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Jueves, 28 de marzo de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

El ejército nacional de Somalia, momento critico

Alberto González Revuelta

Durante el año 2012, se instauró en Somalia el actual Gobierno Federal (GFS), reconocido oficialmente por Naciones Unidas. Ello permitió el establecimiento de un nuevo tipo de relaciones entre el gobierno, una vez superadas las reticencias exteriores existentes con el Gobierno previo de Transición, y la comunidad internacional. Esta nueva situación, tuvo su lógica repercusión en la definición de una nuevo concepto sobre la reforma del sector de la seguridad (SSR), y por tanto, supuso un cambio en cuanto a las relaciones del Ejército Nacional de Somalia (SNA) con los distintos agentes  internacionales, responsables de actuar en el ámbito  SSR, a efectos de conseguir una fuerzas militares organizadas, preparadas y bajo el control político del gobierno, que permitan a dicha institución asumir íntegramente la responsabilidad de poder proporcionar la necesaria seguridad al país. En este sentido hay que señalar que, en la actual situación de Somalia, ofrecer un entorno de seguridad y estabilidad a la sociedad, constituye el factor clave e indispensable para que pueda alcanzarse el fin del conflicto y el desarrollo normal de dicha sociedad.

 

A pesar de las recientes acciones terroristas, la tendencia en cuanto a la situación interna en  Somalia, se puede considerar que apunta en la dirección correcta, de ahí que la mayoría de las organizaciones políticas internacionales, que hasta el momento operaban desde Nairobi, están siendo trasladadas a Mogadiscio. Por primera vez en más de 20 años, el país cuenta con un gobierno fiable, un parlamento elegido, un proyecto de Constitución y el control de la mayoría de las grandes poblaciones del país.

Hasta hace poco, el peso de las acciones militares ha recaído en las fuerzas de la Unión Africana (AMISOM), pero en la actualidad éstas han perdido la iniciativa, habiendo tenido que pasar a una fase de carácter defensivo. Por lo que si se quiere recuperar la iniciativa y consolidar los avances obtenidos, para conseguir la victoria sobre las milicias de Al Shabab, liberando las zonas dominadas por dicho movimiento, hace falta la actuación coordinada de AMISOM y SNA, y ello requiere como primer paso la existencia de una visión compartida del camino a seguir, por ambas partes. Hoy día no se produce dicho hecho, por lo que los principales actores - SNA, los países que aportan tropas a la AMISOM y las Naciones Unidas - están haciendo progresos a nivel unilateral, pero sin la sincronización necesaria.

De hecho si bien las fuerzas de AMISOM y el SNA han sido capaces de liberar los principales núcleos urbanos, así como proteger las rutas de abastecimiento entre  Mogadiscio y las principales ciudades, como Baidoa, Kismayo y Merka, se echa en falta la existencia de un Plan de Campaña único, de nivel político-militar, diseñado y acordado por todas las partes implicadas, y que permitiría incrementar la eficacia de la coalición y disminuir las necesidades de recursos, al tiempo que proporcionaría una hoja de ruta que los donantes internacionales puedan tener clara cuales son las prioridades y necesidades de las fuerzas, así como diseñar el necesario Plan de Organización del SNA para que esté en condiciones de hacerse responsable de la seguridad del país, así como definir las acciones necesarias para derrotar a Al Shabab.

Situación actual

El Gobierno Federal somalí ha decidido dotar al país de unas fuerzas armadas nacionales limitadas, a día de hoy, a la existencia del ejército de tierra, constituido por unidades tipo brigada de infantería ligera, que encuadra a unos 12.000 soldados, y que a efectos organizativos está dividido en 5 sectores. Están los sectores 1 a 4, que se corresponden con el centro y sur de Somalia, y el recién creado sector 5 en Puntland, pero hay que  hacer la matización de que excepto el Sector 1, que se refiere a Mogadiscio y sus alrededores, el resto de sectores está compuesto básicamente por milicias regionales.

De las actuales fuerzas armadas somalíes, hay que constatar que el somalí por regla general puede ser considerado como un buen combatiente, pero, al mismo tiempo, es un mal soldado. En el sentido que únicamente siente la necesidad de combatir cuando los intereses familiares o de clan están amenazados, no llegando a entender las necesidades de defensa de la nación en su conjunto. Todo ello es fruto de la ausencia del Estado como estructura política por más de dos décadas. Asimismo y como fruto de esa etapa histórica, en las que no ha habido ningún tipo de instrucción ni formación de carácter militar, el ejército sufre la grave carencia de cuadros de mando intermedios, jefes de pelotón, sección y compañía.

