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Martes, 23 de abril de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

¿Habrá un informe Picasso, como el de Desastre de Annual, cuando pase la epidemia?

 “…hemos sido como de costumbre, víctimas de nuestra falta de preparación, de nuestro afán de improvisarlo todo y de no prever nada, de nuestro exceso de confianza, y todo aquello constituye una grave responsabilidad… (Desastre de Annual. Informe Picasso. TCol D. Ricardo Fernández Tamarit Jefe del 3º BON. del RINF. África nº 68)

No empiezo con esta frase por casualidad, según algunos autores militares el Desastre de Annual es la mayor derrota infligida por fuerzas irregulares a un ejército regular. Y la situación producida en España por la Epidemia de Coronavirus es, objetivamente, el mayor desastre sanitario sufrido por un país del “primer mundo”.

Tras el Desastre de Annual, entre 12.000 y 15.000 muertos, se investigó, y esta investigación se recoge en el informe Picasso en el cual se buscan las causas, los errores, las negligencias y los posibles “culpables”. ¿Habrá un informe Picasso cuando pase la epidemia? A día de hoy, ya llevamos más muertos que entonces, con una distorsión social y un desastre económico sin precedentes. Creo que mereceremos una investigación.

Es incuestionable que España está sufriendo con tremendo rigor las consecuencias de la infección por el Covid-19, tenemos la tasa de mortalidad mayor del mundo. No solo en deportes íbamos a demostrar que somos los mejores. Como digo, a día de hoy, reconocidos, 191994 afectados y 20019 muertos, el país parado y los ancianos abandonados desde el punto de vista asistencial, sobre todo si están en una “residencia”, se están aplicando a todos los niveles médicos, criterios de selección no marcados claramente ni ajustados a principios éticos, a los que los sanitarios civiles no están acostumbrados “los llamados de medicina de guerra”. Si hace falta aplicarlos y poder dormir después, debemos tener: preparación, sentido común, práctica y conocimiento.

A los médicos militares y personal de Instituciones de Emergencias se nos enseña y prepara específicamente para asumir esta forma de actuar en situaciones de necesidad. El resto del personal sanitario se mueve con otros parámetros, que son los criterios de “gravedad real” y en la actual situación deben adaptarse y asumir criterios para decidir a quién se trata y a quien no, a quien primero y a quien después, en definitiva sobre quien vive y quien muere,  y para eso no han sido entrenados, lo que puede producirles un sufrimiento, e incluso un síndrome de stress postraumático que puede ser grave y se debería considerar enfermedad profesional. En casi todos los centros hospitalarios, de hecho, están recibiendo APOYO PSICOLÓGICO.

Que en España con el 0,5% de la población total del planeta tengamos más del 10% de los muertos totales, debe ser por algo. Desde mi punto de vista se debe a:

  • Falta de previsión.  Más vale “un por si acaso” que “un quién lo iba a pensar”, tres meses de avisos, y ¿nos ha sorprendido la pandemia?, ¿sin prepararnos?, ¿sin reservas de medios de protección y diagnóstico?, ¿sin adoptar medidas preventivas para preservar la salud? No es que nos ha cogido con el “paso cambiado”, es que estábamos en “descanso a discreción”. No sé si es condición humana o defecto español pero somos capaces de reaccionar ante una desgracia dando lo mejor de cada uno, pero no somos capaces de prepararnos y prevenir la catástrofe o minimizar las consecuencias.
  • Improvisación. Una vez que la realidad se ha impuesto, hemos actuando improvisando. Las ideas parecen más bien ocurrencias y las contradicciones se producen en la misma frase, llevando al ciudadano a la desconfianza. Una de las claves para gestionar una crisis es transmitir confianza y esto es solo posible diciendo la verdad, aunque a veces no pueda ser toda.
  • Mala gestión. No se puede saber de todo y el responsable de tomar decisiones debe contar con asesores expertos. Si esto es cierto y necesita asesoramiento, no es menos cierto que debe tener algún conocimiento de los temas a tratar, ya que en otro caso no sabrá discernir y se dejará asesorar por “los pelotas” o “los encantadores de serpientes”. Desde mi punto de vista puede ser una buena idea centralizar la dirección pero había que haber dejado descentralizada la ejecución dado que es más ágil y a nivel periférico tenían la experiencia a este nivel.
  • No contar con un buen sistema sanitario. La asistencia y los profesionales pueden ser buenos y el sistema no funcionar como ha ocurrido. El “sistema” es más amplio que la asistencia sanitaria y comprende un gran número de actividades. Debemos dejar de ser autocomplacientes y hacer una crítica al sistema, no pensando que nuestro sistema de salud es el mejor, que no lo es, a las pruebas me remito. Hay que hacer una revisión en profundidad teniendo en cuenta que tiene que ser desde dentro, liderada por profesionales  y que la gestión no puede estar en manos de aficionados.

