobladas, la presencia de no combatientes o las patrullas de largo recorrido, en los que cobra importancia el concepto de movilidad protegida.

Los vehículos blindados de Infantería (VBI) se dividen principalmente en dos tipos: los de Transporte de Personal (VBTP) o Armoured Personnel Carriers (APC) y los de Combate de Infantería (VCI) o Infantry Fighting Vehicles (IFV) o Infantry Combat Vehicles (ICV). Además de la capacidad de transportar tropa de los primeros, los segundos tienen la de combate, tanto desde el vehículo como desmontando a la unidad que portan, usualmente van dotados de una torre con cañón y superan en peso a los APC por ir habitualmente más blindados. Los VBI son empleados principalmente en grupos de combate junto a carros y, por tanto, deben tener prestaciones análogas todo terreno y estar bien blindados, por lo que solían optar por las cadenas (situación que está en retroceso frente a las ruedas).

Disponibilidades económicas aparte, las características de un VBI son determinadas principalmente por los requerimientos tácticos y por la tecnología disponible en el momento. Uno de los primeros, sino el primer VBI, como el BMP-1 soviético, tenía un diseño condicionado por su empleo en ambiente NBQ durante conflictos de alta intensidad. Por suerte, éste es un escenario en el que al final no ha tenido que desenvolverse y ha sido durante las reiteradas confrontaciones entre Israel y sus vecinos donde más los hemos visto. Igual le ha sucedido al Bradley estadounidense, que fue concebido para un campo de batalla de la OTAN convencional y ha terminando demostrando sus cualidades en la arena del desierto iraquí.

Este tipo de vehículos y los carros de combate convencionales han dejado paso a nuevas familias de blindados más ligeros, flexibles y polivalentes, basados mayoritariamente en diseños de ruedas. Se espera que satisfagan los requisitos operativos de los conflictos asimétricos, como la protección contra IED, las minas de tipos diversos, los cohetes, el fuego de mortero, los francotiradores o los atentados suicidas. Son amenazas más próximas, a las que hay que adaptarse rápidamente y dar respuesta, sin olvidar los requisitos de la guerra convencional, como las amenazas acorazadas o el empleo de misiles anticarro. Por tanto, se impone la necesidad de dar protección a la tripulación del vehículo, dotarle de un poder de fuego medio y automático capaz de suministrar una alta cadencia en situaciones puntuales y, sobre todo, hacerlo mientras mantiene la tropa a salvo en el interior del blindaje. En este momento, más que nunca, las bajas propias son inaceptables, tanto para los mandos como para la opinión pública que respalda en última instancia las decisiones de los gobiernos. Es por ello que la protección de los soldados propios se convierte en el objetivo principal de cualquier operación y asegurar que vuelvan sanos y salvos a su base tras la misión, es la pretensión de cualquier vehículo blindado.

Las misiones principales de un VBI son proporcionar transporte y protección a la infantería y apoyo de fuego a esta durante el combate y por tanto, las características más relevantes son la capacidad de carga (tripulación y escuadra), el poder de fuego, la protección y la movilidad. La flexibilidad es un componente importante en las operaciones de baja intensidad y la cuestión de los costes condicionará la racionalización del diseño y sus componentes. El principal campo donde nos centraremos será el armamento. Sin embargo, la manera en que se distribuye la tripulación o el tipo de torre adoptada serán componentes importantes de cara a su empleo. A partir de estos requerimientos, será clave elegir la mejor tecnología disponible para el proyecto en cada momento.

La tripulación del VBI puede dividirse en dos equipos de fuego, uno que permanece en el vehículo (formado por el conductor, el jefe y, a veces, un tirador) y por una escuadra que puede desmontar y combatir a pie, pero también desde el interior del vehículo. Esta distribución ha ido variando con el tiempo y los nuevos diseños, aunque el número total de tripulantes ha disminuido si lo comparamos con vehículos como el M-113, que transportaba una escuadra de once integrantes. Por citar algunos ejemplos, su sustituto, el Bradley, tiene una tripulación de tres miembros y porta una escuadra de seis integrantes, igual distribución que el BMP-2; el Marder alemán, su remplazo, el nuevo Puma; o que el Dardo italiano.

Tanto el Warrior británico como el Azcharit israelí transportan una escuadra de siete miembros y el AMX-10P francés porta un integrante más aún. El VCI diseñado por BAE Systems para el programa estadounidense FCS tenía una tripulación de dos miembros y una escuadra de nueve, similar a la que puede portar el K200 surcoreano, pero con una tripulación de tres. De todos estos, el Bradley supuso un hito, al ser el que introdujo una mayor especialización desde el momento del diseño, al considerar a la tripulación del carro como un equipo de fuego suplementario al de la escuadra a pie. Por otra parte, si el VBI tiene que proporcionar fuego de apoyo, debe primero tener capacidad de supervivencia, pero, los blindados actuales siguen siendo bastante vulnerables a los misiles anticarro, de los que la tropa a pie debe a menudo protegerle.