En la actualidad, se intenta subsanar esta falta de preparación mediante múltiples iniciativas de carácter bilateral que pretenden proporcionar la requerida instrucción a las unidades del SNA. A modo de ejemplo, la Unión Europa ha proporcionado durante los tres últimos años instrucción de carácter individual básica y especializada a unos 3.600 soldados somalíes en el centro de instrucción de Bihanga (Uganda), y el año 2014 comenzará a realizar dichas actividades en el centro de instrucción de Jazeera (JTC), a pocos kilómetros del aeropuerto internacional de Mogadiscio.

Además existen otros organismos que se dedican a instruir al SNA, entre los cuales destaca AMISOM, que dispone de unos equipos de instrucción (ATT) que proporcionan instrucción básica a las fuerzas somalíes. Otro actor internacional de indiscutible importancia es Estados Unidos. Si bien sus fuerzas armadas no actúan directamente en Somalia, lo hacen a través de la empresa Bancroft Global Development, que es, en la actualidad, el principal proveedor de equipamiento al SNA. Por último no debe olvidarse a Turquía, que ha hecho una apuesta muy fuerte, políticamente hablando, en su apoyo al Gobierno Federal somalí, y que tiene su lógica vertiente relativa al apoyo a la instrucción y preparación del SNA. No obstante lo anterior, es de resaltar que la heterogeneidad de los diversos formatos de la instrucción proporcionada supone también una grave carencia en cuanto a unificación de la instrucción que reciben las unidades del ejército.

Aunque se haya conseguido un incremento del nivel de operatividad del SNA, aún quedan muchos problemas a los que debe hacer frente, como son la falta de armamento y equipamiento moderno, así como el  importante déficit en cuanto a la capacidad de apoyo logístico y sanitario de dichas fuerzas. Además de los problemas expuestos, que podrían ser compartidos por otros muchos ejércitos del mundo, se da en este caso una problemática específica y que es conveniente mencionar, y que a priori es difícil de entender para una mentalidad occidental, como es el tema de salarios de sus soldados. Inicialmente los Estados Unidos e Italia, y en un futuro próximo Reino Unido, son los países que aportan los recursos económicos para proporcionar los sueldos a parte del SNA, y este es un tema de gran importancia social, dado que en la mayoría de los casos dicho honorarios supone los únicos ingresos de las familias somalíes. También hay que mencionar la gran incidencia que tiene en el seno del SNA la organización social en clanes.

Como se puede ver la lista de carencias y problemas del SNA es larga y ya se han apuntado las principales de ellas, pero hay una de incidencia capital en el funcionamiento general del ejército y que no es de fácil solución. Se trata de la ausencia de disciplina en la unidades, y sin ella no es posible organizar ni preparar ninguna fuerza militar.

Además de todas las carencias mencionadas y relativas a la necesidad de equipamientos, instrucción y organización del SNA, siguen persistiendo grandes desafíos de orden práctico. Hasta hoy día, y debido a la incapacidad del ejercito somalí, ha sido AMISOM el socio dominante, que ha tenido que tomar las decisiones en la difícil relación con el SNA. Pero la situación está cambiando, y el  proceso de normalización del país está generando una serie de presiones políticas considerables para poder modificar dicha relación. No obstante lo cual, en términos prácticos, el SNA no se encuentra en condiciones de poder asumir el papel de liderazgo en la lucha contra Al Shabab, especialmente más allá del primer sector. Entre las carencias fundamentales existentes en cuanto a la Reforma del Sector de Seguridad, y que, más afecta a la capacidad operativa del ejercito somalí está la ausencia de mando y control, fundamentalmente a nivel estratégico, del mando político sobre la estructura militar, donde siguen primando, esencialmente entre la cúpula dirigente militar, líderes de los clanes y señores de la guerra, y que además a nivel operacional, se traduce en la falta de coordinación entre los sectores.

Posible evolución

AMISOM se encuentra en un momento crítico, ha perdido la iniciativa al haber alcanzado el límite en cuanto a su capacidad operativa, y a ello hay que unir la de Al Shabab en Nairobi hace pocos meses. Esta situación obliga a que la comunidad internacional tome una serie de decisiones difíciles en un futuro inmediato, y que van en la línea de aumentar las capacidades de la fuerza de la Unión Africana o de potenciar al SNA.

