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Cuatro décadas de grandes cambios en las Fuerzas Armadas españolas

Revista Defensa nº 480, abril 2018

Muchas cosas han cambiado en las FAS (Fuerzas Armadas) españolas desde mayo de 1978, tanto en el concepto de uso y organizativo como, sobre todo, en el campo tecnológico, lo que ha conducido a una cada vez mayor especialización del personal, contribuyendo a la profesionalización de los ejércitos y la Armada.

El balance militar español de 1978 refleja que aquel año las FAS contaban con 309.000 efectivos, frente a los 120.000 de 2018. Tras este significativo descenso se haya el entonces servicio militar obligatorio, que duraba 18 meses y proporcionaba la espectacular cifra de 217.000 efectivos de tropa y marinería. Esos conscriptos se formaban como soldados en los múltiples CIR (Centro de Instrucción de Reclutas) y parte, una vez en los destinos, eran enseguida ascendidos a la graduación de cabo, tras los correspondientes cursos, e incluso una pequeña porción de ésos ascendían a cabo primero. Recordemos que en 1978 la población española era de 36.396.000 habitantes, frente a los actuales 46.549.000.

Durante la mitad del periodo histórico que recogemos, hasta su derogación por parte del Gobierno de Aznar en 2001, el servicio militar obligatorio fue básico para cubrir las necesidades de personal, que a partir de esa fecha se sustituyó con la figura del soldado profesional, lo que ha motivado mantener unas plantillas a veces más que ajustadas, pero que a la larga ha propiciado cambiar el concepto de cantidad por el de calidad. También en aquel año 1978 empezaba su andadura el Ministerio de Defensa de España, creado el 4 de julio de 1977, que hacía desaparecer los hasta entonces existentes del Ejército, Marina y del Aire, adaptándose las FAS españolas a la estructura conjunta que ya tenían la mayoría de los países europeos y la OTAN, Organización a la que España pretendía adherirse.

Todavía se tendría que esperar al 15 de junio de 1980, que fue cuando el entonces Gobierno de la UCD (Unión de Centro Democrático) hizo público que el año siguiente se iniciarían las negociaciones formales para incorporar a España a la Alianza Atlántica, lo que produjo un amplio rechazo de las pujantes fuerzas de la izquierda, encabezadas por el PSOE (Partido Socialistas Obrero Español), que a finales de 1982 ganaría las elecciones generales. Previamente, tras unas relativamente rápidas negociaciones, facilitadas por la larga alianza con Estados Unidos, que databa de 1953, España pasó el 30 de mayo de 1982 a ser el miembro número 16 de la Alianza Atlántica.

Como el ingreso contó con el rechazo de la izquierda española, en enero de 1986 el Gobierno, por entonces encabezado por el socialista Felipe González, convocó un referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN. Curiosamente, desde el aparato del PSOE se pidió votar a favor de continuar en la Alianza, a pesar de la militante oposición anterior, lo que motivó que el 12 de marzo, por un estrecho margen, ganase el sí. Según lo pactado en la pregunta del referéndum, España no se incorporó en ese momento a la estructura militar, si bien en 1997 el entonces Gobierno del PP (Partido Popular), liderado por José María Aznar, integró plenamente a la nación en la OTAN, sin apenas oposición social. 

Desde entonces España, a pesar del bajo presupuesto que destina a Defensa, se ha convertido en un fiable socio de la Alianza y la comunidad internacional por sus aportaciones militares a las misiones internacionales. Además, ya en el presente Siglo, se ha comprometido plenamente con las operaciones militares lanzadas por la UE (Unión Europea), como es el caso de las aeronavales, encabezadas por la EU NAVFOR (Naval Force) Atalanta, que se desarrolla en aguas del Índico; y la Sophia que tiene lugar en el Mediterráneo Central.

Igualmente. los intentos de estabilización de África, donde ha surgido un virulento terrorismo islámico, han motivado la presencia militar de la UE en el escenario, creándose las misiones multinacionales denominadas EUTM (European Union Training Mission), que actualmente forman a los ejércitos  de Somalia, Malí y la RCA (República Centroafricana), en las que participa España. En este campo de las operaciones internacionales, España, desde que participó en la Alfa-Kilo en el Kurdistán iraquí en 1991, ha ido aumentando la presencia de sus FAS y la Guardia Civil en estos despliegues, estando actualmente presente en 15 escenarios diferentes, con un total de 2.625 efectivos.