Vehículos blindados para reconocimiento: El VEC español

Con el fin de la Guerra Fría, el número de carros de combate ha caído considerablemente y, hasta su reciente empleo en entorno urbano, el interés en ellos parecía haber mermado. Por el contrario otro tipo de vehículos que ha visto crecer su importancia son los blindados de reconocimiento, por la necesidad de adquirir información sobre las amenazas y su posición. Además de satélites, aviones sin piloto y otros sistemas, este tipo permite recoger información muy valiosa y completar el ciclo de la inteligencia. A menudo el Vehículo de Reconocimiento de Combate (VRC) o, en el caso español, el Vehículo de Exploración de Caballería (VEC), es una variante del VBI (en nuestro país, tanto del actual VEC como del futuro 8x8), aunque satisfacen necesidades diferentes.

La función de los VRC pasa por localizar y monitorizar al objetivo visualmente, informar sobre su situación a las tropas propias, ya sea infantería, caballería, aviación o artillería, por lo que para ello tienen que sobrevivir en un entorno próximo al enemigo. Se le debe dotar de sistemas específicos para detección de blancos y comunicaciones de largo alcance para enviar la información. Su blindaje inicialmente es ligero para proteger a la tripulación de armas automáticas, fragmentos de artillería y armas anticarro. Sin embargo, a menudo reciben blindaje adicional como otros vehículos, dado su empleo principalmente en misiones de escolta en el marco de operaciones internacionales. En este caso el armamento tiene como misión principal la autodefensa con el apoyo de fuego como secundaria, si fuera necesario apoyar a la escuadra de reconocimiento que a menudo portan estos vehículos (como en el caso del  VEC) o a la infantería propia. Se aprovecha además la comunalidad en parte con el VBI del que derivan, beneficiándose del espacio inicialmente destinado al transporte de la tropa.

En el caso del futuro VEC 8x8 español, a mediados de agosto el Ministerio de Defensa anunciaba su intención de dotar a las primeras 119 unidades con un cañón automático de 30 mm., así como de los medios de observación y tiro necesarios dentro de una torre tripulada. Aunque se menciona el calibre del cañón, no podemos aún saber la torre de la que se trata. Entre las piezas candidatas podrían estar el ATK Mk44 o el Mauser MK30-2 de los Pizarro. Sea cual sea la opción, sería deseable que dispusiera de doble alimentación, lo que descarta en un principio al M871 de Nexter. En el caso de las torres, de tratarse definitivamente de un modelo tripulado, la Hitfist de Oto Melara gana posiciones, puesto que ya integra el misil Spike, aunque hay más opciones como la Lance (una versión equipa ya los Piranha de la Infantería de Marina), la MK46 de GDELS o la SP30 que tiene el Pizarro, por no citar otras opciones más exóticas.

foto: Torre UT-30 de Elbit montada sobre un vehículos BMP, en la que apreciamos los dos contenedores para misiles y el visor independiente en la parte superior (foto Elbit).

La elección de un cañón de 30 mm. supone un avance en comparación con los Bushmaster de 25 mm. que portan la torre TC-25 del actual VEC, pero parece quedarse corta para las aspiraciones de la Caballería, que quería dotarse de uno de los nuevos cañones de 40 mm. Aunque se incrementa el calibre del arma principal, el Ministerio de Defensa perdería una valiosa oportunidad al apostar por una torre tripulada, en lugar de las más modernas torres de empleo remoto, cuyas ventajas expondremos más adelante. Al menos se confirman los requisitos obligatorios de integración del misil Spike ya en servicio y con el programa de Combatiente Futuro.

Armamento

La elección del armamento ha sido tradicionalmente uno de los puntos más importantes en el diseño de un VBI, porque condicionaba en parte su configuración y dimensiones, aunque con el desarrollo de las torres de empleo remoto, esta limitación desaparee. Las misiones de las que se encarga el equipo de fuego son principalmente la supresión de infantería enemiga y unidades anticarro en campo abierto, levemente o incluso bien protegidas en trincheras, la destrucción o inutilización de vehículos y blindados ligeros o la de carros de combate, misión esta última que podría poner en peligro a la tropa desmontada. En teoría, un transporte de personal sólo va armado para su autodefensa y para apoyar el despliegue de su escuadra. Sin embargo, a menudo armar un VBI es una forma barata de desarrollar un VCI, aprovechando además un vehículo ya en servicio sin costes de desarrollo y beneficiando a la cadena logística por la comunalidad de componentes. En el caso de adoptar torres de empleo remoto, esta adaptación es aún más barata, puesto que no se requiere modificación o refuerzo del casco para introducir el anillo que requiere una torre convencional.

Analicemos las principales opciones de armamento para un VBI. Una es el cañón de baja presión y alta velocidad, que podría estar entre los 75 y 120 mm., que lo convertiría más bien en un híbrido entre carro de combate y VBI. No obstante, esta opción plantea una serie de problemas, como el elevado peso de la torre, de la munición y el volumen de esta, que resta espacio útil para el compartimiento de tropa y puede convertirse en un peligro en caso de detonación. El alto peso de la torre y su munición tiene varios efectos negativos, como el aumento del consumo de combustible, la reducción de las prestaciones del vehículo y la elevación del centro de gravedad (especialmente grave durante operaciones en terreno abrupto). Las municiones de entre 75 y 90 mm. presentan además limitaciones, como la baja velocidad de disparo, lo que implica poco alcance y una baja cadencia de tiro, lo que reduce el nivel de supervivencia. Además, el cañón de 90 mm. es obsoleto por las bajas prestaciones de su munición y, de hecho, no se desarrollan modernas para este calibre. Existen pocos suministradores de munición y torres de 90 mm. y, en comparación con la de 120 mm., la de 105 mm. presenta un alto precio de adquisición. Por otra parte, un cañón de este tipo con su sistema de tiro es sensiblemente más caro.

