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Crónica de un juicio retrasado por una pandemia y su relación con una permuta de armas y la Artillería salvadoreña

A mediados de febrero debía haberse llevado a cabo el juicio contra el general Atilio Benítez, vice-ministro de Defensa salvadoreño entre 2009 y 2011 y Ministro de Defensa entre noviembre de 2011 y 2013. Pero la pandemia empujó los procedimientos, primero a mayo de 2020 y hoy indefinidamente pospuestos debido a la expansión de la emergencia causada por el Covid-19.

La saga del general Benítez comenzó cuando la Fiscalía General de la República comienza la instrucción de una causa por 15 casos de comercio ilegal de armas en 2019.  La Cámara que lo procesó decidió sobreseerlo por siete de los casos y procesarlo por los de supuesto comercio ilegal y depósito de armas, actos arbitrarios, peculado y estafa.  Benítez, un general especializado en Artillería,  está también vinculado a una controvertida permuta de armas, que comienza en 2012, cuando la Fuerza Armada de El SAlvador (FAES) buscaba canjear 14.930 fusiles y subametralladoras (incluidas G3, MP5, FMK-3 y otras), por cuatro obuses M-71 de 155mm/L39. 

En el año 2012, la Artillería salvadoreña contaba con ocho M101A1, adquiridos en 1955, veinticuatro M102, entregados entre 1983-84, todos de 105mm y 3 veteranos M116 de 75mm, recibidos en 1954.  Había también dieciocho Zastava M56, entregados entre 1976 y 1979 desde la ex Yugoslavia.  Estos obuses yugoslavos habían dejado de funcionar debido a la falta de repuestos y mantenimiento, lo que pudo haberse solventado con la ayuda de Guatemala, pues ese país recibió 56 Zastava M56, mantenidos por el Servicio de Material de Guerra. 

Pero Benítez quería su remplazo, así que en 2013 Defensa acordó entregar todas las armas livianas por  dos cañones repotenciados provisto por la compañía Centrum. Fue así como los dos M-71 se adquirieron por 1,7 millones de dólares, y la transacción global tubo un coste de 2.014.641 de dólares, ya que se debió sumar el IVA que Centrum pagó a Hacienda. 

El armamento llegó a Acajutla en 2016, momento en que Aduana extendió un “acta provisional de entrega” y no es hasta el año 2018 que llegan a la Brigada de Artillería, momento en que Defensa entregó el finiquito respectivo a la empresa intermediadora.  El asunto es que cuando se trató de probarlos, ya en 2019, a  los cañones  les faltaban piezas y se carecía de munición para su uso, rindiéndolos inservibles, y consecuentemente destapando el escándalo. 

Insólitamente, trasciende hoy que los EE. UU. puede haber entregado, o está por entregar, hasta doce obuses M198. EE.UU puso a disposición de El Salvador cuatro obuses M198 de calibre 155mm/L39 en febrero del 2015, junto con 32 camiones M923A2 y 9 M925A3 de transporte y carga, y 11 M932A2 y 2 M931A1 tractores.  Los camiones se recibirían, pero no los M198.  Sin embargo, otros ocho M198 fueron puestos a disposición de la FAES en julio del 2017, pero no sería hasta noviembre de 2018 cuando viajarían los coroneles de Artillería Oscar Antonio Morales Peñate, Edgard Enrique Anaya Lara, y Héctor Manuel Alas Lúquez, el mayor de artillería Werner Antonio Rodríguez Romero, y el sargento 1º Luis Alonso López Sánchez para inspeccionar los doce obuses pendiente su entrega, posiblemente en 2020.  

Con ello, los M-71 podrían pasar a ser operaciones finalmente, pues usan miras y municiones comunes a los M198.  Por otro lado, esto solo constata que se hizo un negocio mal hecho, pues no solo se entregó un producto incompleto, sino igualmente innecesario.  Se admite que 4 M-71 hubiesen complementado el cuadro de 16 piezas necesarias para equipar cuatro baterías, lo que evidencia hoy un faltante por dos piezas más.