Ejército de Tierra

En 1978 el ET (Ejército de Tierra) contaba con 220.000 efectivos, frente a los 75.786 actuales, y su despliegue era principalmente territorial, dada la gran importancia de las regiones militares, al frente de las cuales estaban las respectivas capitanías generales. Esta organización fue mutando a la actual estructura, en la que sobresale la denominada Fuerza Terrestre, de la que dependen en torno al 70 por ciento de las fuerzas del ET, incluidas las dos divisiones existentes (en 1978 había cinco), que a su vez se estructuran en siete brigadas, recientemente adaptadas a la denominada plantilla de BOP (Brigada Orgánica Polivalente).

Foto: El ET incorpora sistemas de última generación, como el VERT de Navantia, que usa como plataforma el Uro VAMTAC ST5 (foto Ejército de Tierra).

La Brigada es el principal elemento de acción de la estructura del ET, según refería recientemente el actual JEME (Jefe de Estado Mayor del Ejército), el general de Francisco Javier Varela, que se plantea como objetivo una nueva transformación de éstas, principalmente tecnológico, que se denomina como plan Brigada 2035. También el JEME determinaba que la unidad experimental para esta transformación será la Brigada Alfonso XIII, II de la Legión, que alinea buena parte de los efectivos de esta mítica fuerza cuasi centenaria, creada en 1920 por Millán Astray y Francisco Franco, a la que nos hemos referido múltiples veces en la revista Defensa.                                                                                                          

Por razones principalmente geográficas, existen unas estructuras de mando en los territorios españoles del Norte de África (Ceuta y Melilla), y en Baleares, a través de la COMGECEU (Comandancia General de Ceuta),  la COMGEMEL (Comandancia General de Melilla),y la  COMGEBAL (Comandancia General de Baleares) respectivamente, que dependen de la Fuerza Terreste. Aparte está el  MCANA (Mando de Canarias), habiéndose reforzado recientemente las fuerzas en las Islas Afortunadas, ante los desafíos que proceden del cuasi fronterizo Sahel, mediante la incorporación de nuevos medios y unidades a la Brigada Canarias XVI. 

En lo que respecta al material y sistemas del ET, es donde el cambio desde 1978 ha sido más notable. Así, en lo que respecta a los carros de combate que, según el Balance Militar de aquel año,  eran 478 de los modelos medios americanos M-47 y M-48 y 200 ligeros M-41 y  los más modernos AMX-30, de diseño francés, que en 1978 sumaban 200, ya no queda ninguno en servicio. Así actualmente la institución tiene un material de primera línea, como son los poco más de 200 Leopardo 2E. La calidad del sistema y la cualificación de los profesionales que los manejan y, sobre todo, de los que les dan mantenimiento y sostenimiento han posibilitado el despliegue de varios en Letonia, en el marco de una exigente misión de la OTAN.

Foto: Los obuses OTO Melara Modelo 56 de 105/14 mm, unos veteranos sistemas ya en su fase final de vida operativa (foto Ejército de Tierra).

Esta magnífica flota de blindados requerirá próximamente una modernización, principalmente de sus sensores y sus complejos sistemas. Además, el ET cuenta con poco más de medio centenar de Leopard 2A4, una versión más antigua, pero que completa dignamente el parque de carros de combate, o MBT (Main Battle Tank) como los designan en la OTAN. A finales de los setenta se contaba con los vehículos ligeros de ruedas 4x4 AML-60/90 y en el campo de los transportes acorazados había 400 TOA (Transporte Oruga Acorazado) M-113. Este material se reforzó a principios de los ochenta con los por entonces muy modernos 6x6 BMR (Blindado Medio de Rueda), a los que debería haber sustituido ya el 8x8 VCR (Vehículo de Combate de Ruedas), pero, como otro equipamiento fundamental, su adquisición se ha retrasado por la dura crisis económica que afectó España a partir del año 2007.