Realmente el único vehículo de este tipo es el Merkava israelí (en sus sucesivas versiones), que dispone de un compartimiento posterior para desplazar cinco o seis soldados pero que emplea en raras ocasiones. Otro VBI más tradicional, como es el BMP-3 utiliza una torre dotada de un cañón automático de 30 mm. y, paralelo a éste, un cañón 2A70 de 100 mm. que puede, además, lanzar misiles de guiado láser 9M117 Bastion.

Otras adaptaciones similares han supuesto el abandono del vehículo como transporte de personal, como el Stryker MGS estadounidense, a pesar de disponer de torre remota con cargador automático o, más recientemente, el BAE Systems CV90, que puede montar torres equipadas con cañones de 105 y 120 mm., que le convierten en un poderoso elemento de fuego de 28 y 32 ton., respectivamente. En esta misma línea faltaría por ver si las torres de 105 y 120 mm. del Centauro italiano serían instaladas en la variante de transporte de personal VBM Freccia, conservando algo de utilidad el compartimiento de tropa o, en el caso del Ascod, con la torre de 105 mm. Sin embargo, estos desarrollos son catalogables más bien como carros livianos y no vehículos de combate de infantería.

Los misiles son también una opción de armamento para el VBI. De hecho, un veterano como el BMP-1 ya portaba misiles 9M14 Malyutka (AT-3 Sagger en la OTAN) anticarro sobre su cañón de 73 mm., mientras que su moderno sustituto, el BMP-3, lanza misiles anticarro 9M117 desde el cañón (la munición recibe el nombre de 3UBK10), como ya hemos mencionado. La contrapartida estadounidense, el Bradley, salió dotado de serie con un lanzador doble de misiles TOW.

Aunque los misiles pueden presentar ventajas, como la favorable relación entre peso y capacidad destructiva, emplear un VCI sólo con estos para enfrentarse a otros similares o a carros de combate puede suponer un riesgo para la tropa transportada, lo que hace recomendable separar los roles y desarrollar vehículos cazatanques especializados, que por razones de coste pueden estar basados en el mismo diseño del VCI o del VBI. Nos encontramos además con un caso parecido al del cañón de gran calibre, dado que los misiles almacenados restan espacio al compartimiento de tropa, por no hablar de que los lanzadores tienen una cadencia de fuego bastante baja y un alto coste unitario.

Sin embargo la adopción de al menos dos misiles de empleo inmediato (usualmente un lanzador doble o uno a cada costado de la torre) permite enfrentarse a objetivos distantes o de fortuna, como carros de combate, o tener un arma defensiva de garantía en caso de ser atacado por uno de estos. Además, los nuevos tipos de misiles, y sobre todo de cabezas de combate, permiten emplear estos misiles con gran precisión, largo alcance, posibilidad de guiado terminal preciso (man-in-the-loop) contra objetivos de alto valor (bunkers, puestos de mando…) y no solo contra carros. De hecho, gran parte de las misiones de fuego desempeñadas por carros de combate son ahora llevadas a cabo por misiles anticarro y polivalentes de altas prestaciones, que pueden ser portados por otras plataformas.

Más opciones

Un cañón automático medio permite eliminar infantería a pie o dentro de vehículos ligeros e incluso blindados. Su munición tiene un espacio reducido en comparación con las otras opciones descritas (pudiendo almacenar mucha más por unidad de volumen) siendo los cañones y municiones de este tipo los que están experimentando un mayor crecimiento y sofisticación. Por citar dos ejemplos, el actual VEC español tiene 170 cartuchos de 25 mm. de empleo inmediato (en dos cajas de 35 y 135), almacenando en el interior hasta otros 931, mientras que el nuevo VCI Puma alemán dispone de 200 proyectiles de empleo inmediato en su nueva torre remota. Otra ventaja es que, en un escenario asimétrico, es muy importante disponer de una alta cadencia de fuego como la que permiten estos cañones medios, que en momentos puntuales puede suponer la diferencia entre el éxito o fracaso de la misión.

Los primeros cañones con que se dotaron los VBI fueron de 20 a 30 mm., como el Bushmaster o Chain Gun M242 de 25 mm. del Bradley estadounidense, el mismo que emplea el Bionix de Singapur, el Oerlikon KBA de 25 mm. del Dardo italiano, el Giat M811 de 25 mm. de la torre Dragar del VBCI, el Rarden de 30 mm. del Warrior británico, el 2A42 de los BMP-2, el 2A72 de los BMP3-R rusos, el Mauser F de 30 mm. y doble alimentación del Ascod (Ulan austriaco y Pizarro español) o el Bushmaster II de 30 mm. de los CV9030 de exportación noruegos. Otros CV9030 como los suizos y finlandeses usan el más moderno ATK Bushmaster Mk 44 30/40, opción elegida también para el futuro ICV del programa FCS estadounidense desarrollado por BAE Systems y por Rafael y Elbit Systems para sus torres remotas medias.