SANIDAD MILITAR EN 1992. MISIONES INTERNACIONALES. SISTEMAS DE EMERGENCIA

Recuerdo que en 1992, las Capacidad de Apoyo Sanitario Militar en nuestro Ejército, era prácticamente cero, como consecuencia de un largo periodo de tiempo sin conflictos, que hacía no se sintiera la necesidad de un apoyo sanitario potente o cuanto menos adecuado y a la integración de las Unidades de Sanidad en la estructura logística, lo que provocó que solo el nombre permaneciera, perdiéndose toda su utilidad. No hay nada más inútil que lo que no es útil. Y la estructura de apoyo sanitario era inútil. Hasta tal punto la situación era ésta, que en 1992 con la participación de nuestras FFAA en Misiones en el exterior hubo que diseñar unas Unidades sanitarias nuevas, que fueran eficaces y capaces de dar respuesta a las necesidades. Esto fue posible gracias a que aún quedaba algo de conocimiento en el personal del extinto Cuerpo de Sanidad Militar. Este conocimiento no sólo fue válido a nivel interno, fue el que se transmitió, coincidiendo en el tiempo, a las Instituciones de Emergencias civiles. LA MEDICINA SALÍA A LA CALLE. El concepto era y es, acercar el tratamiento al herido y/o enfermo, llevar el tratamiento al herido, no el herido al tratamiento. El concepto y los procedimientos los asumieron y perfeccionaron con tan buenos resultados que hoy esas instituciones son las más valoradas por el ciudadano y solo como ejemplo han bajado la mortalidad por accidentes de tráfico en un 58%. Nosotros, Sanidad Militar, hemos abandonado y olvidado estos principios, cambiando el concepto e invirtiéndolo, con la creencia totalmente errónea, desde el punto de vista  militar y de emergencia, de “los médicos a los hospitales”. Si no acercamos el tratamiento, no podremos actuar y disminuir “la muerte evitable” ni  conseguiremos el éxito ante las patologías “tiempo dependientes”.

Hay tres situaciones, tanto en el ámbito civil como en el militar, sobre las que si no actuamos en un plazo inferior a 10 min, “minutos de platino”, la muerte se producirá inevitablemente y son; la hemorragia exanguinante, la obstrucción de la vía aérea y “la muerte eléctrica” por enfermedad cardiaca. Son situaciones que solo se pueden solucionar “cara a cara”, “los helicópteros no curan”. Para conseguir el éxito necesitamos: llegar a tiempo, que depende de un despliegue adecuado de los medios, tener una rápida o inmediata capacidad de repuesta y una buena gestión de la evacuación, secundaria a una buena transmisión de la información que solo se consigue con los mejores medios de enlace, y a una formación técnica apropiada para la actuación en emergencias, que nos permitirá aplicar con éxito “MEDIDAS SALVADORAS DE LA VIDA” sobre el terreno. En caso de una situación de emergencia de tipo médico que nos afecte, todos esperamos la mejor y más rápida respuesta, ya que en esa “respuesta” va la vida. Muchos de los que me lean, lo habrán experimentado en su propia “carne”. También eso tiene que ser válido en Operaciones y es la razón de ser de la Sanidad Militar y debe ser la mayor preocupación del Mando a todos los niveles. Cómo decía Napoleón, “LA CALIDAD Y DURACION DE UN EJERCITO DEPENDE DEL CUIDADO QUE SE PONE EN CONSERVAR LA SALUD DE SUS BATALLONES.”