La artillería antiaérea y de costa era todavía más que veterana en 1978, ya que aún quedaban en servicio muchas unidades del mítico cañón de 88 mm., un diseño de origen alemán ampliamente utilizado en la II Guerra Mundial (SGM) y cuyas primeras unidades habían llegado a España durante la Guerra Civil que sufrió entre 1936 y 1939. Además, a finales de los ochenta el ET contaba con múltiples baterías fijas de costa de la firma Vickers de 152,4/50  mm., fabricadas bajo licencia en España; y los gigantes de 381/45 mm., que se habían adquirido a Gran Bretaña en los años veinte del Siglo pasado.

Respecto a misiles antiaéreos, existían varias baterías de Nike Hercules y Hawk, adquiridas a Estados Unidos, un material muy moderno para la época. De hecho actualmente todavía quedan en servicio los Hawk, que han sido, obviamente, modernizados. Actualmente el ET opera un amplio parque de sistemas de misiles, que van desde los de largo alcance norteamericanos Patriot a los de corto MBDA Mistral, pasando por los medios NASAMS (Norwegian Advanced Surface to Air Missile System), material que en general necesita afrontar una modernización.                                                                                                              

Respecto a los misiles anticarro, en 1978 diponía del sistema norteamericano Cobra y el europeo MBDA Milan, que han sido plenamente sustituidos por el Rafael Spike, un moderno diseño israelí, aunque construido en España. También subsisten, en reserva, algunos lanzadores ligeros TOW-LWL (Light Weight Launcher),  además  de los BGM-71 TOW 2A, que se empezaron a recibir a partir de 1996, de los que parte están montados en vehículos de combate, como los BMR y M-113 y los ligeros 4x4 VAMTAC (Vehículo de Alta Movilidad Táctica) que fabrica la empresa española Urovesa.

La artillería de campaña se basaba en varios sistemas remolcados y ATP (autopropulsado), principalmente norteamericanos, como el de 155 mm., incluida su versión ATP M-109A, que todavía está en servicio.  Los que  ya no están operativos son los obuses de diseño soviético M1931/37 de 122 mm., que mantuvo entre 1943 y principios de los años noventa.

Foto: El esperado VCR (Vehículo de Combate Ruedas), que se basará en el 8x8 “Piranha V” (foto GDELS).

Las por entonces incipientes FAMET (Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra) estaban equipadas con helicópteros de diseño y origen norteamericano, como eran los Bell UH-1B/H Huey y Agusta Bell AB-206, siendo la más potente aeronave ya por entonces el Boeing CH-47 Chinook, de los que se utilizaba 6 de su versión C. El único material de origen francés era 1 Alouette III, que se cedería posteriormente al Ejército del Aire, a cambio de los AB-206, en lo que constituyó una incipiente estandarización de los medios, cuando todavía los ejércitos y la Armada se equipaban individualizadamente. 

Todavía estábamos muy lejos de las compras centralizadas a través de los programas que gestiona actualmente la DGAM (Dirección General de Armamento y Material), que, aunque creada de la mano del Ministerio de Defensa en 1977, no potenció sus competencias hasta la Ley Orgánica 5/2005, que amplió mediante la 244/2014. Un claro ejemplo de estos programas es el del helicóptero multipropósito de las Fuerzas Armadas, que ha posibilitado a las FAMET dotarse de sus primeros Airbus Helicopters NH90 y que en el futuro también suministrará este sistema de última generación al Ejército del Aire y la Armada.

La Armada

La también centenaria fuerza naval militar española contaba en 1978 con 48.000 efectivos, frente a los 20.505 actuales, incluyendo en ambos casos a los infantes de Marina. La clave, una vez más, eran los 30.000  de recluta obligatoria con los que disponía por entonces la Armada. Respecto al material, los programas de  ayuda norteamericana, o Security Assistance Program y MAP (Military Aid Program), propiciaron entre finales de los cincuenta y los años setenta una muy necesaria renovación de sus navíos. En 1978 el fundamental campo de los barcos de escolta se sustentaba principalmente en la decena de destructores de las clases Fletcher y Gearing procedentes de los excedentes de la US Navy, a los que se sumaban las unidades de la Clase Oquendo, un diseño español no demasiado afortunado, que propició que las 3 unidades construidas tuvieran una corta vida operativa.