Sin embargo, progresivamente se ha visto como estos cañones perdían eficacia a medida que otros vehículos iban dotándose de blindaje añadido o que pretendían abatir objetivos de mayor entidad. Es por ello que se ha puesto en marcha una carrera por aumentar el poder de fuego medio de estos blindados. Por ejemplo, tanto holandeses como daneses han optado por el cañón Bushmaster III 35/50 en sus CV9035 o los CV9040 suecos, que disponen de un cañón Bofors 40/70. El Tipo 89 japonés emplea un Oerlikon KDE de 35 mm., por no hablar de algunos prototipos, como el Marder 2 alemán, que fue equipado con un cañón Rheinmetall Rh 503 que puede tener 35 ó 50 mm. El definitivo sustituto del Marder, el Puma, ha adoptado el nuevo cañón Mauser MK-30-2/ABM (Air-Burst Munition) de 30 mm. y doble alimentación. Aunque el US Army no se ha decidido a sustituir su Chain Gun de 25 mm. en el Bradley, se han probado diferentes combinaciones de armamento, como el citado Rh 503, el ATK MK44 de 30 mm., el Bushmaster III de 35 mm. y el Cased Telescoped Weapon System de 40 mm. de CTA International, del que ahora hablaremos.

Actualmente se están desarrollando nuevas municiones y cañones y entorno a ellos nuevas torres. Por ejemplo, el CTAS (Cased Telesco­ped Armament System), es un cañón con un cierre transversal (que lo hace muy compacto) que emplea una munición encapsulada de 40 mm. de tamaño muy reducido en comparación con la mayoría de diseños actuales y que tiene una cadencia de 200 disparos por minuto. El desarrollo corresponde a CTA International, una empresa formada a medias entre la británica BAE Systems y la francesa Nexter. La munición tiene diversas prestaciones novedosas, como son la gran penetración sobre blindaje activo y añadido, la capacidad de explotar dentro de estructuras conteniendo sus efectos o generar explosiones aéreas, o airbust, para impactar sobre objetivos fuera de la línea de visión, tanto terrestres como aéreos, así como sobre objetivos blandos. De progresar este diseño, podría ser uno de los grandes programas de armamento europeo del futuro, dado que Reino Unido lo contempla para la modernización de los Warrior, WFLIP (Warrior Fightability and Lethality Improvement Project), y Francia para hacer lo propio con varios vehículos blindados. Estos se han decantado por la torre tripulada MTIP, que ya realizó pruebas exitosas en 2006, mientras que Francia ha apostado por la de empleo remoto Toutatis para albergar el cañón de CTA.

foto: “Azcharit” de las IDF con RCWS-30 (foto Rafael).

Hay otras apuestas, como el RMK 30 de Mauser, que es un cañón automático sin retroceso, inicialmente diseñado para helicópteros de combate, pero que el fabricante está promocionando para su instalación en blindados. Se ha presentado en un vehículo Wiesel, desde el que se realizaba fuego automático estable con su munición de 30x280 del tipo Telescoped Combustable Ammunition. A medio camino entre los dos tipos de cañones citados (pesados y medios), tenemos una apuesta que ha recobrado vida, como es el cañón hiperveloz de 60 mm. desarrollado hace años entre la israelí IMI y la italiana Oto-Breda y que sólo tuvo en Chile un cliente de exportación. En la actualidad, la última instala este cañón de 70 calibres de ánima rayada en una torre de dos tripulantes para el VCI italiano Dardo, que hasta ahora equipaba un Oerlikon KBA de sólo 25 mm. El frustrado VCI polaco BWP-2000 también iba a disponer de esta torre.

Torres

Una vez analizadas las ventajas de disponer de un cañón automático de calibre medio como los que hemos visto, cobra importancia la elección de la torre que lo porte. Las dotadas de cañones automáticos de las que estamos hablando tienen un peso que oscila entre los 1.500 y los 2.000 kg. Por citar un ejemplo, una convencional como la Hitfist con el cañón de 25 mm. pesa 1.600 kg., 1.460 si emplea el de 20 mm., la versión con el del 30 mm. pesa 2.900 kg., mientras que la dotada del cañón de 60 mm. es de 4.000 kg. sin los misiles. Esto se reduce en el caso de torres de un solo tripulante, como la Dragar del VBCI francés, y que aumenta si se añade protección al tirador y jefe de vehículo. Por el contrario, una torre de empleo remoto, además de tener un peso menor permite al vehículo blindado que la porta disponer de una reserva de peso que puede ser destinada a equiparlo con blindaje adicional, especialmente reactivo e incluso activo (más apto el primero contra amenazas convencionales pero más polivalente el segundo). Es importante que exista una reserva de peso que permita el crecimiento de la protección del vehículo, puesto que, dada que ésta es la principal exigencia, la tonelada de ahorro que puede suponer  instalar una torre de empleo remoto tiene muchas más ventajas en términos de blindaje adicional que las eximidas por los que defienden la instalación de las tripuladas. Por último, una remota necesita un menor incremento de peso para blindar sus componentes sensibles (dispositivos electro hidráulicos, sistemas ópticos y munición), en caso que fuera necesario.