ATENTADO 11 DE MARZO Y LECCIONES APRENDIDAS

El 11 de marzo de 2004 se produjo un tremendo atentado en Madrid con 192 muertos y entre 1900 y 2050 heridos. La actuación del personal del sistema de  emergencias fue heroica y modélica, pero en conversaciones con los responsables del sistema en aquel momento y en manifestaciones públicas realizadas por ellos en distintos foros reconocen una serie de deficiencias, que han solucionado:

Necesidad de mando único, ahora hay un protocolo de incidente múltiple que contempla esta situación, pudiendo ser el Jefe del dispositivo; el de bomberos, el de policía municipal o el del SAMUR, el que asume la responsabilidad según la situación.

Necesidad de disponer de un PC (PUESTO de MANDO), avanzado y retrasado, con los actores definidos y adiestrados. A partir de entonces se diseñaron y entrenaron esas estructuras definiendo los actores.

Necesidad de controlar el escenario. Realizan ejercicios frecuentes y un gran ejercicio anual donde participan todos los posibles intervinientes, con el fin de que no sean “el desastre dentro del desastre”.

Necesidad de protocolos agiles de enlace y activación de las FFAA. Yo creo que si el EMAT (Escalón Médico Avanzado Terrestre) Unidad de Sanidad que en ese momento estaba: dotada, instruida y adiestrada, hubiera salido en Apoyo del SAMUR, con la Misión de estabilizar aplicando técnicas salvadoras de la vida y hacer cirugía de control de daños, el número de muertos hubiera sido como mínimo 50 menos. Se podían haber desplegado dos elementos quirúrgicos y cuatro de estabilización, además de otras capacidades y material. Ahora en teoría, se cuenta con mecanismos de activación agiles que solo se han puesto en marcha dentro del Territorio Nacional, con ocasión del Terremoto de Lorca.

Falta de formación en medidas de autoprotección y seguridad de movimiento en zonas de riesgo, por parte del personal. En la actualidad parte de las horas de formación obligatoria que recibe anualmente el personal de SAMUR las imparte la Brigada de Sanidad a fin de prepararlos en esos aspectos.

No hay duda que esas instituciones han aprendido y han ido adoptando las medidas necesarias para corregir y mejorar.

Nosotros no. Hemos ido terminando con todo lo que supone la razón de ser de la Sanidad Militar, que es preparase para actuar sobre una Fuerza en Operaciones y confundimos el “medio con el fin”. Si el hospital no es el “campo de maniobras” y se convierte en un fin en sí mismo no tiene utilidad militar, cualquier “hospital civil” puede hacer esa función que no es Sanidad militar, seria y es,  SANIDAD DEL MILITAR.

SANIDAD MILITAR ANTE LA EPIDEMIA

 Al llegar “el llorar y el crujir de dientes”, actual epidemia, Sanidad Militar se ve sorprendida, y no en buena situación por una serie de decisiones, como poco desafortunadas que la han conducido a una pérdida de capacidades que son vitales para el Ejército y la sociedad como por desgracia se ha demostrado, y lo que es peor, por haber perdido el concepto de cuál es su verdadero papel, todo ello unido a una gran desmoralización, causada por una serie de factores que analizaré en otro momento y que hacen que el capital humano se pierda, la “gente” no se va, la echan y eso hay que mirarlo, ya que compromete gravemente la capacidad operativa y puede condicionar el planeamiento militar. Un antiguo JEME dice que: “A LA GUERRA NO SE PUEDE IR SIN FUSIL, NI SIN MÉDICO”.

Si ha habido sorpresa y malas decisiones previas, teniendo tres meses desde que hay indicios de que algo puede pasar ¿cómo no se ha previsto nada para tener capacidad de respuesta? ¿No tenemos analistas? ¿No se les ha hecho caso?, esto se  debería explicar y deberíamos saber si la Jefatura de Sanidad Operativa está bien dimensionada y si su estructura es correcta. Si tiene el peso que debería tener para poder ejercer sus competencias, o se ve relegada, como si tuviera una función secundaria que puede asumir cualquiera. ¿Quién, asesora, quien hace el planeamiento, quien conduce, quien sostiene la Operación? desde el punto de vista sanitario. Llama la atención que el Mando Componente terrestre reconozca que el 70% de las Órdenes de Misión, en esta situación, sean de Sanidad y esta no aparezca, que las explicaciones las de personal sin preparación a tal efecto y que la ejecución la haga personal, en muchos casos, sin capacidad para mandar ni cualificado para las tareas que se le encomiendan. Por hacer una comparación y por tener cierto paralelismo por la importancia, necesidad y especificidad del trabajo, con transmisiones, la Jefatura de Sistemas de Información y  Telecomunicaciones de las FAS la manda un General y la de Sanidad un Coronel.  

