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Kosovo, una mirada veinte años atrás

El 30 de julio de 2009 se puso punto y final de manera oficial a la presencia militar española en Kosovo, aunque hasta finales de septiembre de ese mismo año aún permanecerán en la zona una pequeña Unidad de Apoyo al Repliegue, encargada del cierre de las instalaciones y de todas las tareas administrativas, y algunos oficiales destinados en los cuarteles generales de la Brigada Multinacional Oeste (MNB W) en Pec y de la propia KFOR, en Pristina. Con esa fecha se dieron por finalizadas las actividades operativas de las unidades españolas sobre el terreno.

Con anterioridad, el 19 de marzo, la ministra de Defensa, Carme Chacón, había anunciado el repliegue gradual y escalonado del contingente español. Durante más de diez años, 23 agrupaciones españolas han contribuido de forma sobresaliente a la paz, la estabilidad y la vuelta a la normalidad de una región que fue devastada por la guerra. Es el momento de volver la vista atrás y hacer un pequeño recordatorio de cómo se materializó el despliegue de la primera unidad del Ejército de Tierra, allá por junio de 1999.

Explicar la historia del conflicto de Kosovo, además de ser sobradamente conocida, excedería el objetivo y el espacio disponible para este artículo. Sin embargo, para enmarcar las acciones militares, debemos dibujar una pequeña pincelada de lo que sucedió en los primeros meses de 1999, cuando la lucha entre el Ejército yugoslavo y la guerrilla del ELK (Ejército de Liberación de Kosovo, UCK(1) en sus siglas en albanés) llegó a un punto insoportable para la comunidad internacional, produciendo, además, una gravísima crisis humanitaria, con el desplazamiento de casi un millón de personas que huyeron de sus hogares.

Durante los meses de febrero y marzo, representantes de ambas partes se reunieron en la pequeña localidad francesa de Rambouillet para intentar lograr una salida al conflicto y el cese de las hostilidades. El fracaso de las conversaciones condujo al entonces secretario general de la Alianza Atlántica, el español Javier Solana, a autorizar una operación de bombardeos aéreos para presionar al Ejército yugoslavo a terminar con su campaña de terror ante la población albano-kosovar. El 24 de marzo dio comienzo la operación Fuerza Aliada (Allied Force) en la que, durante 78 días, sus aviones, entre ellos F-18 españoles, y buques de guerra situados en el Mar Adriático bombardearon posiciones y localidades yugoslavas, no sólo en el interior de Kosovo, sino en todo en el país, llegando incluso al corazón de Belgrado, con la intención de quebrar la voluntad de los dirigentes, encabezados por Slobo­dan Milosevic, y forzarles a la negociación.

Previamente, la OTAN, ante la gravedad de la situación, había decidido la creación de una Fuerza de Extracción, al mando del general francés Marcel Valentin(2), que se estacionó en Macedonia dispuesta a intervenir en caso necesario. La misión de esta Fuerza, compuesta principalmente por italianos, británicos, franceses y alemanes, era la de auxiliar y evacuar de Kosovo a los inspectores de la OSCE  (Orga­nización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) allí presentes. Por otra parte, el 17 de febrero la OTAN dio el visto bueno para comenzar a preparar una fuerza de intervención allí, la KFOR. España contribuiría, principalmente, con un Grupo Táctico (GT), un Batallón de Infantería reforzado. Una vez más, se decidió que fuera una unidad de la Legión Española la que abriese el camino en un teatro de operaciones nuevo. La unidad base designada fue la VII Bandera Valenzuela perteneciente al Tercio D. Juan de Austria, 3º de la Legión. Desde el día 10 de marzo, el GT Valenzuela comenzó a formarse y a adiestrarse en la Base legionaria Álvarez de Sotomayor, en Viator (Almería).