En relación a la posibilidad anteriormente mencionada de instalar misiles anticarro en la torre, además de los ya citados BMP y Bradley, la italiana Hitfist ha visto como se le añadían primero el misil TOW y luego el Spike, que también ha integrado Rafael en su torre remota con cañón de 30 mm. Por su parte, Elbit integra ese mismo ingenio en sus nuevas pesadas UT25 y UT30 y el Tipo 89 japonés también dispone de dos misiles del tipo Tipo 79 Jyu-MAT. El armamento con que esté dotada la torre ve aumentada su eficacia si se instalan sensores, como pueden ser cámaras térmicas, telémetros láser, estabilización tanto del cañón como de los visores, así como sistemas de visión perimetral o receptores de alerta (radar, láser o infrarrojo). Además de incrementarse sensiblemente el coste, se aproxima en equipamiento a la torre de un carro de combate, salvando el tamaño del cañón.

Ventajas de una torre de empleo remoto con cañón medio

La necesidad de disponer de una capacidad de fuego de supresión junto al requerimiento de protección de la tripulación han supuesto que las ametralladoras de empleo manual de 12,70 mm. adoptadas en los setenta estén siendo progresivamente complementadas y sustituidas por torres de empleo remoto dotadas de armas, desde 7,62 a 30 mm. Además, el requerimiento de protección de fuerza ha incrementado la necesidad de estabilizarlas y de adoptar otros armamentos en ellas, como cañones ligeros y medios, lanza granadas automáticos o misiles anticarro. Después de los vehículos israelíes y la apuesta estadounidense por las Stryker Brigade Combat Teams del Army, vemos un crecimiento explosivo de estos dispositivos, dado el interés despertado en todos los ejércitos, especialmente los occidentales y la OTAN, inmersos en operaciones internacionales donde se hace gran uso de vehículos ligeros y protegidos dotados de armamento medio.

El concepto de torreta de armamento medio (25-30 mm.) de empleo remoto presenta grandes ventajas, que aumentan drásticamente la supervivencia de la tripulación, por una menor exposición al fuego enemigo o a los efectos de minas o IED y permitir operar el armamento desde la seguridad del interior del casco (incluso los modernos MRAP desplegados están sufriendo bajas por estas causas). También se evita la posibildad de que el tirador expuesto resulte herido si el vehículo sufre un accidente, situación por otra parte muy habitual durante las misiones, que éste sea dañado por la metralla u onda de choque por explosiones próximas (IED por ejemplo), posibilitando además que reduzca su fatiga al protegerlo de la meteorología.

Además, el sistema de armas no está condicionado por el modelo del vehículo (no se adapta al armamento y existen grandes posibilidades de diseño y configuración) por lo que no es necesario contar con medios o variantes específicas. Presentan una alta polivalencia o adaptabilidad a diferentes misiones y el reducido peso de la torreta supone un menor consumo de combustible, además que permite dotarle con blindaje adicional y efectivo contra las diversas amenazas del campo de batalla moderno, menor peso que también permite un giro y movimiento vertical más rápido, aspecto vital en enfrentamientos urbanos. En términos de diseño, no hay penetración del casco, lo que permite ocupar al máximo el interior, no hay partes móviles dentro de él, lo que aumenta la seguridad, y el sistema de posicionamiento eléctrico del armamento es más preciso y rápido.

Presentan una gran polivalencia gracias a su armamento y sistemas, dado que los cañones de 25-30 mm. resultan muy efectivos para enfrentamientos a corta y mediana distancia (hasta 2.000 m.) contra objetivos blandos o medios. Puede estar estabilizado incluso en tres ejes e instalar misiles anticarro modernos, como el Spike, válidos para objetivos en casi todas las distancias (hasta 8.000 m.) aunque sean duros o de alto valor, como carros de combate. Además, el largo alcance del armamento evita enfrentamientos directos. Los medios de seguimiento automatizado del objetivo pueden ser integrados en sistemas de gestión del campo de batalla (BMS), así como asociados a los dispositivos de alerta radar o infrarroja. El software calculador de tiro permite el fuego preciso a gran distancia desde el primer momento, incluso con municiones avanzadas del tipo airbust. La instalación de un lanzador doble de misiles permite su empleo como cazacarro, en lugar de un pesado y poco ágil tanque con un impreciso cañón de 105 mm.

Una gran diferencia entre una torre tripulada y no tripulada es la capacidad de esta última de poder responder casi simultáneamente contra varios blancos. En la torre no tripulada se puede señalar un blanco en la pantalla y pulsando un botón la torre vuelve inmediatamente y de manera automática a ese blanco. Además se puede hacer con más de un blanco, así, si el vehículo es atacado desde distintos ángulos, se puede esclavizar la torre para que pase en un segundo de un blanco al otro de manera automática, algo que en una torre tripulada es imposible hacer. En general, en la torre tripulada la velocidad de movimiento es mucho mas lenta por su peso, tamaño y sobre todo porque es tripulada, mientras que en la no tripulada la velocidad de movimiento y por consecuente el tiempo de respuesta son mucho mejores.

Gracias a los sistemas electroópticos, la estabilización y el control de tiro, la precisión es mucho mayor que la de 90-105 mm. y redunda en un uso de la munición más eficiente. Por otra parte, los equipos electroópticos, como los FLIR o visores ópticos, sirven como sistemas de vigilancia, observación y reconocimiento (ISTAR) a gran distancia, por no hablar de un precio de adquisición más bajo que una torre tripulada. Por último, en enfrentamientos asimétricos o incluso durante operaciones antiterroristas (caso por ejemplo de Colombia), las acciones de fuego realizadas principalmente serán de apoyo a las operaciones de la infantería (a pie o transportada) y para este tipo de acciones, los cañones de 90-105 mm. pueden no ser adecuados ni suficientemente precisos, por lo que la munición de 25-30 mm. y los misiles aportan mayor precisión y letalidad.

