A petición del Tribunal de Cuentas brasileño, el Ministerio Público Federal abrió una investigación en Brasilia sobre un contrato por valor de 12.500 millones de dólares destinado a la construcción de las instalaciones y el astillero que será utilizado para montar el submarino de propulsión nuclear y otros sumergibles, derivados de la clase Scorpene.
El promotor Iván Marx ya ordenó la respectiva investigación policial y se reunió con los auditores contables, siendo informado de otra investigación simultánea en curso en el Ministerio Público Militar y programando una inspección ocular. Marx requirió al Ministerio de Asuntos Exteriores entregar todos los telegramas intercambiados entre las embajadas brasileñas y francesas relacionadas con la compra de submarinos a DCNS y la contratación, sin licitación, de Odebrecht para construir el astillero donde serán ensamblados. Este contrato contempla la construcción de un astillero en Itaguaí, Río de Janeiro, cuatro submarinos diésel eléctricos y un submarino nuclear, con sus entregas varias veces postergadas.
En agosto de 2015, el Tribunal de Cuentas (TCU) identificaba a través de una auditoría confidencial, un sobreprecio de 155 millones de dólares en la construcción de la Base Naval y el astillero , llamando a la Policía Federal, a los fiscales federales y otros órganos federales para investigar posibles irregularidades en el programa. Los proyectos están siendo construidos por Odebrecht, grupo contratista investigado y con varios ejecutivos procesados por corrupción , evasión de divisas, organización criminal y lavado de dinero Según el tribunal, la cantidad a pagar por las obras ha aumentado al menos un 60% desde 2008.
DCNS, como asociada exclusiva para estas obras, designó a la controvertida firma Odebrecht como socia y única "calificada" técnicamente, incluso sin que la misma , aunque con un amplísimo curriculum internacional, demostrase una experiencia destacable en el área militar naval. El grupo francés también disputa la prácticamente postergada modernización del vetusto y escasamente utilizado portaaviones A-12 Sao Paulo, cuya viabilidad está en duda. (Javier Bonilla)