Retomando al hilo de los acontecimientos, después de una devastadora ofensiva aérea, a las 21:45 del día 9 de junio, las delegaciones militares de la Alianza, encabezadas por el general Mike Jackson, y yugoslava, por los generales Marjanovic y Stevanovic, reunidas en la localidad macedonia de Kumanovo, firmaron el Acuerdo Técnico-Militar, o MTA (Military Technical Agreement) que establecía cómo y cuándo se retirarían las tropas serbias de Kosovo. La idea era que su salida y la entrada en la provincia de Kosovo de la fuerza internacional de seguridad fuera simultánea, para impedir que los guerrilleros del UCK aprovechasen el vacío que podría crearse para perpetrar su venganza, tanto contra la población civil serbia como contra las fuerzas yugoslavas en retirada. La intervención de esa fuerza de seguridad para Kosovo (KFOR) fue autorizada un día más tarde, el 10 de junio, por la Resolución 1.244 aprobada por el Consejo de Seguridad de las ONU. Tan sólo dos días más tarde, el 12 de junio, los primeros elementos de la KFOR entraban bajo una lluvia de flores lanzadas por la entusiasta población albano-kosovar, que empezaba a regresar a sus casas. Todavía se vivieron ciertos momentos de tensión en el encuentro con las fuerzas mecanizadas y acorazadas yugoslavas que habían puesto rumbo al Norte.

foto: La incorporación de la unidad de la Guardia Civil, procedente del Grupo Antiterrorista Rural (GAR), al Grupo Táctico “Valenzuela” resultó fundamental para el éxito de la misión.

Concentración en Viator

Como se ha comentado más arriba, las unidades del Grupo Táctico se fueron concentrando en Viator, sometidas a un intenso programa de adiestramiento, con la incertidumbre sobre el momento de la partida, estando en permanente estado de disponibilidad para desplegar en cuanto las negociaciones tuviesen éxito y se diese la orden. Esto supuso largas jornadas de instrucción, fines de semana sin posibilidad de alejarse de Almería y aceleración de todos los preparativos. Para los legionarios, la misión comenzó mucho antes del propio despliegue en la Zona de Operaciones. Además del Grupo Táctico, otras unidades legionarias quedaron encuadradas en el contingente español que se iba a desplegar en Kosovo. La Com­pañía de Zapadores de la Brigada de La Legión se integraría en el Regimiento de Ingenieros Multina­cional de Apoyo a la MNB W y una unidad de la, hoy tristemente disuelta, Bandera de Opera­ciones Especiales de La Legión (XIX BOEL Maderal Oleaga) hacía lo propio en una unidad de fuerzas especiales combinada con italianos y portugueses. En cualquier caso, ambas colaboraron estrechamente con el Grupo Táctico en la realización de sus misiones, sobre todo en lo que se refiere al desminado. Éste, al mando del teniente coronel García Valón, quedaba compuesto por su Mando, Plana Mayor, tres compañías de Fusiles, una de Servicios, una de apoyo, una unidad de Inteli­gencia (UINT) y una Sección de Transmisiones. En total, 670 efectivos, a los cuales se añadían, bajo Control Táctico, un hospital de campaña, procedente del EMAT (Escalón Médio Avanza­do de Tierra) Centro, y una Sección del Grupo de Acción Rural (GAR) de la Guardia Civil.

Finalmente, con la Resolución 1.244 del Consejo de Seguridad de la ONU aprobada, el 19 de junio volaban a Zona de Operaciones el Destacamento Avanza­do del Grupo Táctico y el resto del contingente español, junto con los componentes que iban a formar parte del Cuartel General de la Brigada Multina­cional Oeste, donde se integrarían al Grupo Táctico. Se da la circunstancia que el 2º jefe de dicha Brigada y responsable del Contingente español en Kosovo era el entonces coronel del Tercio Alejandro Farnesio, 4º de La Legión, Vicente Díaz de Villegas Herrería, que contaba con una pequeña Plana Mayor procedente de su unidad. La primera noche se pasó en la Base Retrasada de Katlanovo, en Macedonia, y al día siguiente dos helicópteros Chinook británicos trasladaron al personal en vuelo táctico (la situación de seguridad era todavía muy inestable) al campo de fútbol de Pec, capital de la región de Metohija.