Armar los VBI con cañones más capaces tiene por objetivo principal destruir vehículos similares del adversario, aunque puede suponer un conflicto de personalidad, al reducir el espacio para tropa y asumir misiones más propias de un VCI. Sin embargo, las ventajas en términos de diseño, comunalidad logística y costes parecen imponerse, puesto que, por ejemplo, la instalación de una torre de empleo remoto permite a un VBI dotarse de un potente armamento sin comprometer su misión principal de transporte blindado, dado que no hay penetración en el casco ni se necesitan modificaciones en el vehículo. Resultan muy atractivas en términos de coste-eficacia y de reducción de carga de trabajo, tanto en las tareas de entrenamiento y formación, como de mantenimiento, ya que operar una torre de 30 mm. es, en todo a lo que al interior concierne, exactamente igual que operar una torre remota de armamento ligero como 12,70 mm.

El primer vehículo diseñado expresamente desde su concepción en torno a una torre de empleo remoto de tamaño medio sería el Puma alemán, que cuenta con las ventajas de la munición airbust de energía cinética. Este tipo de torres está creciendo en tamaño y sofisticación (por ejemplo, no olvidemos que la de cañón de 105 mm. del Stryker MGS es remota también). Se podría argumentar que no existe demasiada experiencia real ni doctrina sobre como usar armamento de medio calibre en torres de empleo remoto, causa, por ejemplo, de que las Fuerzas de Defensa de Israel, no se hayan planteado hasta ahora dotar a su nuevo transporte acorazado Namer con una de este tipo. Sin embargo, su dilatada experiencia con armamento remoto y la posibilidad de que estas torres tengan una gran inclinación (hasta 60o) las convierten en interesantes herramientas para el combate urbano y, por primera vez, independientes del suministro de fuego de apoyo de carros y helicópteros artillados.

El panorama actual de torres de empleo remoto de tamaño medio

Son muchas las empresas que están desa­rrollando soluciones en éste área de mercado. Sin embargo, debemos reconocer que la iniciativa la tomó la israelí Rafael, basándose en su experiencia en el diseño primero de torres overhead (operadas mecánicamente bajo el casco) y luego de empleo remoto para satisfacer las especiales necesidades de las IDF. Com­pro­bada la efectividad del sistema se amplió la oferta al desarrollar la OWS-25 (Overhead Weapon Station) para su integración en el vehículo de reconocimiento Valuk esloveno, dotada de cañón de 25 mm., ametralladora coaxial y misiles anticarro. Definitivamente, se adaptó por primera vez a una torre remota un cañón de 30 mm., configurando la RCWS-30 (Remote Con­troled Weapon Station).

Las dos empresas líderes en este área en Israel son Rafael y Elbit Systems (IMI también trabaja a partir de sus diseños más ligeros). Ambas concepciones presentan similitudes, como el empleo del moderno cañón ATK Mk 44 de 30 mm. y la posibilidad novedosa de plegar la torre sobre el casco para reducir su altura hasta los 50 cm. (muy útil al facilitar el embarque en aviones de transporte como el C-130 o el A400M).

La RCWS-30 de Rafael se presenta como una alternativa a las torres tripuladas, tiene un peso de 1.480 kg. y fue la primera en incorporar el sistema de plegado que reduce la altura del vehículo sin afectar a la elevación o depresión de la torre. Aunque ofrecida principalmente con el ATK Mk44, pueden instalársele otros cañones de 30 mm. a petición del usuario (beneficiando la comunalidad con otras plataformas ya en uso). Se monta en posición central sobre el techo del vehículo, dispone de una ametralladora coaxial de 7,62 mm. a la izquierda del cañón principal y la opción de montar un lanzador doble de misiles Spike LR. El control de tiro incluye un sistema de visión de altas prestaciones y de empleo diurno, nocturno y en condiciones atmosféricas adversas suministrado por la división Taman de IAI, un telémetro láser del tipo LOS (Line-of Sight) que permite el fuego preciso en movimiento, un sistema de navegación y puntería asistido por GPS, un calculador balístico que pude ser integrado en la red de mando y control, así como un sistema de seguimiento óptico automático del objetivo.

Tanto el jefe como el tirador disponen de visores independientes estabilizados (el del jefe con 360o de visión sin obstáculos) con acceso a imagen térmica y a color. Esta característica dual le permite desarrollar misiones del tipo hunter-killer, usar simultáneamente el cañón y los misiles e intercambiar sus roles o posiciones entre jefe y tirador si fuera necesario. En 2006, la República checa adoptó la torre RCWS-30 para sus 92 Pandur II de Steyr, incluyendo sistemas electroópticos, cañón ATK Mk 44 (sólo el suministro de los éstos supuso 20 millones de dólares), ametralladora coaxial y el lanzador de misiles Spike LR. Durante las fases iniciales del programa se evaluó la torre en el Pandur II y en el AMV de Patria.