La situación actual del continente africano, así como el elevado número de bajas de las fuerzas de AMISOM (el número de muertos supera los 3.200) hace difícil incrementar sustancialmente dichas fuerzas, por lo que la otra opción viable es la de transformar al SNA en una fuerza militar eficaz capaz de asumir tareas relevantes en el conflicto contra Al Shabab. En este sentido, en  fechas recientes, el presidente de Somalia, Sheikh Hassan Mohamud, y su ministro de Defensa, Haji Faqi, presionaron a la comunidad internacional para obtener una mayor financiación que permita la ampliación del SNA, pasando de los actuales 12.000 hombres a 15.000.

Este periodo puede ser considerado de transición fundamental. La decisión que recientemente ha adoptado por Naciones Unidas (2124 de 2013) pasa por un ligero aumento en las fuerzas de AMISOM (hasta alcanzar el techo de 22.126 efectivos uniformados) y por adiestrar y equipar al SNA para conseguir transformarla en una fuerza eficaz.

Pero la conversión del SNA en un ejército organizado requiere algo más que una buena instrucción. Para conseguir la transformación del ejército hace falta un Plan de Campaña, que debe incluir las siguientes consideraciones:

  • Construir el ejército apropiado. Hay que tener en cuenta las características de Somalia, y del actual conflicto, que puede ser definido como un campo de batalla distribuido (un país grande y pocas tropas), que impide que las unidades militares puedan estar en todas partes a la vez. El conflicto se puede enmarcar dentro del concepto de lucha contrainsurgente con un componente de acción antiterrorista, donde la iniciativa y agilidad son requisitos esenciales para poder operar con éxito. El ejército, en este contexto, debe estar basado en unidades ligeras de pequeña entidad, con capacidad CIMIC (cooperación cívico-militar) y una logística muy simplificada. En lugar de construir un ejército basado en un modelo occidental con las brigadas como la gran unidad elemental táctica y logística de estructura orgánica permanente, se debe tomar como referencia a los ejércitos de su entorno, construidos sobre el batallón como peón táctico.
  • Diseñar un ejército sostenible. Somalia debe estar dotada de unas fuerzas armadas que puedan ser mantenidas por el país y que no dependan en exclusiva de las aportaciones de donantes internacionales.
  • Establecer un sistema de apoyo logístico muy básico. A diferencia de los modelos occidentales (que se abastecen con un sistema "pull", en el que las unidades solicitan los suministros a sus cadenas logísticas, que satisfacen dichas necesidades), el SNA requiere más de un sistema "push", donde se envían suministros a las unidades en función de datos sobre necesidades históricas. Debe hacerse un amplio uso de la telefonía celular. En Somalia, los correos electrónicos, faxes y ordenadores son escasos y distantes entre sí, además la mayoría de los soldados no saben leer ni escribir.
  • Crear centros de instrucción centralizados. Ello permitirá no solo proporcionar una formación militar homogénea, sino también imbuir del necesario sentido de la disciplina y del espíritu de fuerzas nacionales. En la actualidad existen diversos centros de instrucción del SNA, distribuidos por los distintos sectores, pero Jazeera, es el único que puede ser considerado como tal, aunque actualmente carece de las instalaciones de instrucción y adiestramiento mínimas necesarias y adolece asimismo de la falta de un órgano adecuado para  la gestión del centro. La Unión Europea se encuentra involucrada en la mejora del mismo, y está intentando paliar las carencias antes mencionadas, de tal manera que para comienzo del 2014 puedan llevarse a cabo las tareas de instrucción por parte de los equipos europeas en dicha instalación.
  • Redactar un Plan de Campaña. Que transfiera la responsabilidad en materia de seguridad al SNA por parte de AMISOM en una fecha acordada, o mejor, cuando se cumplan una serie de requisitos. Además debe contemplar la integración de las milicias locales y de las organizaciones paramilitares de las regiones, para poder disponer un SNA que pueda asumir las responsabilidades asignadas en la SSR. Ello requiere poder integrar a todas las milicias armadas regionales existentes en la actualidad, y para ello debe actuarse en 3 campos diferentes: 1) Estandarización de la formación de todas las fuerzas; 2) Unificación y asunción de los sueldos por el GFS; y 3) Creación de un espíritu nacional en los componentes de SNA.
  • Establecer un Grupo de Planificación. La sincronización requerida para la ejecución del Plan de Campaña hace necesaria la coordinación al más alto nivel de las fuerzas participantes en el conflicto somalí, para ello sería necesario la constitución de un grupo de planificación, con representantes cualificados de los países contribuyentes a AMISOM, las Naciones Unidas, y el SNA, y que debe  elaborar el plan de campaña necesario para derrotar a Al Shabab y conseguir la estabilidad del país. Como mínimo, el plan deberá definir las tareas esenciales a ejecutar, que permitan alcanzar los objetivos establecidos y les dote de los los recursos y fuerzas disponibles para lograrlos. En cuanto a las tareas esenciales inicialmente se deben incluir: retener Mogadiscio y sus alrededores; negar a Al Shabab refugio seguro en el país, conseguir la interdicción de los movimientos y suministros de abastecimientos a Al Shabab, especialmente los que provienen de Yemen, y de esta forma debilitar a Al Shabab de modo que pueda ser neutralizado con eficacia por el GFS, proteger las rutas de abastecimiento principales y proporcionar una hoja de ruta detallada para el desarrollo de los esfuerzos del SNA, la policía, la inteligencia y el sistema de justicia. También es esencial que el plan contemple una secuencia de las distintas fases de la campaña, con las acciones de cada uno de los participantes, así como la definición de los puntos de control en los progresos alcanzados, que permita a las organizaciones internacionales donantes proporcionar los necesarios recursos en los momentos adecuados, evitando situaciones pretéritas en las que las aportaciones de recursos se hacían sobre la base de la urgencia.