Mientras los elementos del Cuartel General se instalaban en el hotel (o lo que quedaba de él) Metohija, sede de la Brigada Multinacional, y comenzaban su integración, el personal del Destacamento Avanzado lo hacía, de forma muy precaria, en la fábrica Zastava, donde se había acuartelado el 18º Regimiento Bersaglieri italiano, comenzado las tareas propias del reconocimiento. Fundamentalmente, el núcleo operativo se dedicó al reconocimiento y preparación del traslado del Grupo Táctico desde el puerto de Tesalónica hasta Kosovo, mientras que el núcleo logístico reconocía la Zona de Acción asignada, básicamente para encontrar los posibles lugares de acantonamiento del mismo. En este sentido, hay que significar que el jefe de la Brigada, el general Mauro del Vecchio, ofreció a España la posibilidad de desplegarse en una de las dos opstinas/komunas(3)  (provincias) del AOR (Área de Respon­sabilidad) de la Brigada todavía sin ocupar: Istok y Klina. Las otras tres provincias, Decane, Djakovica y la propia Pec, quedaban bajo la responsabilidad de los tres grupos tácticos italianos. La propuesta del jefe de Contingente de ocupar Istok fue aprobada por el JEMAD (Jefe del Estado Mayor de la Defensa). Asimismo, en una decisión que resultó fundamental para el éxito de la misión y que luego ampliaremos con más detalle, se decidió que el Grupo Táctico se desplegaría en varios destacamentos, diseminados por toda su Zona de Acción.

Con estas premisas, y teniendo en cuenta las dificultades de encontrar lugares apropiados para el estacionamiento de las unidades (terreno y edificios no reconocidos, que podrían estar minados y falta de interlocutores por el vacío de poder existente), unido al poco tiempo y a los escasos recursos disponibles, se decidió que la Plana Mayor, con la Compañía de Servicios (4ª), al mando del capitán Javier Menéndez, la Compañía de Apoyo (5ª), con el recordado Pepe Mos­quete al frente, la UINT del capitán Viquei­ra y la Sección de Transmisiones, bajo el alférez López Marín, se asentarían en la serrería de Istok(4). La 1ª Compañía, a cargo del capitán Carreras, lo haría, inicialmente, en la escuela de Rakos; la 2ª, al mando del capitán Luis Rubio, en la Oficina de Correos de Banja; y la 3ª, del capitán Francisco Javier Bartolomé(5), en un edificio derruido en Zlokucane, gracias a la ayuda proporcionada por el factotum del pueblo, un cura católico, Lush Sopi, con el que se establecería un contacto muy estrecho durante toda la misión. Naturalmente, con la vuelta progresiva a la normalidad, alguna de las unidades tuvo que cambiar de base: la 1ª Compa­ñía se trasladó a un  almacén, siempre en Rakos, y la 2ª lo hizo a los restos de un hotel en Djurakovac. La unidad de la Guardia Civil se establecía con el resto del GT (Grupo Táctico) en la serrería de Istok, donde también se implantaría el hospital.

foto: Más de 15.000 vehículos fueron controlados durante la misión, fundamental­mente para impedir el contrabando ilegal de armas. En la imagen, un legionario procede a un registro, con la ayuda de una intérprete (uniforme azul).

Rumbo a Kosovo

Mientras los trabajos del Destaca­mento Avanzado se desarrollaban, el grueso del GT embarcaba en Almería a bordo de los buques de la Armada Galicia y Aragón el día 22 de junio. La 2ª Com­pañía se incorporaría más tarde, a partir del 7 de julio, a bordo del Hernán Cortés. Tras cinco días de travesía, el GT llegó al puerto de Tesalónica. Guiados por el Destacamento Avanzado, las unidades realizaron un transporte nocturno (las autoridades griegas no permitían el tránsito por su territorio de día) hasta la Base Retrasada de Katlanovo. Tras un brevísimo descanso para repostar los vehículos, comenzó el traslado a Kosovo, donde se entró a las 14 horas del 28 de junio por la frontera de General Jankovic. Otra página de la gloriosa Historia de La Legión comenzaba a escribirse. Final­mente, menos de 24 horas después de haber iniciado la marcha desde Tesaló­nica, tras haber recorrido más de 500 km. y atravesar dos fronteras, el Grupo Táctico se establecía en su Zona de Acción. Las compañías empezaron a desplegarse en sus destacamentos, relevando a las unidades italianas que las estaban guarneciendo por seguridad.

Lo que se encontraron los legionarios fueron ciudades y pueblos fantasmas, con la mayoría de sus habitantes todavía refugiados en las montañas, enormes columnas de humo procedentes de casas quemadas, bien por los serbios en su retirada o por los propios albaneses con la finalidad de que los serbios, en su caso, no tuviesen a donde regresar, cadáveres de civiles y policías serbios y minorías étnicas amenazadas. Si siempre se dijo que la represión serbia contra la población albanesa fue feroz, las posteriores represalias de éstos, con seguridad, no fueron menos horribles. En definitiva, había un aspecto desolador.