Elbit Systems también ha aprovechado su experiencia en torres remotas ligeras para desa­rrollar su versión media. Concretamente dispone de dos modelos, la UT-25 y la UT-30, para cañón de 25 y 30 mm. (ATK Mk242 y Mk44, respectivamente). Las primeras pruebas fueron realizadas sobre un M-113 israelí, pero en 2005 tuvieron lugar en Suiza con el fabricante de blindados Mowag, de cara a su integración en el Piranha IV. Inicialmente sus torres recibían la denominación ORCWS (Overhead Remote-Controlled Weapon System), pero el cambio en 2006 por UT (Unmanned Turret) deja clara las intenciones como alternativa a las tripuladas. Sus torres tampoco presentan penetración en el casco, disponen de visores estabilizados independientes y pueden integrar opcionalmente los misiles Spike de Rafael. Se le incrementó la capacidad de munición de 690 a 1.150 proyectiles y tiene ametralladora coaxial de 7,62 mm., todo con un peso de 1.360 kg. con blindaje.

foto: Torre “Hitfist” de 30 mm. de Oto Melara sobre AMV (foto Patria).

En 2007 Elbit Systems anunció dos contratos valorados en 55 millones de dólares para suministrar su torre de empleo remoto ORCWS 30 con sistemas electroópticos y de alerta láser a dos clientes europeos, concretamente para los 132 Patria AMV del Ejército esloveno y 32 Piranha IIIC belgas de la versión C30. Pero, en 2008, se anunció la cancelación del contrato con Eslovenia por problemas técnicos en la torre derivados de las pruebas realizadas en frío extremo, por lo que ese país inició conversaciones con el noruego Kongsberg para adquirir su Protector. Actualmente Elbit suministra la UT-30 para el nuevo vehículo 6x6 VBTP-MR brasileño y compite para dotar a los Pandur II de la Marina portuguesa. Elbit la ha presentado en diversos concursos y programas y la vimos en Eurosatory 2008 instalada en diferentes vehículos, como el VAB 6x6 francés, o en 2007 en un vehículo de asalto anfibio AAV de los Marines estadounidenses en el evento Modern Day Marine Expo.

El mercado de torres de empleo remoto

Recientes estudios consideran que el mercado europeo de torres de armamento remoto de diferente tipos (para carros de combate, vehículos blindados y hasta artillería) hasta 2016 sufrirá un gran crecimiento y una incorporación creciente de tecnología como forma de diferenciación. Tecno­logías que permitan la reducción de peso del armamento, la integración en sistemas de gestión de batalla, así como de dispositivos de identificación amigo-enemigo automáticos o de guerra en red serán adoptadas progresivamente.

Las necesidades que los actuales conflictos están poniendo sobre la mesa de los ejércitos serán satisfechos por los fabricantes de estos sistemas en un breve espacio de tiempo. Esto se cumple al menos en el caso de los Estados Unidos en Iraq y Afganistán donde, por ejemplo, donde la importante presencia de francotiradores ha disparado las compras de torres de empleo remoto ligeras para los tiradores habitualmente expuestos. Por otra parte, las restricciones presupuestarias derivadas de la crisis generalizada orientarán el mercado en gran medida hacia los programas de modernización en lugar de desarrollar nuevas plataformas, con lo que las torres disponibles en cada momento permitirán el desarrollo de nuevos vehículos a partir de las ya existentes o mínimamente modificadas.

Según estos estudios, el paradigma de la torre moderna para vehículos blindados pasa por ser un sistema ligero pero letal, estratégicamente desplegable, que pueda ser mantenido y reparado en la zona de actuación fácilmente, con supervivencia elevada a los daños y que permita su crecimiento en el medio plazo sin disparar los costes. Por último, este mercado, en el perío­do 2007-16 tendría un volúmen de negocio estimado, sólo en Europa, de 15.300 millones de dólares.

“Hunter-killer”

Una ventaja de las torres con dos tripulantes es la posibilidad de desempeñar tácticas del tipo hunter-killer entre el jefe del carro y su tirador, lo que aumenta la probabilidad de destruir blancos. Si la torre tiene un único tripulante, recae en él la labor de adquirir los objetivos y de emplear el armamento contra ellos. Esta ventaja se mantiene en los diseños modernos de torres de empleo remoto, dado que tirador y jefe del carro disponen de visores independientes y estabilizados, separando las tareas del sensor y del shooter, encargándose el jefe de buscar el objetivo y el tirador de destruirlo rápidamente, muy útil cuando el blanco sabe que ha sido localizado e intenta evadirse o también para repartir sectores de 180º de búsqueda entre los dos. El jefe puede trasladar rápidamente el objetivo localizado al tirador mediante el sistema de seguimiento automático de puntería y precisar el punto de impacto ayudado por el telémetro láser y el calculador balístico.

Otras torres remotas de tamaño medioen desarrollo

Hay otras muchas torres en desarrollo, como la ya mencionada Lance MTS, desarrollada por Krauss-Maffei Wegman y adoptada por el Puma alemán y que Rheinmettal está promocionando en España para el concurso del 8x8 del Ejército de Tierra, incluso ofreciendo la integración del misil anticarro Spike (a través del consorcio Euro-Spike). Ha sido mostrada también en un Piranha Evolution durante recientes ferias del sector y se ofrece tanto en versión tripulada como remota y con diferentes opciones de armamento (de 25 a 40 mm.), coaxial de 5,56 mm. y misiles. Sin embargo, presenta un tamaño y peso desproporcionado en comparación con otras opciones remotas, que lo asemeja a la de un carro de combate.