Entre 1973 y 1976 se habían incorporado 5 modernísimas fragatas de la Clase Knox, también basadas en un diseño norteamericano, pero en este caso ya fabricadas en Ferrol (La Coruña) por la Empresa Nacional Bazán (ENB), hoy Navantia. Estos modernos buques, que contaban con lanzadores de misiles antiaéreos SM-1MR y antibuque RGM-84 Harpoon, fueron fundamentales para la adaptación de la industria naval española a las más modernas tecnologías navales.

Foto: El actual buque insignia es el LHD “Juan Carlos I”, que fue entregado por Navantia en 2010 (foto Armada).

También en noviembre de aquel mismo año se incorporó la primera de las 8 corbetas previstas de la Clase Descubierta, que en este caso era un diseño español, si bien al final las 2 últimas tras construirse se vendieron a Egipto. De los excedentes de la US Navy estaba aquel año el portaaeronaves Dédalo (R-01), que era el antiguo USS Cabot; y 4 veteranos submarinos, 1 de la Clase Balao y 3 de su versión modernizada Guppy IIA, que fueron reforzados por 4 mucho más modernos de diseño francés de la Clase Daphne, aunque de construcción española, que aquí se bautizaron como Clase Delfín.

Todavía en 1978 quedaban algunos navíos de diseño alemán, como los cazaminas de la clase M-10 Guadiaro, y 2 lanchas torpederas procedentes de la época de la SGM. La flota de MCM (Medidas Contra Minas) se complementaba con los también muy veteranos dragaminas con cascos de madera de varios tipos entregados por la US Navy y que la Armada denominó genéricamente como de la Clase Nalón. Actualmente la institución cuenta con 6 modernos cazaminas de la Clase Segura, que puntualmente son reforzados con un buque de mando y apoyo, en concreto con uno de los BAM (Buques de Acción Marítima), a falta de un previsto navío específico.

La Armada en estos cuarenta años ha contado con la ventaja, de cara a su moderno reequipamiento, de disponer de una de las principales industrias navales del mundo, encabezada por la ENB (Empresa Nacional Bazán), luego llamada Izar y finalmente Navantia. El momento clave de esta época fue la puesta en marcha de la construcción de las fragatas Baleares, un diseño foráneo muy adaptado a las necesidades de la Armada, y el de las corbetas Descubierta. Posteriormente  se  construyeron y entregaron entre 1986 y 1994 las fragatas de la Clase Santa María, basadas también en el diseño de norteamericano de las Oliver H. Perry, pero cada vez con más variaciones locales y, sobre todo, incorporando un número creciente de sistemas españoles. Paralelamente, en aquella década de los ochenta Bazán hizo el portaaeronaves Príncipe de Asturias (R-11), que en 1989 sustituyó al vetusto Dédalo.

La alianza de la Armada con la empresa naval abrió además una importante vía de exportación y un fortalecimiento que posibilitó construir navíos cada vez más complejos, como fueron los 4 submarinos de la Clase Galerna, entregados entre 1983 y 1986, de los que actualmente quedan 3 en servicio. Su vida operativa se ha tenido que extender más de lo previsto, dado que el modelo que le dará relevo, el S-80 Plus o Clase Isaac Peral, un diseño 100 por ciento de Navantia, que incorpora sensores y sistemas de combate de Lockheed Martin, se retrasa demasiado, si bien está previsto que a finales de 2021 o 2022 se entregue el primero.

También Navantia ha reequipado a la Armada con 4 de las excepcionales fragatas del tipo F-100,  que fueron entregadas entre 2002 y 2006, lo que permitió dar de baja a las 5 Baleares. Posteriormente se construyó una quinta mucho más evolucionada, la Cristóbal Colón, que motivó denominarla como de tipo F-105, que incorpora como sus hermanas el sistema Aegis de Lockheed Martin, que el departamento de ingeniería de Navantia logró montar en estos navíos, que son menores que los destructores de la US Navy de la Clase Arleigh Burke que lo integran. 