Otro pulsante de este asunto es que, al parecer, los M-71 llegaron junto con dieciocho Oto Melara M56 de 105mm.  Contemporáneos a los M102 y Zastava M56, y hasta cierto punto inferiores, los Oto M56 no contribuían en nada al alcance y poder de fuego del que ya gozaba la artillería salvadoreña.  Además, ¿por qué no hacerse de más M-71?  Es así como en mayo del 2019 se autorizaba el viaje del subteniente Marco Antonio Mancía Hernández, y los sargentos José Israel López López, José Eduardo Padilla Mendoza, Josué Noé Córdova Lúe, Roberto Arévalo Solís, Saul Arévalo Solís, Saul Alberto Paiz Pérez y los cabos Eduardo Efraín Trampa Pinte y Nelson Iván Asencio Mendoza.  Todos viajaban para recibir entrenamiento en México en el uso de la pieza Oto Melara M56. 

Anotamos que el Comando de Apoyo Logístico (CALFA) restauró uno de los Zastava M56, calculando poner los 18 a punto por unos 55.000 dólares, una fracción del precio de un Oto M56 usado.  Similarmente, el CALFA puso al punto los ocho M101.  Todo esto dotaba al CALFA de la capacidad de poner tanto a los Zastava M56 como a los veteranos M101A1 al estándar A2, dotándoles de un calibre 105/L33mm, para darles un alcance de los 18km.  El Oto M56 de calibre 105/L14mm tiene un alcance de 10km; el M102 es de calibre 105mm/L32 con un alcance de 11,5km; el M101A1 de 105mm/L22 alcanza los 11,2Km, y el Zastava M56 de 105mm/L28 dispara hasta los 14km.  El apoyo al CALFA hubiese significado no sólo un ahorro al gasto en formación y materiales, sino que también hubiese fomentado la mano de obra e industria interna.

Brigada de Artillería

En 1908 la Artillería salvadoreña se organiza en un Regimiento de dos Grupos, y permanece en esa forma hasta los años 60.  En 1950, el Tte. Cnel. Oscar Osorio contrata una misión militar chilena para establecer la Escuela de Guerra, y adquiere en EE. UU doce M116 de 75mm, que llegan en 1954, y ocho M101 105/22mm, que llegan en 1955.  La Brigada Oscar Osorio se constituye en 1976, trasladándose desde el Cuartel El Zapote hasta el Cuartel de San Luis Obispo. 

Un detalle publicado por el mayor del US Army Alfred A. Valenzuela, en el Diario de Artillería de Campo, edición de enero-febrero 1987, especificaba que para mediados de la década de los 80, la Brigada de Artillería salvadoreña tenía un pie de fuerza de 1900 hombres, distribuidos en 11 baterías de fuego que formaban 3 batallones de artillería de campo, con otras seis baterías asignadas a cada una de las brigadas.  Dentro de la orgánica de la Brigada también había un batallón de defensa aérea con 20 piezas Zastava M55 de 20mm y uno de defensa de base con 12 morteros checoslovacos de 120mm.  No se mencionan los Zastava UBM-52. 

Se ha supuesto siempre que los morteros de 120mm operacionales desde la década de los 70 trataba de modelos Zastava yugoeslavos, pero el dato de Valenzuela sugiere que eran morteros 120-PM-43 hechos en lo que era Checoslovaquia.  El 120-PM-43 es una variante del mortero M1943, también conocido como SAMOVAR.

Hoy, la Brigada se compone de dos batallones de artillería de campo, cada uno con tres baterías y un total de 18 obuses, y un batallón de defensa aérea con una batería de 6 piezas TCM-20 y otra de 6 M55A2.

Fotografía: Obús M102 en prácticas de tiro (FAES)

Pieza M55A2 de 20mm (FAES)

Un obús de 155 M198 en manos del Ejercito hondureño, que posee 4 (USAF - Destinee Sweene)

Piezas Oto M56 en El Salvador (J. Montes)

Obús M71 en El Salvador (J. Montes)

Obús Zastava M56 salvadoreño (J. Montes)

Mortero de 120mm en El Salvador (J. Montes)


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