No tenemos que olvidar la aportación en éste área de los fabricantes de la órbita rusa y, de hecho, son varias las torres de empleo remoto desarrolladas y adoptadas por vehículos, como el BTR-80A, que puede equiparse con una dotada con el cañón 2A72 de 30 mm. No nos olvidemos del formidable vehículo de combate ruso BTR-T, derivado del carro T-55 equipado con una torre de armamento remoto con uno o dos cañones de 30 mm. del que ya hablamos en artículos anteriores.

En Eslovaquia, las empresas ZTS y Kons­trukta-Defence han desarrollado la torre de bajo perfil Cobra dotada del cañón de 30 mm. 2A42 destinada a programas de modernización de vehículos de orígen ruso, como los BMP-1, BTR-70 y BTR-80. Es de 1.050 kg. con ametralladora coaxial PKT de 7,62 mm. y visores diurno y nocturnos para el tirador. Existen dos versiones, la Cobra-S para el BMP-1 y la Cobra-K para los BTR, aunque se trabaja en una nueva versión para los Pandur y Piranha, pensando en el mercado de exportación.

En Ucrania, el State Scientific and Technical Center of Artillery and Rifle Arms ha desarrollado la torre Skhval con el cañón KBA-2 de 30 mm., una coaxial PKT, un lanzagranadas AGS-17 y un par de misiles 9K113 Konkurs, además de visores diurnos y nocturnos y telémetro láser. Para el mercado de exportación y de upgrades hay dos versiones, la B para la familia BMP-1 y la L para los BTR-70, BTR-80, BRDM-2, BMD-1 y BMD-2. En 2001 ya pudimos ver esta torre en un BT4-94 de Emiratos Árabes Unidos, configurando la versión Guardian APC (BTR-3U en Ucrania).

Precisamente en Emiratos Árabes Unidos, Adcom ha desarrollado la familia de torres modulares Burkan, entre la que destaca la Burkan-N1 dotada de cañón 2A42 de 30 mm. y coaxial de 7,62 mm., cuatro misiles anticarro Kornet-E, capacidad de guiado automático y visores térmicos de Sagem, de origen francés. El fabricante ofrece también el cañón Mauser de 30 mm., la ametralladora ligera FN Mag y el lanzagranadas Mk19 de 40 mm., en lugar de las armas de procedencia rusa.

Una de las torres que se ha diseñado para emplear el sistema CTAS es la Toutatis de empleo remoto y 1.500 kg., que dispone de 52 proyectiles de empleo inmediato de tres tipos, elevación y giro eléctrico estabilizados, así como visor panorámico con imagen térmica para el tirador e independiente para el jefe de carro. Francia pretende instalarla en los AMX-10, VBCI y en el futuro EBRC de propulsión híbrida, por lo que la DGA (Delegación General de Armamento) ha encargado un demostrador de concepto. Sin embargo fue descartada para el programa FRES británico, por preferir la versión tripulada.

Cubriendo el hueco entre las ametralladoras pesadas de 12,7 mm. y los cañones medios, se han presentado varias soluciones basadas en el calibre 20 mm. Por ejemplo, Thales ha desa­rrollado una versión pesada de su Swarm MW (Stabilised Weapon And Reconnaissance Mount Multi Weapon) a petición de Jordania para instalar uno y una coaxial de 7,62 mm. La sudafricana Denel, concretamente su división LIW, ha presentado la LRT-20 (LIW Remote Turret) para instalar en vehículos ligeros, dotada de un cañón Vektor GI2 con alimentación doble y un peso de 230 kg. En Eurosatory 2008 vimos la ARX20 de la francesa Nexter de empleo remoto, que monta el cañón 10M621 de 20 mm., destinada a sustituir montajes no estabilizados de 12,70 mm., dada su ligereza en comparación con las opciones de 20 a 30 mm. En esa misma feria vimos un prototipo de torre de empleo remoto de Oto Melara denominada Hitfist 30 mm. Overhead Weapon System (OWS), que viene a complementar la familia de torres tripuladas del fabricante italiano y puesta a punto para un programa de modernización de los BMP-1 polacos. Dispone de estabilización en dos ejes, ametralladora coaxial y opcionalmente misiles Spike de Rafael a los costados.

Como ya hemos mencionado, las Fuerzas de Defensa de Israel están evaluando el nuevo vehículo Namer con una torre de armamento remoto de 30 mm., desarrollando una nueva versión de combate de infantería que también podría adoptar el rol anticarro, con misiles Spike y relegando de este papel a otras plataformas como los M-113 y HMMWV dotados con el misil Tow.

Los vehículos blindados empleados en misiones de marcado componente asimétrico, como las actuales, encuentran en el armamento automático de calibre medio un gran aliado. Las ventajas de este tipo de arma se multiplican cuando se instala en una moderna torre de empleo remoto, cuyas características aumentan sensiblemente la protección de la tripulación que porta el vehículo, lo que, en última instancia, supone el objetivo principal del diseño y de la misión.

(Revista Defensa nº 381, enero 2010)


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