Foto: Un carro de combate “Leopardo 2E” realizando ensayos de desembarco desde las LCM-1E de la Armada (foto Ejército de Tierra).

El reequipamiento en el caso de los navíos anfibios se sustentaba en 1978 con unos pocos veteranos medios de la US Navy, que fueron significativamente reforzados con la entrega en 1980 de 2 LPA (Landing Platform Amphibious) de la Clase Paul Revere, bautizados como Castilla (L-21) y Aragón (L-22). La L de Landing se usó para adaptarse a la codificación de la OTAN. Pero la larga tradición de la Armada de disponer con medios para proyectar su Infantería de Marina, la más antigua del mundo,  llevó a Navantia a diseñar, junto a Países Bajos, un puntero navío LPD (Landing Platform Dock). Este último proyecto dio lugar a la entrega del Galicia (L-51) en 1998 y el Castilla (L-52) en 2000, retirando los veteranos LPA.

A estos magníficos medios se sumaría en 2010 el LHD (Landing Helicopter Dock) Juan Carlos I, que es el actual buque insignia y permitió a Navantia exportar 2 unidades similares a Australia, fórmula de éxito que se repitió con la firma con el mismo cliente para proporcionarle 2 navíos logísticos de combate, basados en el BAC (Buque de Aprovisionamiento en Combate) Cantabria (A-15), que se entregó a la Armada en 2010. Los barcos construidos por Navantia han sido básicos para la renovación de los medios de la Armada que, a falta de la entrega de los submarinos S-80 Plus, se puede asegurar que en estos cuarenta años se ha convertido en una de las más punteras del mundo.

El Ejército del Aire

El Ejército del Aire contaba en 1978 con 41.000 efectivos y actualmente son 20.526, si bien en aquella época sumaban unos 9.000 conscriptos, por lo que la institución castrense era la que tenía más profesionales, ya que el número de soldados de reemplazo era el menor, tanto cuantitativa, como, sobre todo, proporcionalmente, ya que representaba el 21,95 por ciento, frente al 80,90 del ET y del 62,5 de la Armada. Ya por entonces el Ejército del Aire, tras dejar de tener su propio Ministerio el año anterior, estaba estructurado en criterios no territoriales, sino funcionales. Así, contaba con la Fuerza Aérea y su apoyo representado por la Logística Aérea, ambas bajo el mando del JEMA (Jefe de Estado Mayor del Aire).

La Fuerza Aérea estaba constituida por el MACOM (Mando Aéreo de Combate), el MATAC (Mando Aéreo Táctico), el MATRA (Mando de Transporte) y una única estructura territorial, el MACAN (Mando de Canarias). La punta de lanza la formaban en mayo de 1978 las unidades adscritas al MACOM, dotadas de relativamente modernos aviones de combate, como los 35 cazabombarderos McDonnell Douglas F-4C Phantom II del Ala 12, que tenía sede en la Base Aérea de Torrejón (Madrid). En la ya desaparecida Base Aérea de Manises (Valencia) el Ala 11 operaba con dos escuadrones de Mirage III, en concreto 24 monoplazas EE y 6  biplazas DE. Un poco más al Suroeste, en Albacete el Ala 14 empezaba a equiparse con los modernísimos Mirage F1CE y biplazas BE, de los que ya contaba con más de una quincena.                                                                                                                  

Respecto al MATAC, en la Base Aérea de Morón (Sevilla) estaba el desaparecido Ala 21, que  tenía en servicio 25 Hispano Aviación HA-220 Super Saeta, un desarrollo español que por entonces ya estaba desfasado; y con 40 aviones de ataque y reconocimiento Northrop (ahora Northrop-Grumman) F-5A y RF-5A Freedom Fighter, que habían sido montados bajo licencia en España por Construcciones Aeronáuticas, S.A. (CASA). Un poco más al Sur, en la Base Aérea de Jerez (Cádiz), se asentaba el Ala 22 con una flota de por los entonces más que aceptables aviones de patrulla marítima y lucha antisubmarina P-3 Orion.   