Las condiciones en las que empezaba la misión eran, pues, muy críticas. Inmediata­mente, comenzaron las patrullas y reconocimientos de las unidades del GT con la intención de conocer a la perfección las respectivas Zonas de Acción asignadas y ejercer el control de la zona, ocupando el vacío existente e impidiendo a los más extremistas albano-kosovares, sobre todo los guerrilleros del UCK, pudieran dominar la situación. Entre los más destacados cabe citar al actual líder de la oposición en Kosovo, Ramush Haradinaj. Era fundamental, desde el primer momento dejar bien claro quién detentaba la legalidad en la zona y hacer cumplir lo estipulado en el Acuerdo Técnico-Militar. Hay que tener en cuenta que, hasta que la Misión de Naciones Unidas en Kosovo (UNMIK) se puso a punto, la KFOR actuaba como autoridad civil en Kosovo. Así, se establecieron check-points (puntos de control) y se realizaron registros con el resultado de requisar un gran número de armas, siento la labor conjunta de la UINT y de la Guardia Civil fundamental. En concreto, el 21 de octubre, el GT ejecutó la operación Alhu­cemas(6), simultánea en las comisarías (por supuesto ilegales) de Istok, Djura­kovac y Vrela, con la finalidad de desarticular las policías de dichos lugares, procediendo al precinto de los locales y la detención de sus miembros. Del registro, requisa de documentación e interrogatorio a los detenidos se obtuvo una valiosa información, que se explotó a lo largo de la misión, destacando el descubrimiento de una lista de personas amenazadas de muerte por el UCK. Sobre todo, se dio a la población local, que iba regresando a sus hogares, una sensación de firmeza, que se mantuvo durante toda la misión y que, sin duda, fue una de las claves del éxito. Todo el mundo sabía que, si cometía un hecho delictivo, iba a ser detenido y arrestado por las unidades del Grupo Táctico, que se hizo respetar desde el principio.

Asimismo, se estableció el dispositivo de vigilancia de iglesias ortodoxas y de las mino­rías, amenazadas por los albano-kosovares. Precisamente, una de las primeras acciones del GT fue la evacuación, a petición de los representantes de ACNUR (Alto Comisionado de las Na­ciones Unidas para los Refugiados), de un grupo de 172 gitanos de una aldea cercana a Istok hasta Montenegro. Además de los medios de transporte, el Grupo Táctico proporcionó la seguridad al convoy y apoyo logístico sanitario y de alimentación. Sin duda, como tituló un periódico nacional en aquellos días, La Legión salvó a estos gitanos de una muerte segura. Fue el inicio de una relación muy fructífera con casi todas las organizaciones internacionales y no gubernamentales (ONG) que trabajaron en la Zona y que valoraron, de forma unánime, el trabajo.

Poco a poco, cada compañía se fue asentando en su destacamento y en su respectiva Zona de Acción, estableciéndose las llamadas semanas de cuatro días, pues este era el ritmo que llevaban las unidades. Básicamente, una sección se dedicaba a patrullar, incluyendo la instalación de check points (la mayoría de ellos aleatorios), otra a la protección de puestos fijos (iglesias, etc.) y de los enclaves donde hubo que concentrar las minorías para su protección, otra daba guardia a su destacamento y la restante estaba de turno de descanso, que casi nunca podía respetarse, dedicándose al mantenimiento del material y a colaborar con la S-5 del Grupo Táctico en tareas de ayuda humanitaria, traslado de material, montaje de casas de circunstancias, etc. La misión no fue fácil y, sobre todo, no exenta de riesgos. Ya se ha comentado que los elementos del UCK intentaron imponer su ley y hacerse con el control de la situación. Hubo varios enfrentamientos armados, realizándose fuego contra las patrullas del GT. Gracias a la profesionalidad y al buen adiestramiento, se respondió, siempre de forma eficaz y respetando las Reglas de Enfrentamiento (ROE) en vigor. Esto disuadió a los locales de sus intentos, sin duda, probando la capacidad de reacción y, sobre todo, la voluntad del Grupo Táctico, teniendo en cuenta el comportamiento menos firme de otros contingentes. Prueba de ello fue la acción de fuego que se desarrolló el 25 de julio en la localidad de Mojstir.