La sanidad civil ha salido a la calle, han “descongestionado” y disminuido el stress del sistema sanitario, están clasificando y tratando fuera de los hospitales al uso, y con gran éxito, IFEMA y Hospitales de Campaña en todas las comunidades, “hoteles medicalizados” etc. En Sanidad Militar, “los médicos a los hospitales”, todos al Hospital Central de la Defensa. Alguien se equivoca y parece que los civiles han acertado.

Esa falta de previsión ante la amenaza sanitaria, ha cogido a la Brigada de Sanidad (BRISAN) sin capacidad de respuesta, por la situación de recortes en personal, material, mantenimiento, instrucción etc., como secuencia de la creencia  de que es menos importante para conseguir los objetivos generales que el resto del Ejercito, sin darse cuenta que “los muertos no ganan guerras”, por pensar que es logística y  que en Sanidad pueden mandar aficionados y además, se puede improvisar. Desgraciadamente la realidad ha demostrado lo contrario. ¿Se aprenderá?, no creo, pero por cada vida que se pierde hay un responsable.

Además lo poco que queda, desde mi punto de vista, ha sido mal empleado. Separando material y personal se han perdido capacidades. De haber desplegado el Hospital de Campaña, un hospital de verdad, que se podía haber hecho en dos o tres días, que hubiera entrado en eficacia bastante antes que el de IFEMA y hubiera podido actuar hasta que este hubiera estado totalmente operativo, o solapado con él, ¿cuántas vidas se habrían salvado? ¿Responderá alguien por ello?, no creo. Así mismo proporcionar Mando y Control, posibilidad de respuesta ante otra situación de Emergencia concurrente en el tiempo, clasificación, estabilización, desinfección y aplicación de plaguicidas en lugares habitados, aparte de en residencias de ancianos, gestión de recursos sanitarios, control de aguas y alimentos, control de impacto ambiental, apoyo a otras Unidades actuantes, producción de O2, control de residuos biológicos, descontaminación de personal lesionado y un largo etc., MISIONES de la BRISAN, que han sido desperdiciadas o mal aprovechadas, ¿Por qué? Alguien debería responder.

En fin, otro “Informe Picasso” es necesario. Solo la serenidad y la entrega se ha aprovechado bien pero, por ser inherentes al soldado de Sanidad.

No duden: que el tratamiento preciso se inicie lo antes posible, que la clasificación sea correcta, y se evacúe la baja sin agravar sus lesiones, es una labor que corresponde a un conjunto de personas, que tienen que estar entrenadas para desarrollar su trabajo en un medio hostil y asumiendo un importante riesgo físico. Hacer esto es muy fácil, “solo consiste en hacer a los militares médicos o a los médicos militares” es decir TENER, Y SABER MANDAR UNA FUERZA DE SANIDAD.

Todas las guerras deben darnos una lección. En caso contrario, han sido libradas en vano y quienes murieron en ellas lo hicieron por nada.  (El Puño de Dios. Frederick Forsyth)

COROLARIO:

Aprenda el Mando militar y los responsables políticos, prepárense, el escenario ha cambiado. El combate convencional, para el que hay que prepararse, difícilmente se dará. Al igual que nos preparamos, para el combate asimétrico, lo que nos espera ahora es más parecido a esto que estamos viviendo, el COMBATE HIBRIDO.

Aunque es negligente, en cualquier caso, no disponer de una Sanidad Militar fuerte y la mayoría de las veces lleva al fracaso, en estas situaciones mucho más. No cometan el error que han cometido con la Brigada de Sanidad. No improvisen, mantengan estructuras fuertes y preparadas, esto se va a repetir, por proceso natural o por “causa del enemigo”; estén preparados, no disminuyan la resistencia de las estructuras que van a soportar más carga.

Autor: General Médico Manuel Guiote Linares.


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