Foto: El “Eurofighter” se va convirtiendo progresivamente en la espina dorsal de la aviación de combate del Ejército del Aire (foto Julio Maíz).                                                                                                                            

En total en 1978 la institución castrense contaba con 157 aviones de combate, una cifra un poco mayor de la que tiene en 2018, unos 140, si bien el salto tecnológico ha sido espectacular, ya que alinea más de 80 McDonnell Douglas (Boeing) EF-18M y F/A-18A+ y unos 60 Eurofighter, surgidos de un programa multinacional europeo del que España es socio, por lo que los aparatos del Ejército del Aire han sido construidos en la planta de Airbus Defence and Space (DS) de Getafe (Madrid).

En el campo de la aviación de transporte, el MATRA contaba en 1978 con los CASA C207A/B Azor y los canadienses De Havilland DHC-4 Caribou, que se compraron de segunda mano a la US Air Force. No olvidemos que por aquella época la USAF tenía una gran presencia en las bases aéreas de Torrejón y Zaragoza, de las que se retiró en 1992; y en la de Morón, en la que todavía continua, junto a la de Rota (Cádiz), que depende de la US Navy. Estas instalaciones son unas piezas básicas de los despliegues continentales de los Estados Unidos, sobre todo de cara a la lucha contra el terrorismo islámico.

Volviendo a los transportes del Ejército del Aire, ya en 1978 se contaba con un versátil diseño local, el CASA C212 Aviocar, del que la institución llegó a poseer 80, adquiridos entre 1974 y 1984. Apenas quedan cerca de 20 en servicio, de los que la mayoría, una decena, están asignados al 721 Escuadrón, que forma parte de la EMP (Escuela Militar de Paracaidismo) que tiene sede en la Base Aérea de Alcantarilla (Murcia). Además opera 4 del SVA (Servicio de Vigilancia Aduanera), adscrito al Ministerio de Hacienda, que es el propietario de estas aeronaves biturbohélices, para detectar principalmente las embarcaciones destinadas al contrabando y al narcotráfico.

Foto: Con el siglo XXI llegaron los RPAS. Curiosamente el Ejército de Tierra fue el primero en incorporarlos (foto Ejército de Tierra).

El otro aparato de transporte todavía en servicio, con el que estaba dotado el Ejército del Aire en aquellos años, era el mítico Lock­heed Martin C-130H Hercules y la versión de reabastecimiento en vuelo, KC-130H. En septiembre de 1978 se creó el nuevo Ala 31, que integró el 301 Escuadrón que operaba los 7 entregados en aquella fecha, mientras que otros 5 estaban encargados. Siempre con sede en la Base Aérea de Zaragoza, el Ala llegó a incorporar 13 Hercules, que hasta 2016 no se empezaron a relevar con los nuevos Airbus DS A400M, de los que hasta ahora hay 2, incluido el primero con capacidad de reabastecimiento en vuelo, denominado por la Institución como TK.23.

En total la Unidad tiene previsto incorporar 14 Airbus DS A400M, con los que se darán de baja progresivamente la decena de Hercules que todavía cohabitan con ellos, cuya línea de ensamblaje final, o FAL (Final Assembly Line), se encuentra en San Pablo (Sevilla). En esta  misma planta hispalense se construyeron y entregaron al Ejército del Aire, entre finales de los ochenta y los primeros años del actual siglo, 20 CN235 y 13 C295. De los primeros, 8 los transformó Airbus DS a la versión VIGMA (Vigilancia Marítima), mientras que otros 8 dotan a la Escuela de Transporte, sita en la Base Aérea de Matacán (Salamanca).

De los 4 restantes, 2 se adaptaron para realizar misiones de reconocimiento fotográfico, mediante la instalación de una cámara y la correspondiente compuerta en la parte  inferior del fuselaje; y los 2 últimos se vendieron a Jordania, que los convirtió en Estados Unidos a cañoneros. En lo que respecta a los C295, se han convertido, junto a los Hercules, en los caballos de batalla del Ejército del Aire para realizar operaciones tácticas y últimamente los del 353 Escuadrón han desarrollado la capacidad de operaciones especiales, o SAO (Special Air Operations).