 

Conclusión

Las fuerzas de AMISOM han realizado un buen trabajo en Somalia, pero se encuentran en un momento de estancamiento operativo al haber alcanzado su límite, mientras que las fuerzas de Al Shabab se han reorganizado y reagrupado impidiendo el avance de las unidades gubernamentales, mientras que el SNA no es capaz de alcanzar un nivel operativo que le permita realizar operaciones militares junto a AMISOM.

Si a esta situación, unimos la repercusión que ha tenido la acción de Al Shabab en el centro comercial de Nairobi es fácil entender por qué la comunidad internacional está llevando a cabo una serie de medidas tendentes a que las fuerzas fundamentalistas en Somalia sean derrotadas, y para ello una de las líneas de acción pasa por potenciar al SNA, con lo que se conseguiría un doble objetivo estratégico. Por un lado que el ejército somalí se convierta en una organización eficaz y fiable capaz de asumir sus responsabilidades, y por otro liberar a fuerzas de AMISOM de tareas de carácter secundario para poder centrarlas en las acciones ofensivas contra Al Shabab.

Para conseguirlo hay que acercarse a la realidad actual. Hay que entrenar a un ejército que actualmente está constituido básicamente por unidades de infantería ligera, desestructuradas y sin medios de apoyo. No existe armamento en dotación, no existen prácticamente vehículos orgánicos y la munición se ha convertido en un recurso escaso. Asimismo los siguientes conceptos son inexistentes en el seno del SNA: mando y control, mantenimiento y abastecimiento. El ejército no es capaz de planear o conducir ningún tipo de operación, incluso en los niveles más bajos, ya que no poseen los medios adecuados y es muy poco probable que, con la formación actual, de tenerlos pudiesen hacerlo.

Para paliar dicha situación se está desarrollando un ambicioso plan de organización del SNA, teniendo en cuenta que los soldados de SNA han demostrado que saben combatir, el mencionado plan actúa en dos aéreas claramente diferenciadas. En primer lugar el desarrollo de unos programas de instrucción, a proporcionar por los diversos actores internacionales, estos programas deben ser mejorados y standarizados. Para ello se acaba de crear la SNA Training Syllabus Board (STSB), como grupo de trabajo dependendiente del TSG (Training Steering Group, grupo de trabajo en el que participan todos las organizaciones que proporcionan instrucción al SNA con el objetivo de coordinar y controlar las diversas actividades de instrucción que se están realizando, así como identificar futuras necesidades) con la finalidad de armonizar los programas de instrucción, que el SNA recibe. En segundo lugar el diseño del concepto de apoyo logístico del SNA (Para ello se ha creado el Logistic Working Group), que permita que la inminente dotación de recursos de todo tipo al ejercito, por parte de Naciones Unidas y Estados Unidos, no desaparezca por falta de control como hasta la fecha ha estado sucediendo. Y de esta manera apoyar el desarrollo de la SNA, pero no construir una fuerza insostenible.

Alberto González Revuelta es Coronel de Caballería, Diplomado en Estado Mayor y Máster en Estudios Estratégicos y Seguridad Internacional por la Universidad de Granada. Actualmente se encuentra destinado en la European Union Military Training Mission en Somalia.


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