Las zonas de acción

Como se ha explicado, cada compañía ocupó una Zona de Acción propia durante toda la misión, lo que le permitió un conocimiento exhaustivo de la misma y, sobre todo, una rapidísima capacidad de reacción desde sus destacamentos. La 1ª Compañía, desde el suyo en Rakos, lo hizo al Oeste de la provincia. Allí se encontraban los pueblos serbios de Crkolez y Suvo Grlo, que necesitaron de protección permanente, estableciéndose una relación especial entre sus habitantes y los legionarios. Prueba de ello es que a un recién nacido le impusieron el nombre de Agustín, en homenaje al jefe de la Compañía. Ese fue el esfuerzo más importante de compañía, aunque no hay que olvidar las durísimas patrullas, por las condiciones del terreno, en las montañas de Mokra Gora, en la frontera serbia, para descartar la presencia de paramilitares y la custodia de la remota iglesia ortodoxa de Belica. Precisa­mente, allí tuvo lugar la baja más importante del Grupo Táctico, cuando un BMR volcó produciendo heridas gravísimas al cabo 1º Tomás Llera Muñoz, el día 29 de septiembre. Con la cara hecha jirones y con una frialdad asombrosa,  con una actitud propia del cumplimiento de los Espíritus del Credo Legionario, dio las órdenes oportunas a su Pelotón para organizar su evacuación y continuar con el cumplimiento de la misión(7). Finalmente, la Compañía también se ocupó de la custodia y posterior adecuación de la prisión de Dubrava, símbolo de la represión serbia contra los albano-kosovares.

foto: Durante el invierno se alcanzaron temperaturas de hasta -25ºC, siendo frecuentes las copiosas nevadas.

La 2ª compañía, operando desde su destacamento en Djurakovac, tenía bajo su responsabilidad la propia capital de la provincia, Istok. Además, de la importante iglesia de ese lugar, también custodiaba la de Ljubovo. Por otra parte, en una pequeña localidad al Sur de Djurakovac, Dobinje, existía una pequeña comunidad bosniaca a la que también había que prestarle protección. Sin embargo, quizá su tarea más importante fue el control de la localidad de Vrela, verdadero bastión del UCK en la región, donde se estableció una Zona de Reunión (Assembly Area) para la entrega del armamento y munición por parte de sus miembros. La desmilitarización del UCK fue uno de los aspectos principales del Acuerdo Téc­nico-Militar.

Por su parte, la 3ª compañía, en su destacamento de Zlokucane, quizá el más precario de todos dentro de las condiciones espartanas en las que se desarrolló  toda la misión, se desplegó en el Sur de la Zona de Acción del Grupo Táctico. Su principal cometido fue la custodia del poblado gitano de Zac. En los primeros días se produjo el secuestro de dos habitantes del poblado así como el asesinato de un matrimonio de avanzada edad. Al proporcionar la correspondiente seguridad, un BMR fue atacado de forma directa, teniendo el Pelotón que repeler la agresión. Se decidió concentrar a unas 150 personas en cuatro casas para poder reducir el perímetro a defender. Los legionarios fueron los garantes de la vida de aquella gente. Debido a la negativa de los miembros albano-kosovares de las ONG a proporcionar ayuda humanitaria, los propios legionarios fueron los encargados de su distribución directa desde los almacenes de otra, en este caso americana, Mercy Corps. Por otra parte, en  una imagen que ha sido vista en numerosos anuncios y spots publicitarios, los legionarios acompañaban cada día a los niños al colegio, llevándoles de la mano. Igualmente aquí se estableció una relación muy especial.

Naturalmente, también la compañía tenía su iglesia a defender, en este caso la de Zvecan. Además, en el área de responsabilidad de la compañía se encontraba el valle de Osojane, lugar donde existía el mayor núcleo de población serbia antes de la guerra. Todos los habitantes del valle habían abandonado sus hogares. En cumplimiento de uno de los cometidos de la misión asignada, el retorno de todos los refugiados, de cualquier etnia, a sus hogares, la compañía estableció una posición semipermanente para dar protección a las casas. En el transcurso de la misión se organizaron varios convoyes para que los serbios pudieran reconocer sus casas y comprobar ellos mismos las garantías de seguridad existentes. Cuando finalizaba la misión del GT, comenzaron a producirse los primeros retornos voluntarios, un éxito indudable. Las circunstancias obligaron en agrupaciones posteriores a establecer un destacamento permanente en Osojane(8).