Mútiples tareas

En lo que respecta a las unidades de búsqueda y salvamento, ya existían los actuales 801, 802 y 803 Escuadrón, que utilizaban material norteamericano, en concreto 17 helicópteros Agusta Bell AB-205 y 206 y 5 aviones anfibios Grumman HU-16 Albatross. Actualmente el SAR (Search And Rescue) cuenta con  una decena de aparatos de ala rotatoria Airbus Helicopters AS332B Super Puma, que muy recientemente han sido reforzados con otros 3 modernos AS332 C1e destinados al 802 Escuadrón de la Base Aérea de Gando (Gran Canarias). En lo referente al ala fija existen los referidos CN235 VIGMA, que la Institución denomina D.4, que, además, cubren misiones internacionales en las operaciones Atalanta y Sophia, desde las Bases Aéreas de Yibuti (Cuerno de África) y Sigonella (Sicilia), respectivamente.

En lo que respecta a VIP, en 1978 se utilizaban 2 Dassault Falcon 20 y en mayo de aquel año se compró a Iberia un McDonnell Douglas DC-8 para las misiones de largo alcance, al que se sumó otro más posteriormente. En 1983 se adquirió un trirreactor Falcon 50, que junto a varios Falcon 20 adicionales formaron el material del 401 Escuadrón, que en febrero de 1987 pasa a denominarse 45 Grupo de Fuerzas Aéreas. En abril de 1988 se recibió otro mítico aparato de segunda mano, el Boeing 707, que, tras adaptarles dos pods de la empresa Sargent Fletcher (actualmente integrada en la británica Cobham), permitieron efectuar misiones de reabastecimiento en vuelo. También aquel año en el  mes de abril se adquirió el primer Falcon 900.

En 2002 se inició la compra de 2 aviones Airbus A310 adaptados a configuración VIP, que recibió el Grupo a finales de 2003 y principios de 2004. También obtuvieron 3 Falcon 900 más, enajenando como parte del pago 1 Falcon 20 y el 50. La Instrucción 191/2004 de 2 de noviembre del JEMA (Jefe del Estado Mayor del Aire) determinó la creación del 47 Grupo Mixto de Fuerzas Aéreas, lo que supuso la reorganización del 45 Grupo. Así, la unidad quedaba reducida a un único Escuadrón de Fuerzas Aéreas, el 451, equipado con los 2 A310 y 5 Falcon 900 y tanto los Boeing 707 como los Falcon 20 de calibración de radio ayudas fueron transferidos al 47 Grupo, que sumó el Centro de Inteligencia Aérea y los aparatos de su 408 Escuadrón de Fuerzas Aéreas, 1 707, 2 Falcon 20 y 2 C-212, configurados para misiones de guerra electrónica, o EW (Electronic Warfare).

Foto: Columna de medios logísticos del ET en Letonia, cuya importancia ha ido en constante aumento (foto Ejército de Tierra).

Respecto al material de enseñanza, que en 1978 dependía de la Logística Aérea a través del MAPER (Mando de Personal), se utilizaban todavía aviones muy veteranos, como 80 aparatos de motor de explosión North American T-6D Texan y 25 Beechcraft T-34A Mentor, además de unos 40 reactores Lockheed T-33A  Shooting Star. El MAPER contaba con  material más moderno como los C212 y los reactores biplazas F-5B asignados a la Escuela de Reactores, la actual de Caza y Ataque, sita en Talavera la Real (Badajoz), que sigue utilizando ese mismo material debidamente modernizado. 

En lo que respecta a la Escuela de Helicópteros, que en 1978 estaba todavía en la madrileña Base Aérea de Cuatro Vientos, disponía de 28 vetustos Agusta-Bell 47 y 3 modernos AB-205. En 1980 se trasladó el centro docente a la Base Aérea de Armilla (Granada), donde se creó el Ala 78, que fue cambiando su material por los elegantes Sikorsky S-76, de los que 8 llegaron a principios de los años noventa; y, ya a principios de este siglo por 15 modernos Airbus Helicopters H120 Colibri.


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