Por lo que se refiere a la 5ª compañía, además de dar seguridad a la serrería, PC (puesto de mando) del Grupo Táctico, proporcionaba protección al emblemático monasterio de Goriok, situado junto a la serrería, y mantenía una sección como QRF (Fuerza de Reacción Rápida) del GT. Finalmente, la 4ª, la de Servicios, con su labor ingrata y nunca bien reconocida, era la encargada de que el resto del GT pudiera vivir y funcionar. Sus hombres fueron de una ayuda inestimable en la ejecución de las tareas de ayuda humanitaria, no olvidando que, ante todo, son legionarios y combatientes. En alguna ocasión, tuvieron que constituirse en reserva del GT y activarse, como ocurrió durante una multitudinaria manifestación albano-kosovar, en la que la 4ª, casi al completo, se desplegó para controlar a los manifestantes.

Grandes resultados

Los resultados globales de la misión hablan por sí solos de la intensidad de la misma y del esfuerzo desarrollado por los legionarios: 2.055 patrullas, 1.276 check-points, 1.631 vigilancias de puntos sensibles, 15.311 vehículos registrados, 782 personas detenidas, de las cuales 128 puestas a disposición judicial, una gran cantidad de armamento confiscado (146 fusiles, 51 pistolas, 133 granadas de mano y 396 granadas de mortero). Más de 900.000 km. recorridos pusieron a prueba la eficacia de los BMR y la preparación de sus conductores. Hay que significar la dureza de las condiciones climáticas, desde un verano calurosísimo, con unas tormentas que convertían los caminos y carreteras en impracticables y peligrosos, hasta un frío invierno con fuertes nevadas. Se llegaron a sufrir temperaturas de hasta -25o C.

Ya se ha comentado que uno de los aspectos más importantes de la misión fue el de la Cooperación Cívico-Militar (CIMIC). Hay que tener en cuenta que hubo que empezar prácticamente partiendo de la nada, con toda la zona devastada, las infraestructuras destruidas, falta de alimentos, etc. La S-5 del Grupo Táctico se encargó desde el principio de identificar y establecer contacto con las organizaciones internacionales (OI) y ONG que trabajaban en la Zona de Acción. En algún caso se les proporcionó apoyo logístico inicial, como en el caso del equipo de Cáritas España, que vivió en el destacamento durante los primeros días de su estancia en Kosovo. Contando con el inestimable apoyo de las patrullas de las compañías, se realizó una ficha inicial del estado de todas las poblaciones, así como se recolectó información sobre la situación de instalaciones públicas, bancos, escuelas y los daños producidos en edificios e infraestructuras. Esta información fue la base para la determinación de necesidades para los posteriores trabajos de reconstrucción y reparto de ayuda humanitaria. Como se ha dicho, se localizaron las minorías étnicas, proporcionando esta información a la OSCE y la ACNUR(9).

Se llevaron a cabo muchas acciones en coordinación con las IO y ONG, para lo que se realizaba una reunión de coordinación semanal con las mismas. Merece destacarse el reparto de material escolar recolectado por las familias de los legionarios en Almería y Ronda, siendo el primero entregado en todo Kosovo. Se proporcionó transporte para el material de reconstrucción de la Cruz Roja de Austria, ayudándoles en sus trámites fronterizos en Macedonia, así como para las casas prefabricadas de Cáritas, ejecutando su montaje, que servían de alojamiento temporal para aquellos cuyos hogares habían sido destruidos. Otro ejemplo destacado fue la distribución de más de 150 ton. de ayuda humanitaria del MPDL (Movimien­to por la Paz, el Desarme y la Libertad)(10). Por otra parte, se llevaron a cabo muchos proyectos en beneficio de la población local, entre otros la construcción de una escuela en Suvo Grlo, que se llama todavía hoy Legión Española, iluminación de varias localidades, suministro de agua en el pueblo de Kos, reparación de puentes en la zona de Zlokucane, que evitaba a los niños un rodeo de 10 km. para ir al colegio, etc. Sería injusto no mencionar en este apartado de la ayuda humanitaria la inmensa contribución dada por los médicos y enfermeros del GT y del EMAT. Casi 3.000 asistencias sanitarias, 30 intervenciones quirúrgicas (incluido el nacimiento de un niño de nombre Carlitos), evacuaciones, levantamiento de cadáveres, análisis veterinarios, etc.

Además de las actividades operativas hubo tiempo para otras cosas. Se celebró, dentro de los propios límites impuestos por la misión, el LXXIX Aniversario de la Fundación de La Legión de forma solemne el 20 de septiembre(11)  y la Patrona del Arma de Infantería y la Inmaculada Con­cepción, el 8 de diciembre. El 12 de octubre una formación mixta de legionarios y guardias civiles conmemoró la Festividad de la Virgen del Pilar, Patrona de España y de la Guardia Civil. En el aspecto deportivo, el Grupo Táctico ganó un torneo de baloncesto de KFOR, que se desarrolló en Pristina(12) y fue segundo en una competición de marcha y tiro organizada por el Batallón inglés, en la que participaron 25 equipos. Cada compañía realizó un intercambio con las de los otros batallones de la Brigada (bersaglieri, alpini y lagunaris italianos y un Escuadrón de Caballería portugués). Particu­larmente emotiva fue la celebración de la Navidad del año 1999 y la entrada en el año 2000. La gran familia legionaria se reunió, con la nostalgia de los seres queridos en España, pero con la alegría característica legionaria. La noche del 31 de diciembre, los mandos hicieron el recorrido de todos los puestos y patrullas, cacerola para simular las campanadas y uvas en mano, para que ningún legionario se quedase sin celebrar la entrada en el nuevo milenio. Un legionario de guardia, en la remota iglesia de Belica, comentó: Todo el mundo gastándose la pasta por pasar este fin de año histórico en un lugar exótico. Mi capitán, nosotros somos afortunados. Lugar más “exótico” que este no hay.

Finalmente, después de casi siete meses de una exaltante misión, el día 11 de enero las primeras unidades del GT iniciaban su regreso a casa. Una vez más, los legionarios, haciendo prueba de una calidad profesional y humana excepcional, reconocida por todos en una situación muy delicada, habían dejado una huella indeleble en un Teatro de Ope­ra­ciones abierto por ellos, contribuyendo a que, hoy, diez años después, las condiciones de seguridad hayan mejorado de tal manera que la Alianza Atlántica ha podido aprobar la reducción de la KFOR y el paso a la fase siguiente de su Plan de Opera­ciones: presencia disuasoria.

NOTA: El autor agradece la colaboración prestada para la redacción de este artículo a los comandantes Bartolomé y Salom y al subteniente Moya, de la Brigada de La Legión.

foto: Gracias a las constantes patrullas realizadas, el Grupo Táctico consiguió controlar su Zona de Acción.

(1) Ushtria Clirimtare Kombetare.

(2) El general Valentin fue posteriormente comandante de la KFOR (COMKFOR), entre 2001 y 2002.

(3) Opstina en serbio, Komuna en albanés.

(4) La Base España se construyó posteriormente en unos terrenos frente a la serrería, que se devolvió a la municipalidad de Istok.

(5) Todos los jefes de Compañía de entonces, salvo el tristemente fallecido capitán Mosquete, continúan en la actualidad formando parte de La Legión en su empleo de comandantes.

(6) Todas las operaciones específicas llevadas a cabo por el Grupo Táctico recibieron el nombre clave de un hecho histórico de La Legión.

(7) Felizmente, el cabo 1º Llera se encuentra restablecido de sus heridas y es habitual verle en Viator compartiendo momentos legionarios con los miembros de su antigua Compañía.

(8) Precisamente, una unidad de KSPAGT V (Agrupación Táctica española en Kosovo), constituida en base a la X Bandera de La Legión, fue la primera en ocupar ese nuevo destacamento; en concreto, la 1ª compañía del capitán Gomariz.

(9) La ACNUR utilizó para su informe sobre los refugiados en Kosovo el mapa proporcionado por el GT Valenzuela.

(10) Su único miembro, un aragonés de bien, cuyo nombre el autor siente no recordar, nos dijo que nunca habría imaginado una colaboración tan buena de su ONG con los militares.

(11) El anterior jefe del Estado Mayor del Ejército francés, general Bruno Cuche, jefe de la Brigada francesa en Kosovo en aquella época, recordaba al autor, recientemente, la emoción  y el recuerdo de ese día.

(12) El diario Marca envió una indumentaria completa de una conocida marca deportiva para el